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España España · Barcelona
Críticas de Siette
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Críticas 6
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
Leonard Cohen: I'm Your Man
Documental
Estados Unidos2006
7,1
657
Documental, Intervenciones de: Leonard Cohen, Nick Cave, Rufus Wainwright, Martha Wainwright ...
1
1 de octubre de 2011
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo documental en homenaje a un músico veterano ha de contener tres requisitos imprescindibles para que un productor ansioso se lance a rodarlo: 1) Tiene que salir Bono con sus estupideces habituales. 2) Al espectador le ha de costar unos 25 minutos encontrar la relación entre lo que se explica y el artista en cuestión. 3) Los músicos invitados han de versionar los temas originales igual que lo haría Ramoncín. Esto es muy importante. Han de ser malos. Si no es así la productora no acaba de embrujarse con el proyecto.

Qué forma de “insultar” a uno de los más grandes compositores que haya dado este arte. Qué bajeza escuchar al gilipollas de Bono con sus imbecilidades de siempre, su ignorancia atroz y su vanidad bochornosa. Qué vergüenza oír las versiones de los temas de Cohen en boca de estos infames que, además de no saberse la letra de las canciones, les costaba leerla en el telepronter. Y de postre las canciones las berrean enteritas de principio a fin. Es un horror.

Rompe el corazón ver a Cohen ahí en medio de todo eso. Tan sencillo, tan tímido, tan agradable, como siempre ha sido. Lo quiero tanto a Cohen, pasaría días hablando sobre él. Hasta ganas de llorar me han entrado. ¡Desgraciados!
Siette
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10
12 de junio de 2011
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así como hay tías que dicen: “paso, yo esto no lo hago”, o “lávate antes que esto es una guarrada”, Hannibal no. Hannibal es un caballero que nunca dice que no a nada en lo tocante al sexo, se le ve muy abierto y jamás deja sobras en el plato. Está ingresado en un centro, vamos a decirlo así, por no cortarse ni un pelo en sus relaciones sexuales. Pero nada más.

Cuando la ciencia consiga profundizar respecto del instinto humano más primitivo y la sociedad acepte las técnicas sexuales más sofisticadas (vamos camino de ello) Hannibal será profesor universitario. Es un hombre adelantado a su tiempo y le toca pagar las consecuencias.

Hannibal tenía tiempo atrás consulta abierta de psiquiatría a la que acudía lo peor de cada casa como suele ocurrir en las consultas de los psiquiatras. Quiero decir que no es un Club de Polo. Cuando el niño le quema la cara a la hermanita, al psiquiatra. Una tía entra en urgencias con un perro entre las piernas porque se ha quedado enganchada al nabo, al psiquiatra. El chalao aquel de la catana ¿os acordáis? que se levantó de madrugada y cortó por la mitad a sus padres. Al psiquiatra.

Esta chusma eran los compañeros de trabajo de Hannibal, joder. La gente lo ve muy fácil.

Ahora bien, que como resultado de las terapias prescritas por el Dr. Lecter algún paciente muy enfurruñao le diera la vena de creerse sastre para mujeres con vestidos hechos a base de cuero de alto riesgo. Es difícil probarlo. Nunca se sabrá si abandonó el tratamiento antes de tiempo o si no se levantaba a las ocho para tomarse la pasti.

Y el culpable de lo que haga el paciente: Hannibal, claro. Que porque una vez se comió a un guardia ya es el comeguardias. ¡Qué fácil es criticar!
Siette
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10
6 de junio de 2011
11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que se palpa en la peli es que nadie da palo al agua, son una tropa de desocupados que pasan el día cambiándose de ropa, jugando a las cartas y hablándose con una prosa difícil porque tenían mucho tiempo libre.

Entre esta colla de gansos destacan dos amigos, el Vizconde Valmont y la Patiño de la época (la zorra más mala del castillo entero) verdaderos especialistas en liar el pollo por donde pasan con el tema de las infidelidades como telón de fondo. Nada que no sepa hacer mejor hoy en día cualquier niñata de instituto, lo que dicho así con los corsés aquellos y las tetas apretadas parece tener más clase la erótica.

La peli está bien porque escenifica hasta qué punto los actuales programas de televisión ya tenían su reflejo hace siglos. Los paparazzi del siglo XVIII, al no haber máquinas de fotografiar, robaban las cartas a sus señores, se las daban a leer a los paparazzi de la familia contraria, éstos las memorizaban y luego iban con el cuento a la más portera de Versalles, que centralizaba todo el comadreo. Funcionaba así.

Cartas que van y vienen, llaves que suben y bajan, puertas en la madrugada. La peli está llena de detalles que explican muy bien el conocimiento que sobre lo íntimo ofrecía el pedazo de guión que escribieron, repleto de giros y sin embargo no te pierdes en ningún momento.

Lo que más mola son las cartas que escribe en los culos de las doncellas. Yo recién vista la peli lo intenté y se agujereaba el papel todo el rato. Claro que lo hice sobre un culo fofo. Igual fue eso.
Siette
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10
5 de junio de 2011
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es toda una lección de cómo se escribe un diálogo ocurrente para ese difícil momento del encuentro fortuito entre dos desconocidos que, según pinta al comienzo, no tienen nada que rascar.

Lo que se oye en esta película supera en mucho a lo que se ve. El director Rob Reiner hizo diana a la hora de rodar este extraordinario guión con unas sencillas escenas donde la palabrería se elevase por encima de todo lo demás.

Billy Crystal y Meg Ryan, con esas frases puestas en la boca, se asemejan más a dos amigos que a una pareja de actores. Da envidia verlos. ¡Qué fácil es relacionarse cuando sabes qué decir! Es la comedia romántica de los 80-90 y de algunas décadas más.


NOTA: recomiendo de la misma guionista "Tienes un email" y "Algo para recordar", además de su libro "El cuello no engaña" (otra lección de cómo escribir en tono comedia).
Siette
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1
5 de junio de 2011
15 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una cosa con pellejo y gafas que se mete con todo el mundo y nadie le pega. Básicamente es esto lo que le ha salido a Woody Allen aunque su propósito fuera otro. La monserga va de un espantapájaros que se cree intelectual porque ha comprendido la injusticia en los telediarios y se dedica a abroncar a la gente como si tuviera la culpa de lo que pasa en el mundo.

Una especie de muñeco Chucky muy calvo que en lugar de atacar con arma blanca le suelta al primero que le sale al paso una estupidez hiriente de 150 palabras, y si no sale nadie, mira a la cámara y te da la bronca a ti durante 3 minutos.

Y como es tan repelente y tan viejo, pues claro, se liga unas tías de babear. Va a entrar a su casa y, allí mismo, entre los cartones una jovencita buenorra le pide de comer y de subir a su casa. Lo habitual en Manhattan año 2009. De pronto, la chica vagabunda comienza a hablar como una intelectual de esas de la Academia de la Lengua, pero equivocándose al 50%, me explico, dice: “enamorá” y “qué te ha pasao”, pero en la frase siguiente suelta una de Sartre sobre la desintegración. Lo habitual en los indigentes.

El pureta le casca un tostón socio-político con pelotera incluida y, cómo no, la buenorra se enamora del vejestorio. Ya sabéis los tíos que siempre ha sido así. La costumbre de Allen de hacernos tragar el papelón de la jovencita atractiva que se siente seducida por el carcamal aquí es muy difícil de pasar porque la única acción a la que te inspira el esperpento de tío es a meterle dos mecos en toda la piñata.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Siette
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