La gran apuesta
6.8
36,532
Drama. Comedia
Tres años antes de la crisis mundial del 2008 originada por las hipotecas subprime que hundió prácticamente el sistema financiero global, cuatro tipos fuera del sistema fueron los únicos que vislumbraron que todo el mercado hipotecario iba a quebrar. Decidieron entonces hacer algo insólito: apostar contra el mercado de la vivienda a la baja, en contra de cualquier criterio lógico en aquella época... Adaptación del libro “La gran ... [+]
12 de julio de 2016
12 de julio de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es la primera ni será la última propuesta sobre la enésima estafa vital a lo largo de la historia de la humanidad en que los de siempre nos hacen el truco del almendruco a los otros de siempre. Vivimos tiempos en los que el truco cada vez es más sofisticado y paradojicamente nos conceden la gracia del recurso al pataleo viendo películas como esta que sirven a la mayoría como válvula de escape, de canalización del cabreo pensando que la palanca de las conciencias se moverá lo suficiente para cambiar algo, o por lo menos para que seamos conscientes de que una vez más la bolita del trilero no estaba donde pensábamos.
Un puñado de listillos se huele la tostada y fiel a la condición humana decide sacar la mejor tajada posible del asunto. Ya que no puedes vencer al enemigo, únete a él.
Adam McKay nos lo cuenta con caras conocidas y en el género donde se mueve su carrera: la comedia (maldita la gracia). Contribuye así a que más gente se "entere" de la que pudo atraer el estupendo documental "Inside Job"(Charles Fergusón /2010) o el drama "Margin call" (J.C. Chandor / 2011).
No hay que haber estudiado en Harvard para entender la esencia de la terminología económica que McKay se esfuerza en explicar y su sentido: liarnos y estafarnos.
El notable montaje ayuda a que las dos horas no pesen lo que debieran en un tema tan áspero. Los auténticos culpables de que muchos millones de personas hayan perdido trabajo, hogar, dignidad e incluso la vida colgarán el dvd de esta película y las que vengan en la sala de trofeos de sus mansiones junto a las cabezas de esos pobres animales no humanos que también siempre pagan el pato.
Un puñado de listillos se huele la tostada y fiel a la condición humana decide sacar la mejor tajada posible del asunto. Ya que no puedes vencer al enemigo, únete a él.
Adam McKay nos lo cuenta con caras conocidas y en el género donde se mueve su carrera: la comedia (maldita la gracia). Contribuye así a que más gente se "entere" de la que pudo atraer el estupendo documental "Inside Job"(Charles Fergusón /2010) o el drama "Margin call" (J.C. Chandor / 2011).
No hay que haber estudiado en Harvard para entender la esencia de la terminología económica que McKay se esfuerza en explicar y su sentido: liarnos y estafarnos.
El notable montaje ayuda a que las dos horas no pesen lo que debieran en un tema tan áspero. Los auténticos culpables de que muchos millones de personas hayan perdido trabajo, hogar, dignidad e incluso la vida colgarán el dvd de esta película y las que vengan en la sala de trofeos de sus mansiones junto a las cabezas de esos pobres animales no humanos que también siempre pagan el pato.
16 de diciembre de 2021
16 de diciembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No he estudiado economía, ni trabajo en ese sector… pero la película se encarga de explicar los términos más complejos para la gente no versada en la materia, como podría ser mi caso. De ahí a decir q una película es mala porque no la entiendo debería haber un trecho. Si la gente venía buscando los excesos de El lobo de Wall Street aquí encontrará una película q te explica como los bancos y las agencias de calificación en conivencía con el Estado llegaron a crear una de las mayores crisis financieras de la historia. Para mi sería un documental muy bien guionizado, y no lo digo de manera negativa, sino porque tiene la veracidad de los hechos reales y la trama q te mantiene arriba toda la película. Las interpretaciones están correctas… si tuviera q destacar Ryan Gossling y Christian Bale.
