La esposa
6.4
5,071
Drama
Joan Castleman (Glenn Close) es una buena esposa, de belleza madura y natural, la mujer perfecta. Pero lo cierto es que lleva cuarenta años sacrificando sus sueños y ambiciones para mantener viva la llama de su matrimonio con su marido, Joe Castleman (Jonathan Pryce). Pero Joan ha llegado a su límite. En vísperas de la entrega del Premio Nobel de Literatura a Joe, Joan decide desvelar su secreto mejor guardado. (FILMAFFINITY)
3 de noviembre de 2018
3 de noviembre de 2018
41 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
A lo largo de la historia del cine hay películas que parecen que han surgido sobre todo con el único propósito de que su protagonista se luzca a más no poder. Hay muchas y de diferentes géneros. El caso de “La buena esposa” parece que engrosa esta lista. Y no es porque la película no proponga temas interesantes, pero sin lugar a dudas, si se hubiera elegido a una pareja de protagonistas del montón, sobre todo en el caso de su protagonista femenina, el resultado de la película hubiera quedado reducido a la mínima expresión.
Y ahora vienen los intereses del proyecto: Glenn Close, para mi gusto absolutamente radiante en su papel de Joan Castleman, y nominada al “Oscar” en media docena de ocasiones, podría encontrar, al fin, su oportunidad de llevárselo. En el recuerdo queda el robo perpetrado en la ceremonia de 1988 cuando por su impecable labor de Marquesa de Merteuil en “Las amistades peligrosas” se quedó sin premio: ni Globo de oro, ni “Oscar”, ni Bafta ni nada... visto hoy queda también en los anales de una de las mayores injusticias jamás cometidas. Y eso que fue a parar a una Jodie Foster entregada en cuerpo y alma en “Acusados”, pero por Dios, no cabía comparación alguna. Se ve que Glenn Close va marcando récords de distinta índole...
El caso es que yo pensaba que la versión cinematográfica del musical “Sunset Boulevard” la tendría para este año. Tras miles de avatares y anécdotas, incluyendo la expulsión de Faye Dunaway por parte de su creador, Andrew Lloyd Webber y haber realizado Close una actuación antológica en los escenarios, dejándose poseer por Norma Desmond y recibiendo las bendiciones de Lloyd Webber, nadie le podría rebatir su premio, pero no es así y puede que esté preparada para el año que viene. El caso es que ¿qué hará la Academia? ¿Premiarla este año y el que viene? ¿Dárselo este año? Puede que sí. Ya con Julianne Moore lo hicieron, al igual que con otros muchos ejemplos, de dárselo por trabajos que podrían parecer inferiores a otros de mayor calidad por los que no fueron premiados. Ya se sabe cómo va la ruleta de los “Oscars”.
Y mire usted por donde tocamos uno de los temas de la película en cuestión: el reconocimiento, el premiar el talento y la constancia, y cómo no, la vanidad que poseen muchos. Pero para hablar de ciertas lagunas de su guión lo haremos en el espacio del “spoiler”. Lo que a grandes rasgos propone este film es interesante: el escritor brillante y su sacrificada esposa a la sombra. Un escritor, un sobrio Jonathan Pryce, según vamos descubriendo, narcisista y cretino, que se va empequeñeciendo mientras el personaje de su mujer, más humana, va mostrando mucho más interés. Significativo ese trasvase de importancia de personajes.
Esta coproducción, de no muy alto presupuesto, aprovecha el ambiente frío y oscuro de Escocia y Suecia, donde casi se ha rodado por completo, para desarrollar este drama bien actuado, con actores de reparto interesantes, sea la hija de Glenn Close en la vida real, Annie Starke, que encarna el personaje de la mujer cuando es más joven, el hijo de Jeremy Irons, Max Irons y con el cual Close ya coincidió en “La casa torcida”, un comedido Christian Slater o Elizabeth McGovern, en una breve pero contundente aparición como Elaine Mozell.
Todo en ella está cuidado, desde su vestuario a las localizaciones elegidas. La dirección de Björn Runge es correcta, aunque hay una escena en concreto que se les escapa, siendo muy importante para el desarrollo del film y que comentaremos en su “spoiler”. Quizás lo que más me ha llamado la atención sea la banda sonora de Jocelyn Pook, versátil compositora que ha trabajado con diferentes directores, como Medem, en la que mezcla temas de otros autores, dándole un sentido en todo momento a la música utilizada.
