Haz click aquí para copiar la URL

Alanis

Drama Alanis es una trabajadora sexual, madre de un niño pequeño, que deberá pelear por hacerse un lugar en la sociedad. (FILMAFFINITY)
Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
escribe tu crítica
8
12 de octubre de 2017
25 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad que la peli es un prodigio de puesta en escena con una dirección de actores veraz como un jodido gran hermano de lo real. Eso sí, te tiene que apetecer o gustar ese tipo de cine: aspero, sobrio, político aunque con sabor latino, lo cual yo al menos lo agradezco. Porque de su versión europea, más fría, estoy un poco quemado, la verdad. Ese rollo de cine de autor sobrio pero demasiado distante, como si tocar la emoción del espectador fuera un acto vil. Y sinceramente, cada vez me parece más una actitud burguesa y elitista de quien piensa que llorar o reir es para los pobres.

Y aqui ese rollo latino de gusto por lo intenso, por el melodrama si quieres, le viene de puta madre. El futuro del cine social está sin duda en latinoamérica. Puedes hacer cine áspero, contenido, que va a la esencia de los conflictos y huye del adorno, de lo innecesario y hacerlo con un poco de emoción. Poquita, pequeñas pinceladas (no quiero llevarte a error, sigue siendo cine de autor) pero lo suficiente para hacerlo cercano. Abordando el tema de la prostitución de una manera totalmente nueva, sin moralinas pero también sin frivolidades. Con una de las escenas más perturbadoras de un polvo que he visto jamás. Un solo plano con una interpretación poderosísima y a la vez, asquerosamente inquietante. Bajo presupuesto pero pura precisión. El premio a la mejor dirección en Donosti da en el puto clavo.

Si te interesa la perspectiva de género, visionado obligado para los discursos abolicionistas por los múltiples matices que tiene el relato. Es una peli que pueden usar a su favor tanto las que hablan de trabajo sexual como las que piden su prohibición.

Por poner un pero, el tercer acto me sabe a poco: un climax, esta vez sí, excesivamente sobrio.
6
18 de diciembre de 2017
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película sabia. Se resiste. No te deja. Te retira las manos. Te aparta la vista. Está entera. Es digna. Se respeta.
No se la puede hacer una crítica. Y ese es el problema. Niega la palabra. Basta con los hechos. Impide el verbo. Es suficiente con las imágenes.
Lo que había que contar, ya lo expresó. No hay más. Ni menos.
¿Y ahora qué hacemos? ¿Para qué servimos? ¿En qué lugar nos deja? ¿A dónde nos manda?
Porque uno tiene que rellenar este espacio con algo. Está obligado a decir. Lo que sea. Hicimos promesas. Estamos llenos de compromisos. Debemos lealtades. Nos esperan.
Hay que mantener una familia. Pagar las cuentas. Llegar a fin de mes. Salvar el honor. Mantener el prestigio.
La rutina. La inercia. La costumbre. Cosas que un día empiezas a hacer, no sabes muy bien por qué, y luego no dejas, ya no puedes, por lo mismo, porque no hay motivo. Y cuando te quieres dar cuenta, ya estás atrapado, sin salida, repitiendo, mecánico, inhumano, muerto.
¿Qué decimos?
Pues eso. Que esta historia está desnuda. En los puros huesos. No tiene opinión. Ni prejuicios, discurso, sermón, propaganda, buenos, malos, monserga, trama, desarrollo. Nada. Y eso es lo bueno. Por eso es tan de verdad. Tan mínima. Porque no cuenta nada, ni te vende una moto, ni te engaña, ni te dice nada, ni te mete la mano o te recuerda que tú te lo mereces todo y el mundo es bueno.
Es más real que la vida, porque es más creíble, la realidad es inverosímil, no se puede tomar en serio, es demasiado tramposa. En cambio, esta suma de ratos hermosos, tan sórdidos, tiernos y a veces horriblemente cómicos está organizada, tiene un sentido, puramente representativo, el que le falta a la vida, que se lo robaron y todavía no se lo han devuelto.
No pasa nada.
Son cuerpos que se mueven. De un sitio a otro. La noche. Los autos. Gente que va. Negocios. Dinero. Sexo.
Dos mujeres. Un niño. Una madre. Su pequeño. Una teta. Mama.
Una puta. La policía. Un hombre bueno (raro).
Limpia. Se prostituye.
Se va.
Llega.
Empieza de nuevo. En el mismo punto.
Probablemente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
- Dale, forro, zorete, hijo de puta, cogeme forro, zorete, hijo de puta...
- Decime, decime, decime...
- aaaahhhhhaaahhh
- siiisssiiissiiiiiiiii
9
30 de enero de 2018
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alanis prefiere ser puta que criada, y en la película también. Así lo ha expresado fuera de la ficción, lo que le ha costado la polémica y casi la obligación de justificarse. Una prostituta descubierta es, más que cualquier otra cosa, alguien obligado a justificarse.
También el cine siente la necesidad de argumentar por qué una mujer llega hasta ahí, concederle el perdón a través de una vida sin posibilidades.
Alanis no se dibuja así, ella puede, en un escaso margen, elegir. Elige currar con su vello púbico antes que limpiar los pelos ajenos de un váter más ajeno aún. No es una vida que admirar, es una vida más, con sentido de la supervivencia, con amor hacia su conmovedor renacuajo, con ira hacia las circunstancias. Madre y peque nos ofrecen una maravillosa ternura veraz, más íntimo y estimulante que su vendido desnudo.
Esto no resulta una tapadera para desviar que Alanis tenga un asco de trabajo. Pero no sólo por ser prostituta, un asco de curro por lo mucho que se le parece a cualquier persona que se prostituya en cualquier otro trabajo.
No hace falta ser puta.
7
21 de mayo de 2018
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustan mucho las expresiones que utilizan los argentinos; lo cierto es que siempre los he considerado unos orfebres de la lingüística.

