La primera mitad de la película es la que cuenta con la parte más sorprendente del metraje, donde se sientan las bases de lo que promete ser una batalla épica entre los dos bandos que protagonizan la historia de la película. Desde una presentación brillante del ejercito chino haciendo gala de sus ingeniosos métodos de combate (impresionante el rol de las féminas de armadura azul, sin duda, las más valientes) hasta una introducción más concreta sobre cada uno de los personajes más importantes de la película (genial el dúo de mercenarios de Damon y Pascal, pero todavía más la heroína de la historia, Jing Tian). Una excelente primera mitad que se diluye cada vez más hasta llegar a un final bastante atropellado, narrado con prisas; un final al que le habría faltado algo más de tiempo, pero sobretodo imaginación a la hora de ser planificado, y es que no llega a convertirse en la conclusión que la película se merecía, no es el punto final que el espectador esperaría de un planteamiento tan conseguido.

Técnicamente, a nivel de ejecución es brillante: una gran fotografía (los planos generales de la gran muralla son alucinantes), efectos especiales de primera, un diseño de vestuario que resulta impactante, y, como no, un excelente uso de los colores sello de Zhang Yimou.

En conclusión, es una película entretenida, con sus virtudes y sus cosas a mejorar; pero dentro de su género, creo que merece la pena verla solamente por el deleite audiovisual que es capaz de ofrecer la visión de su director.

La incursión de Guy Ritchie en el género épico me ha encantado. Ver al director de “Snatch”, “Lock & Stock” y “Rock'n'Rolla” dando caña en una película de espada y brujería ha sido un auténtico deleite; en primer lugar porque ha sabido darle una vuelta de tuerca a un género que cada vez flojea más con películas genéricas que parecen contarnos casi siempre lo mismo de la misma manera, sin a penas sorpresas. Ha sabido aportar originalidad y ritmo a través de unos ágiles e ingeniosos diálogos marca de la casa acompañado de sus clásicas técnicas de secuencias rápidas y fragmentadas que nos obligan a estar muy atentos a cada detalle de lo que se cuenta al ritmo de una magnífica banda sonora. Es una película que desprende estilo por todos lados, una vuelta a los orígenes más gamberros del director inglés, pero con el añadido de grandes efectos especiales y demás lujos que se convierten en la guinda de un espectáculo digno de la gran pantalla. Grandes personajes, excelente ambientación, magnífica banda sonora, una historia original y efectos especiales de primera. Cuando una película tiene todo aquello que me hace disfrutar a lo grande, lo mínimo que se merece es un rotundo sobresaliente y mi más sincera recomendación.

Más que digna secuela de una de las películas que más disfruté en su momento. La esperaba con muchas ganas, y más sabiendo que en ella se producía el retorno de mi Kingsman favorito, el interpretado por Colin Firth, personajazo que nos dejó la que para mí es una de las escenas de acción más épicas e impresionantes que recuerdo haber visto, y además rodada en plano secuencia, sin interrupciones, para el gozo del espectador.

Si algo funciona, ¿para que cambiarlo?. Han repetido la formula de la primera parte, ciñiéndose a una estructura similar, pero aportando una historia completamente nueva e interesante junto con la incorporación de nuevos personajes que han sido aprovechados a medias: hay algunos que por momentos parecen ser simples “cameos” (a mi entender, han preferido reservar su potencial para futuras entregas), y otros que brillan por sí solos, como la magnífica Julianne Moore dando vida a la perturbada villana de la película, o el gran Pedro Pascal interpretando a uno de los personajes que más juego da. También es cierto que esta segunda parte tiende a tomarse a sí misma más en serio que su predecesora, lo que no es algo malo: sigue teniendo su característico humor, pero en ocasiones quizás da la sensación de que ciertas situaciones podrían haber sido acompañadas de diálogos más gamberros como los que caracterizaron a la primera parte. Y digo que no es nada malo por que es comprensible, ya que los personajes han madurado: Eggsy no ya no es un niñato de barrio, en esta entrega tiene muy presente aquello de que “los modales hacen al hombre”, y se nota.

Otro punto fuerte de la primera parte: la acción. Pura adrenalina que no se olvida en esta segunda entrega, y se deja claro desde el primer minuto del metraje. Si que he echado en falta alguna escenita más entre tanto lío amoroso, pero, ¡SORPRESA!; lo mejor lo dejan para el final. Y creédme, vale la pena... y por si fuera poco, a ritmo de John Denver, Elton John y el mejor cowpunk (la música sigue estando al nivel de la anterior entrega).

En general, una secuela por momentos algo más pausada, pero con las salvajadas que cualquiera esperaría de ella. Divertida de principio a fin, actuaciones de lujo, acción al ritmo de música super cañera; y lo más importante: cien por cien necesaria para los que disfrutaron de la primera.

Cuidadisima adaptación del universo de Ghost in the Shell. Es impresionante el detalle que le han dado a la película con el fin de respetar los elementos originales de la cinta que Mamoru Oshii nos dejó en su momento, sin dejar de lado en ningún momento al resto de obras que componen el mito (el manga de donde parte todo, o la increíble serie de “Stand Alone Complex”...). Pero una de las cosas que más me ha gustado, es que esta adaptación no se ha vendido a los cánones del cine de masas, ha sabido mantener su espíritu original, aquel que la ha hecho siempre una obra única no apta para todos los públicos. Puede que esto no termine bien en cuanto a recaudación en taquilla (sigue siendo cine de minorías)... pero sin duda es un gesto muy de agradecer por parte de los fans, entre los cuales me incluyo. Si que se ha suavizado un poco esa carga filosófica de la original que a algunos se nos hacia tan cuesta arriba en su momento (sobretodo para los que la vimos de niños), pero para nada han suprimido los debates más relevantes que daban forma a la historia de siempre. Sin toda esa base, ¿qué seria Ghost in the Shell? Lo tenían muy fácil para hacer una película más de acción, con sus persecuciones, disparos y explosiones; pero en esta adaptación se ha optado por tomar la misma narrativa madura y pausada que siempre ha hecho brillar a la gran obra surgida de la maravillosa mente de Masamune Shirow.

Técnicamente, la película impresiona. El diseño de la ciudad entra por los ojos desde el segundo uno, con ese aspecto retro-futurista tan logrado; al igual que el diseño de los personajes: fuera tonterías, Scarlett Johansson es la Mayor, la tía lo borda. Sales del cine con la imagen en mente de haber visto a la Motoko Kusanagi de "Stand Alone Complex". Lo mismo puedo decir de Batou, que conserva su pasión por los perros, en especial por ese “Basset Hound” que seguro que a más de uno le suena; o de Aramaki, que, gracias a la actuación del gran Kitano, deja varias escenas para el recuerdo. Escenas clavadas a las de la película original, cuidando hasta el más mínimo detalle, hasta el punto de llegar a ponerme los pelos de punta por los chulos recuerdos que me han venido a la cabeza. Para mí, esta película ha sido un regalo como fan que soy, un homenaje en toda regla y además bien hecho. Lo que había visto ya en viñetas y en animación, hoy lo he visto adaptado en carne y hueso, y la sensación no podría haber sido más satisfactoria.