Secretos de una obsesión
5.3
4,726
Thriller. Intriga
Ray y Jess, dos investigadores del FBI, son relevados de su puesto junto con la supervisora del Fiscal del Distrito, cuando aparece brutalmente asesinada la hija adolescente de Jess. Trece años después de buscar incansablemente al asesino, Ray encuentra por fin una pista para resolver el caso... Remake de la argentina "El secreto de sus ojos" (2009). (FILMAFFINITY)
1 de diciembre de 2015
1 de diciembre de 2015
75 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
El secreto de sus ojos (2009) es la mejor producción latinoamericana de los últimos años. Demuestra que con poco se pueden hacer grandes películas en esta parte del mundo. A seis años de su éxito mundial, parece innecesario recrear ese guión. Quizás la explicación está en que los cerca de cincuenta millones de dólares recuperados en taquilla, el Oscar y la efectiva historia de la película argentina son demasiados atractivos para que la nueva productora STX Entertainment decida adaptarla y producir su primera película en Hollywood.
La historia es la de un joven viudo que busca incesante al asesino de su esposa y la de un policía obsesionado con el caso que después de trece años sin rastro del agresor todavía quiere resolver el misterio para escribir una novela. Pero Secret in Their Eyes (2015) propone algunas variantes: ahora es una mujer policía y madre soltera quien busca justicia por el asesinato de su hija única, y el escenario político de la época ya no es una dictadura militar sino el pánico posterior a los atentados de setiembre 2011.
Eduardo Sacheri, creador de la novela original, dice que no le importa cuántas versiones se hagan, siempre que resulten buenas películas. No cree en eso de la esencia de su historia. Entonces, ¿es Secret in Their Eyes una buena película?
● Si Sacheri teme que la construcción de los personajes se vea dañada, entonces no es una buena película. No solo han perdido profundidad, sino que dejan de lado sus propias historias para estar al servicio de una línea narrativa única adaptada por completo a los miedos norteamericanos: los psicópatas que se esconden entre la gente normal y el terrorismo. A pesar de ello, debe decirse que el guión rehuye al cliché.
● Si Sacheri se fija en la preciosa fotografía de Campanella y Monti para la versión argentina, entonces es una mala película. La de Hollywood es más simple en los acabados, aunque trata de calcar escenas precisas como el Estadio o las salas del poder judicial. Le falta, además de jugar con colores y texturas, los trenes y las praderas argentinas, que han sido cambiadas por las rutinarias calles y rascacielos de Los Ángeles.
● Si Sacheri quiere adaptar la película a Los Ángeles, entonces no se decepcionará. La historia ha sido volteada con oficio a un Estados Unidos que teme por terroristas, donde existe más competencia que sueños personales y la noción de familia ya casi ha desaparecido.
● Si Sacheri espera ver grandes actuaciones, vale decir que Chiwetel Ejiofor, Nicole Kidman y sobre todo Julia Roberts han dado su mejor esfuerzo, pero sin articulación. Parece que cada uno hace su propia película. Están muy auténticos, pero lejanos al romance que empujan sutiles Ricardo Darín y Soledad Villamil, con profundos objetivos, o a la notable caracterización de la amistad de Guillermo Francella, entre otros.
Lo más rescatable de Secret in Their Eyes es una vertiginosa edición que mantiene el ritmo y el interés las dos horas de puro homenaje, en clave de réplica, a la obra maestra de Juan José Campanella. Para quienes la hemos disfrutado, la del 2009 ahora solo se ve más grande.
La historia es la de un joven viudo que busca incesante al asesino de su esposa y la de un policía obsesionado con el caso que después de trece años sin rastro del agresor todavía quiere resolver el misterio para escribir una novela. Pero Secret in Their Eyes (2015) propone algunas variantes: ahora es una mujer policía y madre soltera quien busca justicia por el asesinato de su hija única, y el escenario político de la época ya no es una dictadura militar sino el pánico posterior a los atentados de setiembre 2011.
Eduardo Sacheri, creador de la novela original, dice que no le importa cuántas versiones se hagan, siempre que resulten buenas películas. No cree en eso de la esencia de su historia. Entonces, ¿es Secret in Their Eyes una buena película?
