La película mantiene el nivel de la saga, aunque a estas alturas es dificil que sorprenda a sus seguidores. La obra da lo que promente su título: una explicación al origen de una mente perturbada, aunque quizás esta vez hay menos sangre que salpique. Hannibal Lecter es un psicópata un tanto peculiar. Es culto, inteligente, meticuloso y en sus macabras azañas despliega un esquisito talento estético. No se conforma con asesinar, sino que deja su impronta en cada uno de sus asesinatos. La película no desentona con sus predecesoras, que ya es suficiente, aunque los momentos de suspense sean menos impactantes.

Si te gusta el teatro, los guiones simples pero robustos, esta película te entretendrá. La falta de efectos especiales (aspecto comprensible en su época) se compensa con la eficaz actuación del reparto. Por ejemplo, los escenarios están plagados de unas telas de araña grotescas y absurdas, pero las exageradas expresiones faciales de los actores te ayudarán a ponerte en su pellejo. Los diálogos tienen un lenguaje muy cuidado, pedante, estructurado y absolutamente coherente.

La película relata las anodinas, neuróticas y patéticas vidas de unos personajes insípidos y adinerados. La máxima preocupación de estos personajes es demostrar su estatus socio económico y su egocentrismo, a parte de eso, no parecen tener ideales ni valores. Película sin música, plana y carente de mensaje.

Para mi el director tiene el mérito de crear un clima muy similar al de las obras del escritor en cuya novela se basa la película, Chuck Palahniuk. Edward Norton y Brad Pitt (en éste órden) están geniales. Sin embargo, estoy en desacuerdo con quienes intentan ver en esta obra una exaltación de la violencia como forma de expresión de valores. Más bien habla de cierto "vacío espiritual" en la sociedad norteamericana.

Con esta película Clint Eastwood se consagra como un director con letras mayúsculas. Uno piensa inevitablemente en sus papeles de actor como tipo duro y compara luego con su sensibilidad como director y el contraste no podría ser mayor. Cuentan que en un primer momento, Eastwood pensaba tener el papel que desempeña Morgan Freeman y que éste a su vez tuviera el suyo. Freeman le recomendó cambiar los papeles y acertó.