El ángel azul
Drama
Adaptación cinematográfica de la novela "Profesor Unrat" de Heinrich Mann. Narra la tragedia de un severo profesor que una noche va a "El Ángel Azul", un cabaret de mala fama, para llevarse de allí a sus alumnos, que acuden al local seducidos por los encantos de la cantante Lola-Lola (Dietrich). Sin embargo, el profesor Rath, un solterón de 50 años, acaba cayendo en las redes de la cabaretera. A partir de entonces, su vida será un ... [+]
21 de junio de 2010
21 de junio de 2010
79 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera colaboración del realizador Josef von Sternberg (Viena/Austria 1894 – Los Ángeles/CA 1969) con la actriz Marlene Dietrich. El guión, de Robert Liebmann y J. Sternberg, desarrolla un argumento elaborado por Carl Zuckmayer y Karl Vollmoeller, inspirado libremente en la novela “Profesor Unrat” (1905), de Heinrich Mann. Se rueda en Berliner Union Film Studio (Tempelhof, Berlín) y en Universum Film Aktengeseelshaft6 (Berlín). Producido por Erich Pommer para UFA, se estrena el 1-IV-1930 (Berlín).
La acción dramática tiene lugar en una localidad portuaria no especificada y en otras poblaciones alemanas. Temporalmente se divide en dos segmentos: el primero tiene lugar en los últimos meses de 1924 y primeros de 1925 y el segundo, durante el invierno de 1929, antes del crack de la Bolsa de NY. Emmanuel Rath (Jannings), de unos 30 años, es profesor de lengua y literatura del Instituto masculino de la localidad portuaria. Moralista y puritano, es soltero, ingenuo, intransigente y emocionalmente inmaduro. Los alumnos, que le llaman “profesor unrat” (basura), visitan asiduamente el cabaret “El ángel azul”. En él actúa como primera estrella la bailarina y cantante Lola Lola (Dietrich), de unos 20 años, que fascina y manipula a los hombres. Tiene fama de casquivana, ninfómana y prostituta.
El film suma drama, romance, musical y análisis de situaciones históricas. Es el primer gran film sonoro de la productora UFA. Protagonizada por el oscarizado Emil Jannings, la intervención de Dietrich (Berlín 1901 – París 1992) llena la pantalla y le eclipsa. Marca el inicio de la relación profesional y personal de la actriz con Sternberg, que la convence para trasladarse a Hollywood, donde ruedan “Marruecos” (1930). Luego colaboran en otros 5 films. El estilo de la obra es oscuro, turbio y recargado. Late en ella un punzante erotismo, que se da asociado a conductas maliciosas. La iluminación y la cámara exaltan la figura y el rostro de la actriz. Su imagen destila inocencia maligna y una belleza diabólica. El personaje reúne los rasgos básicos de la mujer fatal: atrae poderosamente a los hombres, los utiliza y luego los deja de lado. Tras ocho años de intervenir en films poco relevantes, Sternberg la lanza a la fama y al estrellato.
La película respira una extraña atmósfera, perniciosa y asfixiante. El cabaret es centro de reunión de maleantes, malhechores, marinos sin rumbo, estibadores dados al robo, noctámbulos, jugadores, proxenetas y estafadores. La percepción que llega al espectador se crea mediante proyección de sombras siniestras, la reiteración de reflejos de rostros en espejos, sonidos ambientales diseñados con habilidad, imágenes de rostros envejecidos prematuramente e innumerables detalles bien manejados y combinados adecuadamente por el realizador.