● Si Sacheri teme que la construcción de los personajes se vea dañada, entonces no es una buena película. No solo han perdido profundidad, sino que dejan de lado sus propias historias para estar al servicio de una línea narrativa única adaptada por completo a los miedos norteamericanos: los psicópatas que se esconden entre la gente normal y el terrorismo. A pesar de ello, debe decirse que el guión rehuye al cliché.
● Si Sacheri se fija en la preciosa fotografía de Campanella y Monti para la versión argentina, entonces es una mala película. La de Hollywood es más simple en los acabados, aunque trata de calcar escenas precisas como el Estadio o las salas del poder judicial. Le falta, además de jugar con colores y texturas, los trenes y las praderas argentinas, que han sido cambiadas por las rutinarias calles y rascacielos de Los Ángeles.
● Si Sacheri quiere adaptar la película a Los Ángeles, entonces no se decepcionará. La historia ha sido volteada con oficio a un Estados Unidos que teme por terroristas, donde existe más competencia que sueños personales y la noción de familia ya casi ha desaparecido.
● Si Sacheri espera ver grandes actuaciones, vale decir que Chiwetel Ejiofor, Nicole Kidman y sobre todo Julia Roberts han dado su mejor esfuerzo, pero sin articulación. Parece que cada uno hace su propia película. Están muy auténticos, pero lejanos al romance que empujan sutiles Ricardo Darín y Soledad Villamil, con profundos objetivos, o a la notable caracterización de la amistad de Guillermo Francella, entre otros.
Lo más rescatable de Secret in Their Eyes es una vertiginosa edición que mantiene el ritmo y el interés las dos horas de puro homenaje, en clave de réplica, a la obra maestra de Juan José Campanella. Para quienes la hemos disfrutado, la del 2009 ahora solo se ve más grande.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Además de no explotar el romance entre Kidman y Ejiofor, y dejar a medio camino lo tenebroso del personaje de Roberts, el giro en el final de la película es la demostración de cómo Hollywood siempre hará de toda historia una sinfonía de optimismo.
Como en la historia original, al final de la película también descubrimos que el personaje de Roberts ha encarcelado por trece años al asesino de su hija. En la de Argentina, la sorpresa es desgarradora. En la de Estados Unidos es solo un buen giro que mantiene la lógica de la historia. Pero toda sorpresa se arruina cuando Roberts “corrige el error” y mata a su recluso.
Este cambio nos invita a sentir lástima y redención por ella; sin embargo, esta pena resulta mucho menos potente que sentir pena por ambos personaje, como en la versión argentina. En El secreto de sus ojos se confunde cuál es la víctima y cuál es el agresor, y se retrata la soledad a la que puede llegar el ser humano cuando lo invade lo carnal y la venganza. Con esas ideas, en la argentina al final no se siente pena, sino desolación.
Como en la historia original, al final de la película también descubrimos que el personaje de Roberts ha encarcelado por trece años al asesino de su hija. En la de Argentina, la sorpresa es desgarradora. En la de Estados Unidos es solo un buen giro que mantiene la lógica de la historia. Pero toda sorpresa se arruina cuando Roberts “corrige el error” y mata a su recluso.
Este cambio nos invita a sentir lástima y redención por ella; sin embargo, esta pena resulta mucho menos potente que sentir pena por ambos personaje, como en la versión argentina. En El secreto de sus ojos se confunde cuál es la víctima y cuál es el agresor, y se retrata la soledad a la que puede llegar el ser humano cuando lo invade lo carnal y la venganza. Con esas ideas, en la argentina al final no se siente pena, sino desolación.
22 de febrero de 2016
22 de febrero de 2016
45 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vi el otro día y no me pareció mala. Hoy he vuelto a ver El secreto de sus ojos (la original). Y ahora si me parece mala. Vaya manera de cargarse un clásico del cine argentino. Ni Nicole Kidman está a la altura de Soledad Villamil (a la cual, no se porque, la veo infinitamente más guapa que Kidman), ni Chiwetel Ejiofor le llega a la suela de los zapatos a Ricardo Darín. El personaje del marido se cambia por una madre interpretada por Julia Roberts que solo está ahí para engordar el elenco de celebridades y el inmenso papel de Pablo Sandoval interpretado por Guillermo Francella es ninguneado por Dean Norris.
