Argumento absurdo.
Sin sentido a pesar de la acción.
Creo que el gran De Niro y Reno, no tuvieron un buen día para aceptar este guión.

John Frankenheimer, uno de los mejores artesanos de la historia del Cine, se despidió sin estridencias de todos nosotros con una película menor pero que recuperaba en cierta forma el sabor del cine de antaño, que inunda sus mejores obras ("El tren", "El mensajero del miedo", "El hombre de Alcatraz"...). Tras varios años en el retiro televisivo (si excluimos -y, para no manchar su memoria, lo haremos- la innecesaria versión de "La isla del doctor Moreau"), y con 68 años, su canto del cisne para la gran pantalla fue esta adrenalítica cinta de acción, realizada con un brío impropio de su edad, y que cuenta con una de las mejores escenas de persecución jamás rodada, y con un "mcguffin" que el propio Hitchcock hubiera aplaudido.

Cierto que, argumentalmente, la película sufre de pequeñas incoherencias y altibajos, pero la labor de los actores y la mano firme del director suplen esas carencias sobradamente, y el resultado final es más que decente.

Una película de acción muy entretenida, penúltima del director estadounidense John Frankenheimer. Esta peli tiene escenas de acción muy bien rodadas (de las cuales destaco sobre todo las persecuciones y explosiones de los coches). El argumento es muy simple pero no está mal, sobre todo para una película de este género (que como ya se ha dicho está muy machacado). Aunque de todos modos el guión era mejorable porque se enreda un poco, y el final de la película carece de realismo: Vincent (Reno), tras haber recibido 2 disparos, salva oportunamente la vida de Sam (De Niro) en el último segundo y cuando ambos se despiden en el bar, parece estar más sano que un roble (cuando en la vida real muy posiblemente la hubiese palmado). Pero a pesar de los errores indudablemente la apruebo con un 8, porque entretiene de principio a fin, con un ambiente de misterio e intriga que me encanta. Destaco el personaje de Stellan Skarsgård (Gregor), un tipo muy frío y malvado capaz de matar a cualquiera por el mejor postor (o por nada, como se puede ver cuando intenta asesinar a una niña que estaba jugando en los columpios). Destaco también la pegadiza banda sonora del compositor Elia Cmíral. Película recomendable para todos los amantes del género acción.

Argumento:

Como los hombres sin honor, llamados "Ronin" en Japón, en Europa abundan los expertos en peligrosas operaciones secretas que venden sus servicios al mejor postor. Estos mercenarios se limitan a cumplir la misión que les han encomendado, pero ignoran para quién trabajan y cuáles son los verdaderos objetivos de su actividad. En este caso, sólo saben que deben encontrar una misteriosa maleta. (FILMAFFINITY)

Juicio:

Si no fuese por ese sensible bajón que da en su segunda mitad, "Ronin" sería una sensacional película de acción. No obstante, se queda en un esfuerzo eficaz, sólido y tremendamente entretenido, con acción cerebral de alto voltaje sensacionalmente rodada y picos de auténtica tensión. El reparto está más que convincente, aunque es de esperar que De Niro y Reno sean las verdaderas almas del thriller.

Clasificable tanto como thriller de acción como de cine negro de calidad, “Ronin” contiene una de esas tramas que enganchan de principio a fin.
A ello contribuyen tanto la dirección como el reparto, encabezado por un ya veterano Robert De Niro, que sorprendentemente sigue encajando bien en un personaje que vive algunas escenas de acción e incluso flirtea con una mujer que es muchísimo más joven que él a ojos vista.
Aparte de él, tenemos a un grupo de ladrones en el que destacan Sean Bean, Jean Reno y ese actor europeo del que no me arriesgaré a intentar escribir su nombre, pero que años después fue el padre de Orlando Bloom en la famosa saga piratesca con Johnny Depp.
El argumento juega con el misterio, e incluye una interesante planificación del robo, buenas persecuciones de coches en viejos pueblos franceses y algunos giros inesperados.
Cuenta además con una buena banda sonora. Además, con esta película se popularizó el concepto de “ronin”, que resulta ser un samurai sin señor al que servir, y que tiene una relación tangencial con la trama.
Es una intriga muy bien contada y de las que gusta volver a ver de vez en cuando.