Y ahora vienen los intereses del proyecto: Glenn Close, para mi gusto absolutamente radiante en su papel de Joan Castleman, y nominada al “Oscar” en media docena de ocasiones, podría encontrar, al fin, su oportunidad de llevárselo. En el recuerdo queda el robo perpetrado en la ceremonia de 1988 cuando por su impecable labor de Marquesa de Merteuil en “Las amistades peligrosas” se quedó sin premio: ni Globo de oro, ni “Oscar”, ni Bafta ni nada... visto hoy queda también en los anales de una de las mayores injusticias jamás cometidas. Y eso que fue a parar a una Jodie Foster entregada en cuerpo y alma en “Acusados”, pero por Dios, no cabía comparación alguna. Se ve que Glenn Close va marcando récords de distinta índole...
El caso es que yo pensaba que la versión cinematográfica del musical “Sunset Boulevard” la tendría para este año. Tras miles de avatares y anécdotas, incluyendo la expulsión de Faye Dunaway por parte de su creador, Andrew Lloyd Webber y haber realizado Close una actuación antológica en los escenarios, dejándose poseer por Norma Desmond y recibiendo las bendiciones de Lloyd Webber, nadie le podría rebatir su premio, pero no es así y puede que esté preparada para el año que viene. El caso es que ¿qué hará la Academia? ¿Premiarla este año y el que viene? ¿Dárselo este año? Puede que sí. Ya con Julianne Moore lo hicieron, al igual que con otros muchos ejemplos, de dárselo por trabajos que podrían parecer inferiores a otros de mayor calidad por los que no fueron premiados. Ya se sabe cómo va la ruleta de los “Oscars”.
Y mire usted por donde tocamos uno de los temas de la película en cuestión: el reconocimiento, el premiar el talento y la constancia, y cómo no, la vanidad que poseen muchos. Pero para hablar de ciertas lagunas de su guión lo haremos en el espacio del “spoiler”. Lo que a grandes rasgos propone este film es interesante: el escritor brillante y su sacrificada esposa a la sombra. Un escritor, un sobrio Jonathan Pryce, según vamos descubriendo, narcisista y cretino, que se va empequeñeciendo mientras el personaje de su mujer, más humana, va mostrando mucho más interés. Significativo ese trasvase de importancia de personajes.
Esta coproducción, de no muy alto presupuesto, aprovecha el ambiente frío y oscuro de Escocia y Suecia, donde casi se ha rodado por completo, para desarrollar este drama bien actuado, con actores de reparto interesantes, sea la hija de Glenn Close en la vida real, Annie Starke, que encarna el personaje de la mujer cuando es más joven, el hijo de Jeremy Irons, Max Irons y con el cual Close ya coincidió en “La casa torcida”, un comedido Christian Slater o Elizabeth McGovern, en una breve pero contundente aparición como Elaine Mozell.
Todo en ella está cuidado, desde su vestuario a las localizaciones elegidas. La dirección de Björn Runge es correcta, aunque hay una escena en concreto que se les escapa, siendo muy importante para el desarrollo del film y que comentaremos en su “spoiler”. Quizás lo que más me ha llamado la atención sea la banda sonora de Jocelyn Pook, versátil compositora que ha trabajado con diferentes directores, como Medem, en la que mezcla temas de otros autores, dándole un sentido en todo momento a la música utilizada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
SPOILER
Como antes decíamos, su guión tiene ciertas lagunas que no se aclaran. Leyendo las breves reseñas seleccionadas de los críticos, me ha hecho gracia una de Sergi Sánchez para “La Razón” en la que dice que “ no acaba de lograr que comprendamos qué vio Joan en su marido”. Es cierto, aunque eso se pueda justificar por parte del espectador que debe hacer el esfuerzo, nunca porque la película lo cuente, con diferentes teorías, sea por el terrorífico “speech” que le larga Elaine Mozell por lo que decide escudarse en su marido, sea porque la editorial buscaba a un escritor judío, o por la discreción de su protagonista, prefiriendo estar siempre en un segundo plano.
También es llamativa la frase que dice David, el hijo de ambos, antes de la entrega de premios: “Quizás he adorado al progenitor equivocado”. Son insinuaciones que se quedan en meros apuntes sin desarrollo dramático y que no ayudan a la trama central, de ahí que la frase de Joan que cierra la película, que cuando lleguen a casa les contará todo a él y su hermana. ¿Romper el silencio al final? ¿Hace falta? Si ya el círculo más cercano sabe lo que ha ocurrido.
