Magnífica película sobre cómo las excesivas responsabilidades laborales pueden llegar a desintegrar el núcleo familiar. Grandes la dirección de Stéphane Brizé, el guion y las interpretaciones, que dan absoluta credibilidad y realismo a lo que sucede.

Me parece que hace grande a la película el no quedarse en una mera “soflama política” de crítica hacia el capitalismo o hacia, en ocasiones, su posible mal funcionamiento, que, por supuesto, también lo es, sino que trasciende, con éxito, esa pretensión, sin quedarse en el arquetipo de “gran empresario malo”, tal y como refleja el personaje encarnado por Vincent Lindon.

Cuando aludía en el primer párrafo a “excesivas responsabilidades laborales”, me refiero a que lo que la película transmite no es la anteposición voluntaria del trabajo sobre la vida personal, que puede llevar a alguien a hacerse “adicto al trabajo”, sino que el personaje se ve atrapado en ese “engranaje”, abocado; no es la mera toma de decisiones cuál “máquina”, sino que hay un trasfondo emocional detrás, personas, cada una con sus vidas, que dependen de sus decisiones y eso le afecta, le estresa, le angustia, lo que hace que se sienta empatía hacia él.

Por otra parte, la “forma” en la que está hecha la película, muchas veces planos cortos con el objeto de escudriñar las reacciones y los sentimientos de los personajes encaja a la perfección con el “fondo”, con lo narrado.

Notable drama de intriga, dirigido, con su habitual maestría, por Steven Spielberg, y que está basado en los hechos reales ocurridos a raíz del acto terrorista perpetrado por el grupo terrorista palestino "Septiembre negro", en los Juegos Olímpicos de Múnich, en 1972, en el que secuestraron y asesinaron a once miembros del equipo olímpico israelí.

Se beneficia la película de la (seguramente que inesperada para algunos) posición crítica con el Estado de Israel que adopta Steven Spielberg en la narración de los hechos referidos a misión de "venganza" que el gobierno israelí planifica tras el atentado. Las dudas sobre la moralidad que sobre lo que están haciendo sienten, en mayor o menor medida, los miembros del comando israelí, se trasmiten al espectador, sintiéndose una extraña sensación de vaciedad, inutilidad y carencia de sentido de tal venganza. Tras cada "escalada" en la "venganza", aparecen imágenes televisivas de noticiarios con atentados terroristas ismalistas contra israelíes u occidentales, algunos de ellos masivos. Vemos con impotencia como el odio no tendrá fin...

Por lo demás, gran pulso narrativo de Spielberg, con sentido del ritmo, suspense y acción. Buena fotografía, y, en general, muy buen acabado formal de la película.

1.- Sobre el título en español:

Horrible la traslación del título original "There will be blood" al español, "Pozos de ambición". Siempre me referiré a esta película por su título original. Resultaba tan complicado haberla titulado con la traducción literal, "Habrá sangre"?

2.- Sobre el contexto histórico de la película:

A finales del siglo XIX, en Estados Unidos comienza la búsqueda del petróleo, también conocido como el "oro negro". En el marco de la competencia por su búsqueda, aparición y posterior explotación, es en el que se desarrolla la película. En torno al petróleo se asientan las bases del capitalismo, sistema económico que va a regir en Estados Unidos, y en el mundo occidental en las épocas venideras hasta el presente.

3.- Sobre las pretensiones del autor Paul Thomas Anderson:

Es "There will be blood" el típico "drama de época", o el contexto histórico es una mera "excusa" para plasmar otras pretensiones del director? Su principal objetivo es que acompañemos en todo momento las andanzas de su incómodo protagonista Daniel Plainview, y que nos haga sentir incómodos a los espectadores; es significativo, en este sentido, que son escasísimas las escenas de la película en las que el mismo no aparece. Ese acompañamiento no es sólo físico, siendo más importante involucrarse en su evolución psicológica o emocional.

Así, aquellos espectadores que únicamente busquen en esta película una critica social y política, sin "ampliar esas miras", "obtendrán", a cambio, una experiencia vacía o, cuando menos, muy incompleta.

4.- "There will be blood" como "ejercicio de estilo" de Paul Th. Anderson:

4.1.- Una interpretación sobre qué puede ser el "ejercicio de estilo" en el Arte:

Una de las manifestaciones de "ejercicio de estilo" es que el autor de la misma importancia a la forma y al fondo, con el objeto de que no prevalezca ninguno, que vayan en función uno del otro, de tal manera, que acaben fusionándose en uno. Si el autor cumple esta pretensión, estaremos ante una obra diferente o especial dentro de las de su género, independientemente de la percepción positiva o negativa que tenga el espectador sobre la calidad de esa obra.

