El sueño de Walt
6.7
17,869
15 de septiembre de 2015
15 de septiembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine dentro el cine.En el film, John Lee Hancock (Un sueño posible) nos quiere demostrar, mejor, hacer creer, que la satisfacción de la creatividad artística es ponerla en un cajón, y que el tal Disney era un manipulador y blandengue. 20 años tardo el dueño de la factoría de sueños, para convencer a la autora australiana de que le vendiera los derechos de su novela Mary Poppins. Psicología barata para restarnos el encuentro entre Pamela.L.Travers y Walt Disney para el contrato de Mary Poppins. Todo marcado por una infancia complicada de la autora pero todo ello magníficamente interpretado. Un film de complicado rodaje debido a las constantes negativas de Travers a la adaptacion del guión, pero que concluyo con la interesante aportación a la historia del cine infantil.No cuenta como Travers acabo odiando el film, de hecho odiaba los dibujos animados ni se pone en el jardín del anticomunista, tirano y racista Disney. Se centra en la lucha de la autora para salvar lo que pueda de su notable obra, antes de la corruptela y manipulación. Y ambos se reconcilian con sus padres, que es el mejorado finalmente Mr. Banks. Dice Walter en algún momento que la vida es demasiado corta para no perdonar. Emma Thompson, Tom Hanks, Colin Farrell, Paul Giamatti, que gran chofer, y Annie Rosie Buckley son los amargados interpretes de este drama biográfico. Y no olvidemos los esforzados músicos y guionistas del film. Sensacionales.
29 de agosto de 2016
29 de agosto de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1964 Walt Disney Pictures presentó a todo el mundo “Mary Poppins”, basada en el libro mundialmente famoso de P.L. Travers y dirigida por Robert Stevenson, uno de los apellidos afianzados en la empresa desde tiempos inmemoriales y con una larga lista de títulos que son todos auténticos clásicos por derecho propio. La película fue un taquillazo imbatible y se convirtió, de la noche a la mañana, en un título de culto que hasta el día de hoy sigue siendo todo un referente del cine familiar y con una calidad que sigue siendo irresistible por muchos motivos. Lo que no se sabía es que Walt Disney, en persona, tardó nada menos que 20 años en conseguir los derechos pues la propia escritora se negaba a venderlos vez tras vez. La historia de ese periplo, de toda esa odisea, de ese obstáculo casi imposible de franquear es lo que da vida a este filme que en manos de John Lee Hancock se convierte en toda una clase de compostura, elegancia y buen ritmo.
El mensaje de la historia es claro y sencillo: los problemas de nuestra vida se pueden sortear como uno quiera. Y ese es el leitmotiv en cuestión de “Al encuentro de Mr. Banks”. Más allá de todos y cada uno de los aspectos artísticos, técnicos de una obra cinematográfica que tardó demasiado en ver la luz, fuera de las entrevistas y encuentros entre dos personas completamente opuestas (una era el intimismo personificado y la otra era la ambición de un empresario) en base a un guión con o sin modificaciones, gustos personales de la Sta. Travers y la cabezonería y lucha de Walt Disney, el rey Midas indiscutible en el campo de la animación y del cine familiar aún a día de hoy, el hombre que convirtió un apellido en un símbolo, en un imperio, en todo un universo particular de gusto y disfrute de generaciones enteras, más allá de todo esto se encuentra una historia en ciernes sobre la escritora de Mary Poppins y cómo cada pieza de esa historia está basada en una parte de su vida pasada, de su infancia, de sus vivencias y de sus recuerdos [...].
Uno descubre que el Sr. Banks está basado en el padre de Travers, que Mary Poppins es su tía, que los míticos dos peniques no son simplemente dos monedas sin valor sino que por culpa de insignificante calderilla y lo que fue a comprar la autora del libro con ella representó una auténtica tragedia personal al no poder despedirse de su padre quien estaba enfermo de tuberculosis. Porque la película no escatima en hechos y situaciones dramáticas [...]. Todo está mostrado a partir de flashbacks repartidos a lo largo (y ancho) de toda la historia. La esencia de esa relación que mantienen están reflejados en los momentos más aclamados o icónicos de la versión de Robert Stevenson pues son la vida de Travers. De esta forma, a través de “Al encuentro de Mr. Banks” podemos descubrir que eran reales y no fruto de una mente fantasiosa sino con una razón detrás para ser expuestos [...].
