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El árbol de la vida

Drama. Romance En vísperas de la guerra civil estadounidense (1861-1865), el idealista profesor John Wickliff Shawnessy abandona a Nell Gaither, su amor de juventud, e inicia un apasionado romance con Susanna Drake, una rica y hermosa sureña de Nueva Orleáns, que acaba en boda. Una vez casados, John averigua que la madre de Susanna murió en un asilo para enfermos mentales y empieza a temer que se trate de una enfermedad hereditaria. (FILMAFFINITY)
Críticas 15
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8
2 de abril de 2010
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Superproducción de la MGM realizada por Edward Dmytryk (1908-99). El guión, de Millard Kaufman, adapta la novela de éxito “Raintree County” (1948), de Ross Lockridge Jr. (1914-48). Se rueda en escenarios naturales de Danville (Kentucky) y otras localizaciones de Indiana, Tennessee y Misisipi y en platós de MGM Studios (Culver City, CA), con un holgado presupuesto de 6 M USD. El film obtiene 4 nominaciones a los Oscar (actriz principal, banda sonora, dirección artística y vestuario) y gana un Globo de oro (actor secundario, Nigel Patrick). Producido por David Lewis para MGM, se proyecta por primera vez en público el 4-X-1957 (Louisville, KY).

La acción dramática tiene lugar en Freehaven, pequeña localidad del condado imaginario de Raintree (Indiana), y en diversas localizaciones de Nueva Orleans, Georgia, Tennesse y Misuri, a lo largo de 6 años (junio 1859 – mayo 1865). Johnny Wickliff Shawnessy (Clift) es un joven bachiller, natural de Freehaven, hijo único de T. D. Shawnessy (Abel), herbolario, y Ellen (Morehead). Mantiene una estrecha relación de amistad desde la infancia con su compañera de estudios Nell Gaither (Saint). Poco después de la graduación en la High School, conoce a una atractiva y elegante joven del Sur, Susana Drake (E. Taylor).

Johnny es juicioso, honesto, leal, sincero e idealista. Siente pasión por la lectura de prosa y poesía. Carece de prejuicios étnicos, mantiene posiciones abolicionistas y defiende a brazo partido la justicia y la verdad. Es tolerante, comprensivo y paciente. Se dedica vocacionalmente a la enseñanza. Susana es hermosa, superficial, manipuladora, frágil y un tanto infantil. Siente apego por su colección de muñecas, es antiabolicionista y tiene prejuicios raciales. Oculta en su interior secretos del pasado. Ellen es equilibrada, discreta e inteligente. El padre de Johnny es el modelo que inspira al hijo. Defiende con convicción posiciones abolicionistas y antibelicistas. Es de temperamento optimista y confiado. Ellen, la madre de Johnny es una mujer práctica y pragmática. Garwood B. Jones (R. Taylor), amigo de todos y de nadie, encarna la figura del arribista y oportunista.

El film suma drama, drama psicológico, romance, enfermedad mental, guerra (Guerra de Secesión, 1861-65) y cine de época. Supone la segunda colaboración de Elizabeth Taylor y Montgomery Clift, que habían interpretado a la pareja protagonista de “Un lugar en el sol” (1951). Era la pareja estelar más apreciada por el público del momento, que veía con simpatía la amistad de ambos, sobre todo por el sesgo de protección maternofilial que mostraba. Su presencia en la pantalla constituía un reclamo de éxito, que la Metro quiso poner al servicio de una superproducción pensada a la manera de réplica o contrapunto de “Lo que el viento se llevó” (1939) y de “Gigante” (1956). Contempla la guerra desde la perspectiva del norte, diferente de la del sur, aunque no menos desgarradora.
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spoiler:
El rodaje, iniciado a principios de abril de 1956, se interrumpe (13-V) por el grave accidente de circulación que sufre Clift tras una fiesta en la casa de E. Taylor. No se reanuda hasta dos meses más tarde (24-VII), para finalizar el 16-X-1956. El actor, afectado psicológicamente por el percance y la reconstrucción quirúrgica de parte del rostro, mantiene ante las cámaras una actitud de fragilidad e inseguridad, que el objetivo capta, pese al maquillaje y a la abundancia de encuadres posteriores y de escorzo que se prodigan. El rodaje no cronológico de las escenas hace que las secuencias posteriores al accidente se intercalen con las anteriores al mismo. Estos hechos incrementan el interés del film y su renombre.

La obra desarrolla un melodrama intenso y apasionado, acorde con los gustos de la época. Acompañado de una visualidad atractiva, una espléndida banda sonora, unos decorados excelentes y un magnífico vestuario, se presenta trabajado con interés y elaborado con atención al detalle. Las interpretaciones de los protagonistas y de un notable elenco de secundarios (Nigel Patrick, Lee Marvin, Rod Taylor, Morehead...), son convincentes y seductoras. Destaca Elizabeth Taylor en un papel de mujer frágil, debilitada por miedos interiores, pesadillas, celos e instintos autodestructivos.

