La película se parece a un rompecabezas en el que al comienzo uno no le encuentra mayor sentido. A medida que transcurre la historia cada una de las piezas va adquiriendo sentido hasta que al final se tiene el cuadro completo.
La penetración del personaje de Bale me resulta sorprendente, tal vez no completamente en su aspecto interno, pero em el externo es mucho lo que dice con la sola exhibición física.

El mundo de los alcohólicos resulta incomprensible para quienes no tienen el vicio de la bebida. Esta falta puede aliviarse de manera muy efectiva observando en la película a una serie de personajes que viven con naturalidad su alcoholismo; es una forma de vida diferente, peligrosa, pero al mismo tiempo estéticamente atractiva. Charles Bukowski, el guionista de la película, deja su huella a lo largo de la trama con diálogos impactantes que remueven el anhelado deseo de estabilidad de mucha gente.

Creo que el propósito de la película es biográfico. En ese sentido, nos muestra un período imaginado de la vida de este extraordinario filósofo alemán y su relación también imaginada con Breuer. Es una excelente oportunidad para nutrirse de una fuente que, luego de la evaluación correspondiente, nos permite comprender algo más del pensamiento nietzscheano.

Se trata de una película que va captando la atención y uno no deja de mirarla hasta que termina. Tal vez lo más intersante son las minisorpresas que van ocurriendo a la largo de la historia, son quiebres lineales que la hacen atractiva, la parte final es un ejemplo de ello.