Simplemente bella.
Considero que una buena película tiene que emocionarte, tanto para bien como para mal, es decir, que te angustie o que te conmueva. Que te haga sentir lo que el director quiera contarte.
En este caso Aristaráin lo consigue una vez más.
Creo que pasé toda la película pensando, "no me importaría vivir sus vidas". Cuánta belleza, ternura, sencillez, tesón y principios. Cuánto lloré, tampoco hay un motivo concreto, simplemente lloré de emoción.
Ve a verla y querrás mudarte a Argentina cuando te jubiles, pero antes busca a una Mercedes Sampietro inigualable. Entonces no habrá mudanza.

Menuda peliculilla. No cecesita nada más. Nunca hubiese pensado que podría soportar a Pedro Reyes más de medio minuto, esta película me ha hecho ver que todo es posible. Un grande Pedro, el Rey de oros. Es una de las películas más graciosas que he visto. Aunque ríes hacia adentro porque está mal reirse de estas cosas: el estrecho y los muertos, el racismo, la ignorancia, la avaricia, el qué dirán... pero hay un atún espectacular. Así que medio sonríes con los puntazos que tiene esta película, sin sentimiento de culpa, porque Carbonell lo cuenta y lo interpreta (con su reparto) de la forma más natural, tierna y cómica que puede hacerse.
Y el tema de Ruibal es magnífico, qué bonito, ojalá el paraíso estuviera en una almadraba.

Creo que Kabul asume el protagonismo de la película. Cuando la estaba viendo imaginaba cómo sería esa ciudad allá en los tiempos de las rutas de la seda, en los tiempos de la grandeza de Asia y de sus míticas ciudades, Bagdad, Kabul, Basora, Petra, Teherán... y pienso en las mil y una noches, y en lo felices que son esos niños, siéndolo, cada uno en su papel. Me gusta opinar sobre una película que cuenta la historia de un país que existe y existía antes de la última guerra sin tener que aguantar ninguna subjetividad adicional además de la dirección de la propia historia (¿paradógico, eh?) ¿Por qué me gustaría que el cine documental fuese exactamente igual que este montaje? Cuánta desgracia y cuánta inocencia. Qué historia tan difícil y que cometas tan ligeras.