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Crímenes de familia

Drama. Thriller Cuenta la historia de Alicia e Ignacio, un matrimonio de uno de los barrios más lujosos de Buenos Aires, que viven junto a Gladys, su empleada doméstica, y su hijo de tres años, Santiago. Sus vidas comienzan a alterarse cuando su propio hijo, Daniel, con quien tienen una relación conflictiva, es acusado de violación e intento de homicidio de su ex esposa. (FILMAFFINITY)
Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
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8
21 de agosto de 2020
26 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alicia (Cecilia Roth) es una señora de clase acomodada que vive en un piso de la cara calle Posadas en Buenos Aires junto a su marido Ignacio (Miguel Ángel Solá), la mucama cama adentro Gladys (Yanina Ávila) y el pequeño hijo de ésta. La película presenta en forma alternada dos sucesos delictivos que alteran los plácidos días de Alicia: el encarcelamiento de su hijo Daniel (Benjamín Amadeo) por una denuncia de su ex nuera (Sofía Gala) y un segundo crimen que la película irá develando lentamente.

Crímenes de familia es un sólido drama judicial y familiar, con una hábil estructura temporal que genera intriga sobre cuál es el segundo crimen y cómo se desenvolverán las reaccciones y procederes de la pareja protagónica frente a ambas situaciones.

La trama pone en juego varias temáticas, principalmente las de clase y de género y, atravesada por ambas, una reflexión sobre la maternidad o las maternidades.

El equilibrio entre drama familiar, intriga y drama judicial es perfecto, teniendo en cuenta que son dos los juicios que se desarrollan durante la película.

Cecilia Roth compone en forma notable a esa señora "bien", con su mezla de condescendencia, paternalismo y aspereza típicos de su clase frente a la indescifrable Gladys (personaje muy bien descripto y un gran trabajo de Yanina Ávila) y su genuino cariño por el hijo de ésta y está perfecta en su recorrido, exento de cualquier atisbo de melodrama.

En definitiva, una película de Sebastián Schindel (también coguionista) que pone en escena con concisión las múltiples facetas de esta drama puestas en juego.
7
21 de agosto de 2020
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esos aires de cambio del verso de Bertolt Brecht respira Crímenes de Familia (2020), de reciente estreno en Netflix. La película de Sebastián Schindel entrecruza dos casos judiciales con Cecilia Roth y Sofía Gala en destacados papeles.

Por Nicolás Bianchi

El espíritu de la época es feminista, transformador y cuestionador de relaciones sociales largamente establecidas en el tiempo. En él abreva Crímenes de Familia, película que se puede definir como un drama judicial, género escasamente desarrollado en el cine argentino, que pone a la maternidad, el embarazo y la conformación de la familia en el centro de la escena.

Dos casos en el mismo hogar, en el mismo lujoso departamento de Recoleta, ponen a la familia formada por Alicia (Roth) e Ignacio (Miguel Ángel Solá) ante el mismo estrado de Tribunales. En el primero el hijo de ambos Daniel (Benjamín Amadeo) está preso por reiteradas denuncias de violencia de género realizadas por su mujer Marcela, interpretada por Sofía Gala en un breve pero extraordinario papel.

La segunda acusación, que en principio nada tiene que ver con la primera, recae sobre Gladys (Yanina Ávila), una joven muchacha llegada de Misiones que trabaja desde hace años en el hogar de Alicia e Ignacio. Allí vive junto a su pequeño hijo de cuatro años, quien tiene una gran relación con Alicia, a quien llama tía y participa activamente de su crianza. En principio Schindel, que también coescribió el guión, mantiene al caso de Gladys en una penumbra. Algo sucedió en un baño de noche, a media luz, donde apenas se pueden ver algunos manchones de sangre en el suelo. Lo que fuere, que no vale la pena develar aquí para no arruinar uno de los golpes de efecto de la película, es grave.

Entre el departamento en el coqueto barrio de Recoleta de una pareja que ronda los 70 años, las salas de Tribunales, y el penal donde se alojan primero Daniel y luego Gladys, la película transcurre en una atmósfera oscura y densa. La continuidad entre juzgado y prisión puede ser un tanto más evidente. A ese tándem se suma el hogar, sobre todo de Alicia, con su decoración un tanto estancada en el tiempo, sus portarretratos y ceniceros de vidrio, la cocina oscura y el cuarto de servicio.

Sobre ella, y por lo tanto sobre el sólido trabajo de Roth, recae gran parte del peso dramático de la película. Alicia es el personaje que comienza el film en una charla con amigas, con las que busca disimular al máximo los pesares que atraviesa, la que reta con severidad a su empleada doméstica por cada detalle fuera de lugar y la que llama ‘negra de mierda’ a su ex nuera cuando las denuncias amenazan la libertad de su hijo, por el que parece dispuesta a hacer lo que sea necesario. Pero no será la misma al final del camino.

El lugar de la Justicia se encuentra ubicado en esa misma semi oscuridad que reina en el living de Alicia. Inerme al paso del tiempo, la corte parece desfasada ante los conceptos que, sobre el sufrimiento de las mujeres, explica la psicóloga (Paola Barrientos) que es perito en la causa de Gladys. La posibilidad de llegar a una ‘solución’ por la vía del dinero y la corrupción hacen que todo sea un tanto más oscuro.