En la Americana, todos buenos o buenísimos actores. Pero o bien ellos no han sabido captar la esencia del film argentino o el guionista y el director se han confabulado para joder una historia cojonuda. O TODO JUNTO.
En la Americana, todos buenos o buenísimos actores. Pero o bien ellos no han sabido captar la esencia del film argentino o el guionista y el director se han confabulado para joder una historia cojonuda. O TODO JUNTO.
14 de noviembre de 2016
14 de noviembre de 2016
27 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que se pasa por la cabeza cuando una se da cuenta de que está viendo una especie de "adaptación" de "El secreto de sus ojos" es una pregunta básica: qué necesidad había?
Si una película es redonda, perfecta, impecable, si no se le puede poner un solo pero y es imposible mejorarla... quién le manda al Billy Ray este meterse a hacer esta versión made in USA que no puede acercarse ni de lejos a la perfección de la original?
"El secreto de una obsesión" no es una mala película, la verdad. Se ve con interés y tiene un argumento que atrapa. Claro, si no has visto la argentina. Porque la historia en la que se basa es buena y eso no se le puede negar. El problema es que lo que en la película de Campanella era pura sorpresa, el final impactante que deja al espectador completamente en shock, aquí se ve venir y le deja frío.
La cuestión es simplemente esa, que esta versión sobra, que no aporta nada y que además viene lastrada porque quien ya ha visto la película argentina tiene el desenlace, que es lo mejor, destripado. Si no has visto la original, pues bueno, ves esta y no está mal, pero desde luego nada que ver con la excelencia de la otra.
En cuanto a las interpretaciones, Julia Roberts cumple bastante bien, le da a su personaje el tono atormentado que requiere y no se le puede objetar nada a su trabajo; de Nicole Kidman en cambio no puedo decir lo mismo porque con la cantidad de botox que esa mujer lleva en la cara es prácticamente imposible expresar ninguna emoción. Se limita a pasear palmito y a hacerle ojitos a su oponente masculino, con el que tiene la misma química que un pavo con un cocodrilo. Y de vez en cuando levanta una ceja haciendo un esfuerzo inmenso, supongo que para que podamos ver que aún es capaz de mover algún músculo del rostro. Pero se nota que sufre porque le cuesta devolver la ceja a su sitio.
Si una película es redonda, perfecta, impecable, si no se le puede poner un solo pero y es imposible mejorarla... quién le manda al Billy Ray este meterse a hacer esta versión made in USA que no puede acercarse ni de lejos a la perfección de la original?
"El secreto de una obsesión" no es una mala película, la verdad. Se ve con interés y tiene un argumento que atrapa. Claro, si no has visto la argentina. Porque la historia en la que se basa es buena y eso no se le puede negar. El problema es que lo que en la película de Campanella era pura sorpresa, el final impactante que deja al espectador completamente en shock, aquí se ve venir y le deja frío.
La cuestión es simplemente esa, que esta versión sobra, que no aporta nada y que además viene lastrada porque quien ya ha visto la película argentina tiene el desenlace, que es lo mejor, destripado. Si no has visto la original, pues bueno, ves esta y no está mal, pero desde luego nada que ver con la excelencia de la otra.
En cuanto a las interpretaciones, Julia Roberts cumple bastante bien, le da a su personaje el tono atormentado que requiere y no se le puede objetar nada a su trabajo; de Nicole Kidman en cambio no puedo decir lo mismo porque con la cantidad de botox que esa mujer lleva en la cara es prácticamente imposible expresar ninguna emoción. Se limita a pasear palmito y a hacerle ojitos a su oponente masculino, con el que tiene la misma química que un pavo con un cocodrilo. Y de vez en cuando levanta una ceja haciendo un esfuerzo inmenso, supongo que para que podamos ver que aún es capaz de mover algún músculo del rostro. Pero se nota que sufre porque le cuesta devolver la ceja a su sitio.
