Shirley Valentine
1989 

6.5
770
31 de agosto de 2008
31 de agosto de 2008
30 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ví esta película en la tele, y no sabía nada de ella. Me dejó sorprendido. Menos mal que pude grabarla y volver a verla para su análisis. Es algo más que una simple comedia. Desde luego, ni antimachista ni feminista (el feminismo está expresamente criticado). El tema ha sido tratado hasta la saciedad y, por otra parte, es bastante sencillo: la construcción del "nosotros" no puede llevarse a cabo sin el afianzamiento del "yo" (Künkel, como ya sabemos). Shirley Valentine, una mujer con unas dotes maravillosas para sacar partido a la vida, no ha podido desarrollar su "yo", por culpa de la falta de autoestima. Su vida se va vaciando poco a poco. Pero llegará un momento en que la rebeldía que siempre ha tenido (el apellido no es casual) aflore y le dé la suficiente entereza como para "no desertar de la vida". La actriz, Paulina Collins, proporciona todo un recital de registros expresivos: maravillosa, vital, atrevida, exultante. Quien busque una buena comedia, pasará un rato divertidísimo. Pero aconsejo no quedarse ahí. Bergman ha tratado el tema una y otra vez, con su habitual carga metafísica y existencial ("Persona", "Gritos y susurros", "Como en un espejo"...). La afamada "Los puentes de Madison", de Eastwood nos introdujo en el problema, pero (en mi opinión) se queda en un "quiero y no puedo", tal vez por el influjo tan conservador de la sociedad americana. Shirley Valentine es más "valiente" (valga la expresión) y nos llevará a un final abierto en que, recuperada la identidad, todo es posible, porque ese "nosotros" es construible ya en una circunstancias concretas (como pedía Ortega). Es verdad que para salvar el tono de comedia y hacer verosímil la historia de Shirley, lo personajes que la rodean y que sirven de contrapunto han de ser estereotipos acartonados (el marido, los hijos, la vecina, la profesora, la compañera de clase, la amiga, Costas). En el fondo, todos quieren ser como ella, pero ella ha creído que debía renunciar a su "yo" para adaptarse. Este error la hará desertar de la vida. Cuando se dé cuenta, todo habrá cambiado. La técnica narrativa es sencilla, pero muy buena: uso del flash back para presentarnos a los personajes y desde ahí, sin abandonar el tono de humor, contarnos la aventura de Shirley, con una frescura y desparpajo que hacen las delicias del espectador. Decididamente, la pongo entre mis películas favoritas.
8 de julio de 2009
8 de julio de 2009
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película "Shirley Valentine" nos narra el cambio interior que experimenta una mujer de cuarenta y tantos años, un tanto peculiar, de una dulzura y franqueza que cautiva nada más conocerla y que te provoca muchas sonrisas. Os la recomiendo fervientemente.
Shirley es una persona que se ha vuelto invisible para su marido, sus hijos, vecinos, amigos...Están acostumbrados a que ella lo da todo con el máximo cariño e ilusión hasta el extremo que la Shirley de hace un montón de años que tenía ideas propias, iniciativa, ilusiones...desapareció.
La culpa no la tiene nadie porque ningún ser humano debería apartar sus sueños, su camino, sus sentimientos... por encontrar un sitio en el mundo o por estar con las personas que más ama.
Por eso llegado al punto donde se encontraba la protagonista de esta encantadora película sólo queda una solución y es retirarte para encontrarte a ti misma justo en ese preciso momento en que te perdiste y empezar a amarte regalándote cosas buenas, acercándote de nuevo a tus sentimientos.
Porque es imposible amar la vida ni a nadie si una se ha olvidado de lo que siente, de lo que necesita, de quién es.
Hay que ser valiente, como Shirley Valentine (apellido que no es al azar) pero es que si eres sincero contigo mismo no queda otra solución. Lo demás es culpabilizar, hacerte daño innecesario, envolverte en recelos e incluso caer en una depresión paralizante.
Lo ideal sería que a Shirley le acompañase alguien en este viaje interior, aunque sólo fuese a ratitos, eso le allanaría mucho el camino, pero no depende de Shirley. Esas personitas son las que, superado el proceso, siempre permanecerán en nuestro corazón porque exige mucho valor y bondad acompañar a alguien que no te puede ofrecer nada a cambio al estar vacía o incluso te puede hacer pasar malos momentos sin pretenderlo.
