Malasaña 32
4.8
9,655
Terror
Manolo y Candela se instalan en el madrileño barrio de Malasaña, junto a sus tres hijos y el abuelo Fermín. Atrás dejan el pueblo en busca de la prosperidad que parece ofrecerles la capital de un país que se encuentra en plena transición política. Pero hay algo que la familia Olmedo no sabe: en la casa que han comprado, no están solos...
22 de enero de 2020
22 de enero de 2020
120 de 133 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salvo por el encanto, si acaso, de que se trata de un película española.
Tiene buena fotografía, buenos efectos sonoros, buen ambientación, es decir, es muy solvente desde el punto de vista técnico, pero el argumento está repleto de lugares comunes y de clichés típicos del género. Como suele suceder con las películas de terror, el punto débil se encuentra en ese delicado equilibrio que el guión debe encontrar para justificar el elemento sobrenatural. Si dicho elemento se expone demasiado, pierde credibilidad; si se protege en exceso, acaba resultando confuso. El caso de Malasaña 32 es el primero: el elemento sobrenatural en algunos casos es tan explícito que roza la materialidad carnal, de modo que el mundo de los espíritus y de los muertos pierde ese misterio oscuro e inaccesible que lo hace tan amedrentador.
Aparte de que, como ya he dicho, no está muy bien explicado.
Aunque lo que más terror me suscitó del metraje lo cuento en la zona spoiler, y no tiene nada que ver con lo sobrenatural.
Tiene buena fotografía, buenos efectos sonoros, buen ambientación, es decir, es muy solvente desde el punto de vista técnico, pero el argumento está repleto de lugares comunes y de clichés típicos del género. Como suele suceder con las películas de terror, el punto débil se encuentra en ese delicado equilibrio que el guión debe encontrar para justificar el elemento sobrenatural. Si dicho elemento se expone demasiado, pierde credibilidad; si se protege en exceso, acaba resultando confuso. El caso de Malasaña 32 es el primero: el elemento sobrenatural en algunos casos es tan explícito que roza la materialidad carnal, de modo que el mundo de los espíritus y de los muertos pierde ese misterio oscuro e inaccesible que lo hace tan amedrentador.
Aparte de que, como ya he dicho, no está muy bien explicado.
Aunque lo que más terror me suscitó del metraje lo cuento en la zona spoiler, y no tiene nada que ver con lo sobrenatural.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En efecto, la escena más terrorífica de la película es cuando la pobre familia, asolada por un espectro que quiere matar a sus niños para llevárselos al más allá, acude al banco con el fin de deshacerse de la casa. Pero el empleado del banco, o el director (no se cuenta quién es en realidad), los mira con cara de pena y les aclara que la casa no se puede devolver: pesa sobre ella la hipoteca que contrataron con la entidad y están atados a la misma hasta el término de sus vidas si hiciera falta, motivo por el cual está protegida con un seguro de vida. Es decir: tu familia corre peligro de muerte, pero ni aún así puedes librarte de una hipoteca que, según parece, está por encima incluso de los designios del más allá. Amigos, eso sí que da miedo.
Otro tanto sucede cuando el espectro secuestra al niño de la familia. Al día siguiente, pese al sufrimiento e incertidumbre que supone tan grave situación, los padres se ven obligados a acudir al trabajo, porque si no lo hacen podrían perderlo y, claro, ¿cómo van a pagar si no la dichosa hipoteca?
La verdad, en estos términos da más miedo el mundo de los vivos que el de los muertos.
Otro tanto sucede cuando el espectro secuestra al niño de la familia. Al día siguiente, pese al sufrimiento e incertidumbre que supone tan grave situación, los padres se ven obligados a acudir al trabajo, porque si no lo hacen podrían perderlo y, claro, ¿cómo van a pagar si no la dichosa hipoteca?
La verdad, en estos términos da más miedo el mundo de los vivos que el de los muertos.
7 de abril de 2020
7 de abril de 2020
61 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tengo absolutamente nada en contra de Javier Botet, ¿Eh? Pero no me podéis negar que en esta película está sobreexplotado. Que si ahora haces este papel, luego este, luego te maquillo… en definitiva, todo es un show preparado para su mayor lucimiento, porque lo que es luego la cinta deja mucho que desear.
