Lion
7.3
22,396
Drama
Narra la historia real de cómo el pequeño Saroo Brierley, con tan sólo cinco años, se montó solo en un tren para, dos días después, perderse en las calles de Calcuta, a miles de kilómetros de casa. Tras un largo periplo acabó siendo adoptado por una pareja australiana. Veinticinco años después, con la única ayuda de Google Earth, Saroo intentará encontrar a su familia biológica... (FILMAFFINITY)
24 de enero de 2017
24 de enero de 2017
44 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno ve Lion ve el hermoso valor y esfuerzo de ciertas familias al adoptar a niños que quizás en la niñez, adolescencia o madurez busquen respuestas sobre su familia y así lo declara la cinta en la realidad que se basa la primera obra de Garth Davis. La película goza de una temática quizás aparentemente simple, televisiva y típica de premios pero aunque pueda tirar para atrás esa temática Davis logra una película envolvente, conmovedora y bien construida pese a sus dos horas de duración. Saca lo mejor de los actores (conocidos) en su segunda hora ya que la primera la protagoniza un niño perdido totalmente en sitios muy grandes y con mucha gente, su vida se vuelve una aventura pero el director no lo narra así para mostrarnos la realidad por la que pasó el joven protagonista. No quiero entrar en el terreno spoiler porque los actores de renombre aparecen como secundarios a la hora de valorarlos en la cinta por lo cual sería entrar en detalles pero es posiblemente la mejor actuación que ha dado Patel desde Slumdog Millionaire y la de Kidman en años que sin duda es la que más carga emocional y dividida se encuentra en la cinta. Destacar también los planos generales de la estupenda fotografía y la emotiva banda sonora. Los valores de la familia, de seguir luchando y no rendirse se encuentran en una desgarradora historia real sobre la búsqueda de una familia aparentemente imposible de encontrar debido a la falta de información desde la niñez. La cinta cumple como carne de oscar y aunque muchos la tachen de manipuladora yo la veo necesaria.
18 de febrero de 2017
18 de febrero de 2017
47 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un coloquio sobre la película “Ordet”, publicado en 1997 por la revista especializada Nikel Odeon, concretamente en su número ocho, Juan Miguel Lamet afirmaba: “Si los cineastas fueran menos cinéfilos y más artistas, la capacidad del cine como vehículo de expresión y comunicación sería inimaginable; verdaderamente un séptimo arte”. Creo, por supuesto cabrían algunas matizaciones, que lleva mucha razón. En la actualidad, muchos autores en el cine siguen haciendo homenajes, en otros casos hasta continúan plagiando, pero lo que es innegable es que también el cine sigue teniendo gran poder de concienciar y de denunciar, donde se consigue más resonancia que en ningún otro medio artístico.
En el presente caso, con “Lion”, (que ya se podría haber traducido su título al español, “León”), se cumple sin duda el tema de concienciar al público más despistado, y de denunciar ciertas circunstancias injustas aunque algo obvias, pero su primerizo director, Garth Davis, que debuta con su primer largometraje tras varios trabajos en series, cortos y documentales, ha olvidado quizás lo esencial a la hora de ponerse tras la cámara, lo que debe ser un cineasta. Davis es un prestigioso director de anuncios y eso se nota en la factura de la película, que cuenta con una notable fotografía y una buena banda sonora, una música apropiada en todo momento y que, en su tono, nos recuerda al arranque de, por ejemplo, el tema de U2 “Where The Streets Have no Name” antes de la entrada de guitarras, un estilo musical nada nuevo pero que el cine parecía haber olvidado hasta hace relativamente muy poco. La inclusión de la canción de Sia en los créditos finales rompe la línea empleada, pero sin duda es un intento de comercializar más aún su banda sonora.
Pero la buena formación de Davis dentro del mundo publicitario ha dejado entrever que eso, para dominar el lenguaje cinematográfico, no es suficiente. Esto no significa que le haya salido mal, pero su sentido del ritmo se le va en ocasiones y, a pesar de que su historia es tremendamente conmovedora, al espectador no termina por atraparle, poniendo el interés los asistentes a la proyección, ya que como director no nos ha enganchando, porque, repito, su historia nos debería haber mantenido con el corazón en un puño.
Puede que la novela sea otro cantar, pero su guión posee ciertas lagunas y sus personajes, sobre todo el central, Saroo Brierley, le seguimos en sus vicisitudes pero no termina por erigirse como el héroe que debiera haber sido.