Por último, la escena que para mí a nivel interpretativo es fascinante, pero que no está bien dirigida, es la de Joan y Nathaniel Bone fumando y bebiendo alcohol en el bar. Close, en un alarde magnífico de transparencia, deja entrever todo lo que esconde sin contarle nada a Bone. Bien, como hemos dicho interpretativamente, pero mal por parte de su director, por dejar que la actriz adelante muchas de las sorpresas que se supone luego serán desveladas.
El guión, aunque cogido con pinzas en muchas ocasiones, y como decíamos al principio, propone temas interesantes y no solo para matrimonios “célebres”, aunque eso algunos espectadores en la sala parecían que no lo pillaban a juzgar por sus comentarios y que a mí siempre me gusta “cotillear”.
El eje central del film es interesante, porque incluso en las capas más bajas que conozco de escritores o “pseudocreadores mindundis”, en muchas ocasiones, necesitan aunque sea el engaño piadoso de su pareja, a la cual casi siempre descalifican por la espalda, para saciar su vulgar egocentrismo.
Aunque con ciertas imperfecciones de base me ha resultado un buen film y por supuesto recomendable.
Como antes decíamos, su guión tiene ciertas lagunas que no se aclaran. Leyendo las breves reseñas seleccionadas de los críticos, me ha hecho gracia una de Sergi Sánchez para “La Razón” en la que dice que “ no acaba de lograr que comprendamos qué vio Joan en su marido”. Es cierto, aunque eso se pueda justificar por parte del espectador que debe hacer el esfuerzo, nunca porque la película lo cuente, con diferentes teorías, sea por el terrorífico “speech” que le larga Elaine Mozell por lo que decide escudarse en su marido, sea porque la editorial buscaba a un escritor judío, o por la discreción de su protagonista, prefiriendo estar siempre en un segundo plano.
También es llamativa la frase que dice David, el hijo de ambos, antes de la entrega de premios: “Quizás he adorado al progenitor equivocado”. Son insinuaciones que se quedan en meros apuntes sin desarrollo dramático y que no ayudan a la trama central, de ahí que la frase de Joan que cierra la película, que cuando lleguen a casa les contará todo a él y su hermana. ¿Romper el silencio al final? ¿Hace falta? Si ya el círculo más cercano sabe lo que ha ocurrido.
Por último, la escena que para mí a nivel interpretativo es fascinante, pero que no está bien dirigida, es la de Joan y Nathaniel Bone fumando y bebiendo alcohol en el bar. Close, en un alarde magnífico de transparencia, deja entrever todo lo que esconde sin contarle nada a Bone. Bien, como hemos dicho interpretativamente, pero mal por parte de su director, por dejar que la actriz adelante muchas de las sorpresas que se supone luego serán desveladas.
El guión, aunque cogido con pinzas en muchas ocasiones, y como decíamos al principio, propone temas interesantes y no solo para matrimonios “célebres”, aunque eso algunos espectadores en la sala parecían que no lo pillaban a juzgar por sus comentarios y que a mí siempre me gusta “cotillear”.
El eje central del film es interesante, porque incluso en las capas más bajas que conozco de escritores o “pseudocreadores mindundis”, en muchas ocasiones, necesitan aunque sea el engaño piadoso de su pareja, a la cual casi siempre descalifican por la espalda, para saciar su vulgar egocentrismo.
Aunque con ciertas imperfecciones de base me ha resultado un buen film y por supuesto recomendable.
22 de octubre de 2018
22 de octubre de 2018
45 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que lastima que el maniqueísmo haya echado a perder esta película.
Iba bien encaminada, pero decide ir a lo fácil y en lugar de profundizar en la compleja relación de los protagonistas, opta por tirar de lugares comunes del discurso feminista. (No me quejo del discurso feminista, me quejo de que no explica el pacto entre los protagonistas y cómo han podido mantenerlo a lo largo de los años).
Se salva, con nota, Glenn Close y el resto de actores.
Mas en zona spoiler,
Iba bien encaminada, pero decide ir a lo fácil y en lugar de profundizar en la compleja relación de los protagonistas, opta por tirar de lugares comunes del discurso feminista. (No me quejo del discurso feminista, me quejo de que no explica el pacto entre los protagonistas y cómo han podido mantenerlo a lo largo de los años).
Se salva, con nota, Glenn Close y el resto de actores.