26 de abril de 2022
26 de abril de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su séptimo largometraje, el director Adam McKay nos ofreció su temática más interesante hasta la fecha tras bastantes comedias ligeras rutinarias: toda una sátira hacia el mundo de la especulación económica basada en hechos reales. La trama nos lleva por los acontecimientos que llevaron a la explosión de la burbuja financiera en 2007... y de aquellos que la vieron venir antes de tiempo y decidieron apostar en los grandes bancos contra esta economía al alza más propia del cuento de la lechera que de una visión realista del mundo.
Y así, con una serie de personajes que dividen el relato en pequeñas subtramas pero que comparten un propósito común (darle su merecido a los grandes bancos especuladores) "La gran apuesta" se mueve con dinamismo entre enfrentamientos dialécticos, sensaciones de juego con mucho dinero de por medio y explicaciones "para dummies" de la estafa de trileros que los bancos realizaron (y siguen realizando) al vender a los gobiernos un dinero que no existe (el de los supuestos pagos de hipotecas de los ciudadanos que en realidad no llegan a pagarse al banco). El film sabe mostrar con astucia los tejemanejes imaginativos y lucrativos de los fondos de inversión... aunque por puntos llega a pasarse de rosca con los tecnicismos y hace que el espectador medio desconecte. Pero por norma general "La gran apuesta" sabe medirse entre progreso argumental del "David contra Goliat" y la exposición de los vocablos enrevesados de estos ladronzuelos de traje y corbata.
Es completamente cierto, y la cinta lo sufre, que el guion pudo perfilarse de una forma más multifacética y honda. Pero esto de no es "El lobo de Wall Street" (2013), "Jerry Maguire" (1996), "American Gangster" (2007) u otros films que supieron aunar con grandiosa pericia los negocios turbios con humor desatado o con tramas personales impregnantes y profundas. "La gran apuesta" se acota a su trama de procedimientos y a su denuncia (con ese tenue tono cómico y burlesco), y en ningún momento aporta personajes colosales ni unas dimensiones argumentales múltiples. A pesar de ello "La gran apuesta" sabe cuidar el tema en el que se centra casi en exclusiva, y logra acaparar la atención del espectador medio adulto que busque una cinta ilustrativa e informativa a la par que medianamente entretenida.
La cinta juguetea con viveza por sus avatares, a través de personajes enérgicos (con ciertas voces en off y rupturas de la cuarta pared realmente necesarias) y con un ritmo brioso en sus transacciones y sus progresos. Es un film confortable en su visionado... y esto se debe en mayor medida a su reparto. Y es que cada actor (desde el "primo" que tiene 5 casas con 5 hipotecas cada una hasta el joven idealista que entra en Wall Street y acaba succionado por la ambición) dota de una robustez imprescindible a su rol. Y en cuanto al cuarteto principal se refiere... tanto Ryan Gosling como Brad Pitt hacen sus papeles con los ojos cerrados (el último con poner un poco de su Rusty Ryan de la saga de "Ocean's Eleven" ya lo tiene todo hecho) pero son Christian Bale y Steve Carell los que se llevan la palma y perfilan unos personajes ciertamente limitados en el metraje (Carell sorprende en especial y está de Oscar como secundario). Desde luego si tuviéramos a otros intérpretes como cabezas de cartel probablemente estaríamos hablando de una cinta tremendamente inferior.
El resto de elementos escénicos por su parte son aceptables. Los planos de McKay son usuales y no van a cambiar la historia del cine, pero resultan orgánicos para con el relato. Mientras que la definición es notable así como la elección en la iluminación y la música (con temas de la época de la debacle en cuestión).
Así pues tenemos en "La gran apuesta" una cinta afable, que distrae gracias a la ajustada atracción del jugoso asunto que se trae entre manos... y la interpretación que hace el reparto de forma natural del mismo. El libreto pudo moverse con mayor diversificación en cuanto a matices se refiere (de nuevo, esto no es "El lobo de Wall Street", "Casino" (1995), "Dolor y dinero" (2013) o "Fargo" (1996). Films más repletos en su guion y claramente superiores al que nos ocupa) y su puesta en escena pudo regalarnos mayores virtudes (sobre todo en su banda sonora original (que es completamente olvidable) o en su manejo de planos (está claro que McKay no es ni Tarantino, ni Scorsese, ni los hermanos Coen)), pero lo que nos da la cinta es suficiente como para cumplir su objetivo de forma honrosa. Recomendable a todo cinéfilo y a todo aficionado al cine de sus intérpretes o su director, pero no es un cinta que pida revisiones al gran público a no ser que se esté completamente interesado en estos hechos macroeconómicos. "La gran apuesta" está al nivel de "La gran estafa americana" (2013), "Moneyball" (2011) o "El fraude" (2012).
