El problema fundamental de esta película es que, después de tanto misterio como se le ha dado a todo el conjunto de elementos publicitarios del film, uno se espera un título de 10 o de 9, no algo de 7. Vamos a hablar claro: la película está entretenida, es bastante fácil de ver y no es una mala opción para un aburrido domingo por la tarde. Sin embargo, no es una película que por lo general alguien repetiría, y pese a que en los trailers dejaban entrever una trama muy compleja, en el resultado final no lo es en absoluto.

Los efectos especiales están muy bien conseguidos, y en general el ambiente, así como los protagonistas tienen cierto carisma. Se echa de menos un argumento algo más imaginativo, ya que desde el principio de la proyección ya se huele el final a leguas. En algunos tramos, por otra parte, la película se hace lenta y pesada, cuando a mí personalmente me gusta una cierta fluidez en la narrativa.

En definitiva, es buena, pero no es para tanto.

Técnicamente impecable, llena de recursos de imagen muy bien colocados y empleados, La Lista de Schindler representa el máximo exponente de las obras maestras de la propaganda anti-nazi que los judíos de Hollywood han puesto tanto empeño en pagar y publicitar. En un claro ejercicio de avance al siguiente paso en la ultrasatanización del régimen nacionalsocialista, está claro que este film sobresale y consigue introducir al espectador en un ambiente opresivo de asesinatos y brutalidad alemana, donde más o menos el perspicaz Steven Spielberg nos deja con el sabor de boca de los padecimientos de los judíos como únicas víctimas de un régimen cruel, opresivo y en ocasiones incluso ridículamente odioso.

Como film es excelente, como documento de valor histórico es cuestionable a los ojos de la objetividad de cualquiera que no simpatice ni deje de simpatizar con el pueblo israelí.
Ruego se lea esta crítica con un ojo imparcial y no se me califique automáticamente como un antisemita acérrimo o un irremediable "políticamente incorrecto".