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Al borde del abismo

Cine negro. Intriga Un general millonario y excéntrico tiene dos hijas que están involucradas en asuntos más bien turbios. Decide entonces llamar al detective privado Philip Marlowe para que resuelva sus problemas familiares. Cuando Marlowe empieza a investigar, descubre muy pronto que las diversas ramificaciones del asunto lo convierten en una auténtica maraña. (FILMAFFINITY)
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6
28 de agosto de 2012
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Advertido de que "El sueño eterno" era una de las películas más enrevesadas de la historia del cine, me pertreché con una libreta y bolígrafo para ir anotando los nombres de los personajes que aparecían. Puede que gracias a este recurso esté en condiciones de afirmar que aunque el argumento es complicado, es desde luego completamente comprensible y fácil de explicar, salvo algunos flecos sobre los que tengo dudas: ¿a qué se refiere concretamente con "la mercancía"?, ¿quién mató al chofer? y sobre todo, ¿qué papel juega Vivian (Lauren Bacall) en este tremendo lio? (SPOILER). Aunque también admito que cuando la vi por primera vez hace tantos años que apenas me acordaba de nada, no me enteré lo más mínimo.

"El sueño eterno" supone una vuelta tuerca de lo que es el cine negro clásico: más muertos, más confusa, mujeres más malas y un héroe más chulo aún. En este sentido puede compararse con "El halcón Maltés" que es bastante más "suave" que la obra que dirige Howard Hawks. Ahondando en lo último, Philip Marlowe (Humphrey Bogart) está genial, no sólo por su dureza sino por su desbordante ingenio que sale a flote gracias a un montón de frases ya célebres. Él y Vivian construyen, sin duda, los mejores diálogos y como más de uno ha señalado, la química que transmiten ambos es brutal, cosa normal pues estaban casi recién casados.

Desgraciadamente la película se queda en la presencia del dúo protagonista, los diálogos brillantes y el ingenioso puzle que compone el relato, que no es poco, dirán algunos. Y es que parece que Howard Howks está más preocupado en desconcertar al espectador mediante la aparición de nuevos personajes y tramas que por contarnos una historia solvente, y no está en la que hay tantas cosas cogidas por los pelos. Parece que tal y como está planteado el argumento, hay algo de mucha más enjundia de la que en realidad existe. Es como si uno esperase que se profundizara en la historia de, por ejemplo, Carmen (Martha Vickers) en vez de ver ese incesante carrusel de secundarios que parece que no aportan nada salvo, claro está, la confusión.

No me resisto a valorar a las diversas bellezas que aparecen en "El sueño eterno", si dejamos al margen a la propia Lauren Bacall que nunca me ha parecido guapa y que de hecho estoy por afirmar que está más atractiva de mayor, casi anciana, que de joven. Yo prefiero a su hermana Carmen (pobrecilla, criada sin madre, con ese padre y con Vivian dándole tan mal ejemplo, es normal que nos saliera tan viciosa), la mujer de Eddie Mars (John Ridgely), Mona Mars (Peggy Knudsen) y especialmente la muchacha de la librería, que está tremenda, la actriz Dorothy Malone, el doble de Alicia Silverstone. Para que luego digan que las gafas afean a las mujeres.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los puntos sobre los que hay dudas son los siguientes:
- "La mercancía" del local de Geiger: Supongo que como el local de antigüedades es una tapadera les serviría para traficar con drogas o algo parecido. Como Marlowe no sabe bien lo que es por eso le llama "mercancía".
- El asesinato del Chofer: Parece que, aunque lo niegue, Brody tuvo que ser su asesino. Le golpeó, le quitó el carrete de fotos y echó el coche al río con el chofer. Luego regresó a la casa y escondió el cadáver de Geiger.
-El papel de Vivian: Esto es lo más complicado. ¿Hasta qué punto está aliada con Eddie? Me da la sensación de que ella participa en el chantaje al que someten a Carmen, repartiéndose los beneficios. De ahí que ella se llegue con tanta naturalidad a la casa donde se encuentra Mona, como si estuviera al tanto de todo, y por eso Eddie le llama al final "traidora". La otra opción es que sea buena y esté protegiendo a su hermana. Pero no me encaja mucho pues no se entendería que ella tuviera tan buena relación con su chantajista y que estuviera al tanto de todos sus planes. Por ejemplo, en la casa donde se oculta Mona, es que es ella prácticamente la que manda.
9
1 de abril de 2009
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No existen muchas razones para que un policía, o un militar, sienta odio por los delincuentes. ¿Cómo puedes odiar a quienes te brindan empleo, a quienes dan lugar a tus ascensos y medallas, y al mismo tiempo, garantizan tu permanencia en el cargo? Para cumplir con el deber no es necesario cargar odio, basta con tener espíritu justiciero.