Lo mejor: Las actuaciones principales.
Lo peor: La acotación temática del conjunto.
Y así, con una serie de personajes que dividen el relato en pequeñas subtramas pero que comparten un propósito común (darle su merecido a los grandes bancos especuladores) "La gran apuesta" se mueve con dinamismo entre enfrentamientos dialécticos, sensaciones de juego con mucho dinero de por medio y explicaciones "para dummies" de la estafa de trileros que los bancos realizaron (y siguen realizando) al vender a los gobiernos un dinero que no existe (el de los supuestos pagos de hipotecas de los ciudadanos que en realidad no llegan a pagarse al banco). El film sabe mostrar con astucia los tejemanejes imaginativos y lucrativos de los fondos de inversión... aunque por puntos llega a pasarse de rosca con los tecnicismos y hace que el espectador medio desconecte. Pero por norma general "La gran apuesta" sabe medirse entre progreso argumental del "David contra Goliat" y la exposición de los vocablos enrevesados de estos ladronzuelos de traje y corbata.
Es completamente cierto, y la cinta lo sufre, que el guion pudo perfilarse de una forma más multifacética y honda. Pero esto de no es "El lobo de Wall Street" (2013), "Jerry Maguire" (1996), "American Gangster" (2007) u otros films que supieron aunar con grandiosa pericia los negocios turbios con humor desatado o con tramas personales impregnantes y profundas. "La gran apuesta" se acota a su trama de procedimientos y a su denuncia (con ese tenue tono cómico y burlesco), y en ningún momento aporta personajes colosales ni unas dimensiones argumentales múltiples. A pesar de ello "La gran apuesta" sabe cuidar el tema en el que se centra casi en exclusiva, y logra acaparar la atención del espectador medio adulto que busque una cinta ilustrativa e informativa a la par que medianamente entretenida.
La cinta juguetea con viveza por sus avatares, a través de personajes enérgicos (con ciertas voces en off y rupturas de la cuarta pared realmente necesarias) y con un ritmo brioso en sus transacciones y sus progresos. Es un film confortable en su visionado... y esto se debe en mayor medida a su reparto. Y es que cada actor (desde el "primo" que tiene 5 casas con 5 hipotecas cada una hasta el joven idealista que entra en Wall Street y acaba succionado por la ambición) dota de una robustez imprescindible a su rol. Y en cuanto al cuarteto principal se refiere... tanto Ryan Gosling como Brad Pitt hacen sus papeles con los ojos cerrados (el último con poner un poco de su Rusty Ryan de la saga de "Ocean's Eleven" ya lo tiene todo hecho) pero son Christian Bale y Steve Carell los que se llevan la palma y perfilan unos personajes ciertamente limitados en el metraje (Carell sorprende en especial y está de Oscar como secundario). Desde luego si tuviéramos a otros intérpretes como cabezas de cartel probablemente estaríamos hablando de una cinta tremendamente inferior.
El resto de elementos escénicos por su parte son aceptables. Los planos de McKay son usuales y no van a cambiar la historia del cine, pero resultan orgánicos para con el relato. Mientras que la definición es notable así como la elección en la iluminación y la música (con temas de la época de la debacle en cuestión).