4.2.- Su reflejo en la película: Empleo de la música:

Comienza la película, plano de varias montañas áridas bajo un sol abrasador, con una música distorsionada de fondo. Evidentemente no es un típico drama de época, el espectador se ve asaltado por un extrañamiento, que provocan distintas sensaciones, turbación, inquietud...; ese plano, con esa siniestra música, que parece más propia de una película de terror, marca el "camino" a seguir en la película. Sumerjámonos junto a Daniel Plainview en la negritud del petróleo, y en la influencia del mismo en el ennegrecimiento de un alma que, no obstante, parece venir ya manchada por un enigmático pasado. Incómodo viaje el que aguarda al espectador, pero, al mismo tiempo, todo un reto.

4.3.- El montaje, un protagonista más en "There will be blood":

Precisamente muchas de las críticas negativas a la película, vienen de este elemento, por otra parte, esencial al cine, apuntando a que muchas secuencias son cortadas abruptamente o no desarrolladas completamente. Contrariamente opino, que es utilizado con extraordinaria maestría por el autor de "Magnolia" o "El hilo invisible". Mi sensación es que está perfecta así, no es necesario alargar más las secuencias para entenderlas; al mismo tiempo, pese a su largo metraje, me gustaría conocer el pasado de unos personajes complejos y profundos. Me referiré, en el último punto, a la utilización de la "elipsis".

5.- Sobre Daniel Plainview (Daniel Day Lewis) y su "némesis" el Pastor Eli Sunday (Paul Dano). Dos personajes obsesivos:

- En el devenir de la película, resulta esencial el enfrentamiento entre estos dos personajes, ambos patológicamente obsesivos; el primero, obsesionado por alcanzar el éxito económico con el "oro negro" es capaz de "aniquilar" toda competencia a su alrededor, sin importarle su lejanía o proximidad emocional; y el segundo, en principio, está obsesionado con obtener fondos para su Iglesia, o persigue también otros fines?

- Es inevitable recordar en este punto, esa obra maestra de Stanley Kubrick, "Barry Lyndon", y comparar el enfrentamiento de Daniel y Eli con el existente entre Redmon Barry (Ryan O'Neil) y su hijastro Lord Bullingdon (recientemente fallecido Leon Vitali).

6.- Stanley Kubrick como referencia en la forma de hacer cine de Paul Th. Anderson:

Antes me refería al aparentemente "abrupto montaje" en "There will be blood", que, sin embargo, en su efecto real, no tiene nada de abrupto, sino que, por el contrario, se convierte en una forma fundamental de hacer fluir la trama, evitando subrayados innecesarios, con utilización maestra del recurso de la "elipsis", no sólo para plasmar "saltos temporales", sino, más importante aún, como evolución psicológica o emocional de los personajes. En este aspecto, aunque Stanley Kubrick resulte un director inimitable y único en su forma de hacer cine, sin duda, que Paul Th. Anderson es más que un "aventajado discípulo".

1.- Datos objetivos de "Audition": Película japonesa del año 1999, dirigida por Takashi Miike, con guión de Daisuke Tengan, basado en la novela homónima del escritor Riu Murakami.

2.- A partir de aquí, interpretar "Audition" entra en el terreno de la más absoluta "subjetividad". Se puede pensar que ¡vaya descubrimiento este!, ya que, simplificando la idea de subjetividad en el Arte, se suele hablar de ella como la reacción positiva o negativa del sujeto ante la obra de arte, en relación a la calidad que ese sujeto interpreta que tiene.

Pero hay casos como el de "Audition", con una complejidad y profundidad tanto temática, como formal (quizás no tan pretendidas por Takashi Miike, luego me referiré a ello) en los que esa subjetividad que podemos calificar de directa o primaria (porque va dirigida - aparentemente - a lo más inmediato, la percepción de la calidad de la obra), ha de pasar necesariamente por otras "subjetividades" previas directamente vinculadas a las interpretaciones del espectador ante las intenciones del autor al crear la obra, las cuales la han dotado de esa densidad a la que nos referimos.

