El terror del más allá
Ciencia ficción. Terror
Una expedición anterior: sólo hallan al capitán, y el resto de la dotación ha desaparecido. Acusado de matar a sus compañeros, el hombre es apresado y conducido de regreso a la Tierra. Pero antes de despegar de Marte, una criatura se cuela en el interior de la nave y, a lo largo del viaje, comienza a diezmar a la tripulación… (FILMAFFINITY)
19 de abril de 2012
19 de abril de 2012
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Serie B de los años 50 de cuando la sci-fi brillaba con luz propia, aunque en algunos films mejor que otros. En este caso, este film es uno de los que da lustre al género, porque es seguramente uno de los mejores films de la sci-fi de su época, sin duda.
La historia en si ya tiene su aquel, y en más de un sitio he leído que el guión (Shusett y O´Bannon), que Scott utilizo para su archifamoso film “Alien, el octavo pasajero”, (1979), tiene su origen en la mezcla de este film, y otro italiano, “Terror en el espacio”, (Mario Bava, 1965). Sea o no sea cierto, el caso es que ambos films recuerdan, y mucho, al de Scott, y dejan una duda más que razonable en el aire.
La historia de un ser del espacio exterior, dentro de una nave espacial terrestre, diezmando uno a uno a la tripulación, y los supervivientes tratando de acabar con el monstruo, la verdad es que a estas alturas nos suena a todos…pero en aquellos años era absolutamente novedoso. Buen guión, correctas interpretaciones y decorados de cartón piedra y un actor con traje de monstruo, que bien se encarga el director de no mostrar excesivamente, ocultándolo debidamente con luz y neblinas, porque el presupuesto no daba mas de sí… y además esa técnica, le dio un halo más terrorífico al film.
El cineasta Edward L. Cahn (Cadáveres atómicos, 1955) autentico especialista en este tipo de productos dirige la película, en la que Marshall Thompson más tarde protagonista de la famosa serie para televisión, “Daktari”, (1966), lleva el papel principal. Le acompañan, Shirley Patterson, actriz que trabajo en el “Batman” de 1943, y la más conocida de todo el elenco Ann Doran, (Rebelde sin causa, 1955). Elenco por otra parte, salvando un par de rostros, bastante desconocido… e inexpresivo.
Gustara a todos los amantes al sci-fi, y a los estudiosos del género les entusiasmara por la novedad de ideas que luego han sido referentes en el género.
La historia en si ya tiene su aquel, y en más de un sitio he leído que el guión (Shusett y O´Bannon), que Scott utilizo para su archifamoso film “Alien, el octavo pasajero”, (1979), tiene su origen en la mezcla de este film, y otro italiano, “Terror en el espacio”, (Mario Bava, 1965). Sea o no sea cierto, el caso es que ambos films recuerdan, y mucho, al de Scott, y dejan una duda más que razonable en el aire.
La historia de un ser del espacio exterior, dentro de una nave espacial terrestre, diezmando uno a uno a la tripulación, y los supervivientes tratando de acabar con el monstruo, la verdad es que a estas alturas nos suena a todos…pero en aquellos años era absolutamente novedoso. Buen guión, correctas interpretaciones y decorados de cartón piedra y un actor con traje de monstruo, que bien se encarga el director de no mostrar excesivamente, ocultándolo debidamente con luz y neblinas, porque el presupuesto no daba mas de sí… y además esa técnica, le dio un halo más terrorífico al film.
El cineasta Edward L. Cahn (Cadáveres atómicos, 1955) autentico especialista en este tipo de productos dirige la película, en la que Marshall Thompson más tarde protagonista de la famosa serie para televisión, “Daktari”, (1966), lleva el papel principal. Le acompañan, Shirley Patterson, actriz que trabajo en el “Batman” de 1943, y la más conocida de todo el elenco Ann Doran, (Rebelde sin causa, 1955). Elenco por otra parte, salvando un par de rostros, bastante desconocido… e inexpresivo.
Gustara a todos los amantes al sci-fi, y a los estudiosos del género les entusiasmara por la novedad de ideas que luego han sido referentes en el género.
