The Grey cuenta la historia de un grupo de trabajadores de una planta petrolera en Alaska. Cuando el avión que los transportaba de vuelta a casa se estrella en la nieve intentan sobrevivir al frío inhóspito y particularmente a una manada de lobos.

Cada sobreviviente tiene su propia historia personal y características que lo hacen único. Desde el “hippie” que aporta una dosis de humor hasta el ex-pandillero creando conflicto al desafiar constantemente a Ottway. El Irlandés es como uno de esos grandes jugadores de fútbol que contagian al resto y elevan la actuación del equipo.

Generalmente son dramas los cuales logran realmente interesarnos en sus personajes, desarrollándolos y dándoles un arco. Pero The Grey cumple este cometido sin sacrificar la dinámica, la acción y el suspenso. Hasta en los momentos “tranquilos” donde, por ejemplo, los sobrevivientes comparten relatos alrededor de una fogata, la tensión es omnipresente.

Lo que nos pega al asiento de principio a fin es la magistral dirección de Joe Carnahan y el calibre de su equipo técnico. Ni rastros de los excesos juveniles de ‘Smokin’ Aces’ y ‘The A-Team’. Como un experimentado conductor de orquesta provoca diferentes reacciones en los espectadores a su antojo: Risas, terror, tristeza, etc. Intercala la estética documental de una cámara de video en mano con tomas de paisajes sobrecogedores a la Discovery Channel. El sonido ambiente nos congela en la butaca de cine y la música apenas se utiliza para acentuar el tono de las mismas, no imponerlo.

Varias de las impresionantes “postales” audiovisuales que dan prueba del talento de los realizadores y sus ganas de hacer algo nuevo están centradas en los lobos. Como cuando la sangre de una víctima descongela el hielo para revelar la huella del responsable del ataque. O cuando el aliento de sus aullidos y -en otra escena- apenas las pupilas de sus ojos revelan su amenazante presencia en la oscuridad casi absoluta.

Seguramente muchos se quejarán por la falta de realismo al presentar estos animales como bestias asesinas. Tienen un punto ya que parecen producto de la cruza entre los vistos en ‘The Day After Tomorrow’ con el de ’300′. Pero claramente la intención dista de incentivar el miedo y su consecuente caza (como la sufrida por los tiburones después de ‘Jaws’). Los lobos son un símbolo de la naturaleza defendiéndose del peor invasor que ha sufrido nunca, el ser humano.

Aunque el final sea perfecto para enfatizar el verdadero significado del film: Las formas en que los hombres lidiamos con nuestra mortal existencia, puede resultar insatisfactorio para algunos.

Si quieren entretenerse, asustarse, conmoverse y reflexionar, no se pierdan lo que seguramente será una de las mejores películas del 2012.

Néstor Bentancor.