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Megavixens Up!

Comedia Adolph Scwatz guarda un parecido asombroso con Hitler. Retirado en su castillo, se dedica a saciar sus apetitos sexuales preferentemente de retaguardia. Con él viven las hermanas Limehouse y la Etíope. Pero Adolph muere de repente en su bañera, devorado por un pez carnívoro que una mano criminal ha deslizado mientras se bañaba. Un sensual coro griego, de una sola persona, se pregunta quién puede ser el asesino, presentándonos así el ... [+]
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
9 de febrero de 2020
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cachondo de Russ Meyer tras el bombazo de Supervixens, referente de cine de serie B de los 70 con su dosis de sexo ligerito, mujeres pechugonas y humor alemano-nazi, volvió a la carga al año siguiente con Megavixens Up. Muy en la línea de su antecesora, pero ya sin la frescura de esta, pierde mucho del encanto y no sorprende tanto a pesar de que Meyer eleva la apuesta: hay más sexo,( si es que eso era posible) más humor nazi ( en Supervixens el nazi era Martin Bormann, el secretario de Hitler. Aquí es el propio Hitler ¨ Adolf Scwatz¨y más misterio en plan parodia de las películas de Agatha Christie tan en boga en la época con un crimen y muchos sospechosos, pero falla. La historia se hace repetitiva, lo de ventilarse a un tío cada diez minutos como hace la protagonista, por mucho que luego cite a Nietszche, agota y a pesar de todo..

El mc guffin es el asesinato del Adolph. Tras más de 30 años desde que la vi en el cine no me acuerdo de quién era al final el asesino ni me importa. Pero sí que me acuerdo bien de la protagonista, que no de su nombre, y sí de sus argumentos para hacer avanzar la investigación. Y de los cachondos que estuvimos los amiguetes gracias al cachondo de Meyer.
peleon
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30 de marzo de 2021
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Allí está, sobre un árbol. Es el "coro griego", exuberante, la cacofonía de la carne, la encarnación del cuerpo, el guía del suspense, y nos invita a cogerle de la mano para acompañarle en una aventura sin igual.
Y Russ Meyer es el encargado de plasmarla en imágenes.

Qué bien que le sentó volver a su estilo habitual tras probar los amargos sabores del fracaso con su incomprendida "Black Snake". "Supervixens" fue el regreso que él y todos estarían esperando; los inmensos desiertos por los que perderse en ardientes peripecias de una vorágine sexual inenarrable, las damas lindas y bien dotadas en busca salvaje de contacto masculino, los hombres violentos y paletos reflejando el lado más repulsivo de la hombría americana. Realizada con un presupuesto ridículo, aquel colorido disparate fue de los mayores éxitos del director.
También iniciaría una trilogía (la de las Vixens) cuya "2.ª parte" no tardó en llegar. Se une a su amigo Roger Ebert y otros guionistas y dan vida a posiblemente la más descabellada de sus aventuras, proponiéndose ir aún más lejos en su exposición de sexo y violencia (ya que de todas formas le iban a dar una clasificación "X") y enrolando en su universo a su reciente pareja, la exuberante mexicana Francesca "Kitten" Natividad, a quien conoció por mediación de su amiga Shari Eubank (la Superangel de "Supervixens"). Y tanto le gustó su actuación como la narradora de esta "Up!" que luego sería la protagonista en "Más Allá del Valle de las Ultravixens".

Pero después de la bonita presentación de la srta. Natividad, acontecen los 13 minutos más tediosos, desagradables y endiabladamente demenciales de la filmografía del director, del género del "sexploitation" y si me apuran de todo el cine de los '70. Un castillo en el Norte de California oculta entre sus paredes húmedas un auténtico patio de recreo sadomasoquista de un individuo llamado Adolf (que Meyer usa de nuevo para reírse de la figura de Hitler) presentando todas las torturas consentidas a las que se somete por obra y gracia de un séquito de damiselas y un joven.
El humor paródico-nazi del director alcanza los niveles más zafios y repugnantes; mejor saltarse esta parte (eso es lo que yo hice) y prestarse a un misterio como bien nos anuncia la dicharachera Natividad en su papel: se ha producido el asesinato de Adolf...¿quién fue el culpable? Este prólogo marca el tono a seguir en "Up!"; el alegre absurdo de "Supervixens", pese a estar atravesado de cierta violencia cruda, encuentra aquí su reverso más indigesto, oscuro y paranoico. Y el principio no es nada comparado a lo que nos tiene preparado el film, hasta desembocar en un clímax alucinatorio, inenarrable.