La acción dramática tiene lugar en una localidad portuaria no especificada y en otras poblaciones alemanas. Temporalmente se divide en dos segmentos: el primero tiene lugar en los últimos meses de 1924 y primeros de 1925 y el segundo, durante el invierno de 1929, antes del crack de la Bolsa de NY. Emmanuel Rath (Jannings), de unos 30 años, es profesor de lengua y literatura del Instituto masculino de la localidad portuaria. Moralista y puritano, es soltero, ingenuo, intransigente y emocionalmente inmaduro. Los alumnos, que le llaman “profesor unrat” (basura), visitan asiduamente el cabaret “El ángel azul”. En él actúa como primera estrella la bailarina y cantante Lola Lola (Dietrich), de unos 20 años, que fascina y manipula a los hombres. Tiene fama de casquivana, ninfómana y prostituta.
El film suma drama, romance, musical y análisis de situaciones históricas. Es el primer gran film sonoro de la productora UFA. Protagonizada por el oscarizado Emil Jannings, la intervención de Dietrich (Berlín 1901 – París 1992) llena la pantalla y le eclipsa. Marca el inicio de la relación profesional y personal de la actriz con Sternberg, que la convence para trasladarse a Hollywood, donde ruedan “Marruecos” (1930). Luego colaboran en otros 5 films. El estilo de la obra es oscuro, turbio y recargado. Late en ella un punzante erotismo, que se da asociado a conductas maliciosas. La iluminación y la cámara exaltan la figura y el rostro de la actriz. Su imagen destila inocencia maligna y una belleza diabólica. El personaje reúne los rasgos básicos de la mujer fatal: atrae poderosamente a los hombres, los utiliza y luego los deja de lado. Tras ocho años de intervenir en films poco relevantes, Sternberg la lanza a la fama y al estrellato.
La película respira una extraña atmósfera, perniciosa y asfixiante. El cabaret es centro de reunión de maleantes, malhechores, marinos sin rumbo, estibadores dados al robo, noctámbulos, jugadores, proxenetas y estafadores. La percepción que llega al espectador se crea mediante proyección de sombras siniestras, la reiteración de reflejos de rostros en espejos, sonidos ambientales diseñados con habilidad, imágenes de rostros envejecidos prematuramente e innumerables detalles bien manejados y combinados adecuadamente por el realizador.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Se hace uso de una larga sucesión de signos y símbolos que alimentan el clima claustrofóbico, como graznidos de gansos (evocan la estupidez y la hipocresía humana), toques fúnebres de campanas, el carillón del reloj de la plaza, las figuras deformes y fantasmagóricas de los apóstoles que desfilan a las 12, jilgueros enjaulados, el aspecto ruin del local, su abigarrada decoración, el desorden y la suciedad que soporta, etc. No son ajenos al fenómeno las diversas referencias que se proponen del encierro y de la muerte (el jilguero, los viejos carteles de interior que recuerdan actores y actrices jubilados o fallecidos, etc.). Refuerzan las sensaciones citadas la forma laberíntica del local, la degradación que ostentan personas y objetos, los sonidos (engañosos) de las sirenas del puerto, etc. Por contraste, resultan hirientes los regalos cada vez más ostentosos que exhiben algunas chicas (abrigos de pieles, joyas...).
La cinta compone un retrato descorazonador de los últimos años de la República de Weimar, que gobierna (1919-33) Alemania tras la IGM. Por encima de los deseos de diversión y alegría, se manifiestan los de alboroto, tensión y pelea. Las relaciones interpersonales son pródigas en palabras humillantes, expresiones ofensivas y maltrato verbal y físico. Se hace patente un estado general de irritación colectiva que da paso a conductas perturbadas y a situaciones conflictivas. Sorprende el retrato que se presenta de la pobreza y la miseria que reina en los lugares públicos y en las calles de una Alemania vista habitualmente de otro modo.
La libre adaptación de la novela de Mann y la dirección de Sternberg hacen del film una versión moderna de Fausto, en la que Lola Lola hace las veces de Mefistófeles. Por esta vía, Sternberg rinde homenaje de reconocimiento y admiración a F. W. Murnau y a una de sus películas mudas más prestigiosas (“Fausto”, Murnau, 1926).