Mas en zona spoiler,
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Un profesor de literatura o de escritura sin suficiente talento literario se enrolla con su alumna, que resulta ser una escritora brillante.
Deciden ambos que él será "el escritor" y ella quien "le corrige" los textos. Y ello por razones prácticas (las mujeres no encuentran editor), de carácter (ella es muy tímida) y sentimentales (ella le adora, pese a que él es un soberbio, que se cree mejor de lo que es, y al no serlo, resulta un acomplejado) Y así empiezan a publicar y triunfan hasta el punto de que ganan el Nobel, ya a los 70 o así.
Y se llevan de maravilla, sin que el fraude parezca haberles afectado ni personalmente ni como pareja.
Sin embargo, tras la concesión del Nobel su relación se tambalea. De repente una elección libre, que parecía haber contentado a ambos y haberles dado una buena vida, se pone en cuestión.
Parece lógico y legitimo que ella se replantee si ha hecho bien, en vista de que como escritora habría podido tener el máximo reconocimiento.
Pero es que este cuestionamiento está muy forzado, porque, de repente, el personaje del marido empieza a aparecer, en el presente y en retrospectiva, como un cerdo y como un autentico patán.
Al parecer le ha puesto los cuernos a ella incontables veces, es de los que tira la ropa al suelo (con 70 tacos) para que se la recojan, y para colmo, de escritura no tiene ni la mas remota idea, que es lo mas grave.
Por simplificar la historia, se prescinde hasta de hechos asentados, como que él está dotado de más imaginación que ella, y es el que aporta al tándem creativo argumentos y o tramas. Esta simbiosis de los dos se ignora a partir de un momento, en el que se opta por la mas burda caracterización de ambos, pivotando sobre lugares comunes del machismo versus feminismo. La manera de contarlo a veces da sonrojo .
Encima el hijo de ambos, también escritor, tiene una pésima relación con su padre, por aquello de que el padre es un genio y el hijo no consigue su aprobación. Cuesta creer que la madre haya tolerado esta situación, porque dejar al marido que vuelque su frustración en el chico no me parece que pueda entrar en el trato que ellos tenían. Resulta patético que el defraudador se las de de gran hombre con su hijo y mas cuando está la madre/escritora delante. Cuando nos enteramos de que el padre es un impostor, lo que parecía falta de generosidad de un genio literario o torpeza de padre patoso se convierte en pura agresión, por lo que no parece normal que la madre lo tolere como si fuera algo menor.
Por su parte, ella, pese a tener un talento digno de ganar el Nobel es presentada como una mujer sólo pendiente de su marido (que no tenga migas en la barba, por ejemplo) y sin la mas mínima inquietud intelectual. Y ello hace que parezca que entre ellos no ha podido haber la mas mínima complicidad.
En fin, que si no existe el supuesto equilibrio y buen rollo entre ellos, la historia es inverosímil. Mucho antes de llegar a la vejez y al Nobel tendría que haber saltado por los aires.
Deciden ambos que él será "el escritor" y ella quien "le corrige" los textos. Y ello por razones prácticas (las mujeres no encuentran editor), de carácter (ella es muy tímida) y sentimentales (ella le adora, pese a que él es un soberbio, que se cree mejor de lo que es, y al no serlo, resulta un acomplejado) Y así empiezan a publicar y triunfan hasta el punto de que ganan el Nobel, ya a los 70 o así.
Y se llevan de maravilla, sin que el fraude parezca haberles afectado ni personalmente ni como pareja.
Sin embargo, tras la concesión del Nobel su relación se tambalea. De repente una elección libre, que parecía haber contentado a ambos y haberles dado una buena vida, se pone en cuestión.
Parece lógico y legitimo que ella se replantee si ha hecho bien, en vista de que como escritora habría podido tener el máximo reconocimiento.
Pero es que este cuestionamiento está muy forzado, porque, de repente, el personaje del marido empieza a aparecer, en el presente y en retrospectiva, como un cerdo y como un autentico patán.
Al parecer le ha puesto los cuernos a ella incontables veces, es de los que tira la ropa al suelo (con 70 tacos) para que se la recojan, y para colmo, de escritura no tiene ni la mas remota idea, que es lo mas grave.
Por simplificar la historia, se prescinde hasta de hechos asentados, como que él está dotado de más imaginación que ella, y es el que aporta al tándem creativo argumentos y o tramas. Esta simbiosis de los dos se ignora a partir de un momento, en el que se opta por la mas burda caracterización de ambos, pivotando sobre lugares comunes del machismo versus feminismo. La manera de contarlo a veces da sonrojo .