Éste en concreto se despliega durante un cuarto de hora en abundantes dosis de brutalidad sexual e ingentes cantidades de hemoglobina y casquería donde el universo Meyer hace amistad con el "splatter" que tan de moda estaba en la época, como si fueran Wes Craven, Tobe Hooper o H.G. Lewis quienes se hubiesen puesto tras la cámara por un momento. Pero antes de esta surrealista carnicería, el "coro griego" tenta nuestro interés con un "whodunit" que es en realidad un "macguffin" al cual iremos volviendo de manera intermitente.
Lo que pasa es que numerosos personajes secundarios, cada uno más pintoresco que el anterior, se amontonan en un pueblo de esos de la América profunda que tanto le gustan al realizador, alrededor de un sheriff paleto y muy viril (Homer), una pareja que regenta una cafetería (Paul y Alice) y una joven explosiva que ha sido violada (Margo; interpretada por la preciosa Lynn Martin, o Raven de la Croix, en su espectacular y muy sufrido debut). Este cuarteto tendrá varios encuentros y desencuentros, casi todos sexuales, mientras Natividad corta la acción para volver a insistir sobre el crimen...y así una, y otra, y otra, y otra, y otra, y otra, y otra vez...

Es decir, que no ocurre absolutamente nada hasta que no llegan los últimos 20 minutos, donde Meyer patina al intentar infiltrar su humor negro (pero negro como el tizón) en tan descomunales concesiones a la violencia; porque del "sexploitation" pasamos al horror de George A. Romero, y todo por culpa de una muy acusada tendencia a condenar la brutalidad masculina (de hecho puede que nunca el director haya sido tan duro con el hombre como en esta ocasión).
Y todo, pues de otro modo hubiese sido imposible, se presta a resolverse cual "giallo": a través del inesperado disparate. Ninguno de los actores que tenemos aquí, al menos a mí, resulta realmente carismático (ver a Monty Bane produce dolor de córneas) salvo las mencionadas Natividad y Martin, quienes se esforzaron mucho, y quizás, algo lejos, Janet Wood. En fin, que "Up!" es excesiva y caótica, y su barroquismo remite a la clásica "Faster, Pussycat! Kill, Kill!" (aunque sin lograr su magnificencia), y por supuesto no gozó del éxito de la anterior "Supervixens".

Incluso dentro de la filmografía del californiano resulta tremendamente extraña.
Chris Jiménez
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14 de abril de 2021
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El cine de Russ Meyer es especial, para bien, o para mal, o para las dos cosas. Según se mire. Sus películas más afamadas son comedias erótico-festivas pasadas de rosca donde mujeres macizas de grandes tetas se las tienen tiesas con tíos garrulos en pueblos perdidos en el quinto coño, básicamente. También solían tener sus películas chistes sobre nazis, música hortera y estallidos de violencia gratuita. Bien, pues de todas sus películas esta es la más excesiva y disparatada, lo que traducido vendría a significar que hay más tías macizas, más sexo, más violencia, más chistes chorras, más rollo "nazi" (o antinazi, o lo que sea), más momentos surrealistas, más de todo. Y hay una especie de intriga criminal (tomada a cachondeo, por supuesto). Y un "coro griego" compuesto por una sola mujer de voluptuoso cuerpo que nos va contando los detalles de la trama mientras pone posturas raras contra un árbol. Y una orgía masoquista donde a Hitler le dan por el culo. Y una versión ninfómana de Pocahontas. Y una pelea ultraviolenta que no le envidia nada en cuanto a sangre y barrabasadas a cualquier película gore que se precie. Y música hortera a todo volumen, claro. Y grandes tetas rebotando por doquier. Y grandes pichas de mentirijillas. Y chuminos gloriosamente peludos por todas partes. Y un desenlace que...bueno, que hay que verlo.
El apartado técnico es chapucero a más no poder, naturalmente, pero con eso cuenta uno de antemano.

Si te gustó "Supervixens" pero te pareció que podría haber sido más cañera, esta te va a encantar. Si "Supervixens" te pareció zafia, vulgar, excesiva y disparatada, ni lo intentes con esta, porque es más zafia, más vulgar, más excesiva y más disparatada. Y por eso me gusta tanto.
elviajero
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