Comúnmente, los policías preservan cierto rencor contra alguien que alguna vez les hizo daño, y éste se descarga contra los delincuentes como una forma de catarsis. Por esta razón, entre las fuerzas militares y policiales, no es rara la presencia de verdaderos psicópatas ya que, con su corazón cargado de resentimiento, buscan ingresar en ellas para acceder a un arma legal y poder descargar sus resentimientos de manera “impune”.

Lo que me gusta de, <<EL SUEÑO ETERNO>>, es que nos presenta la imagen de un detective privado que juega limpio, conoce sus limitaciones, es leal a sus clientes y busca la verdad más exacta posible para poder así sentirse satisfecho. Y cosa que no es común en el cine negro (y menos en el cine de detectives), aquí uno sigue, con cierta claridad, las debidas pesquisas que lo conducen a resolver el caso... aunque queda el interrogante de quién mató al conductor de los Sternwood.

Philip Marlowe, el sabueso creado por el escritor, Raymond Chandler, es un hombre galante, hábil con el lenguaje y con una especial astucia para la labor investigativa. Las tácticas policiales las conoce al dedillo, y el manual de diez puntos para ser un detective privado, lo aplica de manera concienzuda en todos sus trabajos.

En esta primera novela (adaptada por Leigh Brackett, Jules Furthman y el excelente escritor, William Faulkner), Philip Marlowe tiene la tarea de indagar sobre un chantaje del que está siendo objeto, Carmen Sternwood, la bellísima, sensual y alocada hija de un general en retiro, padre poco afectivo y con una lamentable imagen de ella y de su otra hija, Vivian, quien, pronto, se prendará del sabueso.

Y aquí radica lo que, a mi manera de ver, es el toque machista del filme, el cual se ve muy marcado en la primera parte. Todas las encantadoras chicas con las que se cruza Marlowe (Carmen, la taxista, la chica de la tienda de libros Acme…), resultan tan fáciles y frívolas, que caen rendidas ante el nuevo héroe con sólo oírle decir dos palabras. Presiento que, si la película se hubiese hecho en estos tiempos, las escenas de alcoba abundarían como en cualquier filme del 007.

Humphrey Bogart, da vida a un detective sobrio y elegante con el que resulta fácil empatizar y su presencia en el cine negro se ve firmemente consolidada con esta actuación que también incluye acciones simpáticas y de cierta mofa con su propia personalidad. Lauren Bacall y Martha Vickers, representan a las dos bellas hermanas que atraen todo el embrollo en el que, por un modesto salario, se involucra el amigo Marlowe quien, también, para cumplimentarlo, se quedará con el mejor de los trofeos.

<<EL SUEÑO ETERNO>>, nos deja ese sabor a filme muy entretenido y magníficamente ambientado. Howard Hawks tiene aquí uno de sus buenos aciertos.

Título para Latinoamérica: AL BORDE DEL ABISMO
10
16 de febrero de 2013
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de 66 años transcurridos desde su realización (quizá sea la quinta vez que la veo), el tiempo, no ha hecho otra cosa que acentuar las virtudes de “El sueño eterno”. Lo cierto es que volviendo a ver las grandes obras del periodo de esplendor del cine hollywoodiense, uno no tiene claro qué queremos decir cuando nos referimos a ellas como cine clásico. Si lo clásico se opone a lo moderno o a lo rupturista, calificar así a filmes como “El sueño eterno” no carecería de sentido. La modernidad de la obra se hace obvia; el que, hoy en día, ya no se narre en imágenes al modo de Howard Hawks es debido sencillamente a que nadie posee el talento de este director ni está rodeado por un equipo técnico y artístico tan impresionante.

