El infierno
Fantástico. Terror. Drama. Aventuras
Adaptación libre del poema de Dante Alighieri "La divina comedia", e inspirado en las ilustraciones de Gustav Doré. Fue una de las primeras películas surrealistas. (FILMAFFINITY)
21 de mayo de 2009
21 de mayo de 2009
34 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Naturalmente hay que obviar "La divina comedia" de Dante, y sobre todo la infernal banda sonora infectada en la versión restaurada por Tangerine Dream. Yo la apagué a los cinco minutos, guiado tal vez por inspiración divina. A veces por curiosidad subía el volumen y me horrorizaba porque me deshorrorizaba lo que veía.
Esto es una bajada a los infiernos en toda regla. Irregular, sí. Hecha de cartón piedra, también. Pero si uno se deja llevar y acompaña a los ilustres viajantes, se encontrará con algunas joyitas.
Sobran algunas ilustraciones relatadas por condenados. La bajada hubiese sido más vertiginosa sin descanso. Y el final luciferino personalmente me decepcionó algo. Pero sorprende que una película hecha hace casi cien años, que recordemos que no es lo mismo que el cine mudo de los locos años 20; sea tan imaginativa, salga tanta gente en pelota picada, y luzca un gore tan inspirador.
Condenadamente recomendable. Vayan circulando por los círculos infernales.
Esto es una bajada a los infiernos en toda regla. Irregular, sí. Hecha de cartón piedra, también. Pero si uno se deja llevar y acompaña a los ilustres viajantes, se encontrará con algunas joyitas.
Sobran algunas ilustraciones relatadas por condenados. La bajada hubiese sido más vertiginosa sin descanso. Y el final luciferino personalmente me decepcionó algo. Pero sorprende que una película hecha hace casi cien años, que recordemos que no es lo mismo que el cine mudo de los locos años 20; sea tan imaginativa, salga tanta gente en pelota picada, y luzca un gore tan inspirador.
Condenadamente recomendable. Vayan circulando por los círculos infernales.
2 de junio de 2018
2 de junio de 2018
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El país del Véneto y el Lacio, de la Magna Grecia que los navegantes del Egeo temían, fue el principal vector creativo en el incipiente género de la superproducción —muda—.
Cuando el término "superproducción" se fraguó en Italia no estaba, como hoy, a merced de la inanidad absoluta. El ingente despliegue de medios (para la época, claro) iba, en este caso, noblemente destinado a retratar una inveterada fantasía como es la topografía del Hades griego. Las Guerras Púnicas y la caída de Troya fueron el objeto de 'Cabiria' (1914) o 'La caduta di Troia' (1911), respectivamente.
...
Dante, acompañado de Virgilio, inicia un periplo horripilante por el Infierno, habitado, como la Escitia de "brumas y lluvias eternas" que retratara Homero, por espeluznantes y pesadillescas criaturas.
El montaje habitual y obligado del primer mudo, de planos estáticos y cámara fija, favorece algo fundamental en una obra como ésta: la ausencia de arquitectura. Al menos, no una lógica que el propio movimiento de la cámara deja adivinar; si no, al modo de Botticelli en su 'mapa del Infierno' del siglo XV, —que sirvió como ilustración a la Divina Comedia por encargo de Pierfrancesco de Médici—, una entropía circular, en la que conviven el caos y, a la vez, un curiosamente riguroso orden que toda estructura supraterrenal habría de tener, en su presunta infinitud.
...
Eternos castigados, las aguas fangosas de Tántalo y el buitre que devora los hígados de Ticio y de Prometeo en el Cáucaso, el Cerbero guardián de tres cabezas, el Piroflegetonte y el Cocito, el Tártaro de los Titanes, el pesaje de almas de Hermes, los Psicopompos y los gemelos Hipnos y Tánatos... La película, vetusta en medios y limitada en pasajes, dispara sin remisión la fantasía que los dominios de Perséfone y Hades producen en nosotros, los occidentales modernos, en la cual nos zambullimos como el nadador de Paestum.
...
Para mí, posiblemente, se trata de una de las primeras películas excelentes de la Historia del Cine; precisamente, porque el Cine, —invento de barraca de Feria, que dirían los Lumière; o artilugio para trucos ingeniosos, como consideraría Méliès—, aún estaba buscando su capacidad artística tras el "film d'art" francés y, aquí, encuentra su primer romance, que devendría en matrimonio, con la Literatura.
Por suerte, el Cine no quedaría sólo en traductor visual de páginas, comparsa de una disciplina mayor en edad, y se constituiría como Arte en sí mismo, pero aquí, en 'L'inferno' de 1911, se da, sin duda, un primer y necesario gran paso en dotar de acervo a la disciplina artística de más veloz evolución de la Historia de la Humanidad.
Gracias.
Cuando el término "superproducción" se fraguó en Italia no estaba, como hoy, a merced de la inanidad absoluta. El ingente despliegue de medios (para la época, claro) iba, en este caso, noblemente destinado a retratar una inveterada fantasía como es la topografía del Hades griego. Las Guerras Púnicas y la caída de Troya fueron el objeto de 'Cabiria' (1914) o 'La caduta di Troia' (1911), respectivamente.
