Antes de tantas secuelas, cada una de peor calidad, hubo una primera película del mítico boxeador Rocky Balboa. Y es excelente. Fue escrita por un desconocido Sylvester Stallone que alcanzó la fama, fortuna y estrellato gracias a esta película, probablemente porque puso el alma en ella. Trasladada al mundo del boxeo, esta es en cierta forma la propia historia de Stallone que plasma la realización del sueño americano en la llamada "tierra de las oportunidades". Pero no es tan solo un alegato al triunfo del hombre común, sino que es un mensaje absolutamente universal. La historia del oscuro boxeador Rocky Balboa que de pronto se encuentra con la posibilidad de pelear por el título es narrada en forma sencilla, tierna y por momentos conmovedora, pero a la vez esperanzadora y con un mensaje de superación con el que todos nos identificamos. ¿Quién no se ha emocionado con la brutal pelea entre Rocky "El semental italiano" y el campeón mundial Apollo Creed? Fenomenal. Pero hay también la historia de un hombre no demasiado brillante cuya única cosa buena "es dar golpes" (como afirma el propio Balboa) que a pesar de todo guarda en su corazón el fuego del ganador y una voluntad férrea de "ser alguien" para ganar el respeto a si mismo. Sí. hay muchas cosas buenas en esta sencilla gran película, empezando por una bastante respetable performance del propio Stallone como Rocky, una tierna Talia Shire como la tímida Adrián y un notable Burt Young como el perdedor hermano. Esta primera "Rocky" es una película que vale la pena ver, y a pesar de los años transcurridos, mantiene intacto su mensaje demoledor.

David Cronenberg es un director fascinante y detestable a la vez. Para algunos es un genio, y para otros un degenerado oculto tras una fachada de cineasta. Su obra puede ser calificada de chocante, aberrante, violenta, pero a la vez capaz de destilar una fuerza, contundencia y fascinación como pocas en el cine. En los setentas fue un cineasta de género y su apego a una ciencia ficción plagada de sexo, lujuria, perversión y deformaciones físicas shockearon y fascinaron por igual a todos los públicos. Baste recordar títulos como "Shivers", "Rabid" (con la porno star Marilyn Chambers), "The Brood", "Videodrome" o la ultraviolenta "Scanners", pasando por su antológica "The Fly" y la alucinante "Dead Ringers". Cuando Cronenberg se alejó del cine de género y enrumbó hacia obras "de autor", su deterioro fue progresivo pero incuestionable. Obras de difícil adaptación como "The Dead Zone" o "The Naked Lunch" fueron pasos en falso absolutos, hasta alcanzar su punto más bajo con la patética "M. Butterfly". Parecía imposible salir del despeñadero, pero Cronenberg shockeó a todo el mundo con su notable y ultrabizarra "Crash", una desquiciante alegoría sobre el sexo y la violencia como pocas veces se ha visto. Casi diez años después Cronenberg alcanzó la madurez absoluta con esta película extraordinaria, probablemente la mejor de una filmografía absolutamente imperdible. "A History of Violence" no es solo una historia dura, violenta y descarnada, sino que contiene pinceladas de algunos elementos que Cronenberg siempre ha trasuntado en sus películas como son el sexo, perversión y muerte. Notables Viggo Mortensen y Maria Bello, que componen una pareja de esposos anónimos, felices con sus dos hijos en un olvidado pueblo americano, pero al que les alcanza el violento pasado del que no hay escapatoria. De la existencia idílica y rutinaria hay que pasar al enfrentamiento visceral y violento, gatillados desde la intervención de Tom (Mortensen) en evitar un robo en su negocio. Cronenberg incide en el lento descubrimiento de Edie (Bello) y sus hijos sobre quien es realmente su esposo y padre, y en la lucha de Tom por enterrar su pasado y preservar lo único que cuenta para él como es su familia. Una película dura y violenta, pero realmente notable y que nos reconcilia con el mejor Cronenberg.