12 de diciembre de 2015
12 de diciembre de 2015
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
A tan sólo 5 años de haber conquistado a cinéfilos del mundo y ganado cualquier cantidad de premios, incluyendo el Oscar a mejor película en lengua no inglesa, la celebrada película del argentino Juan José Campanella, ‘El secreto de sus ojos’ tiene ya su remake hecho en Hollywood, con el mismo Campanella como productor ejecutivo.
La historia presenta algunos leves pero importantes cambios con respecto a la original, además de un elenco multiestelar que incluye a Julia Roberts, Nicoles Kidman, Chiwetel Ejiofor y Alfred Molina, y es, como suele ser en los casos de películas previamente ya realizadas, inevitable el juego de las comparaciones.
A Jess (Roberts), una agente del FBI, le han asesinado a su hija de manera brutal, y un compañero llegado de New York (Ejiofor) y que ha sido trasladado para investigar posibles actos de terrorismo luego de la paranoia desatada tras los hechos sucedidos en el fatal 11 de septiembre de 2001, está obsesionado por esclarecer el caso ante las múltiples trabas que ponen tanto su superior como algún compañero.
A diferencia de la película argentina, acá los hechos han ocurrido apenas unos 12 años atrás, el telón de fondo cambia de una dictadura a el ambiente post ataques a las Torres Gemelas, además la historia de amor entre los personajes que ahora interpretan Ejiofor y Kidman es casi nula y nunca funciona, volviéndose esta versión en un thriller un tanto más seco y desapasionado.
Si bien la película que dirige Billy Ray funciona por momentos en su trama policial, algunas decisiones estropean lo planteado desde la película de origen, como el hecho de unir dos personajes en el de Julia Roberts, quien ofrece una actuación convincente, y el depender tanto de la sorpresa del final, la cual pierde sentido cuando se conoce la película previa, a pesar que la reciente presenta algún cambio.
Ni siquiera la secuencia del estadio, acá traslada a un estadio de béisbol, la cual era toda una proeza técnica en la versión de Campanella, consigue el nivel de tensión al ser narrada de manera bastante rutinaria.
Así, ‘Secretos de una obsesión’, no logra crear una identidad propia quedando siempre a la sombra del filme original, dando la sensación de ser una película hecha a las carreras y con muy poca pasión.
http://tantocine.com/secretos-de-una-obsesion-de-billy-ray/
La historia presenta algunos leves pero importantes cambios con respecto a la original, además de un elenco multiestelar que incluye a Julia Roberts, Nicoles Kidman, Chiwetel Ejiofor y Alfred Molina, y es, como suele ser en los casos de películas previamente ya realizadas, inevitable el juego de las comparaciones.
A Jess (Roberts), una agente del FBI, le han asesinado a su hija de manera brutal, y un compañero llegado de New York (Ejiofor) y que ha sido trasladado para investigar posibles actos de terrorismo luego de la paranoia desatada tras los hechos sucedidos en el fatal 11 de septiembre de 2001, está obsesionado por esclarecer el caso ante las múltiples trabas que ponen tanto su superior como algún compañero.
A diferencia de la película argentina, acá los hechos han ocurrido apenas unos 12 años atrás, el telón de fondo cambia de una dictadura a el ambiente post ataques a las Torres Gemelas, además la historia de amor entre los personajes que ahora interpretan Ejiofor y Kidman es casi nula y nunca funciona, volviéndose esta versión en un thriller un tanto más seco y desapasionado.
Si bien la película que dirige Billy Ray funciona por momentos en su trama policial, algunas decisiones estropean lo planteado desde la película de origen, como el hecho de unir dos personajes en el de Julia Roberts, quien ofrece una actuación convincente, y el depender tanto de la sorpresa del final, la cual pierde sentido cuando se conoce la película previa, a pesar que la reciente presenta algún cambio.
Ni siquiera la secuencia del estadio, acá traslada a un estadio de béisbol, la cual era toda una proeza técnica en la versión de Campanella, consigue el nivel de tensión al ser narrada de manera bastante rutinaria.
Así, ‘Secretos de una obsesión’, no logra crear una identidad propia quedando siempre a la sombra del filme original, dando la sensación de ser una película hecha a las carreras y con muy poca pasión.
http://tantocine.com/secretos-de-una-obsesion-de-billy-ray/
1 de enero de 2016
1 de enero de 2016
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La versión norteamericana de “El secreto de sus ojos” es ante todo un policial negro con mucho menos romanticismo que el original de Campanella. Es un caso típico de "libre adaptación", que se permite cambiar algún que otro personaje, manteniendo vínculos con el original pero apelando a cambios que le dan vida propia.
