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Night of the Ghouls

Terror El inspector Bradford ha de investigar, esta vez, las apariciones causadas por el Dr. Acula (timador y espiritista) en la casa de los sauces. Considerada la secuela de "Bridge of the Monster". (FILMAFFINITY)
Críticas 6
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5
5 de octubre de 2009
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo creo que dento de la filmografía de Ed Wood esta pelicula se podría considerar como pasable. En cuanto a efectos especiales, linea argumental y calidad de los actores deja mucho que desear, pero se deja ver... al menos no se hace larga!
6
14 de septiembre de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
... y perdió la ilusión de trascender sus límites.
Tras la íntima confesión de "Glenn or glenda", la libertad épica de "plan 9 from outer space" y la melancólica megalomanía de "Bride of the monster", Ed Wood jr. se mofa del cine y ni siquiera su admirable panda de freaks logra mantener el interés del espectador.
Nada que ver con las desastrosas obras maestras antes citadas.
3
4 de mayo de 2024 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque rodada en 1959, las deudas impidieron que fuese estrenada y el laboratorio la retuvo hasta que, debido a la "popularidad" de Ed Wood como el peor director de la historia, un espabilado pagó las deudas y se hizo con la copia, estrenándola en video en 1984. De ahí vienen esos títulos iniciales tan poco serios, propios de algo risible.

Curiosamente lo de "peor director de la historia" viene de un libro que se publicó en los años 80, titulado "The Golden Turkey awards", no del filme de Tim Burton, aunque éste le dio otro empujón para que quién tuviese los derechos de sus filmes se forrase. Recuerdo que los vendían en la FNAC a unos precios prohibitivos, algo absurdo para unas películas tan atroces.

"Night of the ghouls" es otro sinsentido. Referencias continuas a su obra "The bride of the monster", en la película parece que todas las tomas fueron a la primera. Si no, no se explica la torpeza de muchas de las escenas, desde el arranque, donde un tal Criswell se incorpora en un ataúd de una manera forzada y declama fatal un texto que te das cuenta que está leyendo. Un guión bobo como tantas - hay muchas mucho más malas como, por ejemplo, "El ataque de las mujeres-araña"- pero lo que caracterizaba a los filmes de Wood eran esos detalles absurdos: el policia vestido de frac, el extraño y ridículo humor en la sesicón de espiritismo, el atrezzo infame, esa comisaría que parece la recepción de un odontólogo con una triste foto que pone "Se busca" -la foto es la de Ed Wood- o esos rótulos pintado a mano en la puerta del Comisario, ese campanario que suena donde apenas hay cuatro cruces mal puestas ¿Un campanario en un pantano?, ese uso de escenas de archivo, esa voz en off ominosa que solo dice tonterías, y un largo etcétera...

La película incluso se hace aburrida y difícil de seguir ante tantas absurdeces. Te pierdes. Tenemos la presencia de dos presuntos fantasmas - la mujer de negro y la mujer de blanco- pero no te cuentan nada de uno de ellos. Y si la pretensión es verla para reírse de ella, pues tampoco cumple su función. Es demasiado lenta y confusa. Por cierto, no aparece ningún "Ghoul", que según Lovecraft son esos muertos vivientes que comen cadáveres en los cementerios.

Eso sí, repiten sus más fieles como Tor Johnson, un actor sueco indescriptible, proveniente de la lucha libre.
1
13 de julio de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
Los truenos en el cielo, otro paraje cubierto por la niebla, otro bosque aislado y otra vez el maldito Jeron Criswell saliendo de su tumba para espetar una serie de estupideces que se olvidan mientras las va diciendo.
Esto no es cualquier cosa, es el "freak show" de Ed Wood. Lo nunca visto, otra vez.

