Teniendo en cuenta que Crash es la primera película del guionista de Million Dolar Baby, (esé filme considerado genial, en el que un tipo viejo, medio ciego y retirado tumba de un solo puñetazo a uno joven y fuerte; en el que una boxeadora alemana supermala se carga a la luchadora americana superbuena, y demás) esperaba algo similar: una peli con una historia interesante pero con tres o cuatro americanadas estúpidas que la convertirían en una basura. Pues no, esas tres o cuatro americanadas han dado paso a una americanada colosal. Una sola: la película. Ya en la primera media hora perdí la cuenta de las veces que se dice blanco o negrata. Los diálogos racistas son excesivos e inverosímiles. Las historias dan giros que más que sorprendentes son muy previsibles, e innecesarios (thailandeses??). El personaje de Bullock (que aparece como primer nombre en la carátula, aunque saldrá un total de 10 minutos) es tan poco creíble como vacío; el de Fraser ni te digo, el de Dillon y su cambio radical de un hombre super malo que después es super bueno, así, de repente, sin más; la escena de Philippe y el director de TV es patética, de telenovela; la del asesinato totalmente absurda... Y así podría describir, secuencia por secuencia, una película penosa, innecesaria y muy muy sobrevalorada que hace que cada vez confíe menos en la opinión de los demás para ver una peli. Por ejemplo, la de un señor que tacha a DeadMan de muy mala y pone a Crash como la mejor del 2005. Eso ya dice mucho. Todo, claro está, desde mi humilde punto de vista.

Yo, admirador incansable de ese realismo mágico que transmiten artistas como Kusturica o Jeunet, o en otro mundo, el grandioso García Márquez, quedé maravillado con esta gran película de un director desconocido para mí del que jamás olvidaré su nombre. Se trata, simplemente, de una historia original, bonita, sencilla. No hacen falta palabras para decir ni versos para hacer poesía. Hace falta talento, y un alma. Ese es el problema del cine, y del mundo en general: la carencia de almas. Este coreano, demuestra tener una, al menos respecto al arte, y demuestra saber plasmarla en una película en la que critica temas actuales como el maltrato sin caer en lo sentimentaloide, o en otros tan necesarios como los sueños, básicos para vivir, sin caer en lo facil. Preciosa historia de amor, de sueños, de caricias con la cámara, de poesía. Gran película, de las que te hacen sonreír durante horas.

Historia sencilla, de tres presos en una misma celda. No hay más, solo una celda. Pero detrás hay un gran director que no precisa de grandes sumas de dinero ni historias extrañas para hacer buen, magnífico cine. Waits, genial; Benigni, aun mejor. Diálogos colosales, secuencias inmensas. Película inmensa. Jarmusch, Nirvana, Benedetti (por ejemplo). En la sencillez está el arte.