Otro de los elementos clave para hacer que la película resulte convincente es la conseguida ambientación junto con un diseño de producción espectacular el cual logra transmitir la época de buenas intenciones, amabilidad, sentimientos, una época cargada de magia en el aire, de un Hollywood glamouroso y de una felicidad mal enfocada o por así decirlo más hipócrita de lo que uno pueda creer. En sí podría decirse que es un émulo o una exposición del propio Disney a fin de cuentas. Del apellido y de la empresa. Todo lo que a ello concierne está realmente logrado pues desde los despachos que representan la parte menos alegre y la más mecánica hasta el parque de atracciones, símbolo y representación de un mundo de felicidad completa, está expuesto sin hurgar profundamente ni hacer una crítica incisiva pero sin obviar exponer al hombre que veía su mundo como un imperio, como una empresa, como una marca, como una fantasía y que a fin de cuentas, a pesar de ser el jefe de un macro universo casi inalcanzable, seguía siendo el hombre de familia que se supone era. Cierto es que no van a tirar piedras sobre su propio tejado al tratarse de la piedra de toque de un imperio pero aún siendo un guión magnánimo con la figura del creador de un bastión inquebrantable, también logra atisbarse la ambición que contenía ante cualquier cosa que oliera a éxito en taquilla y el punto de vista que poseía sobre todo lo que creía pudiera reportarle beneficios contantes y sonantes aunque la realización de “Mary Poppins” fuese una promesa hecha a sus propias hijas.
Tom Hanks, uno de los pocos actores que representan el Hollywood clásico en pleno siglo XXI, logra plasmar y construir un Walt Disney creíble, dándole el énfasis y los matices necesarios para conseguir todos los ámbitos posibles que rodeaban al apellido de uno de los iconos más ilustres del s. XX. Se nota que el actor se esfuerza en tratarlo con respeto en todo momento pero sin resultar adulador en exceso pues a pesar de que el maestro era conocido por su pasión por su trabajo también era un tiburón sin escrúpulos a la hora de conseguir cualquier cosa. Lógicamente estamos hablando de una película de corte académico y las intenciones no son destripar a ser despiadado sino intentar ser consecuentes y equilibrado. Lo mismo sucede con Emma Thompson quien, a través de su compostura, logra plasmar la rigurosidad británica ajena por completo a toda esa fantasía colorista (y en cierto sentido vacua) que es la vida de un director de cine empecinado en convertir su apellido en una maquinaria de hacer dinero y arte a partes iguales [...]. La escena más lograda al respecto y que expone a la perfección todos estos aspectos es aquella donde Disney le expone a Travers, sin tapujos pero con sentimiento, la realidad de la vida, la forma en cómo uno puede afrontar las experiencias dolorosas del pasado y que detrás de cada persona hay una historia, quizás, más dolorosa que la nuestra y que por eso merece la pena ser contada y conocida.
- continúa en spoiler -
El mensaje de la historia es claro y sencillo: los problemas de nuestra vida se pueden sortear como uno quiera. Y ese es el leitmotiv en cuestión de “Al encuentro de Mr. Banks”. Más allá de todos y cada uno de los aspectos artísticos, técnicos de una obra cinematográfica que tardó demasiado en ver la luz, fuera de las entrevistas y encuentros entre dos personas completamente opuestas (una era el intimismo personificado y la otra era la ambición de un empresario) en base a un guión con o sin modificaciones, gustos personales de la Sta. Travers y la cabezonería y lucha de Walt Disney, el rey Midas indiscutible en el campo de la animación y del cine familiar aún a día de hoy, el hombre que convirtió un apellido en un símbolo, en un imperio, en todo un universo particular de gusto y disfrute de generaciones enteras, más allá de todo esto se encuentra una historia en ciernes sobre la escritora de Mary Poppins y cómo cada pieza de esa historia está basada en una parte de su vida pasada, de su infancia, de sus vivencias y de sus recuerdos [...].