26 de marzo de 2017
26 de marzo de 2017
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta pequeña joya del cine de ciencia-ficción de los 50, encontramos demasiados puntos en común con el filme del Ridley Scott "Alien el Octavo pasajero". Los describo en el spoiler. Un aficionado debe acercarse a este filme con cierta precaución; no debe esperar ver 2001 de Kubrick, en aquellos años, la sci-fi era de serie B y para autocines y cines de barrio, con mantis asesinas, hormigas mutantes, marcianos ridículos con trajes de cremallera, platillos volantes y demás situaciones para jovenzuelos que únicamente pretendían pasar un buen rato. Este filme destaca sobre ellos por los aspectos que destacaré a continuación, pero tampoco es un clásico de culto; es simplemente un buen filme de aquellos años. Y quizás sea la mejor obra de su director, jugando con las sombras y la oscuridad de una manera acertada.
Asimismo se puede destacar una ambientación, digamos, más realista que la que habitualmente se empleaba en el mundo de los viajes espaciales, según la óptica de los años 50. No hay aparatos raros, no hay extrañas computadoras, ni escudos desviadores de meteoritos, ni ninguna memez con jerga pseudocientífica. La nave bien podría pasar por un submarino, con sus escotillas, escaleras y demás; les falla, sin embargo, la concepción de las tres dimensiones en el espacio, así todas las imágenes del cohete siempre son verticales, no sea que se vayan a caerse los tripulantes... También los trajes buscan ser más creíbles que los que vimos, por ejemplo, en "Planeta prohibido" o en "Terror en el espacio". Y como filme de su época rezuma un machismo hiriente: las únicas tripulantes féminas, una científica y la otra la médico de la nave, sirven la comida y el café a los tripulantes masculinos, que a su vez les hacen ojitos...¿donde estás, Ripley?
El film contiene algún homenaje a "El enigma de otro mundo", quizás el mejor filme de esta temática de su generación. Se deja ver, aunque las interpretaciones y diálogos sean demasiado tópicos, con tiempo para un romance mientras van siendo merendados por un alienígena que lleva demasiado tiempo a régimen.
Asimismo se puede destacar una ambientación, digamos, más realista que la que habitualmente se empleaba en el mundo de los viajes espaciales, según la óptica de los años 50. No hay aparatos raros, no hay extrañas computadoras, ni escudos desviadores de meteoritos, ni ninguna memez con jerga pseudocientífica. La nave bien podría pasar por un submarino, con sus escotillas, escaleras y demás; les falla, sin embargo, la concepción de las tres dimensiones en el espacio, así todas las imágenes del cohete siempre son verticales, no sea que se vayan a caerse los tripulantes... También los trajes buscan ser más creíbles que los que vimos, por ejemplo, en "Planeta prohibido" o en "Terror en el espacio". Y como filme de su época rezuma un machismo hiriente: las únicas tripulantes féminas, una científica y la otra la médico de la nave, sirven la comida y el café a los tripulantes masculinos, que a su vez les hacen ojitos...¿donde estás, Ripley?
El film contiene algún homenaje a "El enigma de otro mundo", quizás el mejor filme de esta temática de su generación. Se deja ver, aunque las interpretaciones y diálogos sean demasiado tópicos, con tiempo para un romance mientras van siendo merendados por un alienígena que lleva demasiado tiempo a régimen.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El inicio, en un planeta hostil, en este caso Marte, en el que se les cuela un alienígena monstruoso tras visitar una nave accidentada. Dicho alienígena, como Alien, sólo quiere emplear a la tripulación como alimento, no parece mostrar demasiada inteligencia y sí una falta de piedad y sentimientos hacia sus víctimas, asimismo muestra una asombrosa quasi invulnerabilidad; la sangre de ácido no estaba muy lejos. Empieza a asesinar tripulantes en la bodega, como en Alien. De hecho también llega a ocultarse en los conductos de ventilación. También tiene miedo al fuego. Su final es muy parecido a Alien y Aliens; abren la compuerta para dejarlo sin aire, yéndose hacia el espacio un sinfín de objetos mientras que los supervivientes se ponen el traje de astronauta y se sujetan con firmeza; no se les ocurrió enviar al monstruo al espacio, pero casi.
En fin, demasiadas casualidades y similitudes con el film de Scott.
En fin, demasiadas casualidades y similitudes con el film de Scott.
6 de abril de 2014
6 de abril de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película del espacio con monstruo de otro planeta masacrando a la tripulación de la nave; ¿recuerda a algo? Pues sí, evidentemente mucho mas limitada que la obra maestra que es "Alien", pero con el encanto de las películas de serie B de los años cincuenta y con la sensación evidente de que sirvió de inspiración para "Alien, el octavo pasajero"; y solo por ese detalle ya merece la pena verla.
