Si sabes un poco de qué va el tema de la película, te esperas que retrate cómo se vive en el País Vasco el tema del terrorismo. Esperas realismo y por extensión, una visión lo menos subjetiva posible de la realidad, teniendo en cuenta que subjetiva va a ser siempre.

No es nada parcial porque...

1. Los personajes pro etarras en ningún momento, salvo pocos diálogos, dicen mucho sobre en qué basan su "lucha". Sinceramente creo que esa gente, sin entrar a juzgar lo que dicen, hablan sobre más cosas.

2. Una película sobre política debe tener más guión sobre la temática. Poco logrado.

3. Toca demasiados temas en los que no profundiza, sin contar absolutamente nada nuevo.

4. No explica en ningún momento los pensamientos de los personajes, que se mueven simplemente por unos hechos muchas veces forzados.

5. Muestra a los malos (y con ello me refiero a los pro etarras y no a los asesinos) como cerriles, a los que ni siquiera los vínculos familiares salvan. Y a los que por supuesto, todos los personajes echan la culpa por hechos que no cometen, debido a que comparten ideas con otros que pegan tiros.

El mensaje se va tanto a los extremos, que parece que las opciones intermedias no tienen lugar a las posiciones intermedias.

No obstante, salvo a los actores (todos muy correctos en su papel, aunque ninguno brillante) y a una bastante cuidada dirección. Lo peor, el guión, que no se sostiene. Lo mejor, una película mala española siempre será muchísimo mejor que una regular tirando a mala estadounidense (por ser lo que más llega).

Esta película es uno de esos filmes que cuando acaban te dejan sin palabras. Me refiero a que son tan intensos, cargados de contenido y de metáforas, tan inteligentes, que no puedes hacer una valoración rigurosa (nunca objetiva, objetivo imposible) hasta varios días después de verla. Así que después de 3, ahí va...

Para mi su fuerza, reside en el guión, que te deja sin palabras porque lo dice todo. Perfectamente planificado, las discusiones entre los protagonistas, magníficos en sus interpretaciones, marcan la estructura de la cinta: primero disertan sobre la verdad y la importancia de tener claro qué quieren ser; después sobre la frustración de la rutina, la fragilidad de sus convicciones, la falsa libertad de la que presumen y sobre todo, de la mentira que supone esconderse tras lo convencional y la uniformidad de la sociedad.

La dialéctica entre la verdad y la mentira trae como producto un juego de apariencias que se ve reflejado en toda la película: los vecinos acusan a la pareja de falta de madurez cuando lo que es no es más que valentía a afrontar la verdad; la mujer que les vende su casa les defiende como un matrimonio ideal al principio para después acusarles de inconformismo; la forma en que la mujer representa a la esposa perfecta en las mañanas después de noches de discusión continua y cruel.

Esta lucha se presenta tanto en el plano personal (la relación de la pareja, tanto de dos como con ellos mismos) y en el social, y la película es una aguda crítica a ambos. En cuanto a la segunda, es increíble la forma en que desmonta todos los valores de la sociedad actual: la libertad (ya se sabe, elegir coche, casa, trabajo...), la felicidad, la prosperidad...

Y el antagonista, el personaje que encarna la verdad: un loco que dice verdades como puños y de una forma verdaderamente cruel. Que te deja sin palabras por su profunda sinceridad. En toda la cinta hay guiños sobre como todos los personajes huyen de la verdad y no quieren escuchar la realidad tal y como es. Desde la protagonista en relación con sus obras de teatro, el protagonista con el loco y su mujer, el vecino sobre la protagonista... o sobre cómo aceptan cosas en su vida sin plantearse si realemente las quieren, por comodidad, dejadez o rutina. Gran final. El argumento principal acaba algo antes del verdadero final y te deja sin palabras por su fuerza y su contundencia.

En la línea de American Beauty, aunque drama y no comedia, este director vuelve a regalarnos una de las críticas más acertadas a un modelo de vida extendido prácticamente en todo el mundo. Al margen del argumento, una gran recreación de la época, el reparto, la fotografía y una gran dirección, completan lo que en mi opinión es una de las mejores películas del año.

Lo dicho: sin palabras

Creo que esta película tiene muchas visiones y yo me quedo con lo que representa el personaje principal: una persona que se ahoga en sus circunstancias y con un gran problema de comunicación (incluso consigo mismo). Aunque la idea pueda estar muy trillada, la perspectiva de la cinta está muy lograda, con un montón de metáforas y guiños cargados de humor y de frescura.

