De acuerdo con todos. Obra maestra. Genial. Imprescindible. Lección de cine, de guión, de profundidad...

Sólo añadir una cosa, por aportar algo distinto a lo que ya están poniendo todos: Manuel no es un santo, Manuel no es un ser superior. Manuel es un pescador normal, con sus defectos, con sus "cinco novias en el mismo puerto", fanfarrón ("a que pesco más que tu y que el otro juntos, me juego mi navaja"), temerario, un poco torpe con su accidente... Pero es DIOS a los ojos del chico. Un par de pruebas:

Dice "el pescadito": -"Señor capitán ¿A que Manuel es el mejor pescador del barco?". A lo que el capitán contesta con silencio, mirada irónica y carraspeo...

Dice Manuel: -"Cuando llegue a Gloucester me voy a comprar una corbata hortera y me voy a ir a pasear con mis cinco novias". Y contesta el pescadito: -"No Manuel, tu no tienes novia". A lo que replica Manuel: -"Es verdad, pescadito, yo no tengo novia".

En fin, lo que nos pasa, creo es que nosotros, los espectadores, estamos situados al principio de la película en un punto de vista objetivo, juzgando al niño por su maldad. Pero en la segunda parte, en la del pesquero, ya estamos situados en el punto de vista del niño, "somos el niño", y no vemos o no queremos ver los defectos de Manuel. Lo que queremos es quedarnos para siempre en su barca...

Obra maestra.

Pues después de 120 críticas hay poco que añadir a lo ya dicho.

Buena película, sin duda. Por encima de la mediocridad imperante. Todos los actores cumplen a la perfección, no sólo Cruise, que recibió merecidamente el Oso de Berlín: aquí está bien hasta el niño rapero. Anderson deja su firma en esos planos-secuencia en que la grúa sigue al personaje desde atrás, demostrando maestría y cierto estilo en la dirección.

El problema que le veo es que es demasiado larga. La forma en que está montada la banda sonora (sin cortes, frente a los continuos cortes de la imagen) consigue ser agobiante y es "demasiado rato de agobio", demasiados enfermos, demasiado "perdona, perdona", para volver a contar lo mismo una y otra vez.

Si durara tres cuartos de hora o una hora menos con esa intensidad, hubiera sido más redonda, como más redonda era la anterior película de Paul Thomas Anderson, Boggie Nights.