El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos
2014 

6.3
49,575
Fantástico. Aventuras. Acción
Después de haber recuperado el reino del Dragón Smaug en la montaña, la Compañía ha desencadenado, sin querer, una potencia maligna. Un Smaug enfurecido vuela hacia la Ciudad del Lago para acabar con cualquier resto de vida. Obsesionado con las enormes riquezas en su poder, el rey enano Thorin se vuelve codicioso, mientras Bilbo intenta hacerle entrar en razón haciendo algo desesperado y peligroso. Pero hay aún mayores peligros por ... [+]
26 de diciembre de 2014
26 de diciembre de 2014
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Piruetas acrobáticas, saltos increíbles, peleas inacabables, personajes innecesarios e inexistentes en el texto original, historias de más, metraje de sobra (y posiblemente han guardado versión extendida para el DVD) y sin embargo argumento mal resuelto y diferente al relatado en la novela.
Francamente, no sé que pensar de la película.
Jackson se ha plagiado a si mismo. Si en la primera de esta trilogía calcaba la estructura de la primera de la trilogía de "El Señor de los Anillos", y la segunda recordaba las películas del "Bourne", en cuanto a persecuciones una detrás de otra y poco guión, nos encontramos en esta tercera y cierre de la nueva trilogía de nuevo una película inspirada en la anterior trilogía, concretamente "El retorno del rey". Sin embargo su resultado dista de ser el mismo. No hay hálito épico, la gran batalla apenas aparece en la película, centrada en el duelo de los enanos con los malvados orcos. Es, por tanto, una película de duelos personales. Y en eso no desmerece, aunque algunos son tremendamente hiperbólicos alcanzando el ridículo, rizando el rizo el de Legolas con Bolgo, el lugarteniente de Azog. Jackson confunde épica con funambulismo, y cae en las garras del uso abusivo de la infografía. Realmente parece una película hecha con desgana, aunque, eso sí, con oficio. Y en general, las excesivas escenas de acción abruman.
Mi conclusión es que la trilogía de El Hobbit se podía haber presentado en dos películas. Esta última es entretenida, espectacular, pero vacía de contenido. habrá quién le gustará y quién la notará falta de espíritu. No es “El Señor de los Anillos”.
Francamente, no sé que pensar de la película.
Jackson se ha plagiado a si mismo. Si en la primera de esta trilogía calcaba la estructura de la primera de la trilogía de "El Señor de los Anillos", y la segunda recordaba las películas del "Bourne", en cuanto a persecuciones una detrás de otra y poco guión, nos encontramos en esta tercera y cierre de la nueva trilogía de nuevo una película inspirada en la anterior trilogía, concretamente "El retorno del rey". Sin embargo su resultado dista de ser el mismo. No hay hálito épico, la gran batalla apenas aparece en la película, centrada en el duelo de los enanos con los malvados orcos. Es, por tanto, una película de duelos personales. Y en eso no desmerece, aunque algunos son tremendamente hiperbólicos alcanzando el ridículo, rizando el rizo el de Legolas con Bolgo, el lugarteniente de Azog. Jackson confunde épica con funambulismo, y cae en las garras del uso abusivo de la infografía. Realmente parece una película hecha con desgana, aunque, eso sí, con oficio. Y en general, las excesivas escenas de acción abruman.
Mi conclusión es que la trilogía de El Hobbit se podía haber presentado en dos películas. Esta última es entretenida, espectacular, pero vacía de contenido. habrá quién le gustará y quién la notará falta de espíritu. No es “El Señor de los Anillos”.
1 de junio de 2015
1 de junio de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leido por ahí que la trilogia del Hobbit, se hizo para sacar pasta. Y lo ponen como algo negativo. Ahora va a resultar que la mayor parte de las películas se hacen sin animo de lucro.
Respeto a los que no les gusta por uno u otro motivo. Pero la tercer parte del Hobbit, resulta una película tremendamente grandiosa. La trilogía va de menos a más, y así como la primera parte puede resultar algo espesa, el resto va cogiendo ritmo y esta última, es un excelente colofón.