Uno descubre que el Sr. Banks está basado en el padre de Travers, que Mary Poppins es su tía, que los míticos dos peniques no son simplemente dos monedas sin valor sino que por culpa de insignificante calderilla y lo que fue a comprar la autora del libro con ella representó una auténtica tragedia personal al no poder despedirse de su padre quien estaba enfermo de tuberculosis. Porque la película no escatima en hechos y situaciones dramáticas [...]. Todo está mostrado a partir de flashbacks repartidos a lo largo (y ancho) de toda la historia. La esencia de esa relación que mantienen están reflejados en los momentos más aclamados o icónicos de la versión de Robert Stevenson pues son la vida de Travers. De esta forma, a través de “Al encuentro de Mr. Banks” podemos descubrir que eran reales y no fruto de una mente fantasiosa sino con una razón detrás para ser expuestos [...].
Otro de los elementos clave para hacer que la película resulte convincente es la conseguida ambientación junto con un diseño de producción espectacular el cual logra transmitir la época de buenas intenciones, amabilidad, sentimientos, una época cargada de magia en el aire, de un Hollywood glamouroso y de una felicidad mal enfocada o por así decirlo más hipócrita de lo que uno pueda creer. En sí podría decirse que es un émulo o una exposición del propio Disney a fin de cuentas. Del apellido y de la empresa. Todo lo que a ello concierne está realmente logrado pues desde los despachos que representan la parte menos alegre y la más mecánica hasta el parque de atracciones, símbolo y representación de un mundo de felicidad completa, está expuesto sin hurgar profundamente ni hacer una crítica incisiva pero sin obviar exponer al hombre que veía su mundo como un imperio, como una empresa, como una marca, como una fantasía y que a fin de cuentas, a pesar de ser el jefe de un macro universo casi inalcanzable, seguía siendo el hombre de familia que se supone era. Cierto es que no van a tirar piedras sobre su propio tejado al tratarse de la piedra de toque de un imperio pero aún siendo un guión magnánimo con la figura del creador de un bastión inquebrantable, también logra atisbarse la ambición que contenía ante cualquier cosa que oliera a éxito en taquilla y el punto de vista que poseía sobre todo lo que creía pudiera reportarle beneficios contantes y sonantes aunque la realización de “Mary Poppins” fuese una promesa hecha a sus propias hijas.
Tom Hanks, uno de los pocos actores que representan el Hollywood clásico en pleno siglo XXI, logra plasmar y construir un Walt Disney creíble, dándole el énfasis y los matices necesarios para conseguir todos los ámbitos posibles que rodeaban al apellido de uno de los iconos más ilustres del s. XX. Se nota que el actor se esfuerza en tratarlo con respeto en todo momento pero sin resultar adulador en exceso pues a pesar de que el maestro era conocido por su pasión por su trabajo también era un tiburón sin escrúpulos a la hora de conseguir cualquier cosa. Lógicamente estamos hablando de una película de corte académico y las intenciones no son destripar a ser despiadado sino intentar ser consecuentes y equilibrado. Lo mismo sucede con Emma Thompson quien, a través de su compostura, logra plasmar la rigurosidad británica ajena por completo a toda esa fantasía colorista (y en cierto sentido vacua) que es la vida de un director de cine empecinado en convertir su apellido en una maquinaria de hacer dinero y arte a partes iguales [...]. La escena más lograda al respecto y que expone a la perfección todos estos aspectos es aquella donde Disney le expone a Travers, sin tapujos pero con sentimiento, la realidad de la vida, la forma en cómo uno puede afrontar las experiencias dolorosas del pasado y que detrás de cada persona hay una historia, quizás, más dolorosa que la nuestra y que por eso merece la pena ser contada y conocida.