Nos trasladamos al Madrid de los años 70, en donde una familia compra un piso para instalarse en la capital y empezar una nueva vida. Los padres a trabajar, el hijo mayor a buscar trabajo, y la hija a cuidar del pequeño y el abuelo. La casa, como podréis sospechar, está encantada y no tardan en pasar cosas paranormales que intentan dar mal rollo o asustar al espectador gracias al viejo truco de… sí amigos, SUBIR EL DICHOSO VOLUMEN DE LA MÚSICA. Claro, si este es el nivel de terror que va a ofrecer Albert Pintó como director, pues apaga y vámonos.
Además, todo en el montaje tiene que ser muy rápido, para que no te dé tiempo a ver bien lo que estás viendo y te entre canguelo… o no te enteres ni un pimiento de lo que está pasando. Para ejemplo la escena de introducción inicial, que luego no tiene ningún interés ni sentido argumental. El remate nefasto es utilizar una canción “buenrollera” como contrapunto mientras pasan los rótulos iniciales.
Mientras tanto, yo sigo intentando situarme y encontrar un personaje con el que empatizar, pero se me hace muy difícil. Un padre que en camiseta interior tiene más músculos que Bruce Willis en ‘Jungla de Cristal’ y al que le importa un pimiento que el hijo se haya perdido. La madre, que lo poco que sé de ella es que es trabajadora de Galerías Preciados. Pepe, el hijo mayor, que se pasa tirado en la cama media película y es tartamudo (¡Oh! ¡Qué buena definición de personaje!). Amparo, la hija mayor, atormentada por todo lo que pasa en la casa y a la que nadie cree. El abuelo, que simplemente pasaba por el rodaje y se quedó. El niño gafotas, al que nadie le pregunta nada.
Es decir, ‘Malasaña 32’ no funciona. Se vuelve pronto una película aburrida, de susto fácil y que pierde todo interés según avanzan los minutos.
Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
Nos trasladamos al Madrid de los años 70, en donde una familia compra un piso para instalarse en la capital y empezar una nueva vida. Los padres a trabajar, el hijo mayor a buscar trabajo, y la hija a cuidar del pequeño y el abuelo. La casa, como podréis sospechar, está encantada y no tardan en pasar cosas paranormales que intentan dar mal rollo o asustar al espectador gracias al viejo truco de… sí amigos, SUBIR EL DICHOSO VOLUMEN DE LA MÚSICA. Claro, si este es el nivel de terror que va a ofrecer Albert Pintó como director, pues apaga y vámonos.
Además, todo en el montaje tiene que ser muy rápido, para que no te dé tiempo a ver bien lo que estás viendo y te entre canguelo… o no te enteres ni un pimiento de lo que está pasando. Para ejemplo la escena de introducción inicial, que luego no tiene ningún interés ni sentido argumental. El remate nefasto es utilizar una canción “buenrollera” como contrapunto mientras pasan los rótulos iniciales.
Mientras tanto, yo sigo intentando situarme y encontrar un personaje con el que empatizar, pero se me hace muy difícil. Un padre que en camiseta interior tiene más músculos que Bruce Willis en ‘Jungla de Cristal’ y al que le importa un pimiento que el hijo se haya perdido. La madre, que lo poco que sé de ella es que es trabajadora de Galerías Preciados. Pepe, el hijo mayor, que se pasa tirado en la cama media película y es tartamudo (¡Oh! ¡Qué buena definición de personaje!). Amparo, la hija mayor, atormentada por todo lo que pasa en la casa y a la que nadie cree. El abuelo, que simplemente pasaba por el rodaje y se quedó. El niño gafotas, al que nadie le pregunta nada.
Es decir, ‘Malasaña 32’ no funciona. Se vuelve pronto una película aburrida, de susto fácil y que pierde todo interés según avanzan los minutos.
Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
23 de enero de 2020
23 de enero de 2020
40 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer lugar, lo rescatable de la película: buena recreación de la época (vestuario, contexto social, etc). No tiene mala fotografía. El ambiente de Malasaña y sus casas es tal cual. La banda sonora está bien, cumple.
