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El código enigma

Thriller. Drama Biopic sobre el matemático británico Alan Turing, famoso por haber descifrado los códigos secretos nazis contenidos en la máquina Enigma, lo cual determinó el devenir de la II Guerra Mundial (1939-1945) en favor de los Aliados. Lejos de ser admirado como un héroe, Turing fue acusado y juzgado por su condición de homosexual en 1952. (FILMAFFINITY)
Críticas 256
Críticas ordenadas por utilidad
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8
7 de febrero de 2015
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque la película no se ciñe a la realidad estrictamente, y hacen algunos cambios desagradables, como no reconocer suficientemente el rol de los polacos en el proyecto "Ultra", o suprimir personas importantes que también participaron, si logran transmitir la relevancia de ese momento histórico y el peso de los aportes de Alan Turing a la humanidad. Así como la gran injusticia de la que finalmente fue víctima y terminaría conduciéndolo a su suicidio.
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spoiler:
La secuencia y guión están bien, la historia tiene un buen ritmo, y cabe destacar la actuación de Cumberbatch. Hay un punto lamentable, y es que modifican mucho la personalidad de Turing para que cuadre con el estereotipo de científico loco, cuando en la realidad no lo era, siendo el padre practicamente de la inteligencia artificial, y de acuerdo a lo que señalan sus biógrafos.

La película es una excelente opción, aunque finalmente no sera de esas que terminan siendo memorables.
10
12 de febrero de 2015
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Actuación pulcra de una actor (Cumberbatch) que encarna muy “humanamente” su papel (la gran mayoría realiza sobreactuaciones disforzadas), merecedor del Oscar a mejor actor. El personaje es de aquellos –hay que admitirlo- al que terminamos admirando: El sabelotodo que nos incordia y el tímido de quien nos compadecemos. Guión que satisfará a los que amantes del espionaje y enigmas, y propiamente lo que históricamente fue el Enigma, es decir, una dosis de cultura general no vendría mal. Se exploran temas morales que por unanimidad provocarán a todos indignación y harán olvidar a veces nuestra parcialidad camaleónica.
7
2 de enero de 2015 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entro al cine el día después de Nochevieja. Con tanta resaca navideña a mi alrededor no se me ocurre nada mejor que hacer. No tengo muchas opciones, sin embargo. La cartelera no se presta a espectadores de buen gusto y entre los estrenos de año nuevo tan solo me llama la atención Benedict Cumberbatch, que no tarda mucho en convertirse en la apuesta más interesante, la más lógica. Por supuesto, quedan descartados títulos como 'El Hobbit', 'Los juegos del hambre' y otras meteduras de pelo por el estilo.

Confieso que me siento en la butaca con cierto escepticismo. Hay algo en los biopics que apesta a refrito, a guión predefinido, a comida rápida. Me parece ver al mismo genio incomprendido en todas ellas, caminando con las mismas dificultades y sufriendo las mismas fatigas, y sujetos siempre a las mismas líneas argumentales.

Comienza la película y no tardo mucho en descubrir que "The Imitation Game", en este sentido, no va a conseguir sorprenderme. Una vez más, la historia avanza rendida ante los mecanismos narrativos propios del género. Aunque si bien es cierto que la película no pretende innovar en sus formas y en su lenguaje, tampoco me desagrada. Quizá por la presencia de Cumberbatch, cuya notable interpretación salva a 'The Imitation Game' de convertirse en otro biopic más del montón.

No obstante hay que admitir que la película, por lo general, funciona bastante bien. El director, Morten Tyldum, a manos de un guión eficaz, consigue desarrollar la historia sin trucos ni artificios emocionales innecesarios, no desviándose en ningún momento del epicentro que es la mente del criptógrafo Alan Turing, precursor de la informática moderna. La película no necesita enseñarnos ni una sola gota de sangre para situarnos dentro del marco de la II Guerra Mundial, ni tampoco necesita revolcarse entre las sábanas de un colchón para mostrarnos la frustración que siente el personaje protagonista por su condición de homosexual, siendo más que suficientes tan solo un par de flashbacks para que entendamos sus motivaciones. 'The Imitation Game' no necesita, en definitiva, ser más de lo que pretende ser, pero por momentos resulta apasionante. Tal vez no merezca ningún Oscar, pero es cine de primera calidad que no debemos pasar por alto. Y puede también que no sea el biopic del año, ni de la década, pero tampoco lo será 'La cuestión del todo' ni lo fue, a pesar de que los premios que le otorgaron nos intenten hacer pensar lo contrario, 'Una mente maravillosa'. Pero ahí están, intentando hacer justicia a los personajes de los que hablan.
7
2 de enero de 2015 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"The Imitation Game", como ya sabréis, es una película que trata sobre el crucial papel que tuvo Alan Turing (Benedict Cumberbatch) en el desarrollo de la 2ª Guerra Mundial.

Dependiendo del grado de conocimiento que tengas sobre Turning, uno de los matemáticos y científicos más brillantes de todos los tiempos (padre de los ordenadores, ahí es nada), el film te sorprenderá en mayor o menor medida. Lo que estoy diciendo es una evidencia, en efecto, pero os recomiendo que quienes tengáis interés en ver la película y no conozcáis la vida de este personaje, no leáis nada sobre su vida hasta después del visionado. Tampoco esta crítica ni ninguna otra, por supuesto. En realidad, es algo que recomiendo con cualquier tipo de película, informarse lo menos posible antes de verla, para que no nos influyan expectativas de ningún tipo ni nos comamos spoilers.

