Conan, el niño del futuroSerieAnimación
7.2
2,491
Serie de TV. Animación. Aventuras. Comedia. Ciencia ficción
Serie de TV (1978). 26 episodios. La acción trascurre 20 años después de la tercera guerra mundial. La raza humana y la tecnología han sido prácticamente borradas de la faz de la tierra por los terremotos y tsunamis provocados por el uso de armas magnéticas. Conan y su abuelo habitan en un tranquilo atolón, la Isla Perdida, creyéndose solos en el mundo, hasta que una muchacha llamada Lana aparece desvanecida en la playa, perseguida por ... [+]
22 de marzo de 2008
22 de marzo de 2008
64 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que sonará un poco exagerado el título de la crítica, pero esta opinión viene de alguien que considera a Hayao Miyazaki uno de los 10 hombres más importantes de la historia del cine.
En la mayor parte de las referencias, Miyazaki no viene acreditado como director, pero se nota su mano a leguas: el espíritu aventurero, el sentido del humor, el romanticismo, la emoción, el respeto por la naturaleza y la crítica a la acción del hombre, la nobleza de los personajes principales, el estilo visual de la animación, la capacidad de contar una historia adulta para pequeños y mayores... todas, características comunes en la obra de su autor.
Además, también dirige Isao Takahata, responsable de la magnífica "La tumba de las luciérnagas".
He visto esta serie con 28 años y lamento no haberlo hecho de niño (sólo vi algunos capítulos sueltos, de los que tenía un gran recuerdo). Creo que tiene más valor pedagógico que todas las abejas mayas, gnomos y barrios sésamos juntos del mundo. Y por supuesto, es mil veces más divertida y emocionante.
En la mayor parte de las referencias, Miyazaki no viene acreditado como director, pero se nota su mano a leguas: el espíritu aventurero, el sentido del humor, el romanticismo, la emoción, el respeto por la naturaleza y la crítica a la acción del hombre, la nobleza de los personajes principales, el estilo visual de la animación, la capacidad de contar una historia adulta para pequeños y mayores... todas, características comunes en la obra de su autor.
Además, también dirige Isao Takahata, responsable de la magnífica "La tumba de las luciérnagas".
He visto esta serie con 28 años y lamento no haberlo hecho de niño (sólo vi algunos capítulos sueltos, de los que tenía un gran recuerdo). Creo que tiene más valor pedagógico que todas las abejas mayas, gnomos y barrios sésamos juntos del mundo. Y por supuesto, es mil veces más divertida y emocionante.
20 de septiembre de 2008
20 de septiembre de 2008
38 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando leí la crítica de Noel me pareció un tanto exagerada, pues yo también pude ver algunos episodios sueltos de niño. Hace poco en la sección de cine de unos grandes almacenes encontré la serie por casualidad y decidí comprarla para verla con mis hijos; y la verdad, disfruté como uno de ellos viéndola. Es increible que esta serie, para mí comparable con Marco y Heidi, no haya tenido la difusión y el reconocimiento de estas. Un argumento muy "bien currado" y unos personajes entrañables además de valores como la amistad, el respeto a la naturaleza o el pacifismo hacen aquí su presencia con un toque de humor y una gran tensión en algunos capítulos que hicieron que mis hijos no se despegaran del sofá. Es curioso como las cosas bien hechas pueden pasar 100 años que seguirán gustando igual. A ver si en estos tiempos que corren alguna cadena de TV se decidiera a emitirla pues nos haría pensar a muchos sobre el camino que llevamos.
22 de febrero de 2010
22 de febrero de 2010
32 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues ocurrió que un buen día, un cuarentón con escasa experiencia pero con una imaginación desbordante debió desayunar demasiado fuerte y se propuso cambiar las reglas de la animación. Escandalizado por el maniqueísmo, por la previsibilidad y por la defectuosa construcción de personajes, decidió que en su obra no cabrían villanos sin motivaciones serias ni princesitas debiluchas. Dio vida a cada uno de sus personajes. Creó una historia coherente y bien hilada. Y todo eso lo aderezó con uno de los más poderosos y atemporales alegatos a favor de la paz, de la naturaleza, del amor y de la amistad. Había creado un estilo. Había nacido "Conan, el niño del futuro".
