Sí. Maravillosa fotografía. Pero para eso, podríamos habernos quedado en un pase de diapositivas. Me da la impresión de que hay una cierta tendencia en el cine mexicano a ser innovadores, explotando la belleza de las imágenes y quedándose en lo cotidiano. Se explota un ritmo lento, lentísimo, para el regocijo de la belleza de la fotografía. Hay una especie de obsesión por la búsqueda de la belleza de la imagen, pero no va más allá, porque en realidad no nos cuenta nada. Hay algunas reivindicaciones sobre la mujer, sobre el machismo, sobre las clases sociales… pero se queda ahí. Sin más. Hay algunas películas europeas que también juegan con el ritmo lento y la fotografía… pero te remueven el alma. Esta no. Te quedas siendo solo espectador, sin involucrarte realmente, sin emocionarte y sin que se te remuevan las entrañas por una causa… o injusticia… historia… o algo. Es cierto que hay algún momento triste. Pero sigues siendo espectador, no te involucras, ni con los personajes, ni con la historia. Yo, al menos, no he logrado involucrarme y al final de la película me he quedado “pos vale”. Finalmente es una película bonita pero no buena. Me ha dejado totalmente indiferente.

No hay duda de que tiene una fotografía increíble y gracias a ello consiguen plasmar un estado de ánimo, la frustración de los protagonistas y una cara de la cultura mexicana (el machismo, la superstición y la fractura entre el medio rural y la ciudad). Pero… se queda ahí. Transmite una sensación, una imagen, un momento, pero no realmente una historia construida. Parece una imitación del cine francés sin llegar a terminar de contar algo. Además, la banda sonora sobra en algunas secuencias. Recomendable solo por la fotografía y la belleza de los paisajes.