El personaje que interpreta Kirk Douglas tiene el don de engullir al propio Douglas y barrer del escenario al resto del impresionante reparto, que no hace sino apoyar ese extraordinario trabajo. De hecho, si no fuera porque la muerte es más épica que la victoria, todos estaríamos deseando su victoria en tan ardiente lucha. Película imprescindible, maravillosa, la más violenta de su época, con unos planos poéticos sin igual. Con el tiempo irá recuperando su lugar en la historia, confirmándose como la película de aventuras más fascinante de todos los tiempos.