Patlabor: La películaAnimación
Animación. Ciencia ficción. Drama. Intriga. Thriller
Los Patlabor son gigantescos robots policías, pilotados por seres humanos que se encargan de velar por la paz y la seguridad. En un principio fueron fabricados por la poderosa empresa Shinohara para su uso en la construcción pesada, pero cuando empezaron a ser utilizados para actos de sabotaje y terrorismo se creó un cuerpo especial dedicado a la prevención de estos crímenes. Tras unos años de perfecto funcionamiento en todas las ... [+]
27 de mayo de 2009
27 de mayo de 2009
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las grandes obras maestras de animación desconocidas en Occidente.
Mamoru Oshii es un director muy especial. Nos ha brindado obras maestras de animación nipona como "Ghost in the Shell", "Ghost in the Shell 2: Innocence" y la secuela de esta que nos llama en este momento, y todas ellas tienen un rasgo común suyo: una filosofía y una historia de increíble complejidad y unas escenas de poesía increíble. Esta es la primera película de Mamoru Oshii cuya historia realmente entiendo, y sin duda la más disfrutable dentro de mi género de ciencia-ficción favorito: los androides gigantes pilotados por seres humanos.
Lo que mola:
- El guión, sus interesantes giros y, sobre todo, para mí unos de los mejores clímax de la historia del cine.
- La animación, sobre todo la de los robots Ingram 98 y los principales protagonistas humanos.
- Algunas escenas de escenarios hechos a mano, francamente geniales.
- El carisma que se le puede llegar a dar a un personaje muerto al inicio de la película, comparable incluso a "Watchmen".
- Algunos de los mejores actores de doblaje que nos han traducio la animación japonesa, entre ellos María Moscardó (descanse en paz) y Alfonso Valles.
Lo que no mola:
- Si no se ha visto la serie, algunos personajes pueden llegar a ser un poco menos familiares de lo debido, pero no tiene por qué importar en el resultado final.
- Que este tipo de cine, en ocasiones tan genial, pase tan, tan, tan desapercibido...
Una película para buscar y ver, con mayúsculas.
La escena de los pájaros me dejó muy, muy impresionado.
Aún así, no me gustó cómo aprovecharon al Ingram Cero.
Mamoru Oshii es un director muy especial. Nos ha brindado obras maestras de animación nipona como "Ghost in the Shell", "Ghost in the Shell 2: Innocence" y la secuela de esta que nos llama en este momento, y todas ellas tienen un rasgo común suyo: una filosofía y una historia de increíble complejidad y unas escenas de poesía increíble. Esta es la primera película de Mamoru Oshii cuya historia realmente entiendo, y sin duda la más disfrutable dentro de mi género de ciencia-ficción favorito: los androides gigantes pilotados por seres humanos.
Lo que mola:
- El guión, sus interesantes giros y, sobre todo, para mí unos de los mejores clímax de la historia del cine.
- La animación, sobre todo la de los robots Ingram 98 y los principales protagonistas humanos.
- Algunas escenas de escenarios hechos a mano, francamente geniales.
- El carisma que se le puede llegar a dar a un personaje muerto al inicio de la película, comparable incluso a "Watchmen".
- Algunos de los mejores actores de doblaje que nos han traducio la animación japonesa, entre ellos María Moscardó (descanse en paz) y Alfonso Valles.
Lo que no mola:
- Si no se ha visto la serie, algunos personajes pueden llegar a ser un poco menos familiares de lo debido, pero no tiene por qué importar en el resultado final.
- Que este tipo de cine, en ocasiones tan genial, pase tan, tan, tan desapercibido...
Una película para buscar y ver, con mayúsculas.
La escena de los pájaros me dejó muy, muy impresionado.
Aún así, no me gustó cómo aprovecharon al Ingram Cero.
16 de julio de 2009
16 de julio de 2009
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al ver uno la portada de esta película, puede llegar a una primera conclusión errónea que podría llevar a:
1 desestimar verla, pensando que se trata de una historia infantiloide y de pobre animación sobre enormes robots que se pasan toda la historia luchando sin ningún tipo de argumento con sustancia más allá de la pura acción
2. Verla pensando que va a poder disfrutar de lo anteriormente dicho y terminar defraudado, ya que aunque la historia trata sobre robots gigantes, está basada en un argumento bastante sólido y elaborado, con una historia adulta y hasta cierto punto creíble muy cercana al thriller y unos personajes bien desarrollados, en ocasiones la acción es pausada deleitándose en unos dibujos y animaciones preciosistas e hiperrealistas que te pueden dejar con la boca abierta.
