Una película que hará las delicias de los amantes al buen cine en los minutos iniciales, y sin embargo, a partir de allí, la película va cuesta abajo. Y es que hay algo que me resulta incómodo. Muy incómodo…Federico Fellini, luego de esos minutos iniciales de antología, nos adormece con una película efectista a más no poder, en situaciones absurdas, pretenciosamente inteligentes. Realmente no entiendo el porqué Fellini no se dió cuenta de ello. Tal vez estaba demasiado ocupado en su nube de superestrella en la que algunos le habían puesto a raíz de sus éxitos anteriores. A mí en lo personal, y como conjunto, me parece una película errática. Eso que algunos llaman: “un intento fallido”. Constantemente veía el reloj para ver en que momento acababa tremenda sucesión de absurdos. Y ese baile final…Simplemente cursi y patético.

Decir Frank Capra es sumergirse en un universo de emociones positivas y a la vez llenas de crítica. Ve siempre lo más noble del ser humano, incluso en personajes a los que deberíamos odiar. Esta película simple y emocional logra sus objetivos básicos. Ese momento en que el personaje de James Stewart se confiesa al de Jean Arthur es simplemente cautivador. Película basada en un guión inteligente y fácil de entender. El tío Capra se encargó de acentuar aquello muy bien. Quizás le falta algo de seriedad por momentos, pero lo cierto es que la política suele ser tan fría a veces…Ese final es de antología y compensa cualquier defecto. ¿Pensabas que la política era aburrida en el cine? Pues no has visto esta película.

Película larga, compleja, llena de matices que finalmente llevan a la conclusión que el universo humano es despiadado y brutal. La telenovela dio paso a la realidad y muestra ese otro lado que no se conocía. El guión tan finamente elaborado une las historias como pocas veces se ha visto. Por su parte el director inunda la película de una atmósfera acorde a la historia que cuenta. No es la película que uno recomendaría a don Emilio Azcárraga. Pero que se le va a hacer, el cine tiene esas cosas.

Y es que ver esta película te mete a la guerra. Sin filtros ni cortapisas. Sin conocimiento previo. Casi desnudo…Oliver Stone respira cada fotograma de realismo. Lo políticamente correcto abre paso a lo humanamente correcto. Aquí no hay medias tintas ni intentos de quedar bien con alguien en particular. Quizás si con el público. Y eso se agradece. Un tema tan crudo y brutal que se convirtió en un éxito de taquilla. Los bombazos no opacan en absoluto a la historia, sobriamente contada. Oliver Stone se abría paso y bien merecido se lo tenía.

Debo confesar que vi esta película por una especie de morbo respecto al tema del lesbianismo. Pensaba encontrar la típica película de bajo nivel basada en el sexo escabroso, actuaciones planas, etc. ¡Grande fue mi sorpresa! Es simplemente la obra maestra lésbica por excelencia. La poesía muy bien sentida en cada plano y el buen gusto generalizado a nivel técnico, hacen de esta película, un placer el verla y disfrutarla. Solo queda disfrutar una historia que haría las delicias de la tal Safo y sus queridas alumnas de tiempos pasados y seguramente gloriosos.