La increíble vida de Walter Mitty
2013 

6.2
31,519
Aventuras. Comedia
El tímido empleado de una editorial consigue evadirse de su gris existencia imaginando que es el protagonista de grandes aventuras; un día, su sueño se hace realidad cuando conoce a una misteriosa mujer que le implica en una peligrosa misión... Remake de ‘La vida secreta de Walter Mitty’ (1947), película dirigida por Norman Z. McLeod e inspirada en un relato de James Thurber. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2014
19 de enero de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entiendo que resulte una película controvertida en el sentido de encantar a unos y decepcionar a otros; soy de los primeros. No preguntes, no intentes buscar pistas para adivinar el final, no pretendas diferenciar lo real de la ilusión... simplemente acomódate y disfrútala, será cuando te des cuenta que te has metido en la cabeza de Walter Mitty. Para mi ha sido una grata sorpresa y al final, te guste o no la película, no te habrás arrepentido de verla.
21 de enero de 2014
21 de enero de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que sin lugar a dudas hubiera sido protagonista de los Óscar si... si simplemente ya no se hubiera hecho algo parecido. Lo hemos visto en el cine y en la televisión: el juego con los llamados flashforwards o prolepsis ha sido protagónico en casi todas las series y películas fantásticas recientes. Aquí en Walter Mitty lo que hay es una inspección mucho más sensible del asunto, haciendo que el protagonista casi que viva en dos realidades. La una va a necesitar de la otra y la va a ayudar a desplegarse de una mejor manera. Eso es lo que hacen los sueños, eso es lo que hace el cine, eso es lo que hace la música, y ese es el mérito de la película Mitty. Un mérito que, en verdad, puede ser más completo, pero que no es flojo.
Es más, de las escenas que más pude disfrutar es la del relato musical de David Bowie con su Space Oddity, también conocida como la canción del Major Tom, una gran pieza musical como para continuar el juego con la realidad y la ficción.
Es más, de las escenas que más pude disfrutar es la del relato musical de David Bowie con su Space Oddity, también conocida como la canción del Major Tom, una gran pieza musical como para continuar el juego con la realidad y la ficción.
20 de marzo de 2014
20 de marzo de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con pocos trabajos cuenta Ben Stiller en su faceta de director, con bastante separación en el tiempo entre uno y otro. Recuerdos vagos tiene servidor de “Un loco a domicilio”, “Zoolander” que parece tener fans y detractores casi por igual es una cuenta pendiente de hace mucho (quizá llegó el momento) y la más reciente, “Tropic Thunder” si quizá no me gustó cuando la vi en el cine (el ambiente hostil que acompañaba no era el más propicio), en un revisionado me pareció una cinta original a la par que divertida, dos cualidades que comparte con esta que nos ocupa. Él mismo protagoniza una aventura apasionante con un mensaje que puede ser facilón pero no deja de resultar inspirador, resultando en una película del grupo del “buenrollismo”.
Walter Mitty era un chaval espontáneo, natural, con muchos sueños al que se le cruzó como a casi todos, la vida por delante, en su caso el fallecimiento de su padre. Cambió las ganas de viajar y vivir aventuras por la necesidad de un trabajo que llevara dinero a casa y casi dos décadas después, se encuentra en un trabajo rutinario de oficina (aunque lo vive con pasión y lo realiza como nadie), mientras sueña por los pasillos y fantasea con una nueva compañera la cual está también en una web de contactos a la que se ha apuntado. Cualquier persona que se crea perfeccionista y minuciosa con su trabajo queda a la altura del betún cuando Mitty decide viajar en búsqueda de un negativo de fotografía perdido, la que puede ser la última portada de una revista que cierra y el único que habría “perdido” en toda su carrera.
Como comentaba al principio, el film es original, a la vez que divertido y por momentos emocionante. Quizá sea exagerada, predecible en algunos aspectos y excesivamente complaciente en otros pero si uno se deja llevar y entra en su juego, es altamente satisfactoria, con una historia de una vez más, una lección de animarse a hacer uno lo que le apetece, animarse a vivir, a ser feliz, esta vez contado de forma algo distinta y en general de modo más que disfrutable. No me olvido de una maravillosa fotografía e idem BSO.
Walter Mitty era un chaval espontáneo, natural, con muchos sueños al que se le cruzó como a casi todos, la vida por delante, en su caso el fallecimiento de su padre. Cambió las ganas de viajar y vivir aventuras por la necesidad de un trabajo que llevara dinero a casa y casi dos décadas después, se encuentra en un trabajo rutinario de oficina (aunque lo vive con pasión y lo realiza como nadie), mientras sueña por los pasillos y fantasea con una nueva compañera la cual está también en una web de contactos a la que se ha apuntado. Cualquier persona que se crea perfeccionista y minuciosa con su trabajo queda a la altura del betún cuando Mitty decide viajar en búsqueda de un negativo de fotografía perdido, la que puede ser la última portada de una revista que cierra y el único que habría “perdido” en toda su carrera.
Como comentaba al principio, el film es original, a la vez que divertido y por momentos emocionante. Quizá sea exagerada, predecible en algunos aspectos y excesivamente complaciente en otros pero si uno se deja llevar y entra en su juego, es altamente satisfactoria, con una historia de una vez más, una lección de animarse a hacer uno lo que le apetece, animarse a vivir, a ser feliz, esta vez contado de forma algo distinta y en general de modo más que disfrutable. No me olvido de una maravillosa fotografía e idem BSO.