Me ha dejado una muy buena impresión; parece que crea un lenguaje propio y regala al espectador emociones muy reales, muy humanas. A esto ayuda, por supuesto, un gran elenco de actores y una técnica original a la hora de grabar esos grandes planos.

Si continúa currándose así las películas, este director es una buena promesa para un cine con mucha falta de ideas.

Nunca hubiera pensado escribir aquí una crítica sobre esta serie, pero me he visto animada con los comentarios suscitados. Cinematográficamente hablando, sólo la salvaría en cuanto a ciertos planos originales, que teniendo en cuenta que es una serie y además mala, me parece raro advertir de vez en cuando. Reconozco que no me gusta la televisión, pero esta serie es tan mala, tramas tan simples, que me ha enganchado. Es un momento en el que no pienso, me sumerjo en la tensión que ofrece tan fácil visión y descanso.

No obstante, también diré a su favor que incluye ciertos temas sociales que muchas veces otros medios no se atreven a tocar, por ejemplo, las bandas neonazis que campan a sus anchas en las grandes ciudades. O el contraste en la forma de castigar de la dirección ciertos temas, pero claro, eso los más jóvenes no lo perciben (me refiero a la franja entre 16 y 18).

El resto sí, basurilla casi siempre, pero ante la falta de ideas, sexo y droga siempre han salvado guiones en nuestro país. En cuanto a los actores, en mi opinión, hay alguno que salva muy bien el papel, sin ser nunca demasiado difícil. Sí destacaría a dos profesoras, la directora y la del pelo cortito.

La exageración de la que, según dicen, adolece, yo creo que es algo que en la pantalla suele pasar. De hecho, los clichés, aún habiéndolos, tienen sus reservas. Por ejemplo, el más malote de la serie, muchas veces, tiene su parte noble y es uno más de todos ellos. Es una forma de dar sentido y alargar los embrollos, pero no deja de mostrar lo que pasa en nuestra sociedad. Sólo hecho de menos alquien a quien le guste el cine o leer, tan difícil es introducir estos temas a los más jóvenes de nuestro país. Con esto, la subiría a un 5. Pero no hay manera...

Demasiada química.

Esta película me dejó muy confundida cuando acabé de verla por la gran cantidad de aspectos buenos y a la vez puñado de malos que tiene. La idea general que tuve fue la de una película perfecta en cuanto a su estructura (al modo ‘Seven’, aunque lejos del resultado de ésta), en la que todo encaja y está realmente bien pensado, pero hecha y tratada de una forma que la hace una película más y no un peliculón.

La película se estructura en tres bloques:

El primero, que trata de la primera etapa de la vida de Benjamin, con una impresionante puesta en escena y con un tono de humor que hace esperar mucho de la película.

El segundo, que versa sobre la historia de amor entre los protagonistas y que introduce ya el tono de drama dramón y simplón del filme, hace que lo que parecía un buen material se convierta en poco...o nada.

Además, con el transcurso de la película aparece el mensaje de la misma y se explota muy poco la idea del paso del tiempo: su tratamiento resulta poco profundo y banal.

El tercero desencadena la historia de un modo predecible, pero perfecto. Vemos la evolución de los personajes y el final de sus historias. El protagonista dice: Hay cosas que nunca se olvidan. Esto es lo que somos cuando llegamos al final: recuerdo de lo que un día fuimos.

Además de estos rasgos generales, los actores cumplen y la historia es creíble. No obstante, ninguno de los protagonistas se luce, pues sus papeles están más al servicio de la historia que a tener vida propia realmente. El papel de Pitt (al que considero magnífico en otras actuaciones, pero no en ésta) tiene una gran falta de viveza (excepto al principio, cuando todo es nuevo para él) y muy poca fuerza, incluso a veces me dio la sensación de parecer un poco perdido, cuando no creo que la intención sea ésta. Ella representa muy bien el proceso de la madurez y está más lograda.

La gran pena es que todos sabemos que este director podría haber hecho otra cosa. Al final, en cuanto a la imagen, yo me quedo con los destellos de originalidad del metraje como la historia del rallo (imagen cómica, en blanco y negro, y cine mudo).

También destacaré que la película es entretenida e intensa. Por ello, considero que la duración es idónea. No es éste su fallo, sino al contrario, su fuerza: es capaz de atraparnos. Por eso fui a verla, sabía perfectamente qué iba a encontrar.