Ya muy alejada del concepto original de Jurassic Park y siendo la tercera entrega de la saga Jurassic World, esta nueva y ya vista aventura nos ofrece un rato de acción con dinosaurios, muchos dinosaurios para disfrutar únicamente con eso, con las escenas de acción y estas mágicas criaturas y un regalo extra de volver a ver a ciertos rostros del pasado muy conocidos y queridos.
Si tomamos esta película como el gran cierre de toda la saga jurásica durante 30 años, el dolor va a ser comparable a ser devorado por una manada de velocirraptores ya que hacía falta mucho más que lo que ofrece el film para ser el gran colofón que merecía la saga.
Mi consejo si vas a verla es que te sientes en la butaca con tus palomitas y disfrutes únicamente de ver a estas criaturas lucirse en pantalla, junto a esos personajes de antaño de los que te enamoraste en el 93 y no esperes nada más, salvo algunos guiños nostálgicos, dentro de una historia y un guión plano y ya refrito. Le doy un 5 por Jeff Goldblum sobretodo, siendo el que más destaca dentro del reparto original y general y por supuesto, por la cantidad de dinosaurios que iluminan la pantalla, que es una pena que estén tan solos en guión e inspiración humana.

Como fan de la serie original y amante de las producciones de los 80 y los 90, tengo que decir que esta película me ha regalado un gran rato de felicidad, ya que no solamente es el regreso de estos personajes tan queridos y muchos otros (las sorpresas no van a parar) sino que también es una burla precisamente a eso, a como hoy en día se aprovecha el tirón de la nostalgia para traernos producciones de bajo nivel y que luego dejan al espectador en la más profunda decepción.
Nuestras amadas ardillas revientan la pantalla y se cachondean sin parar de los conceptos modernos de remakes, reboots, la propiedad de los estudios, ofreciendo una historia con la cual nos vamos a identificar, ya que ese hilo conductor es algo que cualquier persona hoy en día puede llegar a sentir, como hubo otros tiempos mejores, la amistad que se va apagando conforme los años, como un pasado dorado puede ir evolucionando a un presente gris, y esa es la parte madura del argumento, ya que el resto es un espectáculo delirante y nada serio (no puede ser de otra manera) por parte del dúo protagonista, ofreciendo más de hora y media de diversión y encanto muy necesarios en estos años, donde las producciones que tiran de nostalgia no suelen hacerlo normalmente de forma acertada. En definitiva, yo le doy un 9 sobre 10, ya que se gana a pulso el cariño y el aplauso del espectador, sobretodo de aquel que creció con la serie original.