- continúa en spoiler -
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Algo que consigue “Al encuentro de Mr. Banks” es, precisamente, darle mayor protagonismo o enfocar la esencia de la historia no en Mary Poppins, la niñera mágica sino precisamente en el Sr. Banks, quizás el personaje que siempre pasó más desapercibido y que encerraba muchos más matices de los que uno pudiera imaginar. De esta forma llegamos a verlo desde la perspectiva correcta aunque quienes hemos visto “Mary Poppins” decenas de veces sirve para descubrir un episodio completamente desconocido. Conocer que la pieza clave o el elemento fundamental para poder entender mejor la historia es éste sorprende muchísimo. De esta forma vemos a un padre amoroso y no tan rudo o estricto como se nos presentó siempre. Ver a Mary Poppins más como un puente que une o repara la brecha rota entre los padres y sus hijos es algo que da que pensar. Pero la película esconde mucho más. Interesante poder descubrir qué elementos y escenas quería eliminar Travers del montaje final y que por suerte para todos nadie dispuesto a obedecer. De no haber claudicado Disney con los deseos de la escritora no hubiésemos conocido las canciones atemporales que todos hemos cantado en infinidad de ocasiones casi como un mantra. No hubiésemos podido disfrutar de esos fragmentos mágicos donde Bert baila con pingüinos (quizás uno de los momentos más desternillantes, originales y divertidos y que ella encontraba fuera de lugar por considerarlo un tanto bufo). O no hubiésemos tenido el gusto de conocer al Sr. Banks con bigote, un detalle común pero realmente fundamental para la historia.
Otro de los elementos clave para que la película logre transmitir toda la viveza que contiene ya de por sí “Mary Poppins” es la plasmación rigurosa y bastante acertada de los compositores (y hermanos) Sherman. Verles tocar las primeras notas de canciones que son parte de la cultura popular, cómo llegaron a crear auténticas joyas para un tesoro en sí mismo al igual que verles salir de sus propias casillas ante el estricto e irritante carácter de la Srta. Travers son de los mejores momentos al igual que esa escena donde ella, por fin, logra conectar y comprender la esencia y el punto de vista de Disney y su equipo uniéndose al baile y felicidad (momentánea) para dar su beneplácito son pequeños ejemplos de un trabajo formidable de ambientación y logro. Porque no hay mejor plano y escena donde ella, en un dilema crucial comprendiendo que el dinero es necesario para vivir pero a su vez no quiere “vender” su obra más querida, decide abrazarse a un muñeco de Mickey Mouse. Una forma como otra cualquiera de dar a entender que cualquiera puede estar en contra del imperio Disney por verlo como es y la parte que se esconde tras unos personajes encantadores y unas películas atemporales pero mucho que uno quiera luchar contra la parte capitalista del producto uno acaba, quiera o no, aceptándolo como parte de su vida. Es algo tan inevitable como sonreír complacido ante algo tan eterno como Mary Poppins. Porque descubrir la parte íntima de un producto destinado a ser mainstream lo hace más accesible y cercano y comprender que nadie puede resistirse a los encantos de alguien que dominaba el mundo del espectáculo a la perfección por mucho que se oponga resistencia. Desde luego, “Al encuentro de Mr. Banks”, es un claro ejemplo de que los problemas siempre van a formar parte de uno pero también los recuerdos y que no hay nada más suculento para un visionario que tener un deseo y una meta en mente.
