Este intento de crítica no va dirigido únicamente a esta nueva desventura de Antena 3, sino a todas aquellas absurdidades que la cadena lleva arrastrando desde hace unos años.

Que conste que le pongo esta nota a la serie porque no la he visto lo suficiente como para ponerle el -8 que se merece.

Muchas veces los guiones son una auténtica basura desde que el escritor decide ponerse al tema, mientras que otros te plantean una buena trama que acaba cayendo al vacío.
Los Protegidos es el mejor ejemplo de mierda inframunda, con un guión con más agujeros que los calcetines del gordo de la cafetería de mi facultad. Los créditos iniciales ya son el primer chiste que te encuentras, y para una actriz decente que podía haber, ésta desaparece de improviso y dejan al plantel inicial y a algún retrasado más que no dejaron entrar en la escuela de interpretación por cenutrio.
A los malos dan ganas de echarles una mano para que capturen a los chicos que se les escapan cada segundo incluso siendo vecinos y yendo solos al colegio todos los días. En fin.

En Antena 3 se han obcecado en hilvanar argumentos interesantes que se salgan de la habitual gilipollez adolescente que inunda toda la trama, pero parece que no se enteran de que no es necesario esta mierda amorosa y falsa incluso en las series de misterio. El Internado, El Barco y esta serie, Luna, son el mejor ejemplo. Tienen una idea inicial decente que se ahoga en la inutilidad de sus mancos guionistas.

El Internado pintaba más o menos bien, obviando algunas interpretaciones y los habituales plagios a Perdidos. Pero al final, la cagan. En El Barco, partieron de una idea intersante que volvieron a joder con nuevas historias de amor barato y cursi que consiste en encontrarse uno frente al otro de improviso y casi tocarse la cara con la boca. Así, 12.000 capítulos, teniendo al patán de Mario Casas como protagonista. Este chaval, además de aprender a abrir los ojos, debería dejar esa gilipollez chulesca que practica y dedicarse a barrer las calles, que nos hace más falta. Para más inri, los episodios de amor dentro de cada capítulo duran decenios, con diálogos de guardería y miradas que se pierden en la nada. Qué aburrimiento.

(En el spoiler no hay spoiler, pero no cabía más).

Tim Burton ha vuelto a cagarla en su afán por ser el tío más original y maravilloso de La Tierra. Es un grande donde los haya, y sus películas serán recordadas como aquellos pedazos de sueños envueltos en encanto y oscuridad. No obstante, el extraño personaje se ha aprovechado de su nombre en los últimos años regalándonos pequeños somníferos que acabarán jodiendo su carrera. Espero, sinceramente, que no sea así.

Vamos a ver. Johnny Depp es la polla y siempre lo será aunque haga de travelo en una peli de Almodóvar, pero el director, ya que le usa para el 99% de sus films, debería explotar más su auténtico talento. Me flipan las tontunas características de Depp, pero se está encasillando y eso no me va del todo. Creo que la culpa es de Tim y del propio Johnny por aceptar tantos papeles de su estrafalario amante.

Tim Burton está usando su habitual misterio como si fuese el mejor condimento para una comedia. No, tío, no. Vale que algunos toques de humor siempre nos hacen sonreír, y más en las ralladas que tú te invetas, pero no debería ser la tónica principal de la película. Eso hace que el tenebrismo se convierta en un chiste y todas sus cintas en una borma de algo.

Sus dos últimas películas, que además son las peores del director, han abusado de los efectos especiales y se han olvidado de la magia de la oscuridad. Eduardo Manostijeras fue un pepino de peli y tampoco es que hubiese mucha historia. Ahí, Johnny Depp no parece Jack Sparrow y, sin embargo, es un grande.

En fin, Tim, cambia el chip o vas a cagarla aún más. Te respeto, pero espero que esto sea una buena idea...¡Vuelve!

Llevaba tiempo esperando algún producto nacional que no me obligase a renegar de mi país, de nuevo, en materia fílmica. Creo que 'Grupo 7' me ha dado un respiro y me ha renovado la confianza.

Hablamos de un 'Training Day' que sustituye los negros raperonchos por yonkis delgaduchos con un acento andaluz cerrado que encarnan a la perfección el papel de deshecho social y humano. Un 'Training Day' mucho más vertiginoso, con persecuciones realistas empleando policías de cualquier montura física y obviando las carreras infinitas que no cansan o no hacen resoplar. Su bella factura poco tiene que envidiar a las repetidas historias americanas de corrupción y eternas luchas contra las fuerzas del mal, y su ubicación se aleja de las trilladas cintas desarrolladas en Madrid y Barcelona para caer rendidos ante el calor y el polvo de Sevilla.

El elenco se nutre de un plantel intachable que recuerda a Mario Casas lo mucho que tiene que aprender o todo lo que nunca llegará a ser. Este chico quizá sea simpático, pero su imperturbable expresión de tensión algún día le provocará daños irreversibles en su mandíbula. Parece que solo acepta papeles de duro en los que la principal regla es chillar con alaridos de un matón de Vallecas al que le han mirado a su chica. No creo que sea positivo que un actor no olvide que está actuando y que siempre lo haga mirando fijamente con el entrecejo fruncido.

A este Alberto Rodríguez le va la acción y puede insuflar vida a un género que en España no llega a coger el vuelo. Hacen falta proyectos de todo tipo, pero sobre todo de este estilo, ya que los dramas intimistas y las reflexiones sobre la vida, que suelen manejarse con talento, suelen rellenarse de elementos eróticos que nos alerta de la poca imaginación que a veces tenemos en este país. Un nuevo horizonte ha de abrirse, y parece que ha empezado a asomar el hocico con la sobrevalorada 'Celda 211' y la aceptable 'No habrá paz para los malvados', entre otras, pero aún quedan muchos travestis, desnudos y coitos salvajes infundados que quitar de nuestro historia cultural para empezar a sentir orgullo. Tenemos casi todos los ingredientes para ello. 'Eva' es un gran ejemplo.