La banda sonora, de Friedrick Hollander, compone varias canciones originales de envolvente erotismo, como la magnífica “Ich bin die fresche Lola”. Añade la canción “Ein Madchen”, de W. A. Mozart. La fotografía, de Günter Rittau (“Metrópolis”, Lang, 1927) y Hans Schneeberger, en B/N, mantiene referencias estéticas tomadas del expresionismo a las que añade un barroquismo antiexpresionista, acorde con los gustos del realizador, que opta por una estética híbrida y de transición, propia de tiempos de cambio.
Referencias
- Jörn HETEBRÜGGE, “El ángel azul”, ‘Cine de los 20’, pág. 420-425, Taschen ed., Colonia/Barcelona 2007 (versión al español).
- Claude BEYLIE, “El ángel azul”, ‘Películas clave de la Historia del Cine', pág. 89-90, Robinbook ed., Barcelona 2006.
- José Antonio JIMÉNEZ DE LAS HERAS, “El ángel azul”, ‘Dirigido por’, nº 341, pág. 46-47, enero 2005.
La cinta compone un retrato descorazonador de los últimos años de la República de Weimar, que gobierna (1919-33) Alemania tras la IGM. Por encima de los deseos de diversión y alegría, se manifiestan los de alboroto, tensión y pelea. Las relaciones interpersonales son pródigas en palabras humillantes, expresiones ofensivas y maltrato verbal y físico. Se hace patente un estado general de irritación colectiva que da paso a conductas perturbadas y a situaciones conflictivas. Sorprende el retrato que se presenta de la pobreza y la miseria que reina en los lugares públicos y en las calles de una Alemania vista habitualmente de otro modo.
La libre adaptación de la novela de Mann y la dirección de Sternberg hacen del film una versión moderna de Fausto, en la que Lola Lola hace las veces de Mefistófeles. Por esta vía, Sternberg rinde homenaje de reconocimiento y admiración a F. W. Murnau y a una de sus películas mudas más prestigiosas (“Fausto”, Murnau, 1926).
La banda sonora, de Friedrick Hollander, compone varias canciones originales de envolvente erotismo, como la magnífica “Ich bin die fresche Lola”. Añade la canción “Ein Madchen”, de W. A. Mozart. La fotografía, de Günter Rittau (“Metrópolis”, Lang, 1927) y Hans Schneeberger, en B/N, mantiene referencias estéticas tomadas del expresionismo a las que añade un barroquismo antiexpresionista, acorde con los gustos del realizador, que opta por una estética híbrida y de transición, propia de tiempos de cambio.
Referencias
- Jörn HETEBRÜGGE, “El ángel azul”, ‘Cine de los 20’, pág. 420-425, Taschen ed., Colonia/Barcelona 2007 (versión al español).
- Claude BEYLIE, “El ángel azul”, ‘Películas clave de la Historia del Cine', pág. 89-90, Robinbook ed., Barcelona 2006.
- José Antonio JIMÉNEZ DE LAS HERAS, “El ángel azul”, ‘Dirigido por’, nº 341, pág. 46-47, enero 2005.
11 de mayo de 2008
11 de mayo de 2008
69 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ángel azul es, por encima de todas las consideraciones, un film alemán. No tanto por la productora UFA ni por su director Von Sternberg, en realidad austro-americano, ni por sus actores Emil Jannings, suizo nacionalizado alemán ni siquiera por Marlene Dietrich quien, por su "pura raza aria", bien pudo haber sido la superstar del régimen nazi si, tras su traslado a Norteamérica, hubiese atendido las peticiones de regreso del propio Alfred Hitler, a quien no sólo contrarió sino que además combatió apoyando a las tropas aliadas. Tampoco el hecho de ser el primer film sonoro germano confiere mayores singularidades nacionalistas a esta película.
