Para empezar, he de decir que NO me suelen gustar las películas de amor. Este es un aspecto importante, ya que mi crítica (como supongo que otras tantas) parte desde mi punto de vista subjetivo. Dicho esto, ahí voy.

Empecé a ver la peli con cierto grado de optimismo y esperanza, satisfecha por ese (famoso) plano secuencia de 20 minutos, del cual leí una vez la justificación del director y me pareció más que correcta. Bien, empezamos bien.

Siguiente secuencia, presentación de la nueva vida de la protagonista (Alex) aplicando el 'efecto skype' (retardos en la imagen, interferencias en la transmisión de sonido, y baja calidad de visionado) Vale, es original y efectivo, me lo trago.

Pero oh! a partir de ahí... la cosa decae. No solo por el uso (en mi opinión excesivo y en ocasiones,incluso coñazo) del recurso antes citado, sino también, y ojo, porque este es el gran pecado de la película, porque no consigue emocionar, implicar ni enganchar al espectador. Lo que ocurre ante nuestros ojos en todo momento es correcto e incluso bueno pero da la impresión de que la distancia que existe entre ellos dos es la misma que nos separa a nosotros de su conflicto. Muy aséptico todo.

La veracidad de las interpretaciones es excelente (salvando el hecho de que de lo realistas que son, en ocasiones la dicción de ambos brille por su ausencia) pero he ahí otro handicap (al menos para mí): la protagonista, Natalia Tena, parece un muro infranqueable de emociones. Y mira que tiene ocasiones para demostrar que es una tía con sentimientos. Lágrimas no le faltan. Ni momentos de duda, indecisión y remordimiento. Todo eso está. Cumple su papel. Pero ahí se queda. La vemos sufrir y como quien oye llover. Quizás sea también porque la elección de la actriz no fuese la más adecuada. Ese aspecto de tía dura (físico fibroso y voz grave) no le hace ningún favor, al menos en este papel (y sí en otros trabajos de esta actriz como en Harry Potter o Juego de Tronos, donde borda el papel de la salvaje Osha) Es como si ponemos a Rambo a recitar poemas de amor. Sí, pero......no. Ya lo decía un profesor mío: un buen casting es esencial.
Y en esta misma línea, sí que considero un acierto la elección de David Verdaguer. Solo con esa mirada, sin necesidad de soltar casi ningún lloro, consigue acercarnos a la historia todo lo que su compañera no hace. Sin duda, las mejores partes de la peli son gracias a él. A él y/o a su personaje (incluso la elección de su dirección de email es acertada).
Pero como en este caso la interpretación corre exclusivamente a cargo de los dos a partes iguales.... pues en eso se queda. Una pena, porque tenía ganas de ver a Natalia Tena en un registro completamente diferente al de Juego de Tronos, pero en fin... otra vez será.

En resumidas cuentas, la peli se me hizo larga, aunque al menos no muy pesada. En mi opinión, el envoltorio prometía, resultaba atractivo, pero el contenido se queda vacío, tanto como el salón de Alex. No hay planos grandiosos, ni música envolvente, ni bellas metáforas ni mensajes con subtexto. Vale, está bien, no pasa nada, el director lo quería así, pero eso no quita que no pueda ser una peli interesante o incluso emocionante.
Dogville, Un dios salvaje, Nadie sabe, Canino, El método.....y otras tantas, contaban también con escasos recursos, y ahí están.
¿Qué le falta? Probablemente, arriesgar, mostrar algo nuevo, sorprender de alguna forma, provocar un mínimo arqueo en la ceja del espectador. No ocurre nada que no esperes. Y lo que ocurre, ocurre sin más. Incluso la escena de él con la ducha de fondo (para no hacer spoiler) resulta previsible.
Y hay quien dirá 'lo importante no es lo que cuentas, sino cómo lo cuentas'. Toda la razón.
Pero en este caso, al menos para mí, han fallado tanto el 'que' como el 'como'. Una pena.