Cumberbatch es el mayor responsable de que nos encontremos ante una buena película. Su interpretación es de las mejores del año y seguro que será uno de los favoritos a llevarse la estatuilla de oro. Le acompañan unos secundarios de lujo, como Keira Knightley o Matthew Goode. El director noruego, Morten Tyldum, nos muestra con diversos saltos en el tiempo, retazos de la vida de Alan Turning, desde su problemática adolescencia debido a tratarse de un crío atípico y encima homosexual en una época en la que se les consideraba enfermos mentales, hasta el final de sus días. Pero el grueso de la cinta se centra en la labor que desarrolló Turning, junto a los mejores matemáticos, científicos y criptógrafos de toda Gran Bretaña, durante los seis años que duró la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Desde Bletchely Park, el arduo trabajo de este grupo de personas permitió descifrar los mensajes de guerra que enviaban los nazis a través de una serie de máquinas de cifrado rotatorio llamadas Enigma, lo cual permitió a los Aliados anticipar sus ataques y movimientos militares. Es decir, Alan Turing fue uno de los mayores responsables de que la 2ª Guerra Mundial terminase antes y por lo tanto, salvador de millones de vidas y mucha gente no sabía ni de su existencia. Jamás nos lo contaron en los libros de historia, como tantas otras cosas que desconocemos. Asusta pensarlo.

La película, como digo, posee unas grandes actuaciones, un guion sobrio, es didáctica, tiene una hermosa fotografía... pero debido a esa narración convencional (demasiado convencional) de la que hablaba, no resulta magnífica. Por momentos es demasiado previsible y recuerda a muchas otras películas de temática similar. Mejor no spoileo, pero los que conozcáis los monólogos sobre los americanos de Goyo Jiménez, posiblemente os acordaréis de él en algunas escenas de la película.
9
3 de enero de 2015 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más que una celebración de los extraordinarios logros de Alan Turing, The Imitation Game se debería tomar como una disculpa. Una disculpa ante la vergonzosa destrucción  y acoso que este brillante personaje, anónimo durante demasiado tiempo, sufrió por sus preferencias sexuales,  en un contexto y una civilización que curiosamente se encontraba luchando contra el totalitarismo y la barbarie, pero que con uno de sus héroes de esa guerra, fue tan cruel, absoluto e irracionalmente vil como lo eran los enemigos con la justicia.

No es ese el único símil retórico y apasionante de esta película en la que un guión aparentemente sencillo que utiliza las convenciones de biopic, contiene en realidad varias líneas diegéticas: la de Turing descifrando códigos y secretos nazis a la vez que cifra y recubre cada vez más su propia vida de secretos; la de los prejuicios y la discriminación al diferente, al más débil (el papel de la mujer en la historia, el acoso a todo aquel que se sale de la norma...); la contraposición entre la épica de las batallas en imágenes reales de la II Guerra Mundial, con la realidad de donde se deciden, controlan y realizan las guerras (las oficinas); la de las dos historias de amor imposible e incondicional de Turing, abocadas irremediablemente a la tragedia y el ostracismo...

Todo esto, servido con la altura intelectual y la elegancia congénita del buen cine británico,  es además presentado con un excelente uso de la intriga, con un ritmo y un tempo digno del mejor cine de espías,  y con el don de tratarse de una extraordinario relato reciente de lecturas políticas, históricas, sociales y morales. The Imitation Game es una de esas historias tan necesarias de contarse como frustrantes en su inherente injusticia, una de esas historias que reafirman al ser humano a la vez como una criatura tan extraordinaria como repulsiva, tan inteligente como falaz.

Y las mayores cotas emocionales de la historia son alcanzadas gracias sobre todo a un soberbio reparto de actores maravillosos, con interpretaciones contenidas y mesuradas en su función dramática (Charles Dance, Mark Strong, Matthew Goode, Allen Lleech, Rory Kinnear, Matthew Beard), o con hermosos retratos de héroes en la sombra como el de una transparente, emotiva y luminosa Keira Knightley (una actriz que puede emocionar desde la más absoluta sencillez como aquí o en Begin Again; o desde la estilización total de Anna Karenina, Orgullo y Prejuicio o Expiación).

Por supuesto lo de Benedict Cumberbatch es de otro mundo. Por la sensibilidad, la sutileza y el detalle con los que aborda el retrato de este genio apocado, solitario, sociópata y enamorado. Es un espectáculo en sí mismo escudriñar cada una de sus reacciones, la profundidad de su mirada, sus dolorosos estallidos emocionales. Pero sobre todo es una interpretación tan buena que le hace justicia a la persona, que hiperboliza sus logros por encima de su tragedia personal pero a la vez tiene la hondura para mancharse en lo más aciago de su dolor. Es un pacer escuchar su hermosa voz, su locuacidad, la inteligencia de un personaje traído a la vida por un actor que justifica con su sola presencia una película, por otra parte, tan emocionante como necesaria.
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