Interpretación sublime de Ralph Fiennes recitando los poemas. Las profundas palabras de Elliot cobran vida, se mueven, se preguntan, saltan, caminan a través del trabajo de, sin duda, este extraordinario actor. Increíble cada movimiento, pausa o velocidad, cada mueca, cada palabra y cada silencio. Es como si, en vez de limitarse a recitar, entrase directamente en la mente de Elliot y en el proceso de construcción de los versos.
Si os encanta el cine y la literatura, id a verla.

Así es, se le perdona todo, hasta una fiesta de cohetes y miles de disparos que no le dan a nadie; persecuciones imposibles por sitios imposibles. Y es que esto es James Bond, lo sabemos y nos gusta, aunque, esta vez, se han pasado mil pueblos.

Como siempre, una tarde entretenida de cine, un Daniel Craig estupendo y una Ana de Armas extraordinaria, que hubiera merecido más protagonismo. Su escena es soberbia, divertida.

Y, ahora, ¿qué? Quedaremos atentos a qué se inventan para volver a tener un agente 007 en el futuro. ¿Quién sabe? Tal vez se vuelva atrás en el tiempo para contarnos otras aventuras olvidadas. Ya veremos.

No puedo describirla mejor que con el adjetivo rara.

Son capítulos independientes, lo cual comprendes desde el segundo, pero te haces la idea de que el último puede ser que los haga enlazar a todos, para sacar alguna conclusión, a fin de cuentas, son todos descendientes de los Romanov, como indica el título.

Pues no. Podrían seguir más temporadas contando más historias de más descendientes.

Los capítulos son diferentes, unos mejores, otros atrapan menos. Hay buenas actuaciones de buenos actores.

Pero la serie te deja medio fría, preguntándote al final ¿y...?

Entretenida, cómica en ocasiones, pero trágico, en realidad, el tema.

Hay momento álgidos y otros peores. A medida que se alarga la serie se hace más inverosímil, es imposible hacer todo lo que hacen y que no las pillen antes. Además, para prolongar el éxito de la serie más temporadas, aparecen historias que no pegan ni con cola.

Destaco las interpretaciones de los protagonistas, de todos, me encanta Christina y un diez al chico malo. ¿Sugerencia? Escuchad la serie en versión original, las voces importan, especialmente la de Manny Montana (un descubrimiento para mí), acabará seduciéndoos tanto que os encantaría llamaros Elisabeth ;)

Había leído tanto sobre ella, que tenía ganas de verla. Entretenida, al principio, pero en plan sesión de tarde de los sábados: la empiezas a ver con entusiasmo y, luego, te duermes o haces otra cosa a la vez.

Cierto que hay actuaciones muy buenas, porque los actores lo son: Leonardo, Jennifer, Cate. La superoscarizada Meryl (sigo sin saber por qué), tan hiperbólica que queda hasta ridícula.

Y los posibles finales... vedlos por vosotros mismos, si es que llegáis al final.