Por otro lado, hablemos de lo que es la película: un pasaje del terror en el que entras y no paras de llevarte sustos con una historia de fondo que no crea gran interés, puesto que lo que te cuentan no es gran cosa. De hecho es casi nada.
La verdad, se ha tenido el presupuesto para hacer algo mucho más interesante, sacar más partido a unos actores que parece que pueden dar algo más si detrás tienen a un mejor director, y sobre todo, un mejor guion. Porque el guion es la principal causa de este desastre. En muchas partes no hay lógica narrativa, es decir, en una casa tan pequeña, si alguien grita o da un golpe, lo escucha hasta el vecino. Mientras Amparo está gritando en un sitio, el padre de familia está en el pasillo preguntándose por qué se ha ido la luz. Así, hay muchísimos más ejemplos. Lógicamente eso te saca de la verosimilitud de la historia. Da la sensación de que cada uno va por su lado en lugar de ayudarse unos a otros. No termino de entender porque hay tanta distancia entre los personajes, especialmente entre Pepe y Amparo. Bueno, Pepe directamente parece un inquilino desconocido que se ha alquilado una habitación de la casa. Todos y cada uno de los personajes son más planos que un folio. Esto provoca inevitablemente que la parte dramática que conlleva la historia se vea desbordada. No se aprovecha en absoluto la tensión dramática y las consecuencias que ello puede traer.
Con todo el respeto, pero parece que los guionistas se han esforzado por no transmitirte absolutamente nada. Ningún tipo de emoción. Los sustos y la tensión están bien ejecutados, recordando a las películas de James Wan (Expediente Warren). Sin embargo, el recurso para provocarte tal efecto es siempre el mismo. La misma fórmula desde el principio. Evidentemente esto cansa, y mucho. Satura de tal forma que es totalmente previsible lo que va a suceder en cada secuencia. La originalidad y el riesgo brillan por su ausencia.
Es preciso decir que el cine es mucho más que entretenimiento. No todos podemos sentir lo mismo por el 7° arte, pero eso no significa que no se pueda ser crítico con lo que nos muestran. La película está hecha para entretener, sin más. El ejemplo de la casa del terror es perfecto para definirla. La gente saldrá y dirá que se lo ha pasado bien. Y la cosa quedará ahí. Pero es lícito exigir algo más. Un gran error que comete esta película (y muchas del género) es precisamente no aprovechar la parte dramática que provoca la historia. No es ningún capricho, es algo necesario. Mudarte a una nueva casa y descubrir que una especie de ente te ataca, aparte de ser perturbador, es una desgracia. Es desesperación, es dolor. Es, en definitiva, drama. El mejor ejemplo de ello y seguramente la película que mejor lo representa y ejecuta es El Exorcista, 1973 (una obra maestra).
Está bien el entretenimiento. Pero por respeto al cine, no está mal fijarse en James Wan, pero no olvidemos la película que acabo de mencionar de William Friedkin, no olvidemos Alien: el octabo pasajero de Ridley Scott (1979), tampoco la notable REC de Jaume Balagueró y Paco Plaza (2007), por poner algunos ejemplos. Porque el cine es entretener e intentar contarte algo que te pueda cambiar, o como mínimo, emocionar.
Por otro lado, hablemos de lo que es la película: un pasaje del terror en el que entras y no paras de llevarte sustos con una historia de fondo que no crea gran interés, puesto que lo que te cuentan no es gran cosa. De hecho es casi nada.
La verdad, se ha tenido el presupuesto para hacer algo mucho más interesante, sacar más partido a unos actores que parece que pueden dar algo más si detrás tienen a un mejor director, y sobre todo, un mejor guion. Porque el guion es la principal causa de este desastre. En muchas partes no hay lógica narrativa, es decir, en una casa tan pequeña, si alguien grita o da un golpe, lo escucha hasta el vecino. Mientras Amparo está gritando en un sitio, el padre de familia está en el pasillo preguntándose por qué se ha ido la luz. Así, hay muchísimos más ejemplos. Lógicamente eso te saca de la verosimilitud de la historia. Da la sensación de que cada uno va por su lado en lugar de ayudarse unos a otros. No termino de entender porque hay tanta distancia entre los personajes, especialmente entre Pepe y Amparo. Bueno, Pepe directamente parece un inquilino desconocido que se ha alquilado una habitación de la casa. Todos y cada uno de los personajes son más planos que un folio. Esto provoca inevitablemente que la parte dramática que conlleva la historia se vea desbordada. No se aprovecha en absoluto la tensión dramática y las consecuencias que ello puede traer.
