Importa poco que no se conozca la prolífica producción de cortos, cortitos, y algún largometraje del director Pérez Toledo para que "Los amigos raros" sea una película muy disfrutable. Aunque haber visto parte de su filmografía anterior ayudaría a entender bien de dónde pueden surgir los avatares de Sam, protagonista de esta historia donde todo gira alrededor de él y su bello y oscuro (y sincero) ombligo. Enmarcada en una duración acorde de 60 minutos, las escenas son intensamente divertidas, dramáticamente exacerbadas, e incluso felizmente pueriles. Y todo se mezcla en un tono muy complicado de llevar, siempre en la cuerda floja, pero del que su director y actores salen airosos. Unos actores que se dejan llevar por su director y que sin hacer mucho ruido clavan sus poco fáciles y en virtud del tono del film, contenidas pero óptimas interpretaciones.

Con "Los amigos raros", la nave fílmica de Roberto Pérez Toledo viaja a otro planeta, en un universo no perfecto, pero con altos indicios de habitabilidad y vida inteligente. Usando escasos recursos, marca de la casa (o de que hay poca pasta para todo), se aleja de los parámetros de algún sentimentalismo pasado, y se agarra a argumentos incómodos, violentos, necesarios y divertidamente maliciosos que tan bien reflejan en sus propios estilos otros directores como, Ozon, Payne, Solondz...

Lo mejor: interpretaciones, humor negro, score bien usado
Lo peor: que no haya más humor negro