“Lion” ha sido nominada para seis Oscars. Creo que exceptuando su música y fotografía, el resto de sus nominaciones es algo exagerado, sobre todo en el caso de mejor película. El hecho de nominar a Nicole Kidman o Dev Patel como secundarios responde a razones de marketing, sobre todo porque Dev Patel es el protagonista y cambiarlo de categoría se debe a que cuenta con más posibilidades de llevarse premio que si optara como actor principal. Todos hacen una buena labor, pero tampoco era como para tanto ensalzamiento.
Para concluir debemos aclarar que los verdaderos responsables de que “Lion” sea un llamativo éxito comercial han sido una vez más Harvey y Bob Weinstein, unos productores con gran poder y buen olfato, capaces de venderles hielo a los esquimales. Con un bajo presupuesto están logrando, por ahora, multiplicar por diez sus ingresos. Pero “Lion” no pasa de ser un correcto film, necesario para varios sectores, que revindica el amor aunque sea superficialmente, que afortunadamente no escarba en lo morboso, pero que ha perdido la oportunidad de agarrarnos por las vísceras y de convertirse en lo que han pretendido vendernos. Y es una pena que se haya quedado a medias, porque ingredientes y medios han tenido para ello. Puede que en un futuro Davis haya aprendido lo esencial y nos traiga obras más maduradas y, en consecuencia, más conseguidas.
En el presente caso, con “Lion”, (que ya se podría haber traducido su título al español, “León”), se cumple sin duda el tema de concienciar al público más despistado, y de denunciar ciertas circunstancias injustas aunque algo obvias, pero su primerizo director, Garth Davis, que debuta con su primer largometraje tras varios trabajos en series, cortos y documentales, ha olvidado quizás lo esencial a la hora de ponerse tras la cámara, lo que debe ser un cineasta. Davis es un prestigioso director de anuncios y eso se nota en la factura de la película, que cuenta con una notable fotografía y una buena banda sonora, una música apropiada en todo momento y que, en su tono, nos recuerda al arranque de, por ejemplo, el tema de U2 “Where The Streets Have no Name” antes de la entrada de guitarras, un estilo musical nada nuevo pero que el cine parecía haber olvidado hasta hace relativamente muy poco. La inclusión de la canción de Sia en los créditos finales rompe la línea empleada, pero sin duda es un intento de comercializar más aún su banda sonora.
Pero la buena formación de Davis dentro del mundo publicitario ha dejado entrever que eso, para dominar el lenguaje cinematográfico, no es suficiente. Esto no significa que le haya salido mal, pero su sentido del ritmo se le va en ocasiones y, a pesar de que su historia es tremendamente conmovedora, al espectador no termina por atraparle, poniendo el interés los asistentes a la proyección, ya que como director no nos ha enganchando, porque, repito, su historia nos debería haber mantenido con el corazón en un puño.
Puede que la novela sea otro cantar, pero su guión posee ciertas lagunas y sus personajes, sobre todo el central, Saroo Brierley, le seguimos en sus vicisitudes pero no termina por erigirse como el héroe que debiera haber sido.
“Lion” ha sido nominada para seis Oscars. Creo que exceptuando su música y fotografía, el resto de sus nominaciones es algo exagerado, sobre todo en el caso de mejor película. El hecho de nominar a Nicole Kidman o Dev Patel como secundarios responde a razones de marketing, sobre todo porque Dev Patel es el protagonista y cambiarlo de categoría se debe a que cuenta con más posibilidades de llevarse premio que si optara como actor principal. Todos hacen una buena labor, pero tampoco era como para tanto ensalzamiento.
Para concluir debemos aclarar que los verdaderos responsables de que “Lion” sea un llamativo éxito comercial han sido una vez más Harvey y Bob Weinstein, unos productores con gran poder y buen olfato, capaces de venderles hielo a los esquimales. Con un bajo presupuesto están logrando, por ahora, multiplicar por diez sus ingresos. Pero “Lion” no pasa de ser un correcto film, necesario para varios sectores, que revindica el amor aunque sea superficialmente, que afortunadamente no escarba en lo morboso, pero que ha perdido la oportunidad de agarrarnos por las vísceras y de convertirse en lo que han pretendido vendernos. Y es una pena que se haya quedado a medias, porque ingredientes y medios han tenido para ello. Puede que en un futuro Davis haya aprendido lo esencial y nos traiga obras más maduradas y, en consecuencia, más conseguidas.
8 de febrero de 2017
8 de febrero de 2017
30 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
SAROO BRIERLEY es un joven nacido en 1981 en una zona de la INDIA llamada KHANDWA. Tras una triste situación acaecida cuando contaba con la edad de cinco años, acabó en un orfanato y felizmente fue adoptado por una familia australiana. Después de 25 años no pudo resistir el sentimiento de buscar sus raíces.