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Dante, acompañado de Virgilio, inicia un periplo horripilante por el Infierno, habitado, como la Escitia de "brumas y lluvias eternas" que retratara Homero, por espeluznantes y pesadillescas criaturas.
El montaje habitual y obligado del primer mudo, de planos estáticos y cámara fija, favorece algo fundamental en una obra como ésta: la ausencia de arquitectura. Al menos, no una lógica que el propio movimiento de la cámara deja adivinar; si no, al modo de Botticelli en su 'mapa del Infierno' del siglo XV, —que sirvió como ilustración a la Divina Comedia por encargo de Pierfrancesco de Médici—, una entropía circular, en la que conviven el caos y, a la vez, un curiosamente riguroso orden que toda estructura supraterrenal habría de tener, en su presunta infinitud.
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Eternos castigados, las aguas fangosas de Tántalo y el buitre que devora los hígados de Ticio y de Prometeo en el Cáucaso, el Cerbero guardián de tres cabezas, el Piroflegetonte y el Cocito, el Tártaro de los Titanes, el pesaje de almas de Hermes, los Psicopompos y los gemelos Hipnos y Tánatos... La película, vetusta en medios y limitada en pasajes, dispara sin remisión la fantasía que los dominios de Perséfone y Hades producen en nosotros, los occidentales modernos, en la cual nos zambullimos como el nadador de Paestum.
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Para mí, posiblemente, se trata de una de las primeras películas excelentes de la Historia del Cine; precisamente, porque el Cine, —invento de barraca de Feria, que dirían los Lumière; o artilugio para trucos ingeniosos, como consideraría Méliès—, aún estaba buscando su capacidad artística tras el "film d'art" francés y, aquí, encuentra su primer romance, que devendría en matrimonio, con la Literatura.
Por suerte, el Cine no quedaría sólo en traductor visual de páginas, comparsa de una disciplina mayor en edad, y se constituiría como Arte en sí mismo, pero aquí, en 'L'inferno' de 1911, se da, sin duda, un primer y necesario gran paso en dotar de acervo a la disciplina artística de más veloz evolución de la Historia de la Humanidad.
Gracias.
9 de julio de 2008
9 de julio de 2008
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo se afronta el visionado de una película de hace casi 100 años? Esta pregunta es bastante complicada. A mi juicio, la mejor forma es dejarse llevar, pulsar el Play y que empiece la película, ir viendo cómo hace poco menos de un siglo hacían las películas. Son los orígenes, el germen. Y cuando por casualidad topas con algo como "L'Inferno", es cuando verdaderamente te das cuenta de que el cine actual es poco menos que nefasto. No todo, obviamente, pero lo que conseguían hacer con tan pocos medios y sin efectos digitales es no sólo destacable sino digno de aplaudir hasta quedarse sin manos.
L'Inferno es una vaga, muy vaga, adaptación del poema "La divina comedia", la parte en la que Dante se adentra en el infierno guiado por Virgilio, que le va mostrando las diferentes secciones, pobladas por pecadores de varias índoles: asesinos, violadores, hipócritas, jugadores. Cada grupo está sometido a una imaginativa tortura e ir deslizándose por ese submundo onírico es algo especial, muy especial. Al igual que Dante, el espectador se deja llevar, es una tercera persona en ese viaje infernal, consiguiendo introducirle en la película de forma ejemplar.
La forma en la que juegan con los efectos ópticos, los decorados, cada uno de los planos que sirven para enmarcar y retratar un mundo de pesadilla muy, muy bien llevado, en una de las primeras películas oníricas de la historia. La recomiendo fervientemente, además de que hay disponible un ripeo con calidad de imagen bastante digno -para una película de 1911- que cuenta con una banda sonora de Tangerine Dream añadida. No pega del todo, pero tampoco está mal.
L'Inferno es una vaga, muy vaga, adaptación del poema "La divina comedia", la parte en la que Dante se adentra en el infierno guiado por Virgilio, que le va mostrando las diferentes secciones, pobladas por pecadores de varias índoles: asesinos, violadores, hipócritas, jugadores. Cada grupo está sometido a una imaginativa tortura e ir deslizándose por ese submundo onírico es algo especial, muy especial. Al igual que Dante, el espectador se deja llevar, es una tercera persona en ese viaje infernal, consiguiendo introducirle en la película de forma ejemplar.
La forma en la que juegan con los efectos ópticos, los decorados, cada uno de los planos que sirven para enmarcar y retratar un mundo de pesadilla muy, muy bien llevado, en una de las primeras películas oníricas de la historia. La recomiendo fervientemente, además de que hay disponible un ripeo con calidad de imagen bastante digno -para una película de 1911- que cuenta con una banda sonora de Tangerine Dream añadida. No pega del todo, pero tampoco está mal.