16 de septiembre de 2014
16 de septiembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tripulación de una nave espacial ha desaparecido. Una expedición de rescate se envía para conocer de primera mano los hechos, ya que el único superviviente es sospechoso de homicidio múltiple. Pero toda la expedición se ve diezmada por un extraño ser del espacio exterior que se ha colado dentro de la nave y se dedica a acabar uno por uno con todos ellos.
Si les suena el argumento no es por casualidad, ya que este clásico de serie B de los cincuenta es el germen de lo que Ridley Scott creara en 1979 con “Alien, el octavo pasajero”, revolucionando el cine de ciencia-ficción del momento. Si bien la cinta de Scott era un ejercicio de suspense claustrofóbico, el filme de Edward L. Cahn intenta conseguir lo mismo pero sus limitaciones de presupuesto se hacen evidentes, empezando por el mismo monstruo en si: una especie de “criatura de la laguna negra” que no se llega a ver con claridad. Esto tiene doble finalidad, ya que por un lado se ocultan carencias, y por otro se consigue un mayor efecto inquietante.
La cinta se desarrolla de forma sencilla y simple, centrándose en primer lugar en la investigación de las muertes de la tripulación, y en segundo lugar en los intentos por acabar con el monstruoso ser que se esconde en la nave. Todo es del estilo de la ciencia-ficción de los cincuenta, con decorados toscos e interpretaciones casi inexistentes, pero el filme desprende un halo innovador que lo hace diferente del resto de las prolíficas “monstruosidades” de la década.
“El terror del más allá” no hará las delicias del público exigente, pero sí que entretendrá, como mínimo, al resto. Recomendable.
Si les suena el argumento no es por casualidad, ya que este clásico de serie B de los cincuenta es el germen de lo que Ridley Scott creara en 1979 con “Alien, el octavo pasajero”, revolucionando el cine de ciencia-ficción del momento. Si bien la cinta de Scott era un ejercicio de suspense claustrofóbico, el filme de Edward L. Cahn intenta conseguir lo mismo pero sus limitaciones de presupuesto se hacen evidentes, empezando por el mismo monstruo en si: una especie de “criatura de la laguna negra” que no se llega a ver con claridad. Esto tiene doble finalidad, ya que por un lado se ocultan carencias, y por otro se consigue un mayor efecto inquietante.
La cinta se desarrolla de forma sencilla y simple, centrándose en primer lugar en la investigación de las muertes de la tripulación, y en segundo lugar en los intentos por acabar con el monstruoso ser que se esconde en la nave. Todo es del estilo de la ciencia-ficción de los cincuenta, con decorados toscos e interpretaciones casi inexistentes, pero el filme desprende un halo innovador que lo hace diferente del resto de las prolíficas “monstruosidades” de la década.
“El terror del más allá” no hará las delicias del público exigente, pero sí que entretendrá, como mínimo, al resto. Recomendable.
19 de febrero de 2020
19 de febrero de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se estrenó esta película nada se sabía de la luna y nadie pensaba que algún día la humanidad pondría su pie en ella y, de hecho, faltaban algunos años para comenzar a pensar en un cohete por etapas (Es acaso de sorprender que el director de la película no la bordara? Luego, muchos de los errores de esta película tardaron años en subsanarse y muchos otros errores se sumaron a los viejos y aún hoy se siguen cometiendo pero más por necesidades asociadas a la espectacularidad que a desconocimiento.
Todos sabemos que en el espacio no hay ruidos, que toda nave espacial, al tardar años en construirse, suele estar integrada por tecnología desfasada, antigua, y que sus paredes y demás son delgadas, muy delgadas, porque de otra forma no se moverían del suelo. Claro que los escritores de ciencia ficción, o fantaciencia, o de literatura de anticipación o como quieran decirle, tenían a su mano algo muy útil a la hora de escribir sus novelas: La imaginación, la fantasía. Por eso las naves tienen gravedad artificial, y por eso existe la noción de escudo de fuerza, algo no imaginado por H.G.Wells en su novela donde el Hijo del Trueno, un vapor inglés, descabezaba una de las máquinas de la muerte de un cañonazo. Por eso, y porque durante muchos años se ignoró que el fuego, en gravedad cero, se comporta como un fluido, y que pasaron muchos años hasta que alguien pensó que una nave de gran tamaño debía construirse en el espacio (Y pese a eso la Voyager aterriza) ha de tenerse comprensión al ver esta película.
