Una idea original, la manipulación de los medios para controlar la situación en defensa de determinados intereses políticos, un grupo de profesionales de la materia que crean situaciones ficticias haciéndolas parecer reales, pero... el ritmo es lento aunque pretende ser frenético con gente pegada al teléfono móvil toda la película, donde se habla mucho y se dice poco. El argumento apenas avanza. Los personajes resultan poco creíbles, a pesar del peso de los actores que los encarnan que suponen un buen gancho para el film, salvando al personaje que representa Woody Harrelson, que es el que salva un poco el tipo. Esperaba más.

¿En serio? esto del cine ya empieza a dar por válido cualquier cortometraje alargado a base de planos innecesarios (la espalda del protagonista yendo aquí y allá), las escenas de cámara agitada para poner algo de ritmo a una historieta tan poco creíble como falta de interés... De hecho terminé de visionar esto por ver "en que acababa la cosa" , porque realmente no llegas a simpatizar con el protagonista, que más que buen chico parece un poco lelo la verdad.
Mario Casas se esfuerza interpretativamente pero la película no existe. Es como sazonar un plato sin comida..

Película que se sale de los clichés de comedia fácil o drama lacrimógeno y sin embargo consigue emocionar y hacer reir. En su conjunto resulta diferente y se sigue con mucho interés por la humanidad que destilan unos personajes que son de carne y hueso y emprenden una estrambótica aventura en la que descubrirán la importancia de la ilusión, apoyando a una niña muy natural e inteligente en la que se vuelcan. Es estupendo el mensaje sobre que prevalezca la idea de aceptarse a sí mismo por encima de alcanzar el éxito sin renunciar a la superación.

Por cine de culto se entiende algo que permanece a pesar del paso del tiempo, a pesar de ser raro, poco rentable en la taquilla, etc y sin embargo sigue siendo demandada por su público fiel. La razón por la que esta película pertenece a ese grupo me resulta un enigma, porque a pesar de ser cine de terror no asusta y aunque se trata con cierto sentido del humor algunos planos frenéticos, solo provoca alguna sonrisa por lo absurdo de la situación.
Resulta curioso como San Raimi (spiderman) y Peter Jackson (señor de los anillos) hayan empezado haciendo cine gore barato y malo para terminar haciendo cine fantástico caro y comercial.

Tiene sus momentos, incluso consigue asustar en ocasiones contadas, a veces crees estar metido dentro de la historia, pero los personajes son de cartulina, carecen de humanidad, son un puñado de niñatos que sufren más porque se quedan sin cobertura en su teléfono móvil que por la cantidad de gente que muere alrededor. En comparación resulta más creíble el bicho que se pasea por la ciudad armando la gorda. A pesar de todo la historia se salva un poco por el experimento que supone meterse en plano subjetivo en una ciudad al rojo vivo y los nervios que te hacen pasar algunas secuencias.