ALANIS es brutal, cruda, fuerte y tierna, te conmueve y a la vez revuelve algo dentro. Ha sido muy premiada y lo entiendo. Es un cine carcelario, porque la vida en ocasiones resulta una cárcel de la que es complicado escapar. Existencias sin retorno, sin horizontes más allá de la miseria que acontece a su alrededor. Y pese a todo Alanís supera sus miserias encumbrándose; mostrándonos otras formas y maneras de enfrentar, el más desarraigado modo de vida.
9
15 de diciembre de 2017
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las películas clave en la construcción del nuevo relato neoliberal del emprendimiento es, sin lugar a dudas, En busca de la felicidad (2006). La película dirigida por Gabriele Muccino nos planteaba en la cara la premisa básica de toda epopeya aislacionista: si perseveras, triunfarás por encima del resto. Nadie nos contó qué pasa cuando perseveras, insistes y hasta incordias, pero no prosperas. Ahora, la argentina Anahí Berneri nos regala en Alanis una reflexión preciosa (que no preciosista) y cruda sobre este último punto. La película, rodada con una elegancia magnífica, se ciñe al contrarrelato cultural de la Argentina oculta y mundana que nos pretende enseñar.

No esperen de Alanis una película bonita o encontrarse con edulcoraciones de la realidad. Uno de los primeros planos, el que precede a estas líneas, es toda una declaración de intenciones de la directora de Por tu culpa, entre otras. En él, vemos a la protagonista, Alanis, como a una Venus moderna, hiperrealista, asolada por el mal funcionamiento de una sociedad podrida hasta los cimientos. Amamanta a su bebé, recién duchada, inocente, limpia. Cuando termina, hace acto de aparición su proxeneta. Alanis es una prostituta.

La revelación, concebida como despertar primigenio de lo ignoto, no es más que el primero de mil y un giros que da la vida de Alanis en los poco más de ochenta minutos que dura el filme. Por si fuera poco, la película se apaga al negro justo cuando el espectador cree que puede empezar a respirar de alivio. Reconstruir una vida, sin dejar morir a la anterior. Eso es esta película.

Precisamente este último punto es uno de los más fuertes de la obra de Berneri. Alanis es una hija del mundo y su contexto pero, por encima de ello, es una madre. Una madre que ha de lidiar con su hijo físico y su hija metafórica, representada por su proxeneta. El retrato de la maternidad al que sirve de maniquí Sofía Gala es uno de los más realistas y representativos que se haya visto en una pantalla de cine. Obviamente, no todas las madres han tenido que lidiar con la prostitución como telón de fondo en su vida, pero todas ellas se habrán visto en los dilemas morales y éticos a los que tiene que hacer frente la joven Alanis. El filme no se detiene ahí, si no que, además, nos da la perspectiva propia del sufrimiento de la protagonista. Nos da su dilema, sí, pero también nos entrega su juicio y su castigo. Cine que va más allá del cine.

“No quería que el nene fuera el hijo de puta”. Decíamos, pues, que Alanis es el retrato de una madre. Y es, además, un retrato costumbrista. La película no esconde nada, pero no se vanagloria de ello. La cámara se acerca, se aleja y se muestra, derribando tabúes como quien va a comprar el pan. Alanis no pretende ser alegato de nada, no busca colgarse ninguna medalla. Se trata de una producción que, siendo ficción, se siente y se percibe tan real como el más premiado de los documentales. La ausencia de música ayuda. Les podríamos contar cómo se desarrolla Alanis palabra por palabra y aun así querrían verla. No es morbosidad, es verdad. Pura verdad.

La historia que cuenta la argentina Berneri es también una reflexión sobre lo que somos y lo que nos dicen que tenemos que ser. La mera consciencia de la diferencia entre estos dos conceptos sirve, en Alanis, como la instantánea de un avión japonés a punto de estrellarse en Pearl Harbour. Nos hace libres y nos esclaviza a la vez, pero siempre despierta nuestro interés. Nadie deja que la mujer protagonista decida lo que quiere ser. Que se convierta en kamikaze o que traicione al Imperio.

En definitiva, la película, premiada hasta la saciedad en el pasado Festival de Cine de San Sebastián, es un cuadro tan bello como tremebundo. Alanis es una rara avis dentro de los milagros que son las producciones cinematográficas, pero no tanto por conmovedora como por sincera. Es cine con mayúsculas porque no intenta estructurar un relato, si no que se apoya en la realidad para transgredir la narrativa cultural imperante. Otra vez, verdad. Cine que va más allá del cine.

LO MEJOR:

Sofía Gala entrega una interpretación magistral.
Su retrato puro y duro de una maternidad complicada.
Su falta de respeto por los cánones narrativos.

LO PEOR:

Cuando se terminan los créditos y se enciende la luz de la sala.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para