Sé que estoy cayendo en los tópicos de siempre al decir esto, pero hablo de una serie de hace casi 32 años, que sin embargo hoy en día ha ganado más de lo que ha perdido. Sí, la animación ya no es lo que era y visualmente ha sido ya superada de largo (aunque por mucho que evolucione la tecnología hay que rendirse ante el dibujo de las numerosas plantas de Industria o la pasión de Miyazaki: las escenas aéreas). Sí, ya sé que en 2008 no hubo ninguna catástrofe nuclear. Pero lo importante, el mensaje, sigue ahí, resguardado como un tesoro al que cualquiera puede acceder. Si hay algo que lamento es no poder conservar ese recuerdo en mi infancia, debido a que nunca oí hablar de esta serie hasta hace apenas un año. De haberlo hecho, no sé si podría siquiera articular palabra, ni mucho menos escribir estas líneas.
"Conan" es una serie infantil, pero eso no debería desanimar a nadie porque el concepto del amigo Hayao de "animación infantil" difiere bastante de las tradicionales carencias del género. Es una obra tan sincera, tan cargada de buenas intenciones, que la puede disfrutar un crío y el adulto que le acompaña volviéndose a sentir un niño. No insulta a la inteligencia del espectador, no trata de interactuar torpemente con él. Simplemente, le va atrapando sin que se dé cuenta en su maravilloso mundo, repleto de entrañables personajes que son más de lo que parecen. Desde la pareja protagonista hasta el más irrelevante de los secundarios, todos tienen algo que decir en la historia.
Todos estos elementos hacen de ésta una serie entretenidísima, una aventura repleta de acción que va ganando en tensión y en épica a medida que se suceden los episodios y se van descubriendo las motivaciones de sus protagonistas, y cuyos valores educativos no se pueden poner en duda. Llena de momentos fascinantes (también alguna escena floja, pero estoy hablando de casos muy aislados en una serie de 26 episodios), preciosa, inabarcable. Una obra maestra, que sólo fue el principio de tres décadas de la mejor animación, del mejor cine. Gracias, Hayao.
Sé que estoy cayendo en los tópicos de siempre al decir esto, pero hablo de una serie de hace casi 32 años, que sin embargo hoy en día ha ganado más de lo que ha perdido. Sí, la animación ya no es lo que era y visualmente ha sido ya superada de largo (aunque por mucho que evolucione la tecnología hay que rendirse ante el dibujo de las numerosas plantas de Industria o la pasión de Miyazaki: las escenas aéreas). Sí, ya sé que en 2008 no hubo ninguna catástrofe nuclear. Pero lo importante, el mensaje, sigue ahí, resguardado como un tesoro al que cualquiera puede acceder. Si hay algo que lamento es no poder conservar ese recuerdo en mi infancia, debido a que nunca oí hablar de esta serie hasta hace apenas un año. De haberlo hecho, no sé si podría siquiera articular palabra, ni mucho menos escribir estas líneas.
"Conan" es una serie infantil, pero eso no debería desanimar a nadie porque el concepto del amigo Hayao de "animación infantil" difiere bastante de las tradicionales carencias del género. Es una obra tan sincera, tan cargada de buenas intenciones, que la puede disfrutar un crío y el adulto que le acompaña volviéndose a sentir un niño. No insulta a la inteligencia del espectador, no trata de interactuar torpemente con él. Simplemente, le va atrapando sin que se dé cuenta en su maravilloso mundo, repleto de entrañables personajes que son más de lo que parecen. Desde la pareja protagonista hasta el más irrelevante de los secundarios, todos tienen algo que decir en la historia.