Y hay que dar las gracias por ello, o desear que arda en el Infierno para toda la eternidad, al empresario y coleccionista Wade Williams, quien descubrió las latas de película de "Revenge of the Dead" olvidadas en un laboratorio, y se empeñó (¿pero por qué motivo?...) en comprarlas. Y es que resulta que el pobre Wood no pudo hacerse cargo de la posproducción tras filmarla en 1.957, aunque parece ser que se estrenó pero él quiso volver a editarla y cambiarle el nombre; no vería la luz hasta casi tres décadas después. ¿Para bien o para mal?
En esta producción ya no podía contar con la presencia del querido Béla Lugosi, aunque está claro que escribió la historia pensando en él. Una historia con un prólogo inexplicable sobre cosas que no tienen nada que ver con nada (un análisis sensacionalista sobre la violencia social) y que sólo son materiales de archivo de otros proyectos inacabados, para pasar inmediatamente a lo que podría ser la continuación de "Bride of the Monster", rescatando algunos personajes como el sirviente-bestia Lobo o la troupe de policías imbéciles que tomaron parte en el caso de los experimentos del chiflado Vornoff...

Pero antes de empezar el show de criaturas extrañas de precaria apariencia habitual, nos deleitamos con esas otras señas de identidad del imaginario "woodiano": sus guiones terribles, llenos de diálogos sarcásticos que pretenden sonar graciosos pero acaban siendo tediosos, unilaterales y repetitivos, y la interacción tan incomprensible de unos personajes (algunos aparecen y desaparecen sin razón) que lo único que saben hacer es discutir todo el tiempo o aprovechar cualquier instante para soltar algún comentario supuestamente divertido. Y no son simpáticos, sino aborrecibles (pobres actores, las cosas que este hombre les hacía decir y hacer).
¿Es la parodia la intención de esta trama (y del cine en general de Wood)? Si es así la jugada le sale fatal de todas formas, si su intención es lograr una película de horror seria le sale todavía peor. A las apariciones patéticas de dos mujeres por un pantano cerca de la casa destruida (uno esperaba encontrar monstruos horrendos y sin embargo se trata de dos jovencitas de muy buen ver que ni asustan ni nada) se une un cazador de fantasmas de la policía (Bradford) que va a investigar a los bosques vestido de frac (esto pasa, en serio); hasta aquí lo ocurrido es muy malo, pero más o menos aceptable por ser quien es el que está detrás de la cámara...

Pero de repente este cuento de fantasmas sin sentido se eleva a otro nivel de abstracción y tortura emocional al trasladarse la acción al interior de una casa (en realidad la de Vornoff) donde un idiota practica sesiones de espiritismo. Y se puede afirmar sin temor a equivocación que las escenas de dichas sesiones son las más raras de la Historia, un indescriptible espectáculo de esqueletos falsos, caras horribles que salen de la oscuridad, sonidos chirriantes y trompetas que flotan, que no puede compararse con nada que se haya visto, ni antes ni después, en una película.
Esto pertenece a los abismos de una dimensión única de la extrañeza que ni William Castle se atrevió a visitar...pero por raro no quiere decir que resulte fascinante; está todo filmado con la intención de ser divertido de alguna manera enfermiza y cutre, y Bradford ha pasado a este lugar grimoso donde se desarrolla una película diferente de la que estábamos viendo, una especie de farsa que dudo que le importe a nadie a estas alturas, mientras se intercalan otras escenas horrorosas de Paul Marco como el asustado Kelton "enfrentándose" al espíritu del bosque (uno, más no hay).

Pero de la historia de dichos espíritus no sabemos nada ni se resuelve nada porque a partir de la 2.ª mitad el desastroso guión se centra en los engaños de ese dr. Acula que debía haber interpretado Lugosi (al menos con él la película sería sólo mala). Redondeado con un clímax también imposible todo es un desperdicio horrendo, un vacío sin propósito, ni siquiera el de entretener o provocar la mínima gracia. Lo peor de lo peor que pudo rodar jamás el director, que ya es decir...
El remate lo da la narración de Criswell, dramática y pesada hasta el vómito, sobre los acontecimientos sucedidos, los que están sucediendo y los que van a suceder, y sobre las emociones, pensamientos, reacciones y datos personales de los personajes, con pelos y señales (¿pero por qué Wood escribía estas cosas?). Al final uno agradece su gesto de volver a meterse en el ataúd; ojalá alguien apareciera y vertiera dos toneladas de cemento para que no saliera de nuevo.
5
9 de septiembre de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
Hace años que vi Plan 9 del espacio exterior y unos años después, en 1994, Tim Burton llevó la vida de Edward Davies Wood junior a la pantalla en un film magistral interpretado por excelentes actores.