El cine es diversión, entretenimiento, evasión. En esta película confluyen las tres cosas. Batallas grandiosas, épica y una puesta em escena, bajo mi humilde punto de vista, extraordinaria.
Desde el principio de la trilogía me dí cuenta que había que olvidarse del libro. No en vano es una adaptación, como pasa en otros casos, y el resultado es francamente bueno.
Disfrute mucho con la película, hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien y me hubiera encantado que no se hubiera acabado nunca.
Respeto a los que no les gusta por uno u otro motivo. Pero la tercer parte del Hobbit, resulta una película tremendamente grandiosa. La trilogía va de menos a más, y así como la primera parte puede resultar algo espesa, el resto va cogiendo ritmo y esta última, es un excelente colofón.
El cine es diversión, entretenimiento, evasión. En esta película confluyen las tres cosas. Batallas grandiosas, épica y una puesta em escena, bajo mi humilde punto de vista, extraordinaria.
Desde el principio de la trilogía me dí cuenta que había que olvidarse del libro. No en vano es una adaptación, como pasa en otros casos, y el resultado es francamente bueno.
Disfrute mucho con la película, hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien y me hubiera encantado que no se hubiera acabado nunca.
30 de diciembre de 2021
30 de diciembre de 2021
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercera parte con la que Peter Jackson finiquitó la adaptación al cine de "El hobbit"; novela para niños de unas 250-300 páginas, que Tolkien publicó en 1937 como precursora de lo que, mucho después, sería "El señor de los anillos".
Empecemos advirtiendo que, más allá de lo que se ve en pantalla, estamos ante una trilogía que es un ejemplo de hasta qué punto el cine es un negocio antes que un arte. Baste un repaso a todo lo ocurrido antes del rodaje, para comprobar el furor de las partes por amasar sumas de dinero e incluso, cuando podían, adueñarse de lo ganado por otros. De hecho, la preproducción de esta trilogía bien podría dar para una película propia en donde quedase claro que, en el cine, antes de contratar guionistas, se contratan ejércitos de abogados.
Como tercera parte, continúa la historia allí donde la segunda la interrumpía, ubicando a sus protagonistas en mitad de un enfrentamiento en donde todos quieren sacar tajada de la montaña solitaria. Una película que tiene las mismas virtudes y defectos que sus predecesoras, pero en donde ya se aprecia una caída cualitativa que la lastra, pues Jackson incide aún más en fallos que, no nos engañemos, se veían venir desde tiempo atrás.
Así, Peter Jackson se empecinó en crear otra trilogía con la que embolsarse muchísimo dinero, aun cuando la novela ofrecía un material limitado. Para ello, optó por estirar como un chicle las escenas, insertando material a voluntad y recreándose en los pasajes escritos. Esto, por sí mismo, no tiene nada de malo, pues toda película basada en una novela es una adaptación. El problema surge cuando ese material adicional es mayormente innecesario, notándose que es relleno para alargar el metraje. No en vano, la novela daba para una película de hora y media, no para una trilogía que, en su versión extendida, orilla la friolera de las nueve horas.
Otro problema de Jackson, también visto en la trilogía de "El señor de los anillos", es su irritable insistencia en la épica. Algo justificable en algunos momentos, pero inaguantable como recurso reiterado. Todo es grandilocuente. Todo es pomposo. Todo es colosal, enorme, excelso, egregio. Un empeño pesadísimo del que Jackson abusa incrustando sin control tomas aéreas, rostros compungidos, planos a cámara lenta y miradas perdidas. Esto es tomar al espectador por idiota. No obstante, luego tanto exceso contrasta con algunos momentos infantiles que son un sinsentido (véase spoiler 1).