Nuestro protagonista escribió sus vivencias durante todos estos años en un relato autobiográfico titulado un LARGO CAMINO A CASA en el 2014.
Ahora su historia es llevada a las pantallas, con un guion de LUKE DAVIES basado en dicho libro y con la dirección de GARTH DAVIS siendo su opera prima.
La historia está bien narrada y puede dividirse en dos partes bien diferenciadas. En una primera, podemos observar las desventuras del joven SAROO y su lucha por sobrevivir, en cambio la segunda parte, ya con nuestro protagonista adulto, visionamos una historia de la obsesión del joven por encontrar su pasado y la búsqueda realizada para conseguirlo. Meritorio el trabajo del director, robando la sonrisa del espectador en varios momentos y expresando la dureza de la situación en otros. En mi opinión, mucho más valorable la primera parte, acercándose al cine independiente, expresando la claustrofobia y la mente del niño ante su desgracia y diluyéndose ligeramente en la parte de la búsqueda, siendo un fragmento mucho más comercial. Apuntar también la destacada banda sonora que acompaña a la trama a la perfección.
Respecto a las actuaciones me quedo con los 2 actores que encarnan al protagonista. SUNNY PAWAR como el niño de 5 años, consigue lo que no es habitual y es que el trabajo sea como el de los mayores y DEV PATEL encarnando al SAROO adulto, consigue mostrar todos los sentimientos necesarios para describir su personaje. Buen trabajo también el de la veterana NICOLE KIDMAN con una interpretación auténtica y ROONEY MARA, con grandes trabajos ya a sus espaldas como los realizados en HER o en CAROL, como la novia del protagonista.
No se olviden de visionar los títulos de crédito, con imágenes de los verdaderos protagonistas de la historia y con el enlace que les dejo en el título de la crítica para contribuir con una ONG que se encarga de solventar situaciones como la visionada
Nuestro protagonista escribió sus vivencias durante todos estos años en un relato autobiográfico titulado un LARGO CAMINO A CASA en el 2014.
Ahora su historia es llevada a las pantallas, con un guion de LUKE DAVIES basado en dicho libro y con la dirección de GARTH DAVIS siendo su opera prima.
La historia está bien narrada y puede dividirse en dos partes bien diferenciadas. En una primera, podemos observar las desventuras del joven SAROO y su lucha por sobrevivir, en cambio la segunda parte, ya con nuestro protagonista adulto, visionamos una historia de la obsesión del joven por encontrar su pasado y la búsqueda realizada para conseguirlo. Meritorio el trabajo del director, robando la sonrisa del espectador en varios momentos y expresando la dureza de la situación en otros. En mi opinión, mucho más valorable la primera parte, acercándose al cine independiente, expresando la claustrofobia y la mente del niño ante su desgracia y diluyéndose ligeramente en la parte de la búsqueda, siendo un fragmento mucho más comercial. Apuntar también la destacada banda sonora que acompaña a la trama a la perfección.
Respecto a las actuaciones me quedo con los 2 actores que encarnan al protagonista. SUNNY PAWAR como el niño de 5 años, consigue lo que no es habitual y es que el trabajo sea como el de los mayores y DEV PATEL encarnando al SAROO adulto, consigue mostrar todos los sentimientos necesarios para describir su personaje. Buen trabajo también el de la veterana NICOLE KIDMAN con una interpretación auténtica y ROONEY MARA, con grandes trabajos ya a sus espaldas como los realizados en HER o en CAROL, como la novia del protagonista.
No se olviden de visionar los títulos de crédito, con imágenes de los verdaderos protagonistas de la historia y con el enlace que les dejo en el título de la crítica para contribuir con una ONG que se encarga de solventar situaciones como la visionada
31 de enero de 2017
31 de enero de 2017
45 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fui a ver esta película con las expectativas altas:
- 6 nominaciones a los Oscar: Película, guión, fotografía, actor de reparto, actriz de reparto y banda sonora
- Dev Patel, que tanto nos conmovió en "Slumdog Millonaire" (a años luz de esta película) compartiendo pantalla con las estelares Rooney Mara y Nicole Kidman.
- Una historia que aparentemente parecía dar mucho de sí.
Pero mi gozo en un pozo. Y es que la academia cada día busca con más ímpetu resarcirse de los errores pasados. Pura fórmula: desigualdad social + actores de renombre + música trágica de piano = "éxito" asegurado.
