Spider
6.6
7,623
22 de julio de 2009
22 de julio de 2009
78 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spider supone un paso adelante en la progresión de la obra de David Cronenberg. Si bien no es su mejor película, lo cierto es que en ella es apreciable un cambio de registro, o como hemos dicho, una PROGRESIÓN de ese registro hacia algo más allá del ''cine de la nueva carne'' que Cronenberg abanderó en sus comienzos. Normalmente, los personajes de Cronenberg buscan la catarsis a través de la descomposición carnal, mutilan y deforman su cuerpo para metaforizar y metamorfosear una evolución espiritual que rara vez llega a producirse satisfactoriamente (La Mosca, Crash, Videodrome); y sin embargo aquí, la catarsis es buscada de una forma más sutil y críptica para el espectador, más intimista tal vez, a través de la reconstrucción de una mente fragmentada que al final, una vez más, tampoco logrará su propósito. Se trata por tanto de una película inteligente, mental, minimalista, oscura y cifrada para aquellos que no sepan ver más allá de su evidente conclusión y no tan sorprendente final. Es esto lo que nos puede llevar a engaños, pues no es una película de guión, sino el estudio de un personaje cuya enfermedad mental constituye paradójicamente y por extensión el estudio de todos nosotros como seres humanos. Me refiero al engaño al que nos sometemos voluntariamente, a la asimilación de los hechos y a los filtros que impone nuestra propia voluntad (forjada a base de educación, situación social y personalidad), a los recuerdos desvirtuados y a la total imposibilidad de alcanzar un estado objetivo de percepción. Así, internado en un hospicio entre el psiquiátrico y la libertad, donde no recibe los cuidados que necesita, Spider (re)construye su propio pasado en una libreta donde escribe extraños símbolos mientras murmura en una extraña lengua. Esto es lógico, pues para levantar unos recuerdos menos dolorosos y evadirse por tanto de la realidad que compartimos los demás, (es decir, para crear su propia realidad) es necesario poseer una lengua y unos instrumentos propios (como las cuerdas entrelazadas, su pequeña libreta y su minúsculo lapicero). Así pues, Spider busca una base en torno a la que poder vertebrar sus recuerdos y poder continuar su vida, para saber quién es, o al menos poder ser alguien. Pero sus intentos son en balde, pues no consigue más que romper su burbuja de ilusión y caer hacia ese mundo que le es hostil y jamás le permitirá ser nadie. Aquí entra en juego el estudio psicológico del personaje del que antes hablábamos: la esquizofrenia, el complejo de Edipo (metaforizado en esa conversación con su madre sobre las arañas y sus crías), y la falsa sensación de ausencia de peligro que desprende alguien tranquilo, tímido y huidizo como Spider. Se podrían exponer múltiples análisis sobre la enfermedad mental que padece este carismático personaje, pero mejor hablaremos de los elementos que utiliza Cronenberg para mostrarlo en pantalla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Con tan sólo cinco o seis personajes y apenas cuatro o cinco escenarios consigue levantar algo que sobre el guión debería parecer practicamente imposible. Sustituye el uso de una voz en off por la presencia fantasmal de un Ralph Fiennes adulto en las situaciones y lugares que vivió o creyó vivir cuando era un crío. Crea un entorno austero, sucio y obsesivo (la fábrica de gas como clave argumental del enigma que esconde la mente enferma de Spider) basándose en elementos y decorados escogidos escrupulosamente: un cuarto con una cama, una mesilla, un armario y una cochina alfombra; la libretita arrugada y el minúsculo lápiz; un permanente cielo amenazante sobre el Támesis; solitarias praderas con aisladas casetas de madera; sucios bares de dudosa reputación... a la vez que apoya su narración en silencios, omisiones, particularidades físicas de sus personajes, imágenes simbólicas y actos callados: el cristal fragmentado con un pedazo sangrante completando el laberíntico puzzle mental de Spider, la prostituta que enseña una teta al niño y que más tarde arroja el semen de su padre con una sacudida de mano sobre el Támesis, los amarillentos dedos de un Spider que deja consumir cada cigarrillo hasta el filtro, el cortante fragmento de cristal que hace deslizar sobre su muñeca... todas estas son muestras incontestables de la progresión de la ''nueva carne'' que introducíamos anteriormente, pero que su autor ha ido adaptando según la percepción de un público al que ya no le impacta tanto lo explícito como lo sugerente. Pero ''Spider'' no sería lo mismo sin sus tres actores principales: un magnífico e infravalorado Gabriel Byrne, la polifacética y maravillosa Miranda Richardson, y el soberbio Ralph Fiennes en un papel protagonista realmente difícil, que logra hacer creíble sin caer en manierismos ni tics forzados. Al final, aunque asistamos a un desenlace que de alguna manera ya esperábamos (y del que muchos se sentirán algo decepcionados) hemos de comprender que la intención de Cronenberg no era sorprender con ningún efectismo ni giro de guión, sino alcanzar un final lógico de dolorosa comprensión por parte del personaje, despojarle de toda posibilidad de redención ante los ojos del espectador, hacernos comprender que para alguien como él no hay esperanza. Toda base que pudiera sostener un futuro prometedor se deshace como un castillo en el aire, y entonces sólo le queda disfrutar del momento y agarrarse a lo efímero del presente, como parece desprenderse de ese cigarrillo que pide al final de la película, para fumar dentro del coche que le llevará de vuelta al manicomio.