https://claquetadebitacora.wordpress.com/2016/08/29/critica-al-encuentro-de-mr-banks-john-lee-hancock-2013-todo-icono-tiene-detras-una-historia/
Otro de los elementos clave para que la película logre transmitir toda la viveza que contiene ya de por sí “Mary Poppins” es la plasmación rigurosa y bastante acertada de los compositores (y hermanos) Sherman. Verles tocar las primeras notas de canciones que son parte de la cultura popular, cómo llegaron a crear auténticas joyas para un tesoro en sí mismo al igual que verles salir de sus propias casillas ante el estricto e irritante carácter de la Srta. Travers son de los mejores momentos al igual que esa escena donde ella, por fin, logra conectar y comprender la esencia y el punto de vista de Disney y su equipo uniéndose al baile y felicidad (momentánea) para dar su beneplácito son pequeños ejemplos de un trabajo formidable de ambientación y logro. Porque no hay mejor plano y escena donde ella, en un dilema crucial comprendiendo que el dinero es necesario para vivir pero a su vez no quiere “vender” su obra más querida, decide abrazarse a un muñeco de Mickey Mouse. Una forma como otra cualquiera de dar a entender que cualquiera puede estar en contra del imperio Disney por verlo como es y la parte que se esconde tras unos personajes encantadores y unas películas atemporales pero mucho que uno quiera luchar contra la parte capitalista del producto uno acaba, quiera o no, aceptándolo como parte de su vida. Es algo tan inevitable como sonreír complacido ante algo tan eterno como Mary Poppins. Porque descubrir la parte íntima de un producto destinado a ser mainstream lo hace más accesible y cercano y comprender que nadie puede resistirse a los encantos de alguien que dominaba el mundo del espectáculo a la perfección por mucho que se oponga resistencia. Desde luego, “Al encuentro de Mr. Banks”, es un claro ejemplo de que los problemas siempre van a formar parte de uno pero también los recuerdos y que no hay nada más suculento para un visionario que tener un deseo y una meta en mente.
https://claquetadebitacora.wordpress.com/2016/08/29/critica-al-encuentro-de-mr-banks-john-lee-hancock-2013-todo-icono-tiene-detras-una-historia/
24 de marzo de 2017
24 de marzo de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuevamente Disney nos brinda la oportunidad de deleitarnos con una preciosa película llena de drama y nostalgia para todos los que hemos disfrutado del musical de Mary Poppins y hemos cantado miles de veces todas las canciones. Los momentos que muestran cuando todo va tomando forma, personajes, guion, canciones… lo hacen de una forma tan pensada, que puedes llegar a imaginar cómo crearon el musical y eso me resulta algo realmente bello.
Lo peor de este film es una cosa acerca del doblaje que tengo que decir y es que la película habría mejorado aun más si Sergio Zamora hubiese doblado a Colin Farrell, no digo que Rafa Romero lo haga mal, simplemente creo que la voz de Sergio hubiese encajado mejor con el carácter de Travers Goff.
Recomiendo dejarse llevar por la magia del ambiente de la época y de la trama y por supuesto, verla en familia para que disfruten niños y mayores de este bonito film.
Lo peor de este film es una cosa acerca del doblaje que tengo que decir y es que la película habría mejorado aun más si Sergio Zamora hubiese doblado a Colin Farrell, no digo que Rafa Romero lo haga mal, simplemente creo que la voz de Sergio hubiese encajado mejor con el carácter de Travers Goff.
Recomiendo dejarse llevar por la magia del ambiente de la época y de la trama y por supuesto, verla en familia para que disfruten niños y mayores de este bonito film.
30 de noviembre de 2018
30 de noviembre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin lugar a dudas una de las películas más famosas de Disney y del cine infantil es la genial "Mary Poppins". Un film que ha enamorado a numerosas generaciones.
Es una película que he visto en varias ocasiones (incluso en el teatro en NY), y siempre me ha encantado. Así que cuando me enteré que esta película relataba todo el proceso de rodaje y de obtención de los derechos por parte de Walt Disney; la verdad es que deseaba verla.
Ahora que lo he hecho tengo que reconocer qué me ha gustado. Creo que es un film que nos presenta esa cara B que normalmente desconocemos del mundo del cine. Y es todo ese proceso que hay para poder llevar una historia a la gran pantalla; desde la obtención de los derechos a todo el proceso de rodaje.