Con todo el respeto, pero parece que los guionistas se han esforzado por no transmitirte absolutamente nada. Ningún tipo de emoción. Los sustos y la tensión están bien ejecutados, recordando a las películas de James Wan (Expediente Warren). Sin embargo, el recurso para provocarte tal efecto es siempre el mismo. La misma fórmula desde el principio. Evidentemente esto cansa, y mucho. Satura de tal forma que es totalmente previsible lo que va a suceder en cada secuencia. La originalidad y el riesgo brillan por su ausencia.
Es preciso decir que el cine es mucho más que entretenimiento. No todos podemos sentir lo mismo por el 7° arte, pero eso no significa que no se pueda ser crítico con lo que nos muestran. La película está hecha para entretener, sin más. El ejemplo de la casa del terror es perfecto para definirla. La gente saldrá y dirá que se lo ha pasado bien. Y la cosa quedará ahí. Pero es lícito exigir algo más. Un gran error que comete esta película (y muchas del género) es precisamente no aprovechar la parte dramática que provoca la historia. No es ningún capricho, es algo necesario. Mudarte a una nueva casa y descubrir que una especie de ente te ataca, aparte de ser perturbador, es una desgracia. Es desesperación, es dolor. Es, en definitiva, drama. El mejor ejemplo de ello y seguramente la película que mejor lo representa y ejecuta es El Exorcista, 1973 (una obra maestra).
Está bien el entretenimiento. Pero por respeto al cine, no está mal fijarse en James Wan, pero no olvidemos la película que acabo de mencionar de William Friedkin, no olvidemos Alien: el octabo pasajero de Ridley Scott (1979), tampoco la notable REC de Jaume Balagueró y Paco Plaza (2007), por poner algunos ejemplos. Porque el cine es entretener e intentar contarte algo que te pueda cambiar, o como mínimo, emocionar.
16 de abril de 2020
16 de abril de 2020
23 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Albert Pintó, director catalán que intenta, según expresó él en algún medio, seguir la estela de Wan (James Wan), y que también sigue a Paco Plaza en Verónica, en cuestión de estilo visual, banda sonora, la buena elección de actores puede pasar…pero como guion no me ha convencido. Tampoco los sustos fáciles (aunque algunas apariciones está muy bien, es verdad), pero nada que ver con ninguno de esos directores (quizás un poco en lo peor de ambos); pero hablando de los españoles, Verónica fue muy buena versión de los hechos, y aunque se tomó muchas licencias no se alejó tanto de la realidad y la historia está mucho más centrada. Con respecto a lo demás, tenemos a una Concha Velasco siempre sublime; Begoña Vargas (La Otra Mirada), es Amparo Olmedo, la hija; Iván Marcos es Manolo, el marido; Beatriz Segura (Hospital Central) es Candela, la esposa de Manolo; Sergio Castellanos (La Peste), es Pepe, el hijo sexy; Iván Renedo es Rafael, el niño pequeño. Todos hacen un excelente trabajo. El problema está en la historia, completamente inventada y no debería poder tomarse ningún director tanta libertad para escribir «inspirada en hechos reales», porque de todas las cosas que han ocurrido en ese barrio (que sí, son unas cuantas), ninguna es, ni por asomo, parecida. Todo resulta retorcido y yo prefiero las cosas más reales y más simples (incluso cuando se habla de hechos paranormales). La película no está mal para pasar el rato, tiene momentos para todo, es una buena época para retratar a esa gente que vino en plena transición española de su pueblo a una gran ciudad como Madrid. De ver lo poco preparados que estaban, del shock en el cambio en sus vidas (de trabajar el campo, o cuidar animales, a un trabajo en una fábrica o en una tienda va un mundo), de la difícil adaptación a ciertas circunstancias, de la diferencia de una vida más dura pero más simple, a las complicaciones de Madrid; todo eso está muy bien; el abuelo es genial, sin duda; la falta de comunicación por parte de toda la familia se hace patente en cada plano y en cada hecho que ocurre, pero falla, porque pensamos que vamos a ver algo muy aterrador y se queda en nada. En spoiler cuento algunos hechos reales acaecidos en el barrio de Malasaña.