La semana pasada vi las otras tres películas que conforman su etapa que va de 1953 a 1959:
Glen or Glenda, Bride of the Monster y Night of the gouls. Tenía ganas de escribir algo sobre este director “tan especial” en todos los aspectos pero que indiscutiblemente forma parte de la historia del cine (a su manera, claro).

He elegido Night of the gouls porque es la menos comentada en Filmaffinity y después de un fin de semana “descansando” de Ed Wood (porque es necesario hacerlo si no quieres que te estalle la cabeza).

Criswell (el “psíquico”, como se hacía llamar) suelta su rollete de rigor presentando el tema de la película. A continuación pasamos a una comisaría de policía y lo primero que nos llama la atención es que cuando entra una señora y cierra la puerta las paredes no se tambalean y piensas que la producción ha mejorado en calidad y presupuesto pero no es así. Al no poder alquilar unos estudios de verdad alquilan partes de unos estudios de doblaje por un módico precio diario. Y yo como un memo pienso “madre mía, cómo ha mejorado en calidad” y es que las paredes y puertas eran de verdad. Pero ya vendrá el tío Paco con las rebajas….

Las escenas en la comisaría donde el inspector y los policías comentan las denuncias sobre fantasmas presentadas aquella noche imprimen poco a poco una sensación de fluidez y las interpretaciones son naturales y correctas y piensas que Ed Wood ha madurado pero no.

Y es que de pronto pasaremos al medio rural, de noche, cuando una pareja mayor que vive en el campo vuelve a casa después de haber presentado una denuncia sobre la visión de un fantasma y se encuentra con él apareciendo desde la niebla, pero el tal fantasma es una bella señorita ataviada con un elegante vestido blanco.

Paralelamente desde la comisaría han enviado al bosque (pero por separado) al apocado policía Kelton y al siete machos Bradford que va elegantemente vestido con un frac (casualidades de la vida). Y piensas que Ed Wood, el que conocemos, empieza a fluir. Y luego aparecerá el fantasma negro (otra bella señorita con vestido largo y con corona como una reina, ja, ja, ja….).

Y a partir de aquí voy a echar el freno de mano, porque no quiero hacer spoilers ni en la sección donde está permitido, ya que parece que cambiamos de película porque nos metemos en el consultorio del Dr. Acula (inteligente juego de palabras) que no es más que un presunto vidente y estafador con un turbante de raso blanco que tiene un magnífico negocio montado a costa de una pudiente e inculta clientela y que realiza sus sesiones de espiritismo con dos esqueletos de plástico sentados a la mesa (uno de ellos con una larga peluca para recordarnos que en vida era mujer).

Y a partir de este momento ya tenemos al Ed Wood friqui totalmente desmadrado que se irá desmelenando progresivamente y nos va a mostrar una serie de objetos y seres del “otro lado” que a mí que no me suelo reir que se me oiga mucho me arrancó unas sonoras carcajadas que no pude evitar. También tendremos de propina a “Lobo” (Tor Johnson el luchador sueco de 1,91 metros).

Al final habrá una explicación para todo (menos mal).

Aunque muchos ya lo sabrán esta película rodada en 1959 no pudo estrenarse en su año de rodaje ya que Ed Wood no pagaba el revelado de los rollos ni el copión de premontaje y el laboratorio retenía todo el material filmado. En 1983, un productor de tres al cuarto, abonó la factura pendiente pero Wood había fallecido 5 años antes. Parece que no hubo estreno oficial por lo que la verdadera distribución del film empezó con la aparición del VHS y luego se remasterizó en DVD.

La verdad es que Ed Wood fue un fanático del cine y sentía una vocación irrefrenable por rodar. Otra cosa es que fuera autodidacta y que reuniera pocas condiciones y habilidades para ser un buen guionista y director pero a mí me da cierta pena porque la vocación la tenía y una gran dosis de ingenuidad también.

Descansa en paz Edward !!!
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