Pero este film nos ofrece mucho más. Nos presenta a dos personajes que están totalmente enfrentados en la visión del mundo; y en cómo entender la forma de hacer cine y arte en general.
Por un lado nos ofrece a Walt Disney; un hombre obsesionado con hacer feliz a la gente, y con crear mundos y personajes mágicos para evadir los problemas diarios. Un hombre que desea con todas sus fuerza poder llevar a la gran pantalla a esa mágica niñera que tantas alegrías dará a las personas; pero que a él le está costando quebraduras de cabeza durante 20 años.
Por otro lado está la autora del libro; una mujer estrictamente inglesa que odia todo el mundo americano; y sobre toda esa esencia de felicidad Disney. Es una mujer que no quiere vender su obra para que se convierta en una película de animación típica, pero que por problemas económicos se ve obligada a entrar en el mundo Disney. Pero también es una mujer que cuando era niña le gustaba vivir en su mundo de fantasía fomentado por su padre; un hombre que le dio muchas alegría pero también muchas decepciones. Y son esas decepciones las que le hicieron cambiar radicalmente su carácter y evitar cualquier atisbo de fantasía.
La película resulta bastante entretenida y hace que uno viaje a ese pasado donde Estados Unidos vivía una época dorada; y donde el mundo Disney era un pilar importante para el público infantil; y que creó míticas películas que han marcado a diversas generaciones.
Estéticamente la película es brillante; al igual que las actuaciones de todos. Encabezados por Emma Thompson y Tom Hanks; pero con trabajos también de Colin Farrell o Paul Giamatti; uno puede ver unos trabajos excepcionales que no decepcionan en ningún caso.
En fin, "Al encuentro de Mr. Banks" es una película que nos ofrece todo el proceso complejo de la adaptación de la mítica obra inglesa al cine. Un trabajo arduo que dio luego un fruto delicioso que uno no se cansa de ver.
Es una película que he visto en varias ocasiones (incluso en el teatro en NY), y siempre me ha encantado. Así que cuando me enteré que esta película relataba todo el proceso de rodaje y de obtención de los derechos por parte de Walt Disney; la verdad es que deseaba verla.
Ahora que lo he hecho tengo que reconocer qué me ha gustado. Creo que es un film que nos presenta esa cara B que normalmente desconocemos del mundo del cine. Y es todo ese proceso que hay para poder llevar una historia a la gran pantalla; desde la obtención de los derechos a todo el proceso de rodaje.
Pero este film nos ofrece mucho más. Nos presenta a dos personajes que están totalmente enfrentados en la visión del mundo; y en cómo entender la forma de hacer cine y arte en general.
Por un lado nos ofrece a Walt Disney; un hombre obsesionado con hacer feliz a la gente, y con crear mundos y personajes mágicos para evadir los problemas diarios. Un hombre que desea con todas sus fuerza poder llevar a la gran pantalla a esa mágica niñera que tantas alegrías dará a las personas; pero que a él le está costando quebraduras de cabeza durante 20 años.
Por otro lado está la autora del libro; una mujer estrictamente inglesa que odia todo el mundo americano; y sobre toda esa esencia de felicidad Disney. Es una mujer que no quiere vender su obra para que se convierta en una película de animación típica, pero que por problemas económicos se ve obligada a entrar en el mundo Disney. Pero también es una mujer que cuando era niña le gustaba vivir en su mundo de fantasía fomentado por su padre; un hombre que le dio muchas alegría pero también muchas decepciones. Y son esas decepciones las que le hicieron cambiar radicalmente su carácter y evitar cualquier atisbo de fantasía.
La película resulta bastante entretenida y hace que uno viaje a ese pasado donde Estados Unidos vivía una época dorada; y donde el mundo Disney era un pilar importante para el público infantil; y que creó míticas películas que han marcado a diversas generaciones.
Estéticamente la película es brillante; al igual que las actuaciones de todos. Encabezados por Emma Thompson y Tom Hanks; pero con trabajos también de Colin Farrell o Paul Giamatti; uno puede ver unos trabajos excepcionales que no decepcionan en ningún caso.