Shirley es una persona que se ha vuelto invisible para su marido, sus hijos, vecinos, amigos...Están acostumbrados a que ella lo da todo con el máximo cariño e ilusión hasta el extremo que la Shirley de hace un montón de años que tenía ideas propias, iniciativa, ilusiones...desapareció.
La culpa no la tiene nadie porque ningún ser humano debería apartar sus sueños, su camino, sus sentimientos... por encontrar un sitio en el mundo o por estar con las personas que más ama.
Por eso llegado al punto donde se encontraba la protagonista de esta encantadora película sólo queda una solución y es retirarte para encontrarte a ti misma justo en ese preciso momento en que te perdiste y empezar a amarte regalándote cosas buenas, acercándote de nuevo a tus sentimientos.
Porque es imposible amar la vida ni a nadie si una se ha olvidado de lo que siente, de lo que necesita, de quién es.
Hay que ser valiente, como Shirley Valentine (apellido que no es al azar) pero es que si eres sincero contigo mismo no queda otra solución. Lo demás es culpabilizar, hacerte daño innecesario, envolverte en recelos e incluso caer en una depresión paralizante.
Lo ideal sería que a Shirley le acompañase alguien en este viaje interior, aunque sólo fuese a ratitos, eso le allanaría mucho el camino, pero no depende de Shirley. Esas personitas son las que, superado el proceso, siempre permanecerán en nuestro corazón porque exige mucho valor y bondad acompañar a alguien que no te puede ofrecer nada a cambio al estar vacía o incluso te puede hacer pasar malos momentos sin pretenderlo.
8 de mayo de 2010
8 de mayo de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo la película "la ciudad de la alegría", protagonizada por Patrick Swayze, empecé a preguntarme de qué me sonaba la cara de su compañera de reparto, Pauline Collins. Curioseando en su filmografía, lo entendí. Resulta que la Collins era la Sara de esa serie de los 80 que tanto nos gustaba a mi madre y a mí, a pesar de que yo era pequeña entonces, "Arriba y abajo". Y gracias a esa curiosidad me encontré de cara con esta maravillosa pequeña película que le valdría a Pauline Collins una pedazo de nominación a los Oscars del año 89 como mejor actriz. No me extraña nada, La actriz se hace dueña y señora de la pantalla, de la película y de nuestros corazones. Antes de que se llevara al cine, "Shirley Valentine" había sido un exitazo en los teatros de Broadway, haciéndole ganar a su protagonista, la propia Collins, el Tony por su actuación. La película no puede ser más sencilla y directa, una ama de casa inglesa aburrida de su rutinaria vida, casada con un buen hombre que la ignora casi por completo y que decide un día irse a Grecia, concretamente a Mykonos, la Ibiza griega que yo tan bien conozco ya que tuve la fortuna de pasar una etapa de mi vida allí. Tengo que reconocer que ése ha sido otro de los puntos a favor de esta película, el tener de fondo a un país como Grecia. Os aseguro que todo es tal como se puede ver en el film. Junto a la Collins, tenemos al escocés Tom Conti, quién interpreta a un muy convincente Costas, y un Bernard Hill antes de convertirse en el capitán que se hundiría con el Titanic en la película de James Cameron. Todos hacen que "Shirley Valentine" sea una delicia. Os la recomiendo.
9 de abril de 2013
9 de abril de 2013
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hubiera estado haciendo zapping en la tele, seguramente hubiera frenado para ver esta película, hubiera quedado hipnotizada por Pauline Collins y esos grandes ojos que traspasan la pantalla, en esos monólogos simples sobre la vida, con palabras humanas en todas sus formas.
Igual que su protagonista, la cinta no es pretenciosa: es simple, honesta y transparente en sus artilugios para llegar al público, y en toda esta redundancia de sinceridad llega a lo más profundo de nuestra realidad, y al igual que Shirley, tenemos un romance con nosotros mismos en este replanteo de la vida, porque siempre es tiempo de buscar dentro de cada uno.
Y lo primero que quieres hacer cuando termina la película es empezar a hacer lo que te gusta cuanto antes.. verdaderamente puede cambiar tu día.