Un anime diferente en definitiva.
Recomendable para los que buscan un tipo de animación más cercana al “cine real”.
1 desestimar verla, pensando que se trata de una historia infantiloide y de pobre animación sobre enormes robots que se pasan toda la historia luchando sin ningún tipo de argumento con sustancia más allá de la pura acción
2. Verla pensando que va a poder disfrutar de lo anteriormente dicho y terminar defraudado, ya que aunque la historia trata sobre robots gigantes, está basada en un argumento bastante sólido y elaborado, con una historia adulta y hasta cierto punto creíble muy cercana al thriller y unos personajes bien desarrollados, en ocasiones la acción es pausada deleitándose en unos dibujos y animaciones preciosistas e hiperrealistas que te pueden dejar con la boca abierta.
Un anime diferente en definitiva.
Recomendable para los que buscan un tipo de animación más cercana al “cine real”.
28 de enero de 2015
28 de enero de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oshii aplicó en esta primera excursión por lo cibernético, fórmulas, algunas acertadas y otras no tanto, que luego aplicaría en todas las obras de esta índole.
Ciertamente la primera película de Patlabor sigue fiel al diseño original de la serie de animación, se trabaja con las relaciones de los miembros de la unidad Labor de la serie y eso es algo raro en el producto de Oshii, ya que conforme avancen en esta línea, estos personajes pasarán a ser secundarios en la 2ª y 3ª película.
La formula en general parece funcionar, hay una trama que pone en cuestiones éticas y filosóficas al hombre de Tokio con el avance de la tecnología y hacia dónde nos lleva ese futuro frío, gris y contaminado pero a la vez hermoso.
Se mezclan paisajes del japón tradicional frente al industrial y futurista, la música y las tomas de paisajes serán recurrentes en Oshii e influyentes para otros animes como Evangelion o Armitage.
Si, en esta primera película se da el salto a lo que fue una serie de películas con un prisma especial, aburridas para algunas mentes, inquietantes para otras mentes, pero sobre todo un climax conseguido y una visión de Oshii que merece la pena ver.
Ciertamente la primera película de Patlabor sigue fiel al diseño original de la serie de animación, se trabaja con las relaciones de los miembros de la unidad Labor de la serie y eso es algo raro en el producto de Oshii, ya que conforme avancen en esta línea, estos personajes pasarán a ser secundarios en la 2ª y 3ª película.
La formula en general parece funcionar, hay una trama que pone en cuestiones éticas y filosóficas al hombre de Tokio con el avance de la tecnología y hacia dónde nos lleva ese futuro frío, gris y contaminado pero a la vez hermoso.
Se mezclan paisajes del japón tradicional frente al industrial y futurista, la música y las tomas de paisajes serán recurrentes en Oshii e influyentes para otros animes como Evangelion o Armitage.
Si, en esta primera película se da el salto a lo que fue una serie de películas con un prisma especial, aburridas para algunas mentes, inquietantes para otras mentes, pero sobre todo un climax conseguido y una visión de Oshii que merece la pena ver.
12 de febrero de 2017
12 de febrero de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No suelo ser aficionado al anime de mechas, sin embargo, si de Mamoru Oshii se trata, la película debe ser revisitada. Y eso que Oshii tiene muchas idas de olla en sus trabajos.
Es posible ver Patlabor como película única, sin saber nada de la serie animada previa y sin interesarse por la deriva que ha tomado después (la segunda entrega, dirigida también por Oshii, es bastante buena o, al menos así la recuerdo). Quizás entra demasiado a saco y da por hecho que los personajes y sus interacciones dentro del grupo son conocidas. A pesar de ello la película coge muy buen ritmo desde el principio con una historia de ciencia ficción más que interesante en la que los personajes están supeditados al desarrollo de la misma y poco se detiene el director en mostrar algún tipo de desarrollo de protagonistas.
Porque Patlabor es anime de mechas pero en realidad los robots controlados por pilotos aparecen poco. Es una historia de investigación desarrollada en un futuro Tokio de 1999 donde los robots se están comportando de forma impredecible y violenta a raíz de un cambio en el sistema operativo que los controla. Y resulta que el guion es perfecto, el mundo que se muestra es interesante y Mamoru Oshii consigue una de sus películas más entendibles. Desde luego lo es hoy cuando estamos mucho más acostumbrados a la informática y a su lenguaje. Quizás en 1989 resultara más difícil, pero, vista hoy, todo lo que se dice está más que vigente y no chirría casi nada.