9 de noviembre de 2006
9 de noviembre de 2006
45 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es una cascada de sutilezas. La primera escena del tren es soberbia. A mi parecer, es una metáfora de la esquizofrenia. Todo el mundo sale del convoy aprisa y ajenos a todo y en ultima instancia aparece el personaje interpretado por Ralph Fiennes, apesadumbrado, cabizbajo, con andares enfermos en el que casi puedes oler su enfermedad. En definitiva, solo en su universo. Inteligentísimo empiece. El personaje vive constantemente bajo la espada de damocles. La escena de la rotura del cristal y la ocurrencia del protagonista, después de esta secuencia, lo corrobora. Más de la mitad de el metraje es una suerte de "tour the force" en el que la lúgubre habitacíón, el actor y su diario son las únicas herramientas que utiliza David Cronenberg para trasladar la tensión necesaria al espectador. Solo poder observar la interpretación del protagonista ya merece la pena visionar el filme. Un grandísimo actor, Ralph Fiennes, en el que si apenas dialogo es capaz de sobrellevar el peso de la historia y todo esto sin caer en la sobreactuación y sin pecar de tics innecesarios. El resto de actores están muy bien. Buena película.
22 de enero de 2006
22 de enero de 2006
28 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hasta ahora Cronenberg nos tenía acostumbrados a la decadencia de la carne de una forma explícita y casi gore (ahí está la magnífica "La mosca"), en esta ocasión vuelve su cámara hacia el interior para mostrar de una forma progresiva y minimalista la desintegración mental de un individuo que, como las arañas, entreteje los hilos de su realidad para defenderse de ella.
"Spider" podría considerarse el reverso de "La mosca", no sólo porque ambas transforman a sus protagonistas en insectos (aunque sea metafóricamente), sino porque la progresiva decadencia de Spider es casi tan terrorífica como la de Brundle-Mosca.
Ralph Fiennes está soberbio y la fotografía de la ciudad, gris e industrial, contribuyen a la angustia de una radiografía de la locura que sólo Cronenberg podía realizar.
Los amantes del género no encontrarán sangre ni vísceras, pero hay una malsana inquietud en toda la película que la hace memorable, y que puede llegar a ser más poderosa que muchos de los manidos recursos del terror o el suspense.
"Spider" podría considerarse el reverso de "La mosca", no sólo porque ambas transforman a sus protagonistas en insectos (aunque sea metafóricamente), sino porque la progresiva decadencia de Spider es casi tan terrorífica como la de Brundle-Mosca.
Ralph Fiennes está soberbio y la fotografía de la ciudad, gris e industrial, contribuyen a la angustia de una radiografía de la locura que sólo Cronenberg podía realizar.
Los amantes del género no encontrarán sangre ni vísceras, pero hay una malsana inquietud en toda la película que la hace memorable, y que puede llegar a ser más poderosa que muchos de los manidos recursos del terror o el suspense.
29 de septiembre de 2007
29 de septiembre de 2007
56 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Cronenberg, el novio que jamás querría tener una madre para su hija. Un hombre con telarañas en la cabeza, aunque a un nivel mucho más creativo que su protagonista en este film.
"Spider" tiene sus virtudes:
-Una grandísima interpretación de Ralph Fiennes.
-Una ambientación acertada.
-Una fotografía tan perturbadora como el propio Spider.
-Y un protagonista trastornado lejos de los mostrados habitualmente en Hollywood, donde sulen ser personajes extremadamente inteligentes. Aquí, Spider es un pobre diablo que se ha anulado como propio ser humano.
Pero Cronenber peca en su película:
-Al querer transladar al espectador la lentitud de Spider, el film se hace tedioso y lento en exceso.
