Tras una primera temporada titánica con la que dejo a más de uno boquiabierto con sus reflexiones que nos hacen cuestionar nuestra propia naturaleza humana, Westworld ha caído en un pozo sin fondo con la 3º temporada. Las dos primeras temporadas fueron un absolutamente apabullantes, con actuaciones sobresalientes como las de Anthony Hopkins aportando un ápice de maestría interpretativa a este increíble proyecto de Nolan. Un ideario que dejará a más de uno con cicatrices metapsicóticas. Estas dos temporadas cambian completamente en la tercera, una vez más, nuestros amigos productores nos escupen la cruda realidad, la pasta es lo que importa amigos. Pudo haber acabado perfectamente en la primera temporada, pero no, HBO tuvo la valentía suficiente para destruir una obra magnífica, y de manera kafkiana arrebartarnos lo poco que teníamos. Personalmente recomiendo abandonar la historia en la segunda temporada.

Nolan una vez más nos ha vuelto a demostrar que el buen cine sigue más que vivo. Esta gran película no es ni de lejos el 'magnum opus' del director británico, pero si es un recordatorio de que debemos seguir yendo al cine.
Desde la primera escena se nos muestra una composición que nos hace recordar las grandes obras del creador de Interstellar. Todo desde el primer momento es puro arte:
La música lo es todo, absolutamente todo en los filmes de Cristopher Nolan, pero en esta lo lleva a otro extremo hasta antes desconocido en sus obras.
La coreografía de las escenas de acción son puro arte, coreografías que marcarán un antes y un después en el cine de acción.
Un reparto que sabe aplicar a la perfección la filosofía de Nolan, por muy complicado que parezca, tanto John David Washington como Robert Pattinson son capaces de poner su granito de arena en este PELICULÓN.
Por último queda resaltar el enrevesado guión, que desde ya se declara como opción más que factible para los premios de la academia, tanto para mejor guión original, mejores efectos especiales, y mejor sonido, entre otros.