Y si a todo esto le añadimos que Mamoru Oshii siempre se preocupa y mucho por el diseño de sus escenarios, artilugios, uniformes y artefactos militares, la película visualmente resulta bastante buena, sobre todo porque se usa poco ordenador (Oshii abusa demasiado del mismo desde que puede usarlo y en Ghost in the Shell 2.0 e Innocence está la muestra) y el dibujo es tradicional con una pátina comiquera que no envejece nada, nada mal. Es curioso ver también aquí un adelanto de lo que se verá en Ghost in the Shell en el dibujo de los barrios derruidos de Tokio por los que pasean los detectives, son unos fondos muy trabajados y con una música de Kenji Kawai muy reconocible. Invitan a parar la película para contemplar el dibujo. Incluso la propia historia parece un germen de la que se verá en GITS, con un villano que se suicida en la primera escena pero cuya presencia no desaparece, es capaz de manejar los acontecimientos como si del Titiritero se tratara.
Es posible ver Patlabor como película única, sin saber nada de la serie animada previa y sin interesarse por la deriva que ha tomado después (la segunda entrega, dirigida también por Oshii, es bastante buena o, al menos así la recuerdo). Quizás entra demasiado a saco y da por hecho que los personajes y sus interacciones dentro del grupo son conocidas. A pesar de ello la película coge muy buen ritmo desde el principio con una historia de ciencia ficción más que interesante en la que los personajes están supeditados al desarrollo de la misma y poco se detiene el director en mostrar algún tipo de desarrollo de protagonistas.
Porque Patlabor es anime de mechas pero en realidad los robots controlados por pilotos aparecen poco. Es una historia de investigación desarrollada en un futuro Tokio de 1999 donde los robots se están comportando de forma impredecible y violenta a raíz de un cambio en el sistema operativo que los controla. Y resulta que el guion es perfecto, el mundo que se muestra es interesante y Mamoru Oshii consigue una de sus películas más entendibles. Desde luego lo es hoy cuando estamos mucho más acostumbrados a la informática y a su lenguaje. Quizás en 1989 resultara más difícil, pero, vista hoy, todo lo que se dice está más que vigente y no chirría casi nada.
Y si a todo esto le añadimos que Mamoru Oshii siempre se preocupa y mucho por el diseño de sus escenarios, artilugios, uniformes y artefactos militares, la película visualmente resulta bastante buena, sobre todo porque se usa poco ordenador (Oshii abusa demasiado del mismo desde que puede usarlo y en Ghost in the Shell 2.0 e Innocence está la muestra) y el dibujo es tradicional con una pátina comiquera que no envejece nada, nada mal. Es curioso ver también aquí un adelanto de lo que se verá en Ghost in the Shell en el dibujo de los barrios derruidos de Tokio por los que pasean los detectives, son unos fondos muy trabajados y con una música de Kenji Kawai muy reconocible. Invitan a parar la película para contemplar el dibujo. Incluso la propia historia parece un germen de la que se verá en GITS, con un villano que se suicida en la primera escena pero cuya presencia no desaparece, es capaz de manejar los acontecimientos como si del Titiritero se tratara.
8 de diciembre de 2024
8 de diciembre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de "Patlabor" es hacerlo de una de las obras más icónicas del anime, surgida en la década en que la ciencia-ficción obsesionada con el avance de la robótica y la tecnología y los problemas que eso conllevaba para la sociedad y el Planeta estaban a la orden del día en el mundillo.
También fue un proyecto que prácticamente de la nada levantó una franquicia de medios de gran éxito. El sr. Mamoru Oshii llegó cuando ya estaba en marcha gracias a los esfuerzos combinados del autor y dibujante Shuji Sato, el guionista Kazunori Ito, los diseñadores Akemi Takada y Yutaka Izubuchi y el productor Shin Unozawa, de Bandai.
Un proyecto, además, de lo más duro. Viéndose obligados a usar la mitad del presupuesto habitual, este equipo tuvo que luchar infatigable para producir una serie de OVAs mientras Sato se encargaba de dibujar el manga, y al final la popularidad de ambos generó el entusiasmo para, poco después, dar luz verde a una película, donde Oshii, muy propio de él, no hizo mucho caso de los límites de presupuesto ni de tiempo, ni mucho menos de las exigencias de los productores. En su versión cinematográfica, "Patlabor" nos sitúa en una Tokyo del futuro donde la robótica es parte de la sociedad y usada tanto para la seguridad como la construcción.