-Sinceramente, me resulta inverosímil que a alguien le pueda sorprender el final, cuando incluso te van avisando a falta de 40 minutos de lo que le pasa por la cabeza a Spider.
-Y otra vez, es muy lennnnnnta.
Muy muy lejos de su siguiente y maravillosa obra, "Una historia de violencia". Spider es más bien, normalita, aunque apunta a buena intentona.
"Spider" tiene sus virtudes:
-Una grandísima interpretación de Ralph Fiennes.
-Una ambientación acertada.
-Una fotografía tan perturbadora como el propio Spider.
-Y un protagonista trastornado lejos de los mostrados habitualmente en Hollywood, donde sulen ser personajes extremadamente inteligentes. Aquí, Spider es un pobre diablo que se ha anulado como propio ser humano.
Pero Cronenber peca en su película:
-Al querer transladar al espectador la lentitud de Spider, el film se hace tedioso y lento en exceso.
-Sinceramente, me resulta inverosímil que a alguien le pueda sorprender el final, cuando incluso te van avisando a falta de 40 minutos de lo que le pasa por la cabeza a Spider.
-Y otra vez, es muy lennnnnnta.
Muy muy lejos de su siguiente y maravillosa obra, "Una historia de violencia". Spider es más bien, normalita, aunque apunta a buena intentona.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A mitad de película ya sabe que la mente de Spider cambió a su madre por el de una fulana, y que fue él quien mató a su madre, lo que no sabemos es porqué le pasó esto.
Cuando Spider escribe en su diario, realmente no escribe nada, sólo hace garabatos, es un detalle que nos muestra hasta que punto está enfermo Spider.
Cuando Spider escribe en su diario, realmente no escribe nada, sólo hace garabatos, es un detalle que nos muestra hasta que punto está enfermo Spider.
2 de diciembre de 2006
2 de diciembre de 2006
37 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spider, un joven de mente frágil e inestable, confinado a una institución de ayuda psiquiatrita en Inglaterra, inicia un viaje mental en el que visualiza la idílica relación que mantenía con su ya fallecida madre, al igual que el conflictivo trato con su padre, de quien nunca recibió, ni al que tampoco brindó jamás alguna clase de afecto.
Intrincado drama psicológico, plasmado minuciosamente y con exquisita sutileza por el famoso “rey del terror venéreo o quirúrgico”, el controvertido e interesante cineasta canadiense David Cronenberg.
Como es costumbre en el proceder cinematográfico de Cronenberg, la cinta se enfoca en un personaje central obsesionado por el encuentro con su propia identidad, conflictiva, aun desconocida, e incluso incierta.
Narrada desde la vertiginosa percepción de un enfermo mental, interpretado magistralmente por Ralph Fiennes, quien nos sumerge en las constantes visiones de una persona trastornada, inestable, y rica en paradojas; a quien su culpa existencial lo lleva a recoger los fragmentos de su resquebrajada mente, viajando a una problemática infancia, en la que vivió en carne propia sucesos como el complejo de Edipo, la indiferencia de su padre, o la desgarradora y trágica muerte y eventual “sustitución” de su progenitora.
Una de las mejores obras de su realizador, en la que cuenta con el apoyo de un gran guión de Patrick McGrath, autor de la novela, la plácida fotografía de Peter Suschitzky, y una elaborada y melancólica partitura de Howard Shore.
Pierluigi Puccini
Intrincado drama psicológico, plasmado minuciosamente y con exquisita sutileza por el famoso “rey del terror venéreo o quirúrgico”, el controvertido e interesante cineasta canadiense David Cronenberg.
Como es costumbre en el proceder cinematográfico de Cronenberg, la cinta se enfoca en un personaje central obsesionado por el encuentro con su propia identidad, conflictiva, aun desconocida, e incluso incierta.
Narrada desde la vertiginosa percepción de un enfermo mental, interpretado magistralmente por Ralph Fiennes, quien nos sumerge en las constantes visiones de una persona trastornada, inestable, y rica en paradojas; a quien su culpa existencial lo lleva a recoger los fragmentos de su resquebrajada mente, viajando a una problemática infancia, en la que vivió en carne propia sucesos como el complejo de Edipo, la indiferencia de su padre, o la desgarradora y trágica muerte y eventual “sustitución” de su progenitora.
Una de las mejores obras de su realizador, en la que cuenta con el apoyo de un gran guión de Patrick McGrath, autor de la novela, la plácida fotografía de Peter Suschitzky, y una elaborada y melancólica partitura de Howard Shore.
Pierluigi Puccini
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