Pero: ¿y el cine? ¿nos olvidamos del cine? La película es una sucesión de tomas de no más de un minuto, los planos apenas se aguantan, abusando de los cortes, y no da cabida a los excelentes actores, no da tiempo a empatizar con ellos, ya que cuando intentas conectar, han crecido un año, han cambiado su forma de pensar o pertenecen a otra familia (el que más me transmite es Sunny Pawar, a pesar de su corta edad). La banda sonora no innova, no vas más allá de una recurrente (y simple) melodía de piano que a más de uno seguro que le hace conmoverse, pero parece que nos obligan a sentirnos mal, y yo no caigo. No caigo en una historia que a medida que avanza pierde fuelle y no transmite emoción alguna, y menos aún con sus reincidentes flashbacks y delirios, que paralizan la historia y, sinceramente, cansan.
El personaje de Rooney Mara podría omitirse y la historia apenas cambiaría. Me parece desaprovechar una actriz con mucho talento.
Mención aparte la fotografía de Greig Frasier (también realizó este año "Rogue One"). Una maravilla, especialmente en la primera parte de la película, donde retrata los paisajes áridos y sobrepoblados de la India con especial belleza.
Respeto sus buenas intenciones pero a mi no me atrapa. Una más entre muchas.
- 6 nominaciones a los Oscar: Película, guión, fotografía, actor de reparto, actriz de reparto y banda sonora
- Dev Patel, que tanto nos conmovió en "Slumdog Millonaire" (a años luz de esta película) compartiendo pantalla con las estelares Rooney Mara y Nicole Kidman.
- Una historia que aparentemente parecía dar mucho de sí.
Pero mi gozo en un pozo. Y es que la academia cada día busca con más ímpetu resarcirse de los errores pasados. Pura fórmula: desigualdad social + actores de renombre + música trágica de piano = "éxito" asegurado.
Pero: ¿y el cine? ¿nos olvidamos del cine? La película es una sucesión de tomas de no más de un minuto, los planos apenas se aguantan, abusando de los cortes, y no da cabida a los excelentes actores, no da tiempo a empatizar con ellos, ya que cuando intentas conectar, han crecido un año, han cambiado su forma de pensar o pertenecen a otra familia (el que más me transmite es Sunny Pawar, a pesar de su corta edad). La banda sonora no innova, no vas más allá de una recurrente (y simple) melodía de piano que a más de uno seguro que le hace conmoverse, pero parece que nos obligan a sentirnos mal, y yo no caigo. No caigo en una historia que a medida que avanza pierde fuelle y no transmite emoción alguna, y menos aún con sus reincidentes flashbacks y delirios, que paralizan la historia y, sinceramente, cansan.
El personaje de Rooney Mara podría omitirse y la historia apenas cambiaría. Me parece desaprovechar una actriz con mucho talento.
Mención aparte la fotografía de Greig Frasier (también realizó este año "Rogue One"). Una maravilla, especialmente en la primera parte de la película, donde retrata los paisajes áridos y sobrepoblados de la India con especial belleza.
Respeto sus buenas intenciones pero a mi no me atrapa. Una más entre muchas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Dos detalles:
- ¿En serio hace falta añadir un flashback para que nos acordemos del dulce que tomaba en la India?
- Tras años buscando su hogar, finalmente lo encuentra ampliando aleatoriamente Google Earth.
- ¿En serio hace falta añadir un flashback para que nos acordemos del dulce que tomaba en la India?
- Tras años buscando su hogar, finalmente lo encuentra ampliando aleatoriamente Google Earth.
1 de febrero de 2017
1 de febrero de 2017
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tanta lágrima y tanto moco no puede ser bueno. Te lloré el Ganges entero, amor. El Amazonas y el Orinoco, el Titicaca y el Baikal. Uno tras otro, a horcajadas y a bote pronto. Sin poder parar de llorar. A troche y moche y sin remedio. A los puros gritos y en silencio. Viento en popa a toda vela.
Puedo decir por primera vez sin temor a equivocarme que esta va a ser por fin una crítica completamente subjetiva, en la que la puñetera, y tan chata, razón no va a tener nada que ver, va a descansar por esta vez. Va a ser una reseña dictada exclusivamente por el llanto y los buenos sentimientos, absoluta y arrebatadoramente sentimental, escrita por mis ojos, bañada en sal y pena alegre, ahíta de dolor feliz.