La trama se dispara con un incidente, el misterioso suicidio de un experto programador (Hoba) que, en las manos de Oshii, resulta tan perturbador como fascinante; fue vital la presencia del creador de "Tenshi no Tamago" para definir el estilo de esta obra que, sin embargo, no profundiza en temas sociales o políticos con la minuciosidad de su versión manga. Aquí nos introducimos en la historia desde la mirada casi ingenua de Azuma y Noa, dos jóvenes agentes de las fuerzas de defensa Patlabor, ya personajes en los OVAs, algo necesario para que el espectador cuente con personajes con los que empatizar.
Esa es la mirada que adoptamos mientras avanza la intriga, plagada de interrogantes y peligros. Ito presenta una situación conocida (máquinas que de repente pierden el control y causan destrucción por doquier) y a partir de ahí abre la compleja investigación que los protagonistas llevan a cabo al mismo tiempo que su jefe, el comandante Goto, y el detective Matsui, amigo de éste. ¿Quién es Hoba?, ¿qué les sucede a los Patlabor? Dos cuestiones relacionadas en una especie de conspiración donde las alusiones bíblicas adquieren una curiosa importancia.
Esto es evidente con Oshii de por medio, pero más aún lo es la mirada que se proyecta hacia la sociedad del momento. Una serie de planos generales nos muestra un Japón que, pese a los avances, no ha cambiado tanto; el director y su equipo de animación modelan un entorno urbano poderosamente realista, de suciedad, pobreza y paisajes olvidados ocultos bajo la sombra de los enormes rascacielos, y la cámara los observa lentamente, en un estado de quietud sepulcral. Este es el mundo de la posterior "Ghost in the Shell", y también la manera triste en que Oshii lo observará; Hoba es otra sombra, perdido en el anonimato, el continuo deambular.
Las reflexiones que se nos plantean son tanto más espeluznantes cuanto que aquella sociedad nipona de 1.989 se mantenía ignorante de las grandes crisis que iban a sacudirle en la década siguiente. Aquí se vaticinan. El diálogo entre Goto y Matsui trata la gran preocupación que pesaba entonces sobre la imparable expansión urbana, la perjudicial industrialización, la contaminación, el olvido en que caían muchos lugares alejados del centro de las ciudades y quienes los habitaban. La descabellada conspiración del desaparecido Hoba se vuelve, poco a poco, más lógica de lo que en un principio parecía...
Es por eso que resulta confuso, incoherente e irritante que el argumento no siga desarrollando a este personaje y sus ideas y nos ofrezca, casi de manera forzada, un 3.er acto tan típico del "cyberpunk" con "mechas". Irritante porque la investigación para llegar hasta él se ha ido resolviendo utilizando la lógica, la ciencia y la deducción de una forma brillante, pero parece obligatorio en el género rematar la función con un espectáculo repleto de acción y destrucción por doquier (¿un plan tan complicado para una solución tan rápida y simple?, menudo desperdicio). Si hay "mechas" tenemos que ver combates y lugares convertidos en escombros, claro.
Ito podría haber ido más allá en la relación entre Azuma y Noa, entre Azuma y su padre Shinohara, jefe de una industria de robots, dar más peso a personajes secundarios y seguir profundizando en las incógnitas de Hoba. El motivo real es que ni había tiempo ni dinero suficientes; los productores dieron un plazo abusivo al proyecto y este fue el resultado.
La popularidad de "Patlabor" siguió subiendo como la espuma; el impresionante trabajo de estilo visual, animación, épica banda sonora e inteligentes ideas sobre el futuro de la sociedad atrajeron a toda una legión de fans. Más series de televisión llegarían, y nuevas adaptaciones, tanto en cómics como en películas; Oshii, que casi vivía en la pobreza trabajando de director independiente, encontró aquí la oportunidad de su vida para resurgir cubierto de fama y prestigio.
También fue un proyecto que prácticamente de la nada levantó una franquicia de medios de gran éxito. El sr. Mamoru Oshii llegó cuando ya estaba en marcha gracias a los esfuerzos combinados del autor y dibujante Shuji Sato, el guionista Kazunori Ito, los diseñadores Akemi Takada y Yutaka Izubuchi y el productor Shin Unozawa, de Bandai.