Otro problema de esta cinta, y de nuevo aprendido en esa mala escuela que fue "El señor de los anillos", es la inverosimilitud de los sucesos. Su director nos ofrece el mundo tolkiano de la Tierra Media, con sus criaturas fantásticas y la magia como eje vertebrador. Pero, incluso aceptando esas premisas, el neozelandés inunda las escenas con personajes de goma, inmunes al dolor, casi indestructibles. Tipos a quienes la física no les afecta, capaces de hacer cualquier cosa "porque sí", dando así pie a escenas que destrozan la suspensión de la incredulidad. No exagero al afirmar que hay momentos en que esta película parece una caricatura.
Y ya desde una perspectiva técnica, esta tercera entrega arrastra defectos graves que, contra toda lógica, impregnan no pocos minutos de la película. Me refiero a la paupérrima integración del CGI con la imagen real, con múltiples casos en los que el "chroma" canta de mala manera. Algo difícil de explicar siendo Jackson uno de lo socios de Weta y tratándose del año 2014 (véase spoiler 2).
En mi opinión, la trilogía de "El hobbit" es un ejemplo de lo que sucede cuando, alguien que es bueno en su trabajo, triunfa y se lo acaba creyendo, pues Jackson ha ganado cantidades obscenas de dinero con las obras de Tolkien, pasando de ser un cineasta del montón a uno de los grandes "popes" de la industria. El resultado es un tipo que se lo tiene creído, convencido de que todo es mérito suyo, y al que nadie le tose. Esto deriva en una persona convencida de que sus ideas son siempre geniales y, no habiendo quien le plante cara, saca adelante cualquier mamarrachada absurda, pues considerará que todos están equivocados menos él. Otro caso del "síndrome George Lucas".
Llegados a este punto, entiendo que nosotros no somos dignos siquiera de la mirada de Peter Jackson. Que no pasamos de unos vulgares ignorantes que opinamos sobre esa hazaña, esa obra magna que ha sido sacar adelante este proyecto. Pero es precisamente esa forma de pensar acrítica, esa idolatría ciega, la que ha convertido a Peter Jackson en su peor enemigo. Un director y empresario con un ego inaguantable que no quiere admitir que también se equivoca.
En resumen, negocio descomunal montado a partir de una historia infantil que ha sido deformada, estirada e inflada a esteroides hasta convertirla en "El señor de los anillos 2: ahora por mis santos cojones". Un ejemplo de descontrol y desmesura por parte de Jackson, quien no sabe poner límites ni a su tontería ni a su avaricia. Me niego a bailarle el agua.
Empecemos advirtiendo que, más allá de lo que se ve en pantalla, estamos ante una trilogía que es un ejemplo de hasta qué punto el cine es un negocio antes que un arte. Baste un repaso a todo lo ocurrido antes del rodaje, para comprobar el furor de las partes por amasar sumas de dinero e incluso, cuando podían, adueñarse de lo ganado por otros. De hecho, la preproducción de esta trilogía bien podría dar para una película propia en donde quedase claro que, en el cine, antes de contratar guionistas, se contratan ejércitos de abogados.
Como tercera parte, continúa la historia allí donde la segunda la interrumpía, ubicando a sus protagonistas en mitad de un enfrentamiento en donde todos quieren sacar tajada de la montaña solitaria. Una película que tiene las mismas virtudes y defectos que sus predecesoras, pero en donde ya se aprecia una caída cualitativa que la lastra, pues Jackson incide aún más en fallos que, no nos engañemos, se veían venir desde tiempo atrás.
Así, Peter Jackson se empecinó en crear otra trilogía con la que embolsarse muchísimo dinero, aun cuando la novela ofrecía un material limitado. Para ello, optó por estirar como un chicle las escenas, insertando material a voluntad y recreándose en los pasajes escritos. Esto, por sí mismo, no tiene nada de malo, pues toda película basada en una novela es una adaptación. El problema surge cuando ese material adicional es mayormente innecesario, notándose que es relleno para alargar el metraje. No en vano, la novela daba para una película de hora y media, no para una trilogía que, en su versión extendida, orilla la friolera de las nueve horas.