¿Qué tiene errores de guión? Los tiene, y muy gruesos, pero ¿Acaso eso importa? Al fin y al cabo se trata de una película y no de un documental científico.
Todos sabemos que en el espacio no hay ruidos, que toda nave espacial, al tardar años en construirse, suele estar integrada por tecnología desfasada, antigua, y que sus paredes y demás son delgadas, muy delgadas, porque de otra forma no se moverían del suelo. Claro que los escritores de ciencia ficción, o fantaciencia, o de literatura de anticipación o como quieran decirle, tenían a su mano algo muy útil a la hora de escribir sus novelas: La imaginación, la fantasía. Por eso las naves tienen gravedad artificial, y por eso existe la noción de escudo de fuerza, algo no imaginado por H.G.Wells en su novela donde el Hijo del Trueno, un vapor inglés, descabezaba una de las máquinas de la muerte de un cañonazo. Por eso, y porque durante muchos años se ignoró que el fuego, en gravedad cero, se comporta como un fluido, y que pasaron muchos años hasta que alguien pensó que una nave de gran tamaño debía construirse en el espacio (Y pese a eso la Voyager aterriza) ha de tenerse comprensión al ver esta película.
¿Qué tiene errores de guión? Los tiene, y muy gruesos, pero ¿Acaso eso importa? Al fin y al cabo se trata de una película y no de un documental científico.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Por ejemplo la forma en la que deducen como deshacerse del monstruo. De verdad, si el monstruo sobrevivía en un ambiente casi carente de oxígeno debía de estar mucho más preparado que los humanos para resistir el vacío, es un error pero el resultado de la deducción, que el bicho moriría si lo dejaban sin aire, era acertada aunque, dado el caso, también habrían podido matarlo con bombas de humo que le taponaran los bronquios o dándole alguno de los paquetes de cigarrillos que llevaban en la nave.
Pero la película no tiene más errores que, por ejemplo, "Día de la Independencia" o "El día después de mañana", Ni tampoco más errores que muchas películas de culto aunque en este caso los errores sean más exagerados y, por lo tanto, productores de risa. Lo de las granadas y los Colt 45 es de traca, lo sé, también el hecho de que dos eminentes científicas se la pasen preparando café y bocadillos para sus compañeros hombres. Tampoco llama la atención la invulnerabilidad del monstruo, es casi algo necesario que los monstruo no sean fáciles de matar porque... no van armados y, a menos se cuenten por millones, como en la película "Starship Troopers", o se alimenten de materia y energía como en "The Blob" o sean tan pequeñitos que no podamos matarlos a tiros cono en "Oubreak" no darían miedo ni constituirían un problema. Riddley Scott solucionó eso en Alien poniéndole ácido como sangre a su monstruo con lo que podían matarlo pero de una forma en la que no sangrara o se quedarían sin nave u oxígeno. Además carecían de armas exceptuando unos sopletes que convirtieron en lanzallamas casi tan poderosos como los que se improvisan con un bote de laca en aerosol y un encendedor que funcione.
Otra cosa que suelo aceptar aunque comprenda que es irracional es el tamaño de loas habítaculos y/o compartimentos y demás dependencias de las naves espaciales. Tanto en Star Trek, como en Star Wars y muchas otras pelis sobra el espacio, hay kilómetros de corredores, techos altos, habitaciones enormes y pasillos amplios y bien iluminados pero ¿A quien le interesaría ver una película donde el espacio de la nave fuese aprovechado al máximo? En fin, que las Enterprise de Piccard parecen cruceros de lujo no me lo puede negar nadie, y que en los hangares de la estrella de la muerte casi que cabe un barco del tamaño del Titanic tampoco... En cuanto a Star Trek, estuvieron mucho más acertados al diseñar el interior de las Aves de Rapiña que del Enterprise, si hemos de atenernos a lo que la lógica implica en cuanto a naves espaciales, pero un espacio estreñido, habitáculos pequeños, hangares como los de Galáctica, astronave de combate, no suelen dar mucho de sí.