Todos estos elementos hacen de ésta una serie entretenidísima, una aventura repleta de acción que va ganando en tensión y en épica a medida que se suceden los episodios y se van descubriendo las motivaciones de sus protagonistas, y cuyos valores educativos no se pueden poner en duda. Llena de momentos fascinantes (también alguna escena floja, pero estoy hablando de casos muy aislados en una serie de 26 episodios), preciosa, inabarcable. Una obra maestra, que sólo fue el principio de tres décadas de la mejor animación, del mejor cine. Gracias, Hayao.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿Cómo olvidar a esos siete hombres y mujeres, hechos y derechos, emocionándose al ver brotar unos pequeños tallos en la isla perdida? ¿Cómo olvidar al capitán Dyce, el simpático canalla, pronunciando un sereno y conmovedor discurso en el funeral del doctor Rao? ¿Cómo olvidar el esfuerzo sobrehumano de Conan y Lana por sobrevivir en el fondo del mar, a Jimsy abandonando el barco para ir con su amigo o la tragedia del perro de Monsley?
22 de agosto de 2011
22 de agosto de 2011
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ciertamente, estoy de acuerdo con los comentarios de todos los que aquí exponen, pues es la mejor serie de mi infancia, con diferencia. Imaginación a raudales, aventuras apocalípticas y un toque cómico entre tanto drama.
Todavía recuerdo a Conan buceando entre las aguas de una ciudad sumergida, cazando a un gran tiburón blanco con las manos. Que tiempos, que recuerdos. Gracias a la empresa PTV de Málaga pude verla completa cuando tenía 11 o 12 años, es decir, unos diez años después de su creación.
Luego vinieron Totoro, Mononoke, Chihiro, Castillos, etcs... y mi sonrisa nunca dejó de desaparecer de mi rostro. Ahora son mis hijos los que lo pasan en grande cuando ven una película de Miyazaki. Mi hijo Alejandro no pide a Nemo, ni a Simba, ni a Rayo. Pide a Totoro.
Mi hija Alba pide a Ariel, Jasmine o a Bella, pero también pide Mononoke.
Gracias Miyazaki y gracias PTV.
Todavía recuerdo a Conan buceando entre las aguas de una ciudad sumergida, cazando a un gran tiburón blanco con las manos. Que tiempos, que recuerdos. Gracias a la empresa PTV de Málaga pude verla completa cuando tenía 11 o 12 años, es decir, unos diez años después de su creación.
Luego vinieron Totoro, Mononoke, Chihiro, Castillos, etcs... y mi sonrisa nunca dejó de desaparecer de mi rostro. Ahora son mis hijos los que lo pasan en grande cuando ven una película de Miyazaki. Mi hijo Alejandro no pide a Nemo, ni a Simba, ni a Rayo. Pide a Totoro.
Mi hija Alba pide a Ariel, Jasmine o a Bella, pero también pide Mononoke.
Gracias Miyazaki y gracias PTV.
26 de noviembre de 2012
26 de noviembre de 2012
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con tanto 10 me da pena ponerle sólo un 8, y pensándolo bien creo que soy injusto, porque la he visto ahora, con mis 38 años, y no con los ojos de un niño, como debe ser. Miento (un poco); algunos episodios sí los llegué a ver cuando tenía 11 ó 12 años, en uno de esos vídeos comunitarios que brotaban en Andalucía como setas. Y pese a haberlos visto así, a salto de mata, nunca pude olvidarlos. Algo tendrían...
Así que cuando encontré la serie completa en dvd por 9 euros, no me lo pensé. Y comencé la re-visión de todo el conjunto. La sensación fue formidable.
Reconozco que pocas veces me ha atrapado tanto una serie. Las aventuras y desventuras de sus personajes, sobre todo del niño protagonista, cuando estaba a punto de caer por una cornisa, apenas apoyado en sus milagrosos dedos de los pies, o ahogándose en el fondo del mar por rescatar a su querida niña... bueno, es que no podía quedarme quieto en el sillón. "Ánimo, Conan!", casi gritaba.
Me gusta Miyazaki. Su forma de dibujar y, sobre todo, de animar. El cariño con el que impregna cada obra que hace, esos detalles en forma de animalitos o seres pequeños... Al ver esta serie he encontrado muchos ecos de Nausicaa del valle del viento; creo que aquella pudo servir como borrador a ésta, ya una película, mucho mejor animada, dibujada y guionizada, del año ¿83?
