Un emotivo recorrido por la labor de Oskar Schindler, un empresario alemán que fue el halo de esperanza de muchos judíos y el auxilio final después de tanta muerte y crueldad.

Spielberg connota la miseria y tristeza de la época con la elección del blanco y negro, y nos muestra tanto en los primeros planos como en los diálogos, por un lado, el miedo y la unión de los judíos, y por otro, la codicia y el afán de genocidio de los nazis.

Una película que te hará valorar la vida y reflexionar sobre el poder y la justicia.

Dolan en su máximo esplendor. Su obra más madura, de lo que contrariamente carecen sus personajes.
El guion no logra conmover, pero los sellos de autor consiguen crear una historia de suave y pasional melodrama.

Xavier Dolan consigue, a través de un relato familiar íntimo y de altibajos frenéticos, embaucarnos en la compleja relación materno-filial que corrompe a los protagonistas. La música es de 10, los planos son perfectos y el ritmo de la película, aunque para algunos pueda resultaros pausada, cada segundo merece la pena.

Un anillo, una misión y nueve personajes sometidos a un poder mucho más vigoroso que el del propio anillo, el poder de mantenerse unidos. Un viaje que cambiará el curso de sus vidas y en el que descubrirán lo difícil que es mantenerse a salvo cuando el enemigo carece de piedad. Una oda a la unión y a la lealtad. Una obra suprema por sus interpretaciones, banda sonora, guion y fotografía.

Quien tiene un anillo, tiene un tesoro. ¿Cómo una joya tan pequeña es capaz de corromper a los personajes? ¿Qué puede más el ansia de poder o su destrucción? Una película que te sumerge en una aventura que no querrás que acabe.

La película cala en la piel de aquellos seres incomprendidos que, una vez se encuentran, se comprenden. Pese a que se trata de un viaje que requiere tiempo, a este relato de tres horas se le puede quitar mucha pausa. Escenas que se repiten, bucles indefinidos, viajes largos y mucha calma... todo esto hace que el espectador, una vez lo vuelve a reconocer en pantalla, quiera levantarse e irse a tomar un café. Los diálogos son intensos pero tampoco son lo nunca visto, la interpretación de los personajes es preciosa y la sutileza para hablar de las profundidades del ser humano es increíble. Pero, todo ello en hora y media hubiera encajado perfecto.