Primera parte deslumbrante (hasta que aparece el buen Patel), socavón a continuación*, psicodrama espantoso y forzado (pobre hermano, qué papelón le tocó al torturado Mantosh; si yo fuera... él, montaría un pifostio del doce, les caería una demanda del copón a esta producción, como un remojón, por mancillar mi buen nombre, mi honor incólume hasta el infausto momento en el que se rodó esta película) y remate afinado y esperado, sin grandes alardes, eficaz y resultón.
Se trata de pérdidas y encuentros, de países como continentes, de pobreza, abuso, amor y generosidad; de las diferencias entre mundos y los lazos familiares o simplemente humanos.
Delicada, honda, dolorosa muchos momentos. Excesiva, obvia, innecesaria otras veces. En la pobreza y el desconsuelo hay silencio y contemplación. En la riqueza del primer mundo se hace espectáculo con los dolores y se despilfarran parrafadas y fuerzas en inútiles demostraciones de histerismo melodramático. Esto parece demostrar, indirectamente, esta película si confrontamos las dos partes y los dos países y las dos historias sucesivas. El balance, a pesar de todo, es positivo y el pañuelo necesario. No es una gran película, pero cumple lo que se propone (destrozarnos con quirúrgica precisión el corazón, lavarnos por dentro y por fuera, hacernos creer aunque solo sea por un miserable momento que no somos tan jodidamente malos e insensibles como habitualmente parecemos, que en verdad el alma todavía la tenemos en su sitio, lo mismo que las ganas locas de disfrutar por fin de un mundo feliz, también, faltaría más).
Puedo decir por primera vez sin temor a equivocarme que esta va a ser por fin una crítica completamente subjetiva, en la que la puñetera, y tan chata, razón no va a tener nada que ver, va a descansar por esta vez. Va a ser una reseña dictada exclusivamente por el llanto y los buenos sentimientos, absoluta y arrebatadoramente sentimental, escrita por mis ojos, bañada en sal y pena alegre, ahíta de dolor feliz.
Primera parte deslumbrante (hasta que aparece el buen Patel), socavón a continuación*, psicodrama espantoso y forzado (pobre hermano, qué papelón le tocó al torturado Mantosh; si yo fuera... él, montaría un pifostio del doce, les caería una demanda del copón a esta producción, como un remojón, por mancillar mi buen nombre, mi honor incólume hasta el infausto momento en el que se rodó esta película) y remate afinado y esperado, sin grandes alardes, eficaz y resultón.
Se trata de pérdidas y encuentros, de países como continentes, de pobreza, abuso, amor y generosidad; de las diferencias entre mundos y los lazos familiares o simplemente humanos.
Delicada, honda, dolorosa muchos momentos. Excesiva, obvia, innecesaria otras veces. En la pobreza y el desconsuelo hay silencio y contemplación. En la riqueza del primer mundo se hace espectáculo con los dolores y se despilfarran parrafadas y fuerzas en inútiles demostraciones de histerismo melodramático. Esto parece demostrar, indirectamente, esta película si confrontamos las dos partes y los dos países y las dos historias sucesivas. El balance, a pesar de todo, es positivo y el pañuelo necesario. No es una gran película, pero cumple lo que se propone (destrozarnos con quirúrgica precisión el corazón, lavarnos por dentro y por fuera, hacernos creer aunque solo sea por un miserable momento que no somos tan jodidamente malos e insensibles como habitualmente parecemos, que en verdad el alma todavía la tenemos en su sitio, lo mismo que las ganas locas de disfrutar por fin de un mundo feliz, también, faltaría más).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
* Esa, por ejemplo, cena estrepitosa en la que Patel arremete contra su hermano y este se pone, como de pequeño, a golpearse la cabeza es directamente vergonzosa.
Rooney Mara es una preciosidad y una sensible actriz, pero su personaje no sirve para nada, puro relleno atontado y oportunista.
Kidman tiene sobrada experiencia y oficio reconocido, pero se vuelve a pasar con escenas hechas exclusivamente, eso parece o canta, para su supuesto lucimiento.
El final "real" está bien. Lo normal en estos casos "oficiales", la prueba del delito cinematográfico y las comparaciones odiosas y todas esas cosas.
Rooney Mara es una preciosidad y una sensible actriz, pero su personaje no sirve para nada, puro relleno atontado y oportunista.
Kidman tiene sobrada experiencia y oficio reconocido, pero se vuelve a pasar con escenas hechas exclusivamente, eso parece o canta, para su supuesto lucimiento.
El final "real" está bien. Lo normal en estos casos "oficiales", la prueba del delito cinematográfico y las comparaciones odiosas y todas esas cosas.
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