He ahí el motivo del 8. No es todo lo redonda que debería. Creo que a veces quiere contar muchas cosas en poco tiempo, sobre todo en su tramo final, y sin embargo cuenta pocas en demasiado tiempo, en los episodios iniciales. También llama la atención la "conversión" de algunos personajes: malos malísimo capaces de matar (o intentarlo al menos) a un niño pasan a ser bondadosos seres casi instantáneamente.
En fin. Como en todo trabajo de Miyazaki, hay un loor a la naturaleza, a lo verde y auténtico de la tierra y un miedo, desconfianza... hacia la industrialización, y no es casualidad que la misma palabra "Industria" tenga un carácter tan despectivo desde el principio. Ay, qué suerte tuvimos los de nuestra generación, que pudimos crecer con estos valores y no lo que se exporta en mucho de lo que se emite en la tv de hoy: afán de lucro, dinero, consumismo. Con sus excepciones!! Ya me hubiera gustado tener un Bob Esponja o un Adventure Time en mi infancia, también...
Y por último, creo que otro de los motivos por el que sería imposible la emisión en la actualidad de esta serie es por los bestias que pueden llegar a ser: que el capitán del barco, un personaje muy peculiar pero, digamos, simpático, le de una paliza tan tremenda a un niño que le haga perder el conocimiento y muestre cierta debilidad sospechosa por una niña de 10 años, bueno, bueno...
Y nada, que nos vemos en Hig Harbor!!
Así que cuando encontré la serie completa en dvd por 9 euros, no me lo pensé. Y comencé la re-visión de todo el conjunto. La sensación fue formidable.
Reconozco que pocas veces me ha atrapado tanto una serie. Las aventuras y desventuras de sus personajes, sobre todo del niño protagonista, cuando estaba a punto de caer por una cornisa, apenas apoyado en sus milagrosos dedos de los pies, o ahogándose en el fondo del mar por rescatar a su querida niña... bueno, es que no podía quedarme quieto en el sillón. "Ánimo, Conan!", casi gritaba.
Me gusta Miyazaki. Su forma de dibujar y, sobre todo, de animar. El cariño con el que impregna cada obra que hace, esos detalles en forma de animalitos o seres pequeños... Al ver esta serie he encontrado muchos ecos de Nausicaa del valle del viento; creo que aquella pudo servir como borrador a ésta, ya una película, mucho mejor animada, dibujada y guionizada, del año ¿83?
He ahí el motivo del 8. No es todo lo redonda que debería. Creo que a veces quiere contar muchas cosas en poco tiempo, sobre todo en su tramo final, y sin embargo cuenta pocas en demasiado tiempo, en los episodios iniciales. También llama la atención la "conversión" de algunos personajes: malos malísimo capaces de matar (o intentarlo al menos) a un niño pasan a ser bondadosos seres casi instantáneamente.
En fin. Como en todo trabajo de Miyazaki, hay un loor a la naturaleza, a lo verde y auténtico de la tierra y un miedo, desconfianza... hacia la industrialización, y no es casualidad que la misma palabra "Industria" tenga un carácter tan despectivo desde el principio. Ay, qué suerte tuvimos los de nuestra generación, que pudimos crecer con estos valores y no lo que se exporta en mucho de lo que se emite en la tv de hoy: afán de lucro, dinero, consumismo. Con sus excepciones!! Ya me hubiera gustado tener un Bob Esponja o un Adventure Time en mi infancia, también...
Y por último, creo que otro de los motivos por el que sería imposible la emisión en la actualidad de esta serie es por los bestias que pueden llegar a ser: que el capitán del barco, un personaje muy peculiar pero, digamos, simpático, le de una paliza tan tremenda a un niño que le haga perder el conocimiento y muestre cierta debilidad sospechosa por una niña de 10 años, bueno, bueno...
Y nada, que nos vemos en Hig Harbor!!
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