Pero lo demás son cosas a las que ya deberíamos estar acostumbrados. La solución que se encuentra en el último segundo (¿No recuerdan la rapidez con la que Dustin Hoffman elabora un antivirus para salvar a Renee Russo?), el ingenio humano que logra trascender su menor poderío armamentístico, el punto débil de la nave enemiga, donde solo hace falta pegarle una patadita de nada para hacerla volar por los aires, y cosas por el estilo, lo hemos visto en casi todas las películas de Scifi o de Fantaciencia o de lo que sea.
Hasta Conan descubría como acabar con el malo de manera fortuita, ya sea rompiendo un espejo o arrancándole un cuerno. Y allí vamos a enumerar cosas como que a los zombis solo puede matárselos cortándoles la cabeza o volándosela de un escopetazo, nada de lanzallamas, de bombas y eso, a otros con agua salada o de mesa, a otros con una estaca en el corazón, con la luz solar o cortándoles la cabeza de nuevo, balas de plata, hierro forjado, etc., etc., etc.
Por esto, no seamos tan duros con esta película, ubiquémonos en el tiempo en que fue filmada y disfrutémosla como si fuésemos adolescentes en el autocine.
Un saludo.
Pero la película no tiene más errores que, por ejemplo, "Día de la Independencia" o "El día después de mañana", Ni tampoco más errores que muchas películas de culto aunque en este caso los errores sean más exagerados y, por lo tanto, productores de risa. Lo de las granadas y los Colt 45 es de traca, lo sé, también el hecho de que dos eminentes científicas se la pasen preparando café y bocadillos para sus compañeros hombres. Tampoco llama la atención la invulnerabilidad del monstruo, es casi algo necesario que los monstruo no sean fáciles de matar porque... no van armados y, a menos se cuenten por millones, como en la película "Starship Troopers", o se alimenten de materia y energía como en "The Blob" o sean tan pequeñitos que no podamos matarlos a tiros cono en "Oubreak" no darían miedo ni constituirían un problema. Riddley Scott solucionó eso en Alien poniéndole ácido como sangre a su monstruo con lo que podían matarlo pero de una forma en la que no sangrara o se quedarían sin nave u oxígeno. Además carecían de armas exceptuando unos sopletes que convirtieron en lanzallamas casi tan poderosos como los que se improvisan con un bote de laca en aerosol y un encendedor que funcione.
Otra cosa que suelo aceptar aunque comprenda que es irracional es el tamaño de loas habítaculos y/o compartimentos y demás dependencias de las naves espaciales. Tanto en Star Trek, como en Star Wars y muchas otras pelis sobra el espacio, hay kilómetros de corredores, techos altos, habitaciones enormes y pasillos amplios y bien iluminados pero ¿A quien le interesaría ver una película donde el espacio de la nave fuese aprovechado al máximo? En fin, que las Enterprise de Piccard parecen cruceros de lujo no me lo puede negar nadie, y que en los hangares de la estrella de la muerte casi que cabe un barco del tamaño del Titanic tampoco... En cuanto a Star Trek, estuvieron mucho más acertados al diseñar el interior de las Aves de Rapiña que del Enterprise, si hemos de atenernos a lo que la lógica implica en cuanto a naves espaciales, pero un espacio estreñido, habitáculos pequeños, hangares como los de Galáctica, astronave de combate, no suelen dar mucho de sí.
Pero lo demás son cosas a las que ya deberíamos estar acostumbrados. La solución que se encuentra en el último segundo (¿No recuerdan la rapidez con la que Dustin Hoffman elabora un antivirus para salvar a Renee Russo?), el ingenio humano que logra trascender su menor poderío armamentístico, el punto débil de la nave enemiga, donde solo hace falta pegarle una patadita de nada para hacerla volar por los aires, y cosas por el estilo, lo hemos visto en casi todas las películas de Scifi o de Fantaciencia o de lo que sea.
Hasta Conan descubría como acabar con el malo de manera fortuita, ya sea rompiendo un espejo o arrancándole un cuerno. Y allí vamos a enumerar cosas como que a los zombis solo puede matárselos cortándoles la cabeza o volándosela de un escopetazo, nada de lanzallamas, de bombas y eso, a otros con agua salada o de mesa, a otros con una estaca en el corazón, con la luz solar o cortándoles la cabeza de nuevo, balas de plata, hierro forjado, etc., etc., etc.
Por esto, no seamos tan duros con esta película, ubiquémonos en el tiempo en que fue filmada y disfrutémosla como si fuésemos adolescentes en el autocine.
Un saludo.
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