Otro problema de Jackson, también visto en la trilogía de "El señor de los anillos", es su irritable insistencia en la épica. Algo justificable en algunos momentos, pero inaguantable como recurso reiterado. Todo es grandilocuente. Todo es pomposo. Todo es colosal, enorme, excelso, egregio. Un empeño pesadísimo del que Jackson abusa incrustando sin control tomas aéreas, rostros compungidos, planos a cámara lenta y miradas perdidas. Esto es tomar al espectador por idiota. No obstante, luego tanto exceso contrasta con algunos momentos infantiles que son un sinsentido (véase spoiler 1).
Otro problema de esta cinta, y de nuevo aprendido en esa mala escuela que fue "El señor de los anillos", es la inverosimilitud de los sucesos. Su director nos ofrece el mundo tolkiano de la Tierra Media, con sus criaturas fantásticas y la magia como eje vertebrador. Pero, incluso aceptando esas premisas, el neozelandés inunda las escenas con personajes de goma, inmunes al dolor, casi indestructibles. Tipos a quienes la física no les afecta, capaces de hacer cualquier cosa "porque sí", dando así pie a escenas que destrozan la suspensión de la incredulidad. No exagero al afirmar que hay momentos en que esta película parece una caricatura.
Y ya desde una perspectiva técnica, esta tercera entrega arrastra defectos graves que, contra toda lógica, impregnan no pocos minutos de la película. Me refiero a la paupérrima integración del CGI con la imagen real, con múltiples casos en los que el "chroma" canta de mala manera. Algo difícil de explicar siendo Jackson uno de lo socios de Weta y tratándose del año 2014 (véase spoiler 2).
En mi opinión, la trilogía de "El hobbit" es un ejemplo de lo que sucede cuando, alguien que es bueno en su trabajo, triunfa y se lo acaba creyendo, pues Jackson ha ganado cantidades obscenas de dinero con las obras de Tolkien, pasando de ser un cineasta del montón a uno de los grandes "popes" de la industria. El resultado es un tipo que se lo tiene creído, convencido de que todo es mérito suyo, y al que nadie le tose. Esto deriva en una persona convencida de que sus ideas son siempre geniales y, no habiendo quien le plante cara, saca adelante cualquier mamarrachada absurda, pues considerará que todos están equivocados menos él. Otro caso del "síndrome George Lucas".
Llegados a este punto, entiendo que nosotros no somos dignos siquiera de la mirada de Peter Jackson. Que no pasamos de unos vulgares ignorantes que opinamos sobre esa hazaña, esa obra magna que ha sido sacar adelante este proyecto. Pero es precisamente esa forma de pensar acrítica, esa idolatría ciega, la que ha convertido a Peter Jackson en su peor enemigo. Un director y empresario con un ego inaguantable que no quiere admitir que también se equivoca.
En resumen, negocio descomunal montado a partir de una historia infantil que ha sido deformada, estirada e inflada a esteroides hasta convertirla en "El señor de los anillos 2: ahora por mis santos cojones". Un ejemplo de descontrol y desmesura por parte de Jackson, quien no sabe poner límites ni a su tontería ni a su avaricia. Me niego a bailarle el agua.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
1º) Una de las escenas más torpes y infantiles ocurre, precisamente, en uno de los momentos más importante, aunque inventado por Jackson. Me refiero a cuando Galadriel expulsa a Sauron. La dama, descontrolada en su furia, suelta frases torpes, pueriles, propias de un texto para niños. Algo lógico porque, recuerde, "El hobbit" es una novela infantil. El problema es que esto chirría con los aires importantes y magnos con los que Jackson impregna la película. Tanto dar la brasa con la grandiosidad y luego insertan tonterías como estas.
2º) Hay dos escenas en las que el trucaje digital apesta, pero no son ni por asomo las únicas.