Paradógicamente me recordó a "El rayo verde"(película que aborrezco). Debe ser por las vacaciones o la Grecia fallida de Delphine.. o básicamente porque la prota de Rohmer es la antítesis de Shirley:
Shirley sabe lidiar con su soledad, sabe aprovechar las oportunidades y no se amarga por todo, por el contrario, pareciera que siempre está cómoda, sobretodo en este ejercicio de hablar con la cámara, donde transmite buen rollo todo el tiempo.
Lo cotidiano aquí está animado por Shirley, que no te olvida en ningún momento, que de repente se vuelve a mirarte de una manera que te lleva a sentir que está en tu salón hablando sólo contigo. Es una compañía constante, y de las agradables. Es de estos personajes con lo que mola identificarte, es locura de la sana.
Igual que su protagonista, la cinta no es pretenciosa: es simple, honesta y transparente en sus artilugios para llegar al público, y en toda esta redundancia de sinceridad llega a lo más profundo de nuestra realidad, y al igual que Shirley, tenemos un romance con nosotros mismos en este replanteo de la vida, porque siempre es tiempo de buscar dentro de cada uno.
Y lo primero que quieres hacer cuando termina la película es empezar a hacer lo que te gusta cuanto antes.. verdaderamente puede cambiar tu día.
Paradógicamente me recordó a "El rayo verde"(película que aborrezco). Debe ser por las vacaciones o la Grecia fallida de Delphine.. o básicamente porque la prota de Rohmer es la antítesis de Shirley:
Shirley sabe lidiar con su soledad, sabe aprovechar las oportunidades y no se amarga por todo, por el contrario, pareciera que siempre está cómoda, sobretodo en este ejercicio de hablar con la cámara, donde transmite buen rollo todo el tiempo.
Lo cotidiano aquí está animado por Shirley, que no te olvida en ningún momento, que de repente se vuelve a mirarte de una manera que te lleva a sentir que está en tu salón hablando sólo contigo. Es una compañía constante, y de las agradables. Es de estos personajes con lo que mola identificarte, es locura de la sana.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me encanta que Shirley quiera estar sola. Es cierto que la gente pareciera que ve como bichos raros a los solitarios cuando en realidad es al revés: los bichos raros son los que no pueden estar solos y en consecuencia son los que menos se conocen a sí mismos.
Me encanta que hable con las paredes y las rocas, pero sobretodo me encantó que hablara conmigo.
Quiero volver a verla cuando tenga 42 años.
Me encanta que hable con las paredes y las rocas, pero sobretodo me encantó que hablara conmigo.
Quiero volver a verla cuando tenga 42 años.
2 de junio de 2007
2 de junio de 2007
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra película que vi de casualidad en la tele, pero que me atrapo no se en que momento pero al final supe que acababa de ver una buena película.
La historia de Shirley es como la de millones de chicas. De adolescentes: vivaces, apasionadas y rebeldes pero que terminan como amas de casa, con hijos, tareas domésticas, un esposo y una rutina de años. Pero un día se encuentra con una vieja amiga del colegio (la típica tranquilita del salón) pero que se había vuelto una prostituta profesional de alto vuelo y juntas deciden irse a las playas de Grecia y ahí Shirley después de algunas cosas que le pasan volverá a encontrar el significado de su vida.
Historia muy fácil de ver, yo la vi cuando tenía 15 años y me gustó, y eso que en ese tiempo no me andaba mucho con el drama. Las actuaciones muy buenas y la historia muy bonita. Grecia como nunca me la había imaginado (o sea sin Sócrates, ni Platón, ni espartanos) con playas y puestas de sol fantásticas.
La historia de Shirley es como la de millones de chicas. De adolescentes: vivaces, apasionadas y rebeldes pero que terminan como amas de casa, con hijos, tareas domésticas, un esposo y una rutina de años. Pero un día se encuentra con una vieja amiga del colegio (la típica tranquilita del salón) pero que se había vuelto una prostituta profesional de alto vuelo y juntas deciden irse a las playas de Grecia y ahí Shirley después de algunas cosas que le pasan volverá a encontrar el significado de su vida.
Historia muy fácil de ver, yo la vi cuando tenía 15 años y me gustó, y eso que en ese tiempo no me andaba mucho con el drama. Las actuaciones muy buenas y la historia muy bonita. Grecia como nunca me la había imaginado (o sea sin Sócrates, ni Platón, ni espartanos) con playas y puestas de sol fantásticas.
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