El film reivindica los sueños y el propósito de realizarlos. Trata otras cuestiones como la relativización de la fama y la gloria, la relevancia de la sabiduría, la definición de grandeza dicha de una persona humana. Añade la defensa de las tesis abolicionistas, antiesclavistas, antibelicistas y pacifistas y el rechazo de los prejuicios raciales. En relación a los sueños particulariza que lo más importante no es alcanzarlos (llegar a Itaca), sino hacer el camino que lleva a ellos. Mantiene que ninguna idea, por grande que sea, justifica una guerra. Plantea sugerencias útiles sobre los conceptos de verdad, lealtad, felicidad, sentido de la vida, etc. Elogia la lectura.

Son escenas destacadas las de la guerra (infantería, caballería, protección de flancos...), la celebración de la victoria presidencial de Lincoln, la descripción del asilo de enfermos mentales, el encuadre de abajo arriba de un Golden Raintree, la carrera del duelo de Johnny y Orville “Flash” Perkins (Marvin), etc. El DVD incorpora (2010) una versión de 159 minutos. El doblaje al español es el de 1958, con voces tan entrañables como la de J. M. Caffarel (Ezra).

La banda sonora, de Johnny Green, ofrece una partitura que combina pasajes bélicos, dramáticos, épicos y líricos (coros de sopranos como ángeles en el viaje de Johnny en barca por el pantano), con reiterados toques de sonidos del Sur. La canción “Song of Raintree County” corre a cargo de Nat “King” Cole y, más adelante, de un grupo coral. La fotografía, de Robert Surtrees (“Ben Hur”, 1959), en color (technicolor), es la primera que se rueda con cámaras de 70 mm, como las que 2 años después se emplean en el rodaje de “Ben Hur”.
6
13 de octubre de 2005
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El objetivo de esta superproducción era recrear el éxito de "Lo que el viento se llevo", ni que decir tiene que no llega al techo que marcó la obra de Fleming y otros. Es por esto por lo que digo que es fallida.
Los actores y actrices están soberbios, aunque en ocasiones pueda rechinar su exceso de academicismo y falta de frescura (esto va según gustos), no debemos olvidar que Monty Clift y Eva Marie Saint habían sido dos avanzados alumnos del Actor's Studio.
El metraje es excesivo, hay momentos en los que te dan ganas de pulsar el botón del FFWD aunque la puesta en escena y la fotografía son dignas de una obra maestra, al igual que el vestuario. Lo dicho, fallida pero con toques de genialidad.
Cuentan que Clift, apostaba con sus amigos durante la proyección a que no sabrían que escenas se habían filmado antes y cuales después de el famoso accidente del actor, ¿verdad o propaganda hollywodiense?.
8
2 de abril de 2010
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La división y el enfrentamiento entre los estados del Sur que basaban su economía y estilo de vida en la esclavitud, y los abolicionistas del Norte, marcó un antes y un después en la historia de Estados Unidos. Tal ha sido su huella, que las repercusiones continúan haciéndose notar en la actualidad. La principal potencia mundial acoge a una gran variedad de gentes de toda procedencia, y la marginación y discriminación de ciertas etnias continúa siendo un problema de difícil solución. Los negros, por ejemplo, aún tienen un largo camino que recorrer para la igualdad. El Sur no se ha desembarazado todavía completamente de unos prejuicios que se anclaron en el pasado.
El caso es que el asunto de la esclavitud, la Guerra de Secesión y el racismo contra los afroamericanos fue tan conflictivo que el país entero sufrió graves consecuencias, y ello redundaría en la vida corriente, en el pensamiento y en el sentir popular. Abundante literatura se ha escrito sobre el tema, y buena parte de ella ha sido trasladada al cine. La más exitosa no necesita presentación, porque es de sobra conocida: “Lo que el viento se llevó”, de Margaret Mitchell. El triunfo, tanto de la novela, como de la versión cinematográfica, sentaría un precedente imbatible.
Dieciocho años después de que las aventuras de la sureña Scarlett O’Hara conquistaran el panorama, Edward Dmytryk se atrevió con otra superproducción con la Secesión como fondo, pero desarrollada en su mayor parte en territorio de la Unión, de los yanquis, enemistados sin solución con los Confederados.
En el ficticio condado de Raintree (Indiana), existe una leyenda sobre un árbol dorado que proporciona la felicidad a quien lo encuentra. Los lugareños están orgullosos de su leyenda local, como si fuese una rareza con la que presumir ante los foráneos. Pero la mayoría no cree de veras en ella, ni se toma en serio el mensaje subterráneo.
Excepto, tal vez, John Shawnessy, un joven soñador que está convencido de que podrá localizarlo. Su búsqueda del “raintree” será más importante de lo que pueda llegar a advertir, porque seguirá intentándolo aún cuando piense que ya lo ha olvidado. Para buscar el raintree no hace falta meterse en el pantano de la región hasta la cintura. Basta con perseguir la felicidad y no preocuparse por el destino, sino por el trayecto. A menudo lo que el sendero ofrece es infinitamente más esencial y próximo que una meta lejana e improbable.
