Una violenta y sangrienta orgía de violencia rodada con un pulso de infarto, una decisión que rompe con lo predecible fijando el destino del personaje de Carlyle, una despesperada huída mientras suena de fondo el tema de la casa de los militares de 28 Dias Después (quizá el más característico) y una sensación de desolación equiparable al fenomenal arranque de película de Amanecer De Los Muertos te clava en la butaca durante los primeros 15 minutos de metraje. Así comienza 28 Semanas Después, una impresionante secuela muy digna de su predecesora, y por varios motivos.

Si bien es cierto que el guión en alguna que otra parte resulta algo forzado, tiene una tremenda capacidad para evitar caer en los tópicos dando bofetadas constantes al espectador, sumergiéndolo en la desolación y desesperanza más profundas, haciendo creíble lo increíble, rebosando de buenas ideas por todos los lados. El reparto quizá es lo menos destacable, aunque los personajes están suficientemente bien definidos. Una pena que no se profundice demasiado en el personaje de Carlyle.

Fresnadillo está genial tras la cámara, aportando frescura y su particular visión del mundo creado por Boyle para su predecesora, demostrando tener muy buenas ideas (la escena de la mirilla con visión nocturna, el contrapicado de la masacre, la persecución por la campiña inglesa,...) y la elección de la banda sonora para las escenas de acción no podía ser más acertada.

Cabe destacar el acertadísimo final, de un cinismo demencial, que sienta como un puñal directo al corazón, muy coherente con la atmósfera decadente que se respira durante todo el film.

En definitiva, 28 Semanas Después aporta una visión totalmente necesaria sobre la historia del letal virus británico, más sangrienta y cruel, que se complementa perfectamente con la de 28 Dias Después. 28 Semanas Después es la más que digna secuela que todos esperábamos, es el fruto de un director que demuestra su enorme pasión por el universo del virus.

Después de la interesante La Ventana Secreta, ¿Quién iba a perderse otra adaptación del maestro King y encima protagonizada por Cusack, que en Identidad le vimos bordando una más que interesante actuación en un film de suspense? Más si el carismático Jackson comparte cartel con este. Pues bien, menudo despropósito.
El arranque del film nos presenta a un personaje como tantos otros, desmotivado en su labor por falta de fe en ella, con un pasado desconocido y (que novedad) traumático. Al menos la cosa arranca relativamente rápido, y pronto nos encontramos con el tema central de la historia en cuestión, el hotel y la famosa habitación, y quizá con la única parte destacable de la historia (por la tensión bien sugerida), la conversación entre el protagonista y Samuel L. Jackson sobre la habitación 1408 . Lo siguiente se convierte en una sucesión de topicazos que funciona cinco minutos, a partir de los cuales ni siquiera hay inteligencia para transmitir un mínimo de terror o suspense, aunque la verdad es que haría falta mucha destreza para arreglar un guión sin ninguna capacidad para sorprender, y es que uno deja de tener la impresión (creciente) de que esta historia, más propia de un corto, se ha engordado descaradamente. A todo ello se le une un protagonista algo limitado en su caracterización (nada que ver con el Cusack del Jurado o la antes mencionada Identidad), el cual no despierta ningún interés, y del cual poco a poco se nos van dando pistas de su “intrigante” pasado, de una manera un tanto superficial y bastante predecible (¿nunca se cansarán de meter niños pequeños en filmes de terror?).
Flaco favor le hace a todo esto una recta final totalmente fuera de lugar y pasada de rosca, bastante incoherente con la ya de por si floja atmósfera del film, y el giro del desenlace, tan incomprensible como absolutamente innecesario. Una lástima, pero la verdad es que hay relatos de Stephen King que tienen mucho más que aportar que esta insulsa y tópica historia.