Encima el hijo de ambos, también escritor, tiene una pésima relación con su padre, por aquello de que el padre es un genio y el hijo no consigue su aprobación. Cuesta creer que la madre haya tolerado esta situación, porque dejar al marido que vuelque su frustración en el chico no me parece que pueda entrar en el trato que ellos tenían. Resulta patético que el defraudador se las de de gran hombre con su hijo y mas cuando está la madre/escritora delante. Cuando nos enteramos de que el padre es un impostor, lo que parecía falta de generosidad de un genio literario o torpeza de padre patoso se convierte en pura agresión, por lo que no parece normal que la madre lo tolere como si fuera algo menor.
Por su parte, ella, pese a tener un talento digno de ganar el Nobel es presentada como una mujer sólo pendiente de su marido (que no tenga migas en la barba, por ejemplo) y sin la mas mínima inquietud intelectual. Y ello hace que parezca que entre ellos no ha podido haber la mas mínima complicidad.
En fin, que si no existe el supuesto equilibrio y buen rollo entre ellos, la historia es inverosímil. Mucho antes de llegar a la vejez y al Nobel tendría que haber saltado por los aires.
3 de octubre de 2017
3 de octubre de 2017
22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Wife clausula la 65 edición del Festival de Cine de San Sebastián, poniendo un notable broche de oro al certamen.
Con guión de Jane Anderson, basada en la novela homónima de la escritora estadounidense Meg Wolitzer, el director sueco Bjorn Runge dirige a Glenn Glose y Jonathan Pryce, para acercanos la historia de un matrimonio, que comparte con inicial entusiasmo la concesión del Nobel de Literatura a uno de los conyuges. Todo es perfecto, en las muestras de amor mutuo de esta pareja, que parece haber encontrado el secreto para congelar a Eros, en base a una vida de intensa complicidad. A partir de este momento, se desencadena un juego de miradas, de sutiles reproches, que nos adentrarán en los entresijos de la dedicación de esta abnegada esposa, que se aparta del foco, para dar toda la luz a su ególatra esposo.
Como las buenas obras la narración va ganando en intensidad dramática, en matices de grises y complejidad, para dar paso a una profunda reflexión sobre la simbiosis en la pareja, la creación artística, el ego, la fama y la necesidad de cada persona de expresar su propia voz.
Magnífica interpretación de personajes, espléndida Glenn Close, que dota de humanidad, complejidad, realismo y vitalismo, a una película que va mas allá de la anécdota para incidir en la reivindicación social.
Con guión de Jane Anderson, basada en la novela homónima de la escritora estadounidense Meg Wolitzer, el director sueco Bjorn Runge dirige a Glenn Glose y Jonathan Pryce, para acercanos la historia de un matrimonio, que comparte con inicial entusiasmo la concesión del Nobel de Literatura a uno de los conyuges. Todo es perfecto, en las muestras de amor mutuo de esta pareja, que parece haber encontrado el secreto para congelar a Eros, en base a una vida de intensa complicidad. A partir de este momento, se desencadena un juego de miradas, de sutiles reproches, que nos adentrarán en los entresijos de la dedicación de esta abnegada esposa, que se aparta del foco, para dar toda la luz a su ególatra esposo.
Como las buenas obras la narración va ganando en intensidad dramática, en matices de grises y complejidad, para dar paso a una profunda reflexión sobre la simbiosis en la pareja, la creación artística, el ego, la fama y la necesidad de cada persona de expresar su propia voz.
Magnífica interpretación de personajes, espléndida Glenn Close, que dota de humanidad, complejidad, realismo y vitalismo, a una película que va mas allá de la anécdota para incidir en la reivindicación social.
2 de noviembre de 2018
2 de noviembre de 2018
33 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Agradecemos a la guionista que no haya cargado las tintas feministas.
Agradecemos a la pareja protagonista su esfuerzo y dedicación.
Suponemos que la hija de doña Glenn también le agracede el papel (la chica no lo hace mal, reconozcámoslo).
Pero, por desgracia, el resultado es una película desangelada, reiterativa y previsible.
Puedes verla, estimado filmaffinitista, pero también puedes ver cualquier otra.
Agradecemos a la pareja protagonista su esfuerzo y dedicación.