La primera es cuando Thorin y Dori están conversando a solas dentro de la montaña, mientras fuera se libra la gran batalla. Dori le echa en cara a Thorin que ha cambiado y que mucha gente está muriendo, mientras éste, desconectado de la realidad, justifica las muertes porque es lo que ocurre en las guerras, amén de que el oro bien vale esa sangre. Durante toda esta escena, la integración entre los actores y el fondo es horrible. Pero horrible. Propio de los trabajos de la productora The Asylum. Una verdadera basura.
La otra escena es cuando Thorin y Bardo están negociando a las puertas de la montaña a través de un agujero en la piedra. La escena está rodada de forma que la cámara muestra lo que cada interlocutor ve a través del agujero. Tanto en los planos en los que aparece Thorin como en los que se muestra al Bardo, se nota que es metraje sobre el que se ha superpuesto la imagen digital de la piedra formando un agujero. No obstante, en el caso de los planos mostrando a Thorin el trucaje es malo, malo, malo. De nuevo inconcebible en una obra con este presupuesto, con semejante respaldo técnico y en los tiempos actuales.
Ambas escenas son dos muestras, pero abundan los planos en donde la integración es pobre. De hecho, empeora conforme avanza la historia. En una película que basa gran parte de su atractivo en mostrar un mundo de fantasía plagado de personajes imposibles, y con un director que se cree el rey del mambo en todos los aspectos, esto es algo que no se puede perdonar con facilidad. La película no está a la altura técnica de lo que Jackson quiso vender.
2º) Hay dos escenas en las que el trucaje digital apesta, pero no son ni por asomo las únicas.
La primera es cuando Thorin y Dori están conversando a solas dentro de la montaña, mientras fuera se libra la gran batalla. Dori le echa en cara a Thorin que ha cambiado y que mucha gente está muriendo, mientras éste, desconectado de la realidad, justifica las muertes porque es lo que ocurre en las guerras, amén de que el oro bien vale esa sangre. Durante toda esta escena, la integración entre los actores y el fondo es horrible. Pero horrible. Propio de los trabajos de la productora The Asylum. Una verdadera basura.
La otra escena es cuando Thorin y Bardo están negociando a las puertas de la montaña a través de un agujero en la piedra. La escena está rodada de forma que la cámara muestra lo que cada interlocutor ve a través del agujero. Tanto en los planos en los que aparece Thorin como en los que se muestra al Bardo, se nota que es metraje sobre el que se ha superpuesto la imagen digital de la piedra formando un agujero. No obstante, en el caso de los planos mostrando a Thorin el trucaje es malo, malo, malo. De nuevo inconcebible en una obra con este presupuesto, con semejante respaldo técnico y en los tiempos actuales.
Ambas escenas son dos muestras, pero abundan los planos en donde la integración es pobre. De hecho, empeora conforme avanza la historia. En una película que basa gran parte de su atractivo en mostrar un mundo de fantasía plagado de personajes imposibles, y con un director que se cree el rey del mambo en todos los aspectos, esto es algo que no se puede perdonar con facilidad. La película no está a la altura técnica de lo que Jackson quiso vender.
18 de diciembre de 2014
18 de diciembre de 2014
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Peter Jackson se despide con este cierre de trilogía y el cierre del círculo que une "El hobbit" con "El señor de los anillos" de forma magnífica y magistral. Mientras que las anteriores poseían un tono mas infantil, simple y genérico de aventuras, esta parece tener el mismo tono pero minimizado, ya que en este capítulo predomina el sentimiento que había en la trilogía del anillo, ese sentimiento de emoción, esperanza, tristeza, belleza y mensajes filosóficos sobre el naturalismo, la paz y la avaricia de los seres vivos pensantes.
La historia extrañamente, no se siente alargada ni lenta, se siente rápida y que cuenta lo que tiene que contar sin dejar de tener al espectador sin aliento con las magníficas secuencias de acción que superan a las anteriores en todo sentido (excepto el de emotividad). Con un inicio explosivo con Smaug atacando Esgaroth y Bardo cobra incluso mas protagonismo y al fin te llega a importar su familia, poco pero mas que en la anterior (sobretodo su hijo, cuando vean la película verán de que hablo). Por cierto, de un Luke Evans inexpresivo y poco interesante, pasamos a uno que capta toda tu atención al ver de lo que es capaz mostrándonos lo heroico que puede ser, aunque parezca mas un elfo que un hombre con todo lo que hace.