3.- "Audition" me parece una de esas películas, que te hacen "volar la cabeza", por la cantidad de preguntas lanzadas al aire, que han de ser respondidas conforme a la libre interpretación de cada espectador (todas esas preguntas que me hago sobre la trama, aunque no entro al detalle y no respondo lo que yo pueda creer, he decidido dejarlas para el apartado "spoiler", por si acaso) . Para mi, es una auténtica obra maestra de autor (esto es curioso porque Miike realiza esta película por encargo, y, por ello, no creo que tuviera tan "elevadas pretensiones"), una "maravillosa locura", que combina con maestría diversos géneros cinematográficos, que van desde el drama romántico, al thriller de suspense, terror, "gore"...,y en la que en sus fotogramas, se transmite una extraña belleza poética, con un cierto halo de tristeza y fatalismo, que, conforme avanza el metraje, va envolviéndolo todo. En este sentido, formalmente, las tonalidades de los planos en la película con abundancia y alternancia entre azul, blanco, rojo, cobran también un protagonismo fundamental.

4.- Otra cuestión importante que no podemos obviar sobre "Audition" y su director Takashi Miike, es la interpretación "sociológica", curiosamente, muy contradictoria que se le da a esta película: feminista, machista, misógina...Sobre esto escuché en un podcast que Miike - en mi opinión, muy acertadamente - expresó, que no le importa nada esta cuestión y que "la interpretación de la película será la que libremente haga cada espectador". Buen aprendizaje para los siniestros tiempos que vive la libertad de creación y de expresión (la Libertad, en general) en el mundo por imposición de una "conciencia colectiva bien pensante (¿?)" que no duda en poner sus "ensuciadas manos" por la maldita política en el Arte, y que lo único que hace es sacar lo que siempre han llevado dentro para censurar; "parafraseando" - en parte - a "Blade Runner", "a esto se le llamó... "cultura de la cancelación"...

Por cierto, que si la intención ideológica o sociológica final de Miike en la película (si es que la tuviera) es objeto de "interpretaciones diversas" o de "malinterpretaciones", quizás signifique algo que nos están tratando de secuestrar en estos tiempos, no puede ser el Arte también una "provocación" (una bendita provocación)...?

5.- Por último, me trae recuerdo la película al cine de David Lynch, en lo onírico; Wong Kar-Wai, en su primera mitad, y, curiosamente, durante su segunda mitad, pensé, más de una vez, en esa obra maestra de Hitchcock, "Vértigo". Estos tres magníficos directores (aparentemente) tan diferentes entre sí, prueban la complejidad que veo en la trama de "Audition" y en la forma de desarrollarla.


*ABSTENERSE ESTÓMAGOS DELICADOS

Es la segunda vez en mi vida que veo esta película de Ted Demme y me da igual que el personaje encarnado por Michael Rappaport me cargue bastante; me da igual que algunas de las conversaciones mantenidas por los personajes, sobretodo, masculinos me parezcan -vista ahora- bastante inmaduras y, a veces, me “saquen” un tanto de la película; me da igual que algunas de las historias de la trama no me cuadren mucho; y, en definitiva, me da igual que por todo esto me cueste meterme en la película hasta bien entrada la media hora, y que me repita a mi mismo que “esta película está sobrevalorada”…

Todo eso me da igual, porque en esta película está el inolvidable personaje de Marty (memorable Natalie Portman), las inolvidables conversaciones que mantiene con Willie (gran Timothy Hutton), la química entre ambos. Les encanta hablar, están en distintas etapas de la vida, pero ambos sienten confusión sobre el momento vital en el que se encuentran y les agobian las dudas sobre qué les deparará el futuro. Por momentos parecen querer quedarse en esas conversaciones, que sus vidas se detengan ahí…son felices así. Es lo que sienten el uno por el otro “sólo” una conexión intelectual? se estarán enamorando? No se empieza por ahí, sintiendo esa conexión?

Está también una inolvidable y preciosa Uma Thurman, que llega al pueblecito para “poner patas arriba” la vida de esos treintañeros que parecen desencantados con sus vidas…o es todo lo contrario y llega para “ponerlas en orden”?.

Está el personaje de Matt Dillon y su descarnada, pero a la vez catártica, reflexión sobre haber llegado a cumplir o no los sueños que un día fueron proyectados…

Están la nostalgia que atraviesa toda la película, la música - “Sweet Carolyne”…

En definitiva, que todo esto hace que me den igual todos los defectos de la película, se los perdono. Porque, a veces, en la vida, ves películas que no te parecen obras maestras, pero aparecen los títulos de crédito finales y empiezas a “darle vueltas al coco”, ahí están, en tu cabeza; luego, sin apenas darte cuenta, notas que se te van humedeciendo los ojos, lágrimas caen por tus mejillas…”Beautiful girls” está en mi corazón, y siento que nunca me abandonará: Me enamoré de “Beautiful girls”…