Es alemán porque refleja una sociedad, la alemana, que tras perder una guerra tiene "tocadas" sus señas de identidad y donde la búsqueda del orgullo patrio acabará germinando en las ideas del régimen nazi. En la medida en que el cine es el espejo social, el cine de entre guerras es cine de desencantos, de búsquedas de sentidos, de clases burguesas desacomodadas y de orgullos heridos. El pueblo busca caminos que les lleven a sus dignidades perdidas y a esas verdades propias e indiscutibles, escritorios escolares a los que aferrarse como tabla de salvación en un naufragio.
Este es el primer gran film de Marlene Dietrich a los que seguirían otros muchos. Marlene nos arrebata, nos deja boquiabiertos y nos seduce con su sonrisa, sus muslos y sus medias. Haría perder el "oremus" hasta a Simón el estiligita en pleno desierto buñuelesco. Mucho más que Silvia Pinal, por supuesto. ¿Cómo no va a perder el sentido un solitario, cartesiano y aburrido profesor de liceo local? Esto si que es la crónica de una muerte anunciada y no otras. Esto si que es la perdición por excelencia entre otras "ejemplares" perdiciones. No es Liza, no... Es Marlene. El cabaret. La Alemania oscura. Es Lola Lola. Antro de perdición: El Ángel Azul.
Y como para el final suele dejarse lo mejor, pues he ido reservando a Emil Jennings. Me permito darles un consejo: Si tienen ocasión vean La última orden (The last command) igualmente dirigida por Josef von Sternberg. Sumen las interpretaciones de Jennings en estas dos películas y comprenderán porqué fue el primer actor en conseguir un Oscar y uno de los grandes del cine mudo y del cine de siempre. Dos papeles duros y complicados, de identidades perdidas, de humillaciones, de lágrimas mezcladas con escasas sonrisas. Papeles que eligen al actor y no al contrario. Y en este caso, la elección no pudo ser más correcta.
Es alemán porque refleja una sociedad, la alemana, que tras perder una guerra tiene "tocadas" sus señas de identidad y donde la búsqueda del orgullo patrio acabará germinando en las ideas del régimen nazi. En la medida en que el cine es el espejo social, el cine de entre guerras es cine de desencantos, de búsquedas de sentidos, de clases burguesas desacomodadas y de orgullos heridos. El pueblo busca caminos que les lleven a sus dignidades perdidas y a esas verdades propias e indiscutibles, escritorios escolares a los que aferrarse como tabla de salvación en un naufragio.
Este es el primer gran film de Marlene Dietrich a los que seguirían otros muchos. Marlene nos arrebata, nos deja boquiabiertos y nos seduce con su sonrisa, sus muslos y sus medias. Haría perder el "oremus" hasta a Simón el estiligita en pleno desierto buñuelesco. Mucho más que Silvia Pinal, por supuesto. ¿Cómo no va a perder el sentido un solitario, cartesiano y aburrido profesor de liceo local? Esto si que es la crónica de una muerte anunciada y no otras. Esto si que es la perdición por excelencia entre otras "ejemplares" perdiciones. No es Liza, no... Es Marlene. El cabaret. La Alemania oscura. Es Lola Lola. Antro de perdición: El Ángel Azul.
Y como para el final suele dejarse lo mejor, pues he ido reservando a Emil Jennings. Me permito darles un consejo: Si tienen ocasión vean La última orden (The last command) igualmente dirigida por Josef von Sternberg. Sumen las interpretaciones de Jennings en estas dos películas y comprenderán porqué fue el primer actor en conseguir un Oscar y uno de los grandes del cine mudo y del cine de siempre. Dos papeles duros y complicados, de identidades perdidas, de humillaciones, de lágrimas mezcladas con escasas sonrisas. Papeles que eligen al actor y no al contrario. Y en este caso, la elección no pudo ser más correcta.
24 de febrero de 2007
24 de febrero de 2007
52 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces he tenido una sensación tan intensa de ir de menos a más ante una peli. El arranque a lo cine mudo, ingenuo como un teatro para niños, va abriendo paso a una de las historias más desgarradoras jamás vistas, con una secuencia final que te deja tan agarrotado e inmóvil como la mano del protagonista asida a su antiguo pupitre de profesor.