Crímenes de Familia es una película sobre madres muy distintas y estructuras familiares que chirrían hasta desarticularse. La historia es sobre Alicia, Gladys y Marcela, y lo que a veces cuesta darse cuenta de quiénes son las pares y quiénes no. Más allá de algún exceso explicativo de la trama, como para que nadie se quede sin entender todos los ribetes de la historia, Schindel logra un drama atrapante, bien actuado y con un par de golpes de efecto contundentes.
8
9 de septiembre de 2020
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crímenes de familia

“Con sus últimas fuerzas, se arrastró hasta el retrete. Parió hacia el amanecer. Dice que entonces se sintió muy confusa, y luego, ya medio congelada, porque en el baño de servicio entra la nieve, apenas tuvo fuerzas para alzar al niño. En cuanto a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgar. Pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.” Fragmento de “La infanticida Marie Ferrar” de Bertolt Brecht.

“El hijo de la novia”, “El secreto de tus ojos”, “Relatos salvajes” o “El ciudadano ilustre”, son sólo algunas de las películas que han quedado grabadas en mi memoria y certifican que el cine argentino, ese eterno convaleciente, muy a pesar de los limitados recursos económicos que tradicionalmente han lastrado el desarrollo de su industria, mantiene aún sus signos vitales en razonable estado de esperanza.
Y, una vez más, “Crímenes de familia” -está a su disposición en Netflix-, bajo la dirección de Sebastián Schindel, que colabora en el guion con Pablo del Teso, confirma la permanente estabilidad del paciente.
Con anterioridad, Shindel había demostrado su solidez en la realización de “El patrón: radiografía de un crímen” y “El hijo”, dos estupendos trabajos muy relacionados ambos con la violencia, el crimen y los enrevesados vericuetos en los que abogados, jueces y fiscales dirimen el impredecible destino de los acusados. En ellas introduce también una lacerante y feroz crítica, apuntando a las diferentes lacras que debilitan y envilecen a una sociedad contaminada por la corrupción.
En “Crímenes de familia”, Shindel mantiene parecida línea argumental, lo que parece definir, al menos hasta ahora, el denominador común de su obra. Una soberbia Cecilia Roth -indiscutiblemente una de las mejores actrices que ha dado el cine hispanoamericano-, muestra aquí un dominio absoluto del arte escénico. Su sola presencia ilumina la pantalla, se hace omnipresente y cada parpadeo, gesto o mirada, explican por sí mismos el inmenso talento que esta mujer, ahora en la plenitud de su madurez, ha venido atesorando a lo largo de su fructífera carrera.
Me gusta la extraordinaria labor de montaje, la hábil y oportuna utilización de breves saltos en el tiempo narrativo que insinúan, sin llegar a desvelar totalmente, la inquietante verdad que se oculta tras el telón de fondo. A través de una estremecedora y muy bien contada historia familiar inspirada en un hecho real, Shindel nos previene de los amores infinitos, de la ceguera que impide ver la realidad, de las nefastas consecuencias de la sobreprotección desbordada o del oscuro abismo que se abre tras las buenas intenciones.
A la manera de un preludio lúgubre, las notas profundamente graves que un piano va desgranando a lo largo de la narración, añade tensión y dramatismo a una película que conserva buena parte de las virtudes del mejor cine argentino.

Emilio Castelló Barreneche
6
21 de agosto de 2020
23 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que viene a cuento de la coyuntura actual: mujeres violentadas a lo largo de sus vidas que encuentran un subterfugio para salir a la superficie y lograr reivindicar su rol y su propia femineidad.
En eso la película no defrauda en lo más mínimo, resultando interesante que a partir de dos casos judiciales que funcionan y se desarrollan en paralelo, quedan a trasluz no solo las afrentas y abusos a los que fueran sometidas, sino también la burocracia judicial, la ineptitud de las autoridades, la ceguera social, y el machismo imperante.
En este punto la película acierta acabadamente y funciona correctamente. Las actuaciones son correctas, y más allá de algunos estereotipos reinantes en algunos de los personajes, la película funciona, entretiene y resulta llevadera. En resumen, un buen producto para estos tiempos.
8
22 de agosto de 2020
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un matrimonio vive en un barrio bien de Buenos aires. En un principio llevan una vida apacible donde la señora tiene las típicas meriendas con sus amigas y además cuenta con una sirvienta que le ayuda en las tareas de la casa.
La historia va cambiando y toma un giro diferente porque se producen varios problemas familiares, que acaban en los tribunales con un doble juicio paralelo, en los que se encuentran implicados varios miembros que habitan en la casa.
Película interesante con una buena actuación de todos los intérpretes, destacando a la protagonista (Cecilia Roth).
Me gusta la forma en que se desarrolla la historia y vemos que para tratar estos "Crímenes de familia" no son necesarias las escenas violentas ni que la sangre llegue al río. Se pueden tratar estos temas con esta otra sutileza menos usada en el cine.
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