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo primero, el número 32 no existe, Malasaña llega hasta el número 30, pero sí pasaron muchos actos violentos alrededor de esa calle durante varios años. De hecho, es el barrio de Madrid que cuenta con más muertos por metro cuadrado en circunstancias bastante atroces y en principio no tanto de forma paranormal o misteriosa. Muchos nombres propios de verdugos y víctimas las podemos encontrar buscando un poco en internet. Hay varios artículos que tratan el tema y que nos llevan a noticias de la época. El caso más famoso, por sus formas realmente violentas y de ensañamiento y locura ocurrió en 1962, cuando José María Ruiz Martínez, un sastre de 45 años, mató a su mujer y a los cinco hijos; pero esto no fue lo peor, mató a cada uno de una forma y con armas distintas; utilizó un martillo, un cuchillo o una pistola, después los sacó al balcón y gritó a todos los vecinos lo que había hecho. Después –como viendo siendo típico en climas cálidos- se suicidó. Vivía en el 3ºD del número 3 de la calle Antonio Grilo.
Otra de las historias, es que en esta misma calle, se encontró un cementerio de fetos de bebé (humano) en las cuevas de la bodega situada en el número 9. Se hallaron unos 100 y esto hizo que se descubriese que allí hubo una clínica ilegal de abortos después de la Guerra Civil. Suena horrible, pero hay más historias en este barrio.
En noviembre de 1945 fue encontrado el cadáver de Felipe Breña Marcos, camisero de 45 años, en el número 1ºD. Tenía un golpe en la cabeza, probablemente un candelabro, pero tres años más tarde encontraron otro cuerpo; en septiembre de 1948, también con la cabeza destrozada.
En 1946, en la misma casa, una madre asesina a su bebé. Todo muy misterioso y con varias versiones. Una dice que se le halló colgado de una percha y otra que se encontró dentro de un cajón. Tampoco entiendo que no saliese esa información en los periódicos o porqué no dio detalles la policía; quizás todo era ya demasiado macabro.
Pero la calle tiene una historia muy anterior, cuando era conocida como la calle de las Beatas durante el siglo XVIII. Hubo un asesinato, según las crónicas de la época, de un cura que fue amenazado porque mantenía relaciones con una chica (suponemos que el miedo hizo que el cura de San Martin matase a ese hombre).
Solo se han publicado unas pocas historias y habrá mucho más. Quién sabe, igual los fantasmas enfadados de todas esas personas pululan hoy por Malasaña, quizás no en el número 32, que no existe, pero quizás sí en otros números, en otras casas, con otras familias; causando el pánico, entre chirriar de puertas, sombras que pasan por el rabillo del ojo, objetos que cambian misteriosamente de lugar…pero la historia de Albert Pintó es demasiado retorcida y sigo pensando que las cosas suelen ser más simples. Eso no le quita mérito a la cinta, que nos entretiene y tienes buenos puntos. Me gusta Concha Velasco, pero la aparición de esos dos personajes «videntes»…no me ha convencido y suelo ser fácil en aspectos de Cuarto Milenio. Otra vez será mejor, eso seguro.
Otra de las historias, es que en esta misma calle, se encontró un cementerio de fetos de bebé (humano) en las cuevas de la bodega situada en el número 9. Se hallaron unos 100 y esto hizo que se descubriese que allí hubo una clínica ilegal de abortos después de la Guerra Civil. Suena horrible, pero hay más historias en este barrio.
En noviembre de 1945 fue encontrado el cadáver de Felipe Breña Marcos, camisero de 45 años, en el número 1ºD. Tenía un golpe en la cabeza, probablemente un candelabro, pero tres años más tarde encontraron otro cuerpo; en septiembre de 1948, también con la cabeza destrozada.