Lo que mas me impresionó de la película es su capacidad de hacerte sentir algo, muchas emociones, cosa que solo logró la primera con Gollum. La película toca temas de reflexión como la avaricia, la codicia, el honor, la amistad, lo que significa la guerra etc... y todos los personajes representan alguno de estos temas.
Bilbo, que en esta entrega toma mas peso y protagonismo que en las anteriores. Esta vez, lucha contra los orcos, usa su astucia y trata de convencer a Thorin de salir a pelear junto su raza, mientras se arriesga a que el mismo Thorin lo mate por algo my importante para el mismo... en fin. Este es el verdadero Bilbo Bolsón que los fans del libro siempre quisimos ver, de la mano de un Martin Freeman espléndido cabe destacar.
Gandalf recupera su encanto, esa aura de amistad,de carisma, de bondad y sabiduría que le hacían falta en las dos anteriores están presentes aquí, de tal manera que puedes encariñarte por el incluso mas que en las anteriores al igual que en la trilogía original. Con Ian McKellen que se ve que disfruta cada momento en pantalla.
Thorin toma mas interés y profundidad. Tiene un arco argumental de lo que es la avaricia y como corrompe a las personas emocionalmente, esa ambición de querer mas y mas hasta que ese deseo te ciega de lo que es mas importante, algo que ni todo el oro de Erebor puede comprar: la amistad y el honor, de no esconderte nunca detrás de los bienes materiales y salir y enfrentar al mundo, para cumplir tu deber. Aunque eso signifique tu muerte o un mal para ti. con un Richard Armitage mejor que en toda la trilogía.
El resto de enanos como Balin, Dwalin y sobretodo Kili y Fili (que los que hayan leído el libro saben que les sucede) estos dos últimos se siente que son hermanos, y cuando los ves en pantalla te interesan mas que en las anteriores, incluso ese triángulo amoroso que tanto detesté en la anterior, se siente funcional, aunque no aparezca mucho en la película, lo que lo hace funcionar son dos cosas: un objeto que ya verán que es y el final de esta relación que puede dejarte marca si eres de fibra sensible.
La batalla de los cinco ejércitos es espectacular, unas escenas con ese atardecer hermoso y artístico, escenas de acción espectaculares nunca antes vistas y momentos dramáticos que como dije, pueden dejarte marca en el corazón como lo hizo el retorno del rey (aunque esta no le llegue ni a los talones a la batallad de Minas Tirith). Pero no todo es color de rosas, hay puntos flacos como, el gobernador de Esgaroth, que mas que hacer gracia dan pena ajena, un conflicto entre enanos y elfos que no se siente. pero todo eso es compensado con efectos especiales espectaculares, escenas con poderío escénico espléndidas, una música potente, personajes bien estructurados y un final que te deja los últimos 40 minutos con un nudo en la garganta.
Sin duda, "El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos", es un cierre de trilogía maravilloso y conmovedor que te hace sentir lo que sentiste con "El retorno del rey" aunque a menor escala, es meritorio. Gracias Peter. Gracias Tolkien.
La historia extrañamente, no se siente alargada ni lenta, se siente rápida y que cuenta lo que tiene que contar sin dejar de tener al espectador sin aliento con las magníficas secuencias de acción que superan a las anteriores en todo sentido (excepto el de emotividad). Con un inicio explosivo con Smaug atacando Esgaroth y Bardo cobra incluso mas protagonismo y al fin te llega a importar su familia, poco pero mas que en la anterior (sobretodo su hijo, cuando vean la película verán de que hablo). Por cierto, de un Luke Evans inexpresivo y poco interesante, pasamos a uno que capta toda tu atención al ver de lo que es capaz mostrándonos lo heroico que puede ser, aunque parezca mas un elfo que un hombre con todo lo que hace.