En fin, "Al encuentro de Mr. Banks" es una película que nos ofrece todo el proceso complejo de la adaptación de la mítica obra inglesa al cine. Un trabajo arduo que dio luego un fruto delicioso que uno no se cansa de ver.
16 de septiembre de 2020
16 de septiembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una obra que a primera vista parece simple, pero a raíz que avanza en su ejecución muestra muchas más cartas de las que en principio se le atribuyen.
John Lee Hancock (Comanchería) rueda con presteza y con un gusto exquisito y de tono clásico una película que es más cercana a los filmes de los años 50-60 que a lo que podemos encontrar hoy en día. Con esa facilidad para ejecutar un estilo clásico, el director se rodea también de actores en estado de gracia, con una Emma Thompson (La Niñera Mágica) malhumorada pero encantadora en el papel de la escritora y creadora de Mary Poppins, P.L.Travers; un Tom Hanks (El Puente de los Espías) que entrega uno de sus mejores papeles en años con su rol de Walt Disney. Les secunda el siempre solvente Paul Giamatti (Entre Copas), Jason Schwartzman (Viaje a Darjeeling) o un sorprendente Colin Farrell (The Gentlemen). A la postre, será este personaje el que en parte sea el culpable de llevar el protagonismo (en segundo plano) de la película. Pero es algo que dejaré para spoiler, o simplemente no mencionaré más.
Con un reparto muy acertado, Hancock se dedica a dirigir con clase y acierto una cinta que se convierte en clásico por sí misma. Es cierto que la historia puede pasar como algo visto o falto de presteza narrativa con sus continuos flashbacks, aunque quieran narrarnos dos películas en una con este uso tan acusado del salto temporal. Aún así, en esa misma vuelta al pasado radica el por qué de la cinta primordial, además de narrar la creación (ardua para Walt y sus guionistas) de la película sobre Mary Poppins. Una lucha esta que costó sudores a Disney, y años, para convencer a Travers y conseguir su permiso para la adaptación de una película que resultó ser maravillosa.
Es este un agradecimiento a Walt por no cejar en su empeño, y un agradecimiento a Travers por no dejar que se hiciera todo como los guionistas de Disney querían.
John Lee Hancock (Comanchería) rueda con presteza y con un gusto exquisito y de tono clásico una película que es más cercana a los filmes de los años 50-60 que a lo que podemos encontrar hoy en día. Con esa facilidad para ejecutar un estilo clásico, el director se rodea también de actores en estado de gracia, con una Emma Thompson (La Niñera Mágica) malhumorada pero encantadora en el papel de la escritora y creadora de Mary Poppins, P.L.Travers; un Tom Hanks (El Puente de los Espías) que entrega uno de sus mejores papeles en años con su rol de Walt Disney. Les secunda el siempre solvente Paul Giamatti (Entre Copas), Jason Schwartzman (Viaje a Darjeeling) o un sorprendente Colin Farrell (The Gentlemen). A la postre, será este personaje el que en parte sea el culpable de llevar el protagonismo (en segundo plano) de la película. Pero es algo que dejaré para spoiler, o simplemente no mencionaré más.
Con un reparto muy acertado, Hancock se dedica a dirigir con clase y acierto una cinta que se convierte en clásico por sí misma. Es cierto que la historia puede pasar como algo visto o falto de presteza narrativa con sus continuos flashbacks, aunque quieran narrarnos dos películas en una con este uso tan acusado del salto temporal. Aún así, en esa misma vuelta al pasado radica el por qué de la cinta primordial, además de narrar la creación (ardua para Walt y sus guionistas) de la película sobre Mary Poppins. Una lucha esta que costó sudores a Disney, y años, para convencer a Travers y conseguir su permiso para la adaptación de una película que resultó ser maravillosa.
Es este un agradecimiento a Walt por no cejar en su empeño, y un agradecimiento a Travers por no dejar que se hiciera todo como los guionistas de Disney querían.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here