En 1946, en la misma casa, una madre asesina a su bebé. Todo muy misterioso y con varias versiones. Una dice que se le halló colgado de una percha y otra que se encontró dentro de un cajón. Tampoco entiendo que no saliese esa información en los periódicos o porqué no dio detalles la policía; quizás todo era ya demasiado macabro.
Pero la calle tiene una historia muy anterior, cuando era conocida como la calle de las Beatas durante el siglo XVIII. Hubo un asesinato, según las crónicas de la época, de un cura que fue amenazado porque mantenía relaciones con una chica (suponemos que el miedo hizo que el cura de San Martin matase a ese hombre).
Solo se han publicado unas pocas historias y habrá mucho más. Quién sabe, igual los fantasmas enfadados de todas esas personas pululan hoy por Malasaña, quizás no en el número 32, que no existe, pero quizás sí en otros números, en otras casas, con otras familias; causando el pánico, entre chirriar de puertas, sombras que pasan por el rabillo del ojo, objetos que cambian misteriosamente de lugar…pero la historia de Albert Pintó es demasiado retorcida y sigo pensando que las cosas suelen ser más simples. Eso no le quita mérito a la cinta, que nos entretiene y tienes buenos puntos. Me gusta Concha Velasco, pero la aparición de esos dos personajes «videntes»…no me ha convencido y suelo ser fácil en aspectos de Cuarto Milenio. Otra vez será mejor, eso seguro.
Digna y honesta, no causa sorpresa alguna, repitiendo esquemas de otros muchos filmes de este género
15 de abril de 2020
15 de abril de 2020
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película española de horror, inscrito de hoz y coz en el subgénero de "casas encantadas", por sí mismas al tener vida propia o, como en este caso, por haber sucedido tiempo atrás algo horrendo.
Tiene como mejor baza el clímax de horror conseguido con no muchos mimbres, yendo in-crescendo la tensión.
Sin embargo creo que no convence en su totalidad, al no apartarse demasiado en el fondo de otras muchas pelis de parecido pelo rodadas bien en USA o en Japón, por decir dos países que tocan en numerosas ocasiones estas historias.
Está bien interpretada y causa sorpresa ver a la gran Concha Velasco enfrascada en este producto. Lo hace bien, como el resto.
Los efectos de sonido e iluminación, están bien conseguidos y crea zozobra en su primer tercio. Pero no va más allá y al final no se diferencia casi nada de lo ya visto, como no sea apercibir un aliento "hispánico" en el relato, con algunos interesantes apuntes sociológicos del momento en el que se narra la historia, con ese gran paro que había y las dificultades para salir adelante las familias modestas.
Pero como cine de terror no causa sorpresa y resulta entretenida pues tiene algunas excelentes escenas como la del niño viendo "un globo, dos globos, tres globos..." pero algo parca en cuanto ambición, o así lo parece.
Pero es honesta y bastante digna.
https://filmsencajatonta.blogspot.com
Tiene como mejor baza el clímax de horror conseguido con no muchos mimbres, yendo in-crescendo la tensión.
Sin embargo creo que no convence en su totalidad, al no apartarse demasiado en el fondo de otras muchas pelis de parecido pelo rodadas bien en USA o en Japón, por decir dos países que tocan en numerosas ocasiones estas historias.
Está bien interpretada y causa sorpresa ver a la gran Concha Velasco enfrascada en este producto. Lo hace bien, como el resto.
Los efectos de sonido e iluminación, están bien conseguidos y crea zozobra en su primer tercio. Pero no va más allá y al final no se diferencia casi nada de lo ya visto, como no sea apercibir un aliento "hispánico" en el relato, con algunos interesantes apuntes sociológicos del momento en el que se narra la historia, con ese gran paro que había y las dificultades para salir adelante las familias modestas.
Pero como cine de terror no causa sorpresa y resulta entretenida pues tiene algunas excelentes escenas como la del niño viendo "un globo, dos globos, tres globos..." pero algo parca en cuanto ambición, o así lo parece.
Pero es honesta y bastante digna.
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