La mayoría supone que el término "cine B" se refiere a la calidad de las películas y no es así. El "cine B" se llamaba así simplemente por el costo y el metraje de la película. Una película "B" generalmente duraba un poco más de una hora y su costo era incomparablemente inferior a las de las producciones "clase A". No obstante, hay películas B notables como "The Narrow Margin", "D.O.A" y esta, "Assault on Precint 13th". John Carpenter quien nunca desmintió su fascinación por los grandes westerns, en particular los de Howard Hawks, compone aquí su particular visión del legendario "Rio Bravo" y lo traslada a una comisaría en un ghetto de Los Angeles. Un grupo heterogéneo de personas (un policía, dos empleadas y dos convictos) deben hacer frente a una pandilla de gamberros sedientos de venganza atrincherándose en una comisaría a punto de ser cerrada. En poco menos de 90 minutos John Carpenter nos entrega una película notable, dura, y realmente profunda a pesar de lo minimalista que pueda parecer la trama. Por lo pronto, hay conceptos adelantados a su época (recuérdese que el film es de 1976), como el hecho que el protagonista sea un negro sin que su color de piel tenga incidencia alguna en la historia; o que otro de los personajes "heroicos" sea una mujer común y corriente pero capaz de afrontar los acontecimientos con valor y decisión. Hay escenas imborrables como el cruel asesinato de la niña que desata toda la espiral de violencia, o el impactante ataque de los vándalos armados con silenciadores. Pero es un estupendo film "clase B", un muestrario de lo que después Carpenter sería capaz de lograr con notables peliculas como "The Thing", "Halloween" o "Escape from New York". El innecesario remake del 2005 (con presupuesto clase A) a cargo de Jean Francois Richet ni por asomo logra recuperar el espíritu de esta gran película, un muestrario que en realidad el mal llamado cine B esconde verdaderas joyas del mejor cine de todos los tiempos.

Es difícil catalogar una película como ésta. Para quienes lo creen saber todo y solo admiten lo tangible y terrenal, este filme les resulta lento, soso y hasta ridículo. Para quienes, como yo, hemos tenido algún tipo de experiencia que va mas allá de lo que podemos ver o sentir, aquí se refleja de manera no demasiado profunda pero si seria y respetuosa un tema controversial y casi siempre tratado en forma irreverente por el cine comercial. Clint Eastwood, con su habitual buen hacer y especial sensibilidad aborda el concepto de qué es realmente morir, qué nos espera cuando dejamos esta vida y si es posible entablar algún tipo de contacto con personas que han fallecido. Las tres historias son narradas de modo lento, imprimiendo un tono sombrío a las vivencias de los personajes afectados por la muerte aunque el ritmo es por momentos irregular y ciertamente no es de los mejores filmes de Eastwood. Hay momentos especialmente impactantes como la secuencia inicial del tsunami y otros de una gran melancolía y desolación como el encuentro entre el niño que ha perdido a su hermano y el síquico. Con todo, se trata de una visión personal, muy respetuosa, a tono con la edad del propio director, de un tema del que pocos en realidad queremos conocer y sin embargo no debemos soslayar. Y es que indefectiblemente, todos pasaremos por ese trance. ¿Estamos listos para enfrentar la muerte? ¿Qué nos espera mas allá de la vida? ¿Será como la desconexión total?, tal como insinúa uno de los personajes; o es tal vez el paso a un siguiente nivel de conciencia. Por lo menos para mí que amo la vida y que aún no quiero dejar de ver a mi esposa e hijos, me resultó un film grato, para nada risible y aunque por momentos la sensiblería tiende a desbordarse, el buen Clint lo ha tratado con mesura y absoluto respeto .

Si bien "Django Unchained" tenía momentos brillantes a pesar de su irregularidad, "The Hateful eight" no logra estremecernos mas allá de sus violentas escenas de disparos y envenenamientos. La premisa de que en un grupo de aparentes extraños se esconde un asesino(s) ya ha sido llevada incontables veces al cine. Cambien el traje de vaqueros por otro más moderno y tendrán un incuestionable "film noir", inclusive con un detective astuto al mejor estilo Hércules Poirot (eficiente Samuel Jackson). Con todo, es un film intenso y con ese particular rasgo en unos diálogos surrealistas que solo Tarantino es capaz de lograr.