Una película muy especial, incluso comparándola con el resto de la filmografía de su autor.

Su extraña belleza seguramente no será del agrado de todos, pero para muchos puede resultar totalmente seductora, aún reconociendo que alguna de las tres historias flaquea un poco.

Kitano se aprovecha muy bien de elementos tradicionales de su cultura fusionándolos con algunas pinceladas vanguardistas.

Para mi gusto, lo mejor de este controvertido cineasta.

Una gozada poder encontrar en medio de una cartelera de verano plagada de productos de dudosa calidad, una película como "El viento", en la que desde el guión hasta los últimos detalles están maravillosamente cuidados.

Al salir del cine, dan ganas de darle las gracias al director, a los actores, a los técnicos. Uno acaba de pasar (está pasando todavía) un muy buen rato.

Pienso en los estrenos del año 2004 y "El regreso" acude a mi memoria como una de las más redondas. Me gustaron mucho "Contra la pared", "Bombón, el perro", "Ser y tener", "21 gramos"... pero el film de Andrey Zvyagintsev tiene algo especial, esa pasta de las que están hechas las buenas tragedias.
Tanto en los apartados artísticos como técnicos, todo está al servicio de la historia en un tono acertadísimo.
Ojalá pronto volvamos a tener buenas noticias de este interesantísimo realizador.

Sin City sólo funciona relativamente bien al comienzo, mientras dura el asombro por la técnica y asistimos a la presentación de los personajes. Luego todo entra en un nivel de mediocridad que deja mucho que desear, los jueguitos visuales saturan y el film comienza a hacerse demasiado extenso.

Para esto, hubiese sido mejor hacer una serie con capítulos de media hora.

El siempre astuto Robert Rodríguez ni siquiera se ha tomado la molestia de hacer una interpretación un poquito personal de los comics de Miller. Ha utilizado directamente las viñetas del ilustrador como si fuese un story board, del mismo modo --como ya se ha señalado-- que Gus Vant Sant fusiló los planos del maestro Hitch en su remake de Psicosis.

Pero bueno, ahí va Roberto Rodríguez. Cultivando su imagen de joven rebelde, forrándose con sus Spid Kids, sus topicazos mejicanotes y sus coqueteos con Tarantino.

A ver si empezamos a ser un poco rebeldes los espectadores y dejamos de hacerle la ola a estos productos absolutamente huecos.