Un proyecto, además, de lo más duro. Viéndose obligados a usar la mitad del presupuesto habitual, este equipo tuvo que luchar infatigable para producir una serie de OVAs mientras Sato se encargaba de dibujar el manga, y al final la popularidad de ambos generó el entusiasmo para, poco después, dar luz verde a una película, donde Oshii, muy propio de él, no hizo mucho caso de los límites de presupuesto ni de tiempo, ni mucho menos de las exigencias de los productores. En su versión cinematográfica, "Patlabor" nos sitúa en una Tokyo del futuro donde la robótica es parte de la sociedad y usada tanto para la seguridad como la construcción.
La trama se dispara con un incidente, el misterioso suicidio de un experto programador (Hoba) que, en las manos de Oshii, resulta tan perturbador como fascinante; fue vital la presencia del creador de "Tenshi no Tamago" para definir el estilo de esta obra que, sin embargo, no profundiza en temas sociales o políticos con la minuciosidad de su versión manga. Aquí nos introducimos en la historia desde la mirada casi ingenua de Azuma y Noa, dos jóvenes agentes de las fuerzas de defensa Patlabor, ya personajes en los OVAs, algo necesario para que el espectador cuente con personajes con los que empatizar.
Esa es la mirada que adoptamos mientras avanza la intriga, plagada de interrogantes y peligros. Ito presenta una situación conocida (máquinas que de repente pierden el control y causan destrucción por doquier) y a partir de ahí abre la compleja investigación que los protagonistas llevan a cabo al mismo tiempo que su jefe, el comandante Goto, y el detective Matsui, amigo de éste. ¿Quién es Hoba?, ¿qué les sucede a los Patlabor? Dos cuestiones relacionadas en una especie de conspiración donde las alusiones bíblicas adquieren una curiosa importancia.
Esto es evidente con Oshii de por medio, pero más aún lo es la mirada que se proyecta hacia la sociedad del momento. Una serie de planos generales nos muestra un Japón que, pese a los avances, no ha cambiado tanto; el director y su equipo de animación modelan un entorno urbano poderosamente realista, de suciedad, pobreza y paisajes olvidados ocultos bajo la sombra de los enormes rascacielos, y la cámara los observa lentamente, en un estado de quietud sepulcral. Este es el mundo de la posterior "Ghost in the Shell", y también la manera triste en que Oshii lo observará; Hoba es otra sombra, perdido en el anonimato, el continuo deambular.
Las reflexiones que se nos plantean son tanto más espeluznantes cuanto que aquella sociedad nipona de 1.989 se mantenía ignorante de las grandes crisis que iban a sacudirle en la década siguiente. Aquí se vaticinan. El diálogo entre Goto y Matsui trata la gran preocupación que pesaba entonces sobre la imparable expansión urbana, la perjudicial industrialización, la contaminación, el olvido en que caían muchos lugares alejados del centro de las ciudades y quienes los habitaban. La descabellada conspiración del desaparecido Hoba se vuelve, poco a poco, más lógica de lo que en un principio parecía...
Es por eso que resulta confuso, incoherente e irritante que el argumento no siga desarrollando a este personaje y sus ideas y nos ofrezca, casi de manera forzada, un 3.er acto tan típico del "cyberpunk" con "mechas". Irritante porque la investigación para llegar hasta él se ha ido resolviendo utilizando la lógica, la ciencia y la deducción de una forma brillante, pero parece obligatorio en el género rematar la función con un espectáculo repleto de acción y destrucción por doquier (¿un plan tan complicado para una solución tan rápida y simple?, menudo desperdicio). Si hay "mechas" tenemos que ver combates y lugares convertidos en escombros, claro.
Ito podría haber ido más allá en la relación entre Azuma y Noa, entre Azuma y su padre Shinohara, jefe de una industria de robots, dar más peso a personajes secundarios y seguir profundizando en las incógnitas de Hoba. El motivo real es que ni había tiempo ni dinero suficientes; los productores dieron un plazo abusivo al proyecto y este fue el resultado.
La popularidad de "Patlabor" siguió subiendo como la espuma; el impresionante trabajo de estilo visual, animación, épica banda sonora e inteligentes ideas sobre el futuro de la sociedad atrajeron a toda una legión de fans. Más series de televisión llegarían, y nuevas adaptaciones, tanto en cómics como en películas; Oshii, que casi vivía en la pobreza trabajando de director independiente, encontró aquí la oportunidad de su vida para resurgir cubierto de fama y prestigio.
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