Así pues tenemos en "La gran apuesta" una cinta afable, que distrae gracias a la ajustada atracción del jugoso asunto que se trae entre manos... y la interpretación que hace el reparto de forma natural del mismo. El libreto pudo moverse con mayor diversificación en cuanto a matices se refiere (de nuevo, esto no es "El lobo de Wall Street", "Casino" (1995), "Dolor y dinero" (2013) o "Fargo" (1996). Films más repletos en su guion y claramente superiores al que nos ocupa) y su puesta en escena pudo regalarnos mayores virtudes (sobre todo en su banda sonora original (que es completamente olvidable) o en su manejo de planos (está claro que McKay no es ni Tarantino, ni Scorsese, ni los hermanos Coen)), pero lo que nos da la cinta es suficiente como para cumplir su objetivo de forma honrosa. Recomendable a todo cinéfilo y a todo aficionado al cine de sus intérpretes o su director, pero no es un cinta que pida revisiones al gran público a no ser que se esté completamente interesado en estos hechos macroeconómicos. "La gran apuesta" está al nivel de "La gran estafa americana" (2013), "Moneyball" (2011) o "El fraude" (2012).
Lo mejor: Las actuaciones principales.
Lo peor: La acotación temática del conjunto.
12 de febrero de 2016
12 de febrero de 2016
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para algunos la sorpresa de las nominaciones a los Oscar, entre ellos para mí, «La gran apuesta» destaca, primero por su reparto lleno de caras conocidas y, segundo, por ofrecer una bienvenida lección de economía de andar por casa para principiantes.
Basada en unos hechos reales, la película nos cuenta el negocio que unos cuantos lumbreras llevaron a cabo con la crisis económica de 2008. Así, lo que puede parece una crítica, una contestación o tan siquiera un estudio de lo que supone la economía capitalista y occidental, «La gran apuesta» termina siendo una reafirmación de un modelo social y económico cuyos males se atribuyen directamente a la estupidez o a la ignorancia de quienes la manejan. Oiga, no. La simplificación no puede ser más inadecuada y la omisión de las bases y fundamentos ideológicos que sustentan la economía actual es un error. Todo es ideología, el dinero también, no podemos pasarlo por alto. El Liberalismo imperante marca el carácter del Hombre y, por lo tanto, la sociedad que se construye, y de esto se olvida Adam McKay. Así, se echa a perder una buena oportunidad para reflexionar en serio sobre los fallos, las faltas, las ideas, los principios, los orígenes y el futuro de un sistema asentado y cerrado que nos domina a todos.
En el apartado interpretativo destaca una vez más Christian Bale haciendo de chico muy rarito, aunque posiblemente quien más llame la atención es un Steve Carell reciclado para el drama. La dirección utiliza un estilo desenfadado que rompe la cuarta pared con total albedrío y se ayuda de cameos de figuras de la cultura y el espectáculo para potenciar el sentido didáctico de la obra, que en mi opinión es lo realmente aprovechable de «La gran apuesta».
Hay mucha basura en este mundillo y no sabemos ni la mitad. Guarda tus ahorros.
Basada en unos hechos reales, la película nos cuenta el negocio que unos cuantos lumbreras llevaron a cabo con la crisis económica de 2008. Así, lo que puede parece una crítica, una contestación o tan siquiera un estudio de lo que supone la economía capitalista y occidental, «La gran apuesta» termina siendo una reafirmación de un modelo social y económico cuyos males se atribuyen directamente a la estupidez o a la ignorancia de quienes la manejan. Oiga, no. La simplificación no puede ser más inadecuada y la omisión de las bases y fundamentos ideológicos que sustentan la economía actual es un error. Todo es ideología, el dinero también, no podemos pasarlo por alto. El Liberalismo imperante marca el carácter del Hombre y, por lo tanto, la sociedad que se construye, y de esto se olvida Adam McKay. Así, se echa a perder una buena oportunidad para reflexionar en serio sobre los fallos, las faltas, las ideas, los principios, los orígenes y el futuro de un sistema asentado y cerrado que nos domina a todos.
En el apartado interpretativo destaca una vez más Christian Bale haciendo de chico muy rarito, aunque posiblemente quien más llame la atención es un Steve Carell reciclado para el drama. La dirección utiliza un estilo desenfadado que rompe la cuarta pared con total albedrío y se ayuda de cameos de figuras de la cultura y el espectáculo para potenciar el sentido didáctico de la obra, que en mi opinión es lo realmente aprovechable de «La gran apuesta».
Hay mucha basura en este mundillo y no sabemos ni la mitad. Guarda tus ahorros.
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