18 de mayo de 2014
18 de mayo de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá la trama sentimental que guía la película es demasiado predecible y poco original, pero la mezcla de comedia e imaginación desmedida me encanta.
Lo mejor de la película, la fotografía y los momentos de libertad de Walter.
A mí me ha dado fuerzas y más ganas de viajar.
Lo mejor de la película, la fotografía y los momentos de libertad de Walter.
A mí me ha dado fuerzas y más ganas de viajar.
12 de julio de 2014
12 de julio de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película dedicada a toda esa gente que hace realidad sus sueños, que consigue que las cosas en la vida sean posibles. Un héroe del día a día Walter Mitty (Ben Stiller). Un solitario habitante de la nada, de la vida sin expectativas que se lanza a enviar un pequeño emoticón vía internet en una web de contactos a la chica de sus sueños y ahí comienza todo.
La vida son fotogramas como los del archivo para el que Walter trabaja en la revista Life. Pequeños negativos que una vez revelados pueden mostrarnos una vida más interesante. Una vida por la que luchar o imaginar o soñar.
El poder de internet y el terreno movedizo entre la realidad y la mentira de los sueños y lo que deseamos.
No es fácil encontrar la persona que queremos, el amor es un complejo algoritmo de encuentros y desencuentros casuales llenos de ceros y unos.
La vida real cruda con despidos, con soledad y aislamiento con jefes vomitivos y vidas anodinas que buscan otras vidas.
De pronto, la magia, el destino, la capacidad de fantasear, esa oportunidad que nos pasa a todos por delante, al menor una vez en la vida, sentirse capaz de hacer y responder a preguntas como: ¿Y por qué no hago esto y lo otro para salir de esta situación?
El personaje se lanza, se atreve a vivir otras vidas, a dejar que se le “vaya la olla”.
Un nuevo Peter Pan urbano que por fin, dice lo que hasta ese momento callaba. Y además una intriga, una aventura, algo que contar. Una foto, la quinta esencia que necesita la revista Life para no cerrar. Una pista, un hilo del que tirar y buscar otras vidas, personajes de ficción, alguien que no somos pero podemos ser, entre ida e ida de olla.
Hay lugar para todo en esta película: para lo humano, para la niñez tardía, para viajar en skateboard o estar a punto de morir entre cenizas de volcanes. Espacio para luchar contra un tiburón con un maletín o subir al Himalaya y hacer la mudanza de un piano.
Por fin coge la vida, la agarra y a viajar detrás de Sean O´Conell (Son Pean) un héroe de verdad, el fotógrafo del que debe salir la foto de la última portada.
Una película basada en un relato corto de James Thurberes. Una película muy cuidada, romántica y tierna, conmovedora, con repuntes de revolución sencilla y cosas que nos pasan a todos.
Destacar los magníficos escenarios de Islandia y la música de Theodore Shapiro así como el conjunto de actores, aunque la historia puede más, mucho más que ellos mismos.
¡En resumen me gustó mazo!
El detalle: Escena donde él corre delante de las impactantes portadas de Life. Emocionante y fuera el lema de la revista: ”To See The world (Para ver el mundo)”.Una metáfora de toda la película. ¿O no?
La vida son fotogramas como los del archivo para el que Walter trabaja en la revista Life. Pequeños negativos que una vez revelados pueden mostrarnos una vida más interesante. Una vida por la que luchar o imaginar o soñar.
El poder de internet y el terreno movedizo entre la realidad y la mentira de los sueños y lo que deseamos.
No es fácil encontrar la persona que queremos, el amor es un complejo algoritmo de encuentros y desencuentros casuales llenos de ceros y unos.
La vida real cruda con despidos, con soledad y aislamiento con jefes vomitivos y vidas anodinas que buscan otras vidas.
De pronto, la magia, el destino, la capacidad de fantasear, esa oportunidad que nos pasa a todos por delante, al menor una vez en la vida, sentirse capaz de hacer y responder a preguntas como: ¿Y por qué no hago esto y lo otro para salir de esta situación?
El personaje se lanza, se atreve a vivir otras vidas, a dejar que se le “vaya la olla”.
Un nuevo Peter Pan urbano que por fin, dice lo que hasta ese momento callaba. Y además una intriga, una aventura, algo que contar. Una foto, la quinta esencia que necesita la revista Life para no cerrar. Una pista, un hilo del que tirar y buscar otras vidas, personajes de ficción, alguien que no somos pero podemos ser, entre ida e ida de olla.
Hay lugar para todo en esta película: para lo humano, para la niñez tardía, para viajar en skateboard o estar a punto de morir entre cenizas de volcanes. Espacio para luchar contra un tiburón con un maletín o subir al Himalaya y hacer la mudanza de un piano.
Por fin coge la vida, la agarra y a viajar detrás de Sean O´Conell (Son Pean) un héroe de verdad, el fotógrafo del que debe salir la foto de la última portada.
Una película basada en un relato corto de James Thurberes. Una película muy cuidada, romántica y tierna, conmovedora, con repuntes de revolución sencilla y cosas que nos pasan a todos.
Destacar los magníficos escenarios de Islandia y la música de Theodore Shapiro así como el conjunto de actores, aunque la historia puede más, mucho más que ellos mismos.
¡En resumen me gustó mazo!
El detalle: Escena donde él corre delante de las impactantes portadas de Life. Emocionante y fuera el lema de la revista: ”To See The world (Para ver el mundo)”.Una metáfora de toda la película. ¿O no?
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