Chicos del Este

Notable realmente. Aún me encuentro bastante impactado por esta historia, que se nos muestra lenta y rutinaria al inicio pero se vuelve interesante y agobiante hacia el final.

Una mirada hacia esa juventud perdida, migrantes provenientes de Europa del Este quienes deambulan y se venden en una estación parisina.
Lo que aparentemente parecía ser una mirada al "modus vivendi" de una tribu urbana se vuelve bastante mas complejo y todo a partir de un hecho rutinario en este submundo: un hombre maduro (Olivier Rabourdin) se fija en un muchacho (Kirill Emelyanov) y quedan en encontrarse en casa del primero.

A partir de este momento se suceden hechos predecibles y otros no tanto, todo a manera de bola de nieve, volviendo mas densa la historia principal. Logrando hacia la mitad del film y de lo que queda de él, una total desesperanza e incomodidad por lo que se nos está contando.

A su vez, los acontecimientos que se suceden son una perfecta excusa para mostrarnos la decadencia de estos seres gregarios quienes conviven a espaldas de la sociedad, delinquen y extorsionan para continuando con ese círculo vicioso. Una mirada crítica a lo que sucede en muchas ciudades de cualquier rincón del orbe.

El hilo narrativo, bastante bien llevado e interpretado de manera solvente, destacando sobre manera ademas del dúo protagónico, el personaje conocido como "Boss" (Daniil Vorobyov), realmente muy bien interpretado. Personalmente, me creí su papel al pie de la letra, con todo lo bueno y malo que eso implica.

Hacia el final se vuelve algo incómoda de ver, y sobretodo deja la sensación de impotencia, manteniéndonos en vilo hasta que se devela el final.

Nos encontramos ante una película francesa que aborda un tema escabroso... y lo hace de manera valiente y a la vez arriesgada.

El inicio es profundamente desaforado, con una violencia implícita que ciertamente asusta. Durante los minutos que siguen, deriva por derroteros interesantes y aún mejor gestionados, sin que consigas adivinar hacia donde podría conducirte, lo cual la hace muy sugerente.

Combina con solvencia, unas vidas marginales, a las que sus protagonistas intentan mostrar una fórmula convencional, sumiéndose en una cotidianidad que intuyes no será la meta.

Continua en spoiler...

La historia te atrapa desde el principio y cuando no sabes por donde va a continuar, seguramente porque te olvidas que son humanos, da un giro y te introduce en otro camino inesperado, pero plausible, y lleno de ilusión. Pero un día el protagonista se mira en el espejo y se da cuenta de que es mera ilusión, que la realidad es lo que ha vivido hasta llegar a la madurez, y vienen las dudas. Realmente las dudas vienen porque ya no cree en la juventud, ni en su forma de vivir, y duda de que los jóvenes sepan lo que quieren. Con la madurez parece que sabe lo que quiere y piensa que todo se puede comprar. Pero la realidad es terca y es muy difícil de sustituir o eliminar. Se produce entonces el drama, y hay que ver que bien planteado está, y como entras implicándote y con deseos de ayudar. En esos momentos del verdadero drama el guión consigue cotas de genialidad, al estilo de los mejores thriller que se han hecho en cine. Todo, desde el principio al fin está realizado con una gran maestría y con una fotografía que pone a la película lejos de esas historias de gays que parecen escritas solo para gays. La interpretación de hombre maduro que hace Olivier Rabourdin se enmarca en el cine negro al estilo europeo y todos los intérpretes secundarios, como sacados de países del este, están tan correctos que a veces crees estar viendo un documental. Cine que hay que ver para saber como se debe contar una historia con imágenes y para perder tanto prejuicio sobre sexos y razas.

El francés Robin Campillo entrega una especie de thriller homoerótico con una particular mirada respecto a la relación dada entre Francia y sus inmigrantes, luego de su también muy particular mirada social con zombis de por medio en la muy interesante Les Revenants.

Un grupo de jóvenes provenientes de varios países de Europa del Este se pasean en las inmediaciones del metro, buscan cualquier cosa que pueda generarles algo, mientras buscan también pasar desapercibidos para la policía.

Un día, Muller, un hombre de unos 50 años aborda a uno de los chicos, Malek, para tener un encuentro con él, le da los datos de su casa para que acuda al día siguiente. Pero los que llegan son los otros amigos del chico que arman una fiesta mientras lo desvalijan.

A partir de acá la historia virará hacia una trama romántica, Malek volverá con Muller a terminar lo que habían pactado, las visitas se volverán recurrentes naciendo un vínculo entre ellos, la incertidumbre de la vida de Malek se encontrará con la estabilidad de Muller, por lo que de querer seguir juntos habrán de enfrentarse al cacicazgo que ejerce en el grupo de inmigrantes un ruso apodado Boss.

El último acto narra a la manera de un intenso policial un inevitable enfrentamiento, con un pulso narrativo firme y riguroso, en una puesta en escena impecable, que por momentos recuerda a Haneke en sus mejores momentos.

Eastern Boys es una película dura, densa e incómoda, pero también atrapante y sugerente.

Me encantó, a pesar que al principio parece muy lenta (lo único malo que tiene) y por este motivo le puse un 9/10. Toca el tema también de inmigración y prostitución a Francia. Es una película muy diferente de lo habitual y vale mucha la pena. Es altamente recomendable.
Buenísima actuación tanto los personajes principales y secundarios.