De lo particular a lo universal, la versión americanizada de “El secreto de sus ojos” gana en actualidad, aunque mucho más ajustada al género del policial negro y desprovista del encanto original. Son varios los interrogantes que surgen después de visionar la película. El primero, es si pierde en la comparación con el original y si funciona de manera autónoma como thriller. La impresión en general es que estamos ante un auténtico policial negro, austero y tan desesperanzado como corresponde al género.Billy Ray es un cotizado guionista (“Los juegos del hambre” y “Capitán Phillips”, por ejemplo) y aquí construyó una compleja estructura que va y viene en el tiempo, donde poco queda del costumbrismo porteño de Campanella, para dar lugar a un thriller más seco y amargo. “Secretos de una obsesión” flaquea en los aspectos donde “El secreto de sus ojos” era pura contundencia: la química entre los personajes y los climas.
Las variaciones han sido importantes, no sólo en la ambientación sino también en la construcción de los personajes y hasta en el desenlace. Las secuelas de la dictadura argentina han sido sustituidas por la lucha antiterrorista. Pero ninguna de las escenas clave que tanto impactaron en su momento ha sido excluida y se reconstruyen a su manera, sustituyendo el fútbol por el béisbol o el personaje de Pablo Rago por el de Julia Roberts, probablemente la diferencia más fuerte.
Aunque producida sobre la base del guión original, la película no es lo que se dice una remake propiamente dicha, sino más bien una adaptación, tomando algunos puntos en común pero desarrollando un argumento propio. Esto no la desmerece, aunque sea difícil separarse del filme argentino que recibiera en 2010 el Oscar a la Mejor Película Extranjera.
La precisa narrativa de Billy Ray tiene su brillo y escenas efectivas que, si bien no resultan avasallantes en cuanto espectacularidad, sostienen un relato contenido y sobrio, que sale airoso de la dificultad de tener como punto de referencia a una de las mejores películas argentinas de los últimos tiempos.
De lo particular a lo universal, la versión americanizada de “El secreto de sus ojos” gana en actualidad, aunque mucho más ajustada al género del policial negro y desprovista del encanto original. Son varios los interrogantes que surgen después de visionar la película. El primero, es si pierde en la comparación con el original y si funciona de manera autónoma como thriller. La impresión en general es que estamos ante un auténtico policial negro, austero y tan desesperanzado como corresponde al género.Billy Ray es un cotizado guionista (“Los juegos del hambre” y “Capitán Phillips”, por ejemplo) y aquí construyó una compleja estructura que va y viene en el tiempo, donde poco queda del costumbrismo porteño de Campanella, para dar lugar a un thriller más seco y amargo. “Secretos de una obsesión” flaquea en los aspectos donde “El secreto de sus ojos” era pura contundencia: la química entre los personajes y los climas.
Las variaciones han sido importantes, no sólo en la ambientación sino también en la construcción de los personajes y hasta en el desenlace. Las secuelas de la dictadura argentina han sido sustituidas por la lucha antiterrorista. Pero ninguna de las escenas clave que tanto impactaron en su momento ha sido excluida y se reconstruyen a su manera, sustituyendo el fútbol por el béisbol o el personaje de Pablo Rago por el de Julia Roberts, probablemente la diferencia más fuerte.
Aunque producida sobre la base del guión original, la película no es lo que se dice una remake propiamente dicha, sino más bien una adaptación, tomando algunos puntos en común pero desarrollando un argumento propio. Esto no la desmerece, aunque sea difícil separarse del filme argentino que recibiera en 2010 el Oscar a la Mejor Película Extranjera.