Sólo entendiendo lo clásico como el modelo de perfección que puede alcanzar un medio de expresión artística, seremos rigurosos al colgar este epíteto a la película de Hawks. Su imaginación narrativa, la brillantez, el sarcasmo y la brutalidad de los diálogos, la irrealidad extrema y turbia de la fotografía y los escenarios, la atmósfera de sensualidad a la que también contribuyen Bogart y Bacall (extraordinarios, los dos), el desasosiego que provoca una espiral de enredos y traiciones orquestada con precisión milimétrica y el magistral sentido de la medida con que se administran, hacen de “El sueño eterno” una obra inagotable.

En la secuencia inicial en casa del general Sternwood, los personajes del detective Philip Marlowe (Bogart), del propio general y de sus dos hijas quedan retratados a través de los intensos diálogos que Marlowe sostiene por separado con cada uno de ellos. Las interrogantes se han acumulado cuando el detective sale de la mansión de Sternwood: detrás del oscuro caso de chantaje para el que el general le ha contratado, se insinúa ya la desconfianza de la hija mayor de Sternwood, Vivian (Lauren Bacall), y el carácter perturbado de Carmen, su hija menor. La investigación de Marlowe se cifrará, fundamentalmente, en desentrañar la red de mentiras y coacciones que hay detrás de la desconfianza de Vivian y en determinar los vínculos que unen a ésta con los demás personajes.