Por muy gallo que sea un hombre, hay un tipo de mujer que puede hacer de él una gallina.
Por muy gallo que sea un hombre, hay un tipo de mujer que puede hacer de él una gallina.
28 de mayo de 2011
28 de mayo de 2011
27 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo en esta crítica puede ser...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Mucha gente insiste en que en esta película se ve cómo un hombre lo pierde todo, dando a entender que el protagonista tenía una buena posición y, por una mujer, todo se va al garete. No estoy de acuerdo. El profesor Rath, como docente, lleva una vida horrible, llena de hastío y sumida en la mediocridad. Lola y la disipada vida del cabaret le sacan de ese letargo de muerte lenta, y él se tira sin red. Y se estrella, claro, porque es un primavera fuera de las paredes del instituto y no ve venir lo que era más que obvio. Al final se agarra a su antiguo escritorio de maestro como un naúfrago, pero ya es tarde, nunca se puede volver atrás.
Rath nunca tuvo nada, siempre fue un perdedor tanto como profesor como en la vida cabaretera.
Rath nunca tuvo nada, siempre fue un perdedor tanto como profesor como en la vida cabaretera.
6 de septiembre de 2008
6 de septiembre de 2008
28 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que compré la película por influencia de mi profesor de Historia del Cine II. Siempre había oído hablar de ella, del primer gran papel de Marlene Dietrich y de la música y las canciones que ahora vuelve a cantar Ute Lemper.
Puse el dvd y la verdad es que el principio no me pareció demasiado prometedor. Una vez más, pensé, una película mitificada injustamente porque salía la guapa de turno. Craso error.
La interpretación de Jannings me pareció de lo más logrado, dotando al profesor de un realismo y una profundidad simplemente apabullantes. Marlene Dietrich está bien, por supuesto, y refleja el ambiente sórdido del cabaret alemán de principios de siglo XX a la perfección, con esas canciones pícaras y a la vez inocentes. Los secundarios magníficos, incluso el payaso mudo.
En general, es impresionante ver cómo la película crece y crece a medida que se desarrolla la trama, sobre todo en los últimos 20 minutos. Además, es enternecedor y a la vez bastante triste comprobar hasta qué punto una mujer puede tener un poder descontrolado en la vida de un hombre.
Uno de los finales más espectaculares que recuerdo en mucho tiempo.
Puse el dvd y la verdad es que el principio no me pareció demasiado prometedor. Una vez más, pensé, una película mitificada injustamente porque salía la guapa de turno. Craso error.
La interpretación de Jannings me pareció de lo más logrado, dotando al profesor de un realismo y una profundidad simplemente apabullantes. Marlene Dietrich está bien, por supuesto, y refleja el ambiente sórdido del cabaret alemán de principios de siglo XX a la perfección, con esas canciones pícaras y a la vez inocentes. Los secundarios magníficos, incluso el payaso mudo.
En general, es impresionante ver cómo la película crece y crece a medida que se desarrolla la trama, sobre todo en los últimos 20 minutos. Además, es enternecedor y a la vez bastante triste comprobar hasta qué punto una mujer puede tener un poder descontrolado en la vida de un hombre.
Uno de los finales más espectaculares que recuerdo en mucho tiempo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Jannings hace un profesor Rath excelenete. La forma en que se vuelve loco en el escenario e intenta estrangular a Lola es simplemente salvaje; cuando va morir a la clase donde enseñaba es entrañable, pero también es terrorífico ver esa mano crispada asiéndose al pupitre.
Y genial el guiño al Nosferatu de Murnau: las sombras de los compañeros con las manos amenazantes proyectándose en la pared sobre la cama del empollón... simplemente magistral.
Y genial el guiño al Nosferatu de Murnau: las sombras de los compañeros con las manos amenazantes proyectándose en la pared sobre la cama del empollón... simplemente magistral.
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