3 de octubre de 2008
3 de octubre de 2008
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
L’Inferno es una pequeña joyita italiana del año 1911, cuando el cine todavía estaba en pañales. Su encanto procede precisamente de su “arcaísmo”, de ese aire casi aurático y fantasmal que acaba por envolver y que es debido a la ambientación y la fotografía, que logran transmitir una sensación de belleza bastante singular y que se debe en parte a su lejanía de nosotros, a su ingenuidad, a su propio carácter arcaico y tosco.
Se observa una dependencia todavía enorme respecto del teatro y de la pintura, aunque bien es cierto que esa relación del cine con ambas artes (y otras muchas) jamás desaparecerá (o eso espero), pero aquí vemos algo más que influencias, se trata de un arte que empieza a caminar y se apoya sobre los adultos para dar sus primeros pasos y les imita algo burdamente todavía; aunque ya empiece a ser consciente de su propia individualidad no se atreve aún a soltar sus manos, a caminar a su lado por sí mismo. En este sentido, la película tiene un interés sobre todo arqueológico, es una mirada a la protohistoria del cine, pero tampoco se puede reducir a eso, hay aspectos que ya anuncian aquello en lo que se convertirá el cine, tanto lo bueno como lo malo, tanto su aspiración a ser un arte “total”como su reducción al espectáculo y lo espectacular, todo junto y revuelto, sin aventurarse a tomar un camino u otro. Basta ver la utilización de “efectos especiales” (que realmente no son sino efectos visuales) que priman lo espectacular pero que, sin embargo, en su simplicidad, le dan una dimensión muy diferente, poética e inocente al mismo tiempo.
La versión restaurada cuenta con una banda sonora del grupo progresivo Tangerine Dream que, pese a no estar mal, no sólo no aporta nada sino que rompe la relación directa del espectador con la película, molesta y banaliza tremendamente, amenazando con convertir la película en un larguísimo videoclip. En este sentido, es algo muy diferente de lo que lograron The Cinematic Orchestra con El hombre con la cámara de Vertov, armonizando música e imagen para crear una obra maestra sobre una obra maestra. Nada de eso hay en esta banda sonora, sólo un hilo musical añadido que no dice nada.
Se observa una dependencia todavía enorme respecto del teatro y de la pintura, aunque bien es cierto que esa relación del cine con ambas artes (y otras muchas) jamás desaparecerá (o eso espero), pero aquí vemos algo más que influencias, se trata de un arte que empieza a caminar y se apoya sobre los adultos para dar sus primeros pasos y les imita algo burdamente todavía; aunque ya empiece a ser consciente de su propia individualidad no se atreve aún a soltar sus manos, a caminar a su lado por sí mismo. En este sentido, la película tiene un interés sobre todo arqueológico, es una mirada a la protohistoria del cine, pero tampoco se puede reducir a eso, hay aspectos que ya anuncian aquello en lo que se convertirá el cine, tanto lo bueno como lo malo, tanto su aspiración a ser un arte “total”como su reducción al espectáculo y lo espectacular, todo junto y revuelto, sin aventurarse a tomar un camino u otro. Basta ver la utilización de “efectos especiales” (que realmente no son sino efectos visuales) que priman lo espectacular pero que, sin embargo, en su simplicidad, le dan una dimensión muy diferente, poética e inocente al mismo tiempo.
La versión restaurada cuenta con una banda sonora del grupo progresivo Tangerine Dream que, pese a no estar mal, no sólo no aporta nada sino que rompe la relación directa del espectador con la película, molesta y banaliza tremendamente, amenazando con convertir la película en un larguísimo videoclip. En este sentido, es algo muy diferente de lo que lograron The Cinematic Orchestra con El hombre con la cámara de Vertov, armonizando música e imagen para crear una obra maestra sobre una obra maestra. Nada de eso hay en esta banda sonora, sólo un hilo musical añadido que no dice nada.
15 de octubre de 2016
15 de octubre de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante adaptación de la obra de Dante en la que el propio Dante y Virgilio visitan ese lugar en que las penas no tienen fin y el tiempo para el arrepentimiento ha caducado.
A pesar de un deteriorado celuloide por el que han transcurrido más de 100 años, la fuerza expresiva del film mantiene cierta vigencia expresiva gracias al cuidado texto de sus intertítulos para explicar pensamientos complejos, ideas abstractas y conceptos evanescentes a los que el cine mudo apenas podía llegar de otro modo.
Me llama la atención que en ese interminable desfile de los malos oficiales de la Historia no se menciona a ningún director de cine, ni a productores, guionistas, actores ni a gente que escribe breves reseñas sobre las películas.
A pesar de un deteriorado celuloide por el que han transcurrido más de 100 años, la fuerza expresiva del film mantiene cierta vigencia expresiva gracias al cuidado texto de sus intertítulos para explicar pensamientos complejos, ideas abstractas y conceptos evanescentes a los que el cine mudo apenas podía llegar de otro modo.
Me llama la atención que en ese interminable desfile de los malos oficiales de la Historia no se menciona a ningún director de cine, ni a productores, guionistas, actores ni a gente que escribe breves reseñas sobre las películas.
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