Y eso es lo que va aprendiendo nuestro extraordinario muchacho. A valorar los regalos del camino, aunque con frecuencia se obtengan con gran esfuerzo y con dolor. Tras las indecisiones y oscilaciones de su juventud risueña (en la que se divide entre el amor de su amiga de infancia, y el flechazo hacia una bella sureña que acaba de llegar), escoge y sabe ver el lado positivo de sus elecciones, y ama lo que construye. Donde muchos otros habrían fallado y se habrían venido abajo, él persevera y lo hace con alegría y dedicación.
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Cuando estalla la guerra y se multiplican las dificultades del protagonista, su carácter optimista y amoroso será decisivo en la lucha por salvar su hogar maltrecho.
Una historia de amores, juventud florida, belleza, ingeniosos diálogos (el divertido profesor es toda una institución de epicúrea filosofía), un hombre bueno, el pasado intolerable de una beldad perturbada que intenta ser feliz, una enamorada paciente, y el abismo entre el Norte y el Sur.
El Árbol de la Vida es de los que aguardan en discreto silencio en la espesura, de los que nadie necesita encontrar en realidad, porque cuando por fin han hallado la dicha ansiada, ésta es tan cegadora que impide ver el árbol de oro que está detrás.
O quizás lo que sucede es que uno ni se da cuenta de que lo ha tenido justo delante, porque ya era dichoso sin saberlo.
4
14 de junio de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Raintree County, El árbol de la vida (pero no la de Terrence Malick) o Lo que el viento no tuvo cojones de llevarse es el clásico melodrama sureño grandilocuente que tanto le flipaba hacer a Hollywood, con estrellas de renombre como Elizabeth Taylor o Montgomery Clift, vestidos y decorados suntuosos y argumentos con chicha lastrados por una pomposidad puritanita que llega a ponerme de los nervios. Ese bienquedismo de los personajes, sus buenos modales, su cortesía, la voz de pito de las actrices, ¡arrgh! ¡Matadlos a todos! La película se ambienta durante la Guerra de Secesión en los Estados Unidos y al tito Monty le entra no se qué perra por encontrar el árbol de la vida (llamado así porque a los distribuidores españoles les salió del ciruelo), está ahí ahí tonteando con la rubia y de pronto llega la Eli a liarla parda. La gracia de la película, en realidad, está en ver al Clift aguantando los desvaríos de la Taylor, que hace de negrera loca, y tiene pespuntes en esta línea verdaderamente buenos, pero como hay que darle por cojones empaque de melodrama sureño grandilocuente, al final tira por la borda toda la enjundia que podía tener el asunto y nos tortura con dos horas y cuarenta minutos de desesperante corrección. Pero es efectiva. E incluso me atrevería a decir que maravillosa. Maravillosa para verla en 13 TV un domingo de verano a la una de la tarde. Ofréceme eso y cicuta y te pido que me la mezcles con ginebra. ¡Santo demonio!
7
28 de febrero de 2006
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Metro quiso reunir de nuevo a la pareja Elizabeth Taylor- Montgomery Clift, en un espectacular filme que debía alcanzar las proporciones de "Lo que el viento se llevó". La historia de amor juega un papel primordial en esta película, en el que Monty se ve disputado por el amor de dos mujeres: Elizabeth Taylor y Eva Marie Saint. Durante el rodaje de esta película, se produjo el trágico accidente que desfiguró el rostro del actor. Por su parte, Liz Taylor comenzó el rodaje, cómo señora de Michael Wilding, terminándolo cómo señora de Michael Todd. "El árbol de la vida", constituye la adaptación cinematográfica de la novela del mismo título de Ross Lockridge. Por este filme, Liz Taylor fue nominada al óscar a la mejor actriz.
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La acción comienza en 1862, en Raintree Country (Indiana), donde John Wickliff (Montgomery Clift) acaba de graduarse en la escuela superior. Su sueño es descubrir el legendario <árbol de la vida> del quie se dice "abre todas las cerraduras y cierra todas las heridas". Su novia, desde que ambos eran niños, es Neil Gaither (Eva Marie Saint), pero ambos jóvenes no llegan a contraer matrimonio, dado que en el camino de John se cruza una hermosa sureña, Susanna Drake (Elizabeth Taylor) quien se las arregla para llevar a John ante el altar simulando un embarazo. Susanna padece un deterioro mental que la conducirá finalmente a la locura. Dicho deteriorio la lleva a repudiar el abolicionísmo y temer al cruce de razas, John tiene, sin embargo, unas ideas muy distintas. Susanna y John tienen un hijo y, al estallar la guerra de Secesión, aquella huye al sur con el niño, alistándose su marido en el ejército para poder encontrar a ambos.
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