Suponemos que la hija de doña Glenn también le agracede el papel (la chica no lo hace mal, reconozcámoslo).
Pero, por desgracia, el resultado es una película desangelada, reiterativa y previsible.
Puedes verla, estimado filmaffinitista, pero también puedes ver cualquier otra.
24 de enero de 2019
24 de enero de 2019
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de seis intentonas por hacerse con el preciado eunuco de Hollywood parece que este año sí, este año va a ser definitivamente el año de Glenn Close. Eso sí, cuando, como parece previsible, anuncien su nombre como ganadora en esta futura edición de la gran noche del cine como mejor actriz del año no oirá el tradicional “And the winer is…” con el que encabezo este comentario, sustituido hace años por ese otro “And the Oscar goes to”, mucho más políticamente correcto, no vaya a ser que se nos ofenda alguien.
Con Oscars o sin Oscars, con premios o sin premios, la Close es una de las mejores actrices de nuestros tiempos (qué caray, de todos los tiempos). Merece desde hace años el artículo delante del apellido, algo reservado solo a a las más grandes (la Davis, LAS Hepburn, la Streep…)
Se dice, se comenta que Glenn no merece ganar la estatuilla por esta película, que no está a la altura de su leyenda (eso desgraciadamente suele verse siempre más a toro pasado). Es verdad que la actriz nos ha brindado excelentes interpretaciones en el pasado merecedoras de todos los elogios y agasajos como esa Alex de “Atracción fatal” o por supuestísimo esa Marquesa de Merteuil de “Las amistades peligrosas”. Y es que vale más un primer plano de esta mujer desmaquillándose y quitándose el polvo de la cara que toda la filmografía de Lindsay Lohan junta.
Se dice, se comenta que la Close lleva años intentando desesperadamente llevarse el Oscar a casa a base de conseguir papeles de lucimiento personal en peliculitas que ni fu ni fa (¿alguien dijo “Albert Nobbs?”) Lo cierto es que la mujer lleva años esperando pacientemente su hora viendo mientras como el premio se lo van dando a otras. Dicen incluso - menuda tontería- que creciendo a la sombra de otras (¿he oído por ahí Meryl Streep?)
Puede que esta película no esté como dicen a la altura de la actriz. El tema da de sí, pero la dirección es convencional y el desarrollo algo plano. El personaje de Christian Slater roza lo esperpéntico. Pero, por aquello de que detrás de una gran mujer hay siempre un gran hombre ahí tenemos a Johnattan Pryce, espléndido en su papel. Y por supuesto , Glenn Close, la Close, brillando por encima de todo. Desde luego, merece todos los premios del mundo. Incluso el Nobel.
Con Oscars o sin Oscars, con premios o sin premios, la Close es una de las mejores actrices de nuestros tiempos (qué caray, de todos los tiempos). Merece desde hace años el artículo delante del apellido, algo reservado solo a a las más grandes (la Davis, LAS Hepburn, la Streep…)
Se dice, se comenta que Glenn no merece ganar la estatuilla por esta película, que no está a la altura de su leyenda (eso desgraciadamente suele verse siempre más a toro pasado). Es verdad que la actriz nos ha brindado excelentes interpretaciones en el pasado merecedoras de todos los elogios y agasajos como esa Alex de “Atracción fatal” o por supuestísimo esa Marquesa de Merteuil de “Las amistades peligrosas”. Y es que vale más un primer plano de esta mujer desmaquillándose y quitándose el polvo de la cara que toda la filmografía de Lindsay Lohan junta.
Se dice, se comenta que la Close lleva años intentando desesperadamente llevarse el Oscar a casa a base de conseguir papeles de lucimiento personal en peliculitas que ni fu ni fa (¿alguien dijo “Albert Nobbs?”) Lo cierto es que la mujer lleva años esperando pacientemente su hora viendo mientras como el premio se lo van dando a otras. Dicen incluso - menuda tontería- que creciendo a la sombra de otras (¿he oído por ahí Meryl Streep?)
Puede que esta película no esté como dicen a la altura de la actriz. El tema da de sí, pero la dirección es convencional y el desarrollo algo plano. El personaje de Christian Slater roza lo esperpéntico. Pero, por aquello de que detrás de una gran mujer hay siempre un gran hombre ahí tenemos a Johnattan Pryce, espléndido en su papel. Y por supuesto , Glenn Close, la Close, brillando por encima de todo. Desde luego, merece todos los premios del mundo. Incluso el Nobel.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here