Escribes un guión. Es posible que estés hablando de ti, pero disimulas, que parezca "casual", que no te implique demasiado para el que no quiera ver. ¿Y para el resto? Pues el resto que mire si a eso han venido. Quizá no sea mucho más que un espejo ante el que enfrentar a los sinceros, los valientes o los necios - que vienen siendo los mismos es distintas etapas de su vida.

Una vez escrito buscas dos actores que sepan de que va la historia -y si no los encuentras te conformas con dos grande actores cualesquiera- que ellos harán el resto. Steve Carell está can comedido que asusta, Tommy Lee Jones acierta hasta en los sombrío y Meryl Streep está... bueno, como siempre está Meryl Streep.

No es una gran película pero no le hace falta. Lo único que le hacía falta es que no la hubieran querido vender como una comedia facilona más.

Y escribir un título así debe ser lo más absurdo para inaugurar mi nada exitosa trayectoria como crítico de cine. Pero jamás pretendí tener ni la más mínima idea de aquello de lo que hablo. Lo de escribir de lo que sabes es sólo para los comodones y los cobardes. Los valientes, nos atrevemos a hablar sin tener ni idea de lo que decimos y hacemos de la charlatanería una arte.

Estoy cansado de películas, libros y discos sin alma. Supongo que debe ser por algún tipo de crisis de los treinta o, vete tú a saber, por la que nos enmarca a todos y que no se ha llevado a ningún banquero por delante. De todos modos, eso da igual. Poco importan los motivos. Lo que espero de alguien que se dedica a escribir o tocar o a pintar cuadros, es que se la juegue. Que asuma las críticas, los malentendidos y los errores, pero que diga con un par de narices que hace lo que quiere hacer.

Y no es necesario dominar la técnica ni conocer la historia del cine. Esto no es un maldito máster ni un concurso en el que uno no pueda aprovechar una idea ajena sin que lo tilden de tramposo. El cine, como cualquier manifestación artística, debería ser una especie de catarsis sincera, un espejo ante el que desnudarse sin miedo y con la absurda ilusión de gustar al espectador.

¿En qué mundo vivimos que no permita al artista querer gustar? Quien quiera dejarse de ejercicios onanistas y arrojarse a compartir algo tan íntimo querrá gustar. ¿O es que nos hemos olvidado ya de que hay un motivo para que los orgasmos se finjan?

En fin... Tampoco tengo mucho más que decir. Ah! sí, como decía un buen amigo, dejo aquí algunas tildes de más por si olvidé alguna:´´´´´´´´´´´´

Saludos!