La precisa narrativa de Billy Ray tiene su brillo y escenas efectivas que, si bien no resultan avasallantes en cuanto espectacularidad, sostienen un relato contenido y sobrio, que sale airoso de la dificultad de tener como punto de referencia a una de las mejores películas argentinas de los últimos tiempos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
* Sus protagonistas son perdedores resignados que mantienen en algún lado un potencial de afecto que solamente cuaja en la amistad o en el vínculo materno-filial, sin espacio para el amor; cuando en la versión de Campanella había dos historias románticas muy fuertes y que funcionaban como eje sobre el que también se insertaba la búsqueda subjetiva de justicia, ante el inquietante vacío de lo institucional. También se echa de menos la ausencia de humor, aunque se intenten algunos chistes como el del teléfono equivocado en la oficina, que tan bien le funcionaba a Francella.
Gradualmente van apareciendo segmentos conocidos, escenografías parecidas como los interiores llenos de libros, carpetas y papeles con puertas y estantes, donde predomina el marrón y el sepia. También frases ya escuchadas, casi iguales o con alguna pequeña variante, dada la mediación de la traducción.
Empieza con un convincente actor (Ejiofor) que interpreta al héroe duro pero de buen corazón, mirando prontuarios con fotografías de reos en el presente (situado varios años después del atentado a las Torres Gemelas), mientras en montaje paralelo se muestra difusamente, sin rostros visibles, la escena del asesinato de una joven, en lo que parece una proyección de la conciencia del protagonista, obsesionado por ese hecho, desde hace más de una década.
Seguidamente, un cartel indica “13 años atrás” y el tiempo desemboca en la cotidianidad de una oficina del FBI, con el chistoso de turno que atiende el teléfono con bromas sexuales. Allí trabajan Ray (Chiwetel Ejiofor) y Jess (Julia Roberts), una dupla de amigos inseparables, junto con la supervisora del Fiscal del Distrito, Claire (Nicole Kidman), recientemente incorporada, por la cual Ray se siente muy atraído, con una especie de amor imposible, porque ambos tienen su respectiva pareja.
Similitudes y diferencias
El protagonismo del azar también desempeña un rol decisivo: la víctima (la hija adolescente de Jess) se enfrenta por casualidad con el asesino, en un espacio donde en realidad debía encontrarse con ese “tío del corazón”, que para ella representa la figura de Ray. En la actualidad, el protagonista está retirado de su oficio como investigador, pero la búsqueda del criminal no se ha interrumpido un solo día a lo largo de trece años, justo cuando Ray por fin encuentra una pista con la que confía resolver el caso. Y aunque pueda tratarse de una pista falsa, sirve para que la verdad salga a la luz.
Gradualmente van apareciendo segmentos conocidos, escenografías parecidas como los interiores llenos de libros, carpetas y papeles con puertas y estantes, donde predomina el marrón y el sepia. También frases ya escuchadas, casi iguales o con alguna pequeña variante, dada la mediación de la traducción.
Empieza con un convincente actor (Ejiofor) que interpreta al héroe duro pero de buen corazón, mirando prontuarios con fotografías de reos en el presente (situado varios años después del atentado a las Torres Gemelas), mientras en montaje paralelo se muestra difusamente, sin rostros visibles, la escena del asesinato de una joven, en lo que parece una proyección de la conciencia del protagonista, obsesionado por ese hecho, desde hace más de una década.
Seguidamente, un cartel indica “13 años atrás” y el tiempo desemboca en la cotidianidad de una oficina del FBI, con el chistoso de turno que atiende el teléfono con bromas sexuales. Allí trabajan Ray (Chiwetel Ejiofor) y Jess (Julia Roberts), una dupla de amigos inseparables, junto con la supervisora del Fiscal del Distrito, Claire (Nicole Kidman), recientemente incorporada, por la cual Ray se siente muy atraído, con una especie de amor imposible, porque ambos tienen su respectiva pareja.
Similitudes y diferencias
El protagonismo del azar también desempeña un rol decisivo: la víctima (la hija adolescente de Jess) se enfrenta por casualidad con el asesino, en un espacio donde en realidad debía encontrarse con ese “tío del corazón”, que para ella representa la figura de Ray. En la actualidad, el protagonista está retirado de su oficio como investigador, pero la búsqueda del criminal no se ha interrumpido un solo día a lo largo de trece años, justo cuando Ray por fin encuentra una pista con la que confía resolver el caso. Y aunque pueda tratarse de una pista falsa, sirve para que la verdad salga a la luz.
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