Lo que mas me impresionó de la película es su capacidad de hacerte sentir algo, muchas emociones, cosa que solo logró la primera con Gollum. La película toca temas de reflexión como la avaricia, la codicia, el honor, la amistad, lo que significa la guerra etc... y todos los personajes representan alguno de estos temas.
Bilbo, que en esta entrega toma mas peso y protagonismo que en las anteriores. Esta vez, lucha contra los orcos, usa su astucia y trata de convencer a Thorin de salir a pelear junto su raza, mientras se arriesga a que el mismo Thorin lo mate por algo my importante para el mismo... en fin. Este es el verdadero Bilbo Bolsón que los fans del libro siempre quisimos ver, de la mano de un Martin Freeman espléndido cabe destacar.
Gandalf recupera su encanto, esa aura de amistad,de carisma, de bondad y sabiduría que le hacían falta en las dos anteriores están presentes aquí, de tal manera que puedes encariñarte por el incluso mas que en las anteriores al igual que en la trilogía original. Con Ian McKellen que se ve que disfruta cada momento en pantalla.
Thorin toma mas interés y profundidad. Tiene un arco argumental de lo que es la avaricia y como corrompe a las personas emocionalmente, esa ambición de querer mas y mas hasta que ese deseo te ciega de lo que es mas importante, algo que ni todo el oro de Erebor puede comprar: la amistad y el honor, de no esconderte nunca detrás de los bienes materiales y salir y enfrentar al mundo, para cumplir tu deber. Aunque eso signifique tu muerte o un mal para ti. con un Richard Armitage mejor que en toda la trilogía.
El resto de enanos como Balin, Dwalin y sobretodo Kili y Fili (que los que hayan leído el libro saben que les sucede) estos dos últimos se siente que son hermanos, y cuando los ves en pantalla te interesan mas que en las anteriores, incluso ese triángulo amoroso que tanto detesté en la anterior, se siente funcional, aunque no aparezca mucho en la película, lo que lo hace funcionar son dos cosas: un objeto que ya verán que es y el final de esta relación que puede dejarte marca si eres de fibra sensible.
La batalla de los cinco ejércitos es espectacular, unas escenas con ese atardecer hermoso y artístico, escenas de acción espectaculares nunca antes vistas y momentos dramáticos que como dije, pueden dejarte marca en el corazón como lo hizo el retorno del rey (aunque esta no le llegue ni a los talones a la batallad de Minas Tirith). Pero no todo es color de rosas, hay puntos flacos como, el gobernador de Esgaroth, que mas que hacer gracia dan pena ajena, un conflicto entre enanos y elfos que no se siente. pero todo eso es compensado con efectos especiales espectaculares, escenas con poderío escénico espléndidas, una música potente, personajes bien estructurados y un final que te deja los últimos 40 minutos con un nudo en la garganta.
Sin duda, "El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos", es un cierre de trilogía maravilloso y conmovedor que te hace sentir lo que sentiste con "El retorno del rey" aunque a menor escala, es meritorio. Gracias Peter. Gracias Tolkien.
25 de diciembre de 2014
25 de diciembre de 2014
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, se acabó esta nueva trilogía de Peter Jackson que para mi ha sido un regalo porque siempre que me den mas tierra media siempre será bienvenido. Muchos de vosotros comentaís que es una trilogía "saca cuartos" para los fans del Señor de los anillos y es bastante cierto porque es que no son ni comparables, pero insisto a mi no me han disgustado en absoluto, me quedo con la primera porque considero que es la mas completa de las 3 pero esta pone su gran broche final con una batalla de 1 hora y su mágico final que nos transportaba al comienzo de la Comunidad del anillo. Smaug, Bilbo y Legolas lo mejor, Tauriel no me gusta mucho aunque Evangeline me encante y otros personajes que no tienen gran carisma creo que sobran. Pero gracias Peter Jackson de nuevo.
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