La seducción del engaño se impone como un motivo constante. La complejidad de la trama crece siempre a partir de este motivo y alcanza tales extremos que el espectador llega a perder el hilo de la historia y la contabilidad de los muertos. Las imágenes son entonces tan falsas como las intenciones de los personajes que rodean a Marlowe. La sensación que deja volver a ver “El sueño eterno” es abrumadora e incita a juicios desorbitados. Pasa por este cine clásico como con la gran novela decimonónica: su revisión alienta la sospecha de que una y otra forma artística se han terminado perdiendo porque es imposible estar a su altura; que otras maneras de escribir y filmar delatan, inevitablemente, un reconocimiento de inferioridad. Recomendable para todos los amantes del cine.
6
27 de abril de 2009
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran Hawks trabajó con gran talento muchos géneros, pero en este del cine negro adoleció de los mismos "traumas" que sus colegas: mucha puesta en escena, mucho tabaco, magnífica fotografía, adecuados intérpretes, brillantes diálogos reestructurados por tres guionistas que no lograron traspasar los límites establecidos por la industria: ningún actor parece creerse lo que sucede, todos "pasan letra" a todo gas, como con prisas de acabar cuanto antes su farragosa historia; falta la garra, la emoción que está latente todo el tiempo en una novela magistral cuyo protagonista Philip Marlowe está muy lejos de la apariencia física de Bogart.
10
5 de septiembre de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paradójicamente, tras la victoria en la guerra, se abre un período de cierto desencanto entre los vencedores. Una vez apagados los desfiles triunfalistas es el momento de contar las bajas, los heridos, de reconstrucción (tanto físicas como materiales), y además, la división del mundo en dos peligrosos (y nucleares) bloques deja la sensación que esto no ha hecho más que comenzar.
Todo esto tuvo su reflejo en todos los aspectos de la sociedad, y cómo no también en el cine. Si bien en los años 30 ya habían empezado a aparecer proliferar temas parecidos, mayoritariamente desde películas de bajo presupuesto (también llamado “cine de serie B”), será en la década de los 40 cuando las pantallas se empezarán a llenar de personajes “oscuros”, criminales planeando robos, políticos y fuerzas del orden corruptos, y ambiguos detectives privados que convierten aspectos tan sagrados como el respeto de la ley o el bien y el mal en una línea más bien borrosa. Muchas de esas historias se nutren de una abundante literatura surgida grácias a los llamados “pulp” (revistas baratas) que en los años 30 tuvieron un enorme éxito. Al conjunto de las temáticas detectivescas se las englobó bajo el nombre de “novela negra”, y de ahí que al genero cinematográfico que se basó en dichas novelas se le llamó “cine negro”.
Basada en la novela de uno de los principales escritores de novela negra, Raymond Chandler (de quien ya se había adaptado un año antes otra de sus novelas, “Adiós Muñeca”), el realizador Howard Hawks fue el encargado de ofrecernos una historia que tiene como punto central a una de las principales figuras de la novela y el cine negro: el detective privado. Si bien, hoy en día este personaje está presente en nuestra sociedad de forma permanente y aceptada (aunque con las mismas connotaciones negativas de siempre), en los años 30/40 su importancia tiene mucho más que ver como el reflejo de una sociedad desencantada, sobretodo con sus instituciones más sagradas. La presencia de este tipo de personajes (a pesar que su existencia es bastante más lejana en el tiempo), en el contexto en el que hablamos, tiene mucho que ver con la incapacidad de las fuerzas públicas de mantener un orden alterado permanentemente en los años 30 debido a la miseria generalizada que provocó la Gran Depresión. De alguna forma, la presencia, y creciente importancia, de estos tipos, que se mueven a su antojo en los límites de la frontera que marca la ley, era una bofetada a los políticos y fuerzas de la ley, incapaces de contener crímenes y delitos, en cierto modo también debido a que no eran precisamente instituciones “límpias”.
Philip Marlowe es uno de los principales exponentes de esa nueva raza de detectives privados que proliferaron en los años 40/50, y es el protagonista de este film, genialmente interpretado por Humphrey Bogart. De hecho, toda la trama gira alrededor de este personaje.
(sigue)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Una trama que por cierto es excesivamente compleja debido a la oscura red de relaciones que existe entre los personajes que giran alrededor de la misma, y que sólo la persistencia del detective le hará llegar hasta el fondo. Si bien, el inicio parace simple al inicio del film, cuando Marlowe acude a la (decadente) residencia del General Sternwood para ayudarle con un caso de soborno contra una de sus díscolas hijas y que requiere de la máxima discreción, las cosas no van ser sencillas. Y es que no todo es lo que parece en el universo urdido por Chandler y magistralmente llevado a la pantalla por Hawks.
Bajo la complejidad de una trama puramente detectivesca (aunque no explicada al uso) subyace una mirada nada complaciente sobre el mundo inmediato que rodea a Marlowe-Bogart. Empezando por su propio cliente, el general Sternwood la pura imagen de la decadencia de una clase social a punto de desaparecer, y cuyas descendientes no tienen otra ocupación que la de meterse en problemas. Siguiendo por una serie de personajes bajo cuya apariencia respetable esconden negocios turbios, y además interrelacionados entre sí. Y ya no hablemos de la policía, cuyo papel en este film es el de ir recogiendo el rastro de cadáveres que va dejando a su paso la investigación de Marlowe.
Otro de los elementos a destacar de este magnífico film es el excelente guión acreditado por William Faulkner, Leigh Brackett y Jules Furthman quienes a pesar (o gracias, según se mire) de tener un buen punto de partida en la novela de Chandler, consiguieron aligerarlo considerablemente, hacerlo mucho más ágil, prescindiendo de la voz en off (algo que hubiera sido lógico teniendo en cuenta que la novela está contada en primera persona) y sobretodo afilar aún más si cabe los excelentes diálogos del film. El trabajo conjunto de todos los guionistas consiguió romper la creencia popular que de grandes libros no suelen salir grandes películas.
Por último habría que destacar la soberbia interpretación de Bogart, y sobretodo su excelente química con Lauren Bacall. Cuando ambos aparecen juntos ante la cámara, el film sube enteros por momentos. Pero sería injusto olvidarnos de los excelentes secundarios que aparecen en el film (John Ridgely, Martha Vickers, Dorothy Malone, Regis Toomey, Elisha Cook Jr., Peggy Knudsen), cuyas breves apariciones enriquecen todavía más este gran film.
Llama la atención como Howard Hawks buscó una ambientación propia en este film, intentando alejarse de lo que fue la línea habitual de picados, contrapicados, y la recreación de cierta atmósfera muy deudora del cine impresionista alemán. Evidentemente, en este film predominan las secuencias nocturnas, con lo que el juego de luces y sombras es importante, pero el realizador nos ofrece un enfoque no tan rebuscado y no por ello menos efectivo.
Todo esto explica la fascinanción de